En la sierra de San Pedro y muy cerca de la frontera con Portugal se encuentra Alburquerque, un pequeño municipio cuyo casco histórico, con su antiguo barrio medieval y sus murallas, fue declarado Bien de Interés Cultural.

El día de hoy te invitamos a hacer un viaje por este interesante destino de Extremadura y te contamos cuáles son sus mayores atractivos. ¿Nos acompañas?

Alburquerque-Badajoz

Alburquerque tiene una larga historia que está muy marcada por sus conflictos con Portugal. Sus orígenes se remontan a la prehistoria, tal cual lo demuestran los restos arqueológicos encontrados en la villa. Más tarde fue ocupada por los romanos, quienes la llamaron Alba Querqus, mientras que en la época del dominio árabe era conocida como Abu al Qurq (por la gran cantidad de alcornoques que siempre hubo en la zona). Los moros y cristianos también llevaron adelante muchas luchas por estas tierras, hasta que luego comenzaron los conflictos con Portugal.

Esta rica historia ha dejado su legado, tal como verás cuando comiences a recorrer su centro histórico y su bien conservado castillo. Al mismo tiempo, deleita a los visitantes con paisajes cautivadores y con una gran abundancia de alcornoques, los cuales son la piedra angular del desarrollo de la industria corchera. Sus alrededores atraen especialmente a los amantes de la naturaleza, que disfrutan de las muchas opciones de senderismo que hay cercanas a la villa y de las actividades turísticas ofrecidas por el Parque Natural de la Sierra de San Pedro.

Otros motivos que hacen de Alburquerque un pueblo digno de ser visitado son la amabilidad de los lugareños, sus fiestas tradicionales y su exquisita gastronomía. Si aún no estás convencido, espera ver todo lo que puedes hacer en el pueblo y sus alrededores.

¿Dónde se encuentra Alburquerque?

Alburquerque se encuentra ubicado en las estribaciones de la sierra de San Pedro, en el puerto de Albahaca y en la zona conocida como “los Baldíos de Alburquerque”. Apenas 45 km la separan de Badajoz, capital de la provincia homónima, mientras que desde la parte más alta del pueblo se observa la vecina Portugal.

El viaje desde la capital provincial dura algo de 40 minutos, por la carretera EX-110.

Alburquerque es uno de los pueblos más bonitos de Extremadura. Por eso, si te encuentras haciendo una ruta en coche por estas tierras, esta villa medieval debería ser una parada obligada.

¿Qué ver en Alburquerque?

Por su situación fronteriza, Alburquerque siempre estuvo atada a conflictos por su posesión. De ello son muestra la gran cantidad de monumentos defensivos que hay en la villa, destacando de manera especial el Castillo de Luna, con su Torre del Homenaje y de los Cinco Picos.

Su patrimonio arquitectónico es también muy nutrido, como lo descubrirás al visitar la iglesia parroquial de Santa María del Mercado, la ermita de las Reliquias y de Nuestra Señora de la Soledad y la Iglesia de San Mateo. A ello se suman edificios civiles, como la Casa de la Audiencia, la Casa de la Nieve y numerosas fuentes de agua.

Pasear por su casco histórico con reminiscencias de su pasado medieval es todo un placer para los sentidos. Lo mismo sucede con sus alrededores, donde la naturaleza es la gran protagonista.

Castillo de Luna

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La posición estratégica del Castillo de Alburquerque hizo que varios pueblos pusieran sus ojos en él. Entre los siglos XII y principios del XIII los cristianos y musulmanes se disputaron su ocupación. Tiempo después fue posesión de varios señores, casi todos ligados a la corona de Castilla y Aragón. A mediados del siglo XV y durante varios años fue propiedad de Álvaro de Luna, Maestre de la Orden de Santiago y Condestable de Castilla. De allí que también se lo conoce como Castillo de Luna. En 1924 fue declarado Monumento Nacional y hoy en día es la visita estrella para hacer en la villa.

El Castillo de Luna se encuentra en lo alto de un cerro, custodiando el casco histórico de Alburquerque. Es una de las fortalezas defensivas más destacadas de Extremadura y de toda la frontera hispano – portuguesa, gracias a su sistema amurallado, sus puertas, cubos y baluartes.

El castillo comenzó a construirse en el siglo XIII por Alfonso Sánchez, hijo del rey Dionisio I de Portugal. Sin embargo, no fue hasta el siglo XV que adquirió la forma de fortaleza que se conserva hoy en día. Precisamente en este siglo, el castillo cayó en las manos de Don Álvaro de Luna, quien ordenó la construcción de la Torre del Homenaje. La misma es el elemento más destacado de todo el recinto y se encuentra unida a una torre pentagonal (también llamada Torre de los Cinco Picos) a través de un puente con un gran arco ojival y un puente levadizo.

La Torre del Homenaje era el último recurso defensivo con el que contaba la fortaleza. El acceso a la misma se realizaba a través de la Torre de los Cinco Picos, mediante el puente levadizo, de manera que el edificio podía quedar aislado. La parte superior de la Torre del Homenaje de Alburquerque está completamente almenada. En sus caras cuenta con matacanes desde los cuales se arrojaban proyectiles y aceite hirviendo a los enemigos.

La Torre de los Cinco Picos fue mandada construir por Don Beltrán de la Cueva, a quien también se le atribuyen varias estancias palaciegas. Además, posee un patio de armas rodeado por varias dependencias y cuenta con algunos elementos interesantes, como un cañón junto a la Puerta de Valencia. Por su parte, la Iglesia de Santa María del Castillo, de origen románico tardío, es otro de los elementos destacados del conjunto.

La visita al castillo también permite acceder a la cocina con forma piramidal, al comedor, las mazmorras y otras dependencias.

Información útil sobre la visita

La única manera de visitar el castillo es a través de un recorrido guiado y gratuito que te permitirá ir conociendo la historia escrita detrás de sus muros. Para iniciar el paseo por las dependencias deberás subir hasta la última puerta de madera y esperar a que comience tu turno.

La visita al Castillo de Luna dura una hora e incluye un recorrido por los principales puntos de interés del recinto. Los guías te irán dando datos interesantes sobre cada lugar y contando curiosidades que hacen que la experiencia sea más atractiva. Además, gracias a esto los niños también pueden disfrutar del paseo y conocer un poco de la historia del lugar

El castillo abre todos los días, excepto el 25 de diciembre, el primero de enero y los lunes. Los turnos de la mañana son a las 11, 12 y 1 pm, mientras que en invierno los turnos son a las 4 y 5 pm (desde el último domingo de octubre hasta el último sábado de marzo). En verano (desde el último domingo de marzo hasta el último sábado de octubre) los horarios de visitas son a las 5 y 6 pm.

Las murallas defensivas y puertas

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Las murallas del castillo constituían la primera y más efectiva línea defensiva. En su momento, para poder ingresar al castillo los invasores debían ascender previamente por las rampas de acceso, las cuales estaban defendidas por las murallas externas y las torres almenadas.

Las murallas medievales que protegían el Castillo de Luna se conservan en buena parte en el sector sur y oeste. La zona norte, por su parte, posee muchas viviendas adosadas a la muralla y algunas torres defensivas. Las más llamativas son la Torre Cabera, la Torre del Reloj y la Torre Mocha.

Para acceder a las murallas debes salir del castillo y descender por la calle Cárcel, que corre paralela a la muralla. El recorrido te permitirá subir a lo alto de las murallas y apreciar desde allí unas vistas hermosas de la villa de Alburquerque.

Además, la muralla contaba con varias puertas de acceso. Hoy en día, se conservan la Puerta de la Villa (mejor conocida como Puerta de Belén) y la Puerta de Valencia. La primera está situada enfrente a la Iglesia de San Mateo y posee una torre de planta cuadrada y un arco exterior donde se aprecia el escudo de armas de D. Alonso Sánchez.

La Puerta de Valencia, por su parte, se encuentra flanqueada por dos torres cilíndricas de alrededor de 13 metros de altura. La encontrarás descendiendo por la calle Cárcel, frente a la Calle Santa María. La Puerta de Valencia representaba un importante sistema defensivo, ya que el primer obstáculo que se debía sortear era un rastrillo y luego una puerta que estaba unida a otra a través de un pasillo. Desde la parte alta de este pasillo se les arrojaba a los invasores aceite caliente y todo tipo de elementos.

Barrio Villa Adentro

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En el interior de la muralla medieval se encuentra el barrio gótico conocido como Villa Adentro o Barrio de la Teta Negra. Este sitio es considerado como el barrio con más historia de Alburquerque y otro sitio por el cual vale la pena pasear.

Su entramado urbanístico discurre sobre la ladera norte del cerro en el cual se asienta el Castillo de Luna. La postal se conforma por casas que conservan elementos arquitectónicos de la época y un entramado de callejuelas que corren a lo largo y alto de la ladera, amoldándose a la topografía del terreno.

Las viviendas son pequeñas, tienen un solo piso y están construidas en mampostería y granito. Algunas fachadas conservan sus arcos ojivales como puerta de entrada, lo cual le da al barrio su característico aire gótico. A su vez, se encuentran engalanadas con macetas llenas de flores de coloridas, sumando mayor encanto a la estampa.

La arteria principal del barrio se extiende de este a oeste, desde la Puerta de la Villa (que por las noches se cerraba dejando al barrio completamente cerrado) hasta la Puerta de Valencia. En ella desembocan prácticamente todas las calles del recinto medieval. La otra calle más importante corre de norte a sur y une la Iglesia de Santa María con la hoy desaparecida Puerta de Alcántara.

¿Sabías qué? También se lo conoce como Barrio Judío, ya que estuvo habitado por la comunidad judía, antes de ser expulsada a finales del siglo XV.

Respecto a por qué también es apodado como el “Barrio de la Teta Negra”, la verdad es que es todo un misterio. Hay varias teorías al respecto. Una de ellas dice que bien entrado el XX, las mujeres del barrio amamantaban a sus hijos en las puertas de la casa, de allí el nombre del barrio. Otra teoría cuenta la historia de un indiano de Alburquerque que regresó de un viaje de trabajo con varias criadas de tez oscura. Diariamente, las mujeres iban a buscar agua a la Fuente del Caño y lo hacían con sus pechos al desnudo.

Iglesia de Nuestra Señora del Mercado

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Uno de los templos más importantes que se pueden visitar en Alburquerque es la Iglesia de Nuestra Señora del Mercado, ubicada en la calle Cárcel que baja del castillo. Se trata de una construcción sencilla, construida dentro de los muros que rodean la población y próxima a la puerta de ingreso al castillo.

Construida en el siglo XV y en estilo gótico, recibe su nombre por su ubicación en la plazoleta en que la antiguamente se montaba el mercado donde los moriscos, judíos y cristianos vendían sus mercancías. Con el tiempo, se fueron añadiendo elementos del barroco.

Como te comentamos, la fachada del templo es sencilla, pero el Castillo de Luna a sus costados le suma encanto a la postal. Otro aspecto interesante del templo son las tumbas antropomorfas talladas en roca granítica que se ven a sus laterales.

Otras iglesias que ver en Alburquerque

Otro de los templos que puedes visitar en la villa es la Iglesia Parroquial de San Mateo. Contrario a la anterior, se encuentra ubicada en frente a la Puerta de la Villa, es decir fuera del recinto amurallado. De hecho, junto con el Convento de la Madre de Dios es uno de los elementos más destacados del barrio Villa Afuera. La iglesia data del siglo XVI y en su arquitectura se aprecia una mezcla de elementos góticos, barrocos y renacentistas.

Mientras tanto, el Convento de la Madre de Dios destaca por su amplio claustro con columnas dobles y arcos de medio punto. En el lugar antiguamente había una ermita que durante la Edad Media fue el sitio donde se enterraban a los cristianos que fallecían en Villa Adentro.

Pinturas rupestres del risco de San Blas

Otro de los atractivos turísticos de Alburquerque son las pinturas rupestres que se encuentran al abrigo del risco de San Blas, entre las localidades de Alburquerque y Valencia de Alcántara.

Las pinturas pertenecen a la Edad de Bronce y en 1942 fueron declaradas Monumento Nacional. A lo largo de una superficie de unos tres metros de largo por dos de ancho se aprecian un conjunto de figuras esquemáticas que fueron dejadas por los hombres del Neolítico. En ellas se ven representadas de manera simbólica las ideas, creencias o inquietudes del pueblo.

En la parte superior aparecen motivos de color anaranjado y rojizo con trazos gruesos, mientras que en la parte de abajo los motivos son de diferente color, más finos y detallados. Las pinturas no se encuentran en el mejor estado de conservación, pero no por eso deja de ser interesante visitarlas. Si deseas hacerlo, deberás contactar previamente con la Oficina de Turismo de Alburquerque.

¿Cuántos castillos tiene Alburquerque?

Una de las características indiscutibles de Badajoz es la enorme cantidad de castillos, fortalezas, recintos defensivos y alcazabas que salpican la provincia. Los mismos se hacen presentes en lo alto de cerros y colinas gracias a su estratégica ubicación fronteriza. De ese modo, vigilaban la zona y permitían a sus pueblos defenderse. Lo mejor de todo, es que muchos de estos castillos se encuentran en buen estado de conservación y se pueden visitar.

Podría decirse que Alburquerque es tierra de castillos. Si bien el Castillo de Luna es el máximo exponente, hay otros muy cerca de la villa que se pueden conocer. Concretamente, entre Alburquerque y el Parque Natural de la Sierra de San Pedro se emplazan otras tres de estas construcciones. ¿Te gustaría saber cuáles son?

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Castillo de Azagala

A 15 km al este de Alburquerque se erige el majestuoso Castillo de Azagala. Fue construido en el año 1303 con la misión de defender las tierras castellanas de las invasiones, primero musulmanas y luego portuguesas.

La construcción hoy en día es de propiedad privada, pero se puede recorrer sus alrededores a través de un camino empinado. Consta de tres recintos defensivos ocupados por la Torre del Homenaje, la Torre de los Humos, la Torre de Armas y la Torre de las Tres Esquinas. Además, posee una iglesia en ruinas y regala hermosas vistas desde la parte más alta.

Los amantes del senderismo pueden llegar al castillo haciendo una ruta de 15 km que transcurre por un bello escenario natural. Para eso debes partir desde Alburquerque y seguir el camino de la Presa de la Peña del Águila. Una vez pasada la presa, restan menos de 5 km a la fortaleza.

Castillo de Piedrabuena

Unos 15 km al norte de Alburquerque se encuentra el Castillo de Piedrabuena, situado en el término municipal de San Vicente de Alcántara. Se trata de otra de las espectaculares fortalezas que formaban parte del sólido sistema defensivo de la época.

La construcción del Castillo de Piedrabuena se llevó a cabo entre los siglos XIII y XVI, pero las partes más antiguas que se conservan corresponden al siglo XIV. Se encuentra formado por dos recintos perfectamente conservados, uno interior y otro exterior, en los que hoy en día se celebran todo tipo de eventos.

Los elementos destacados son sus torres cilíndricas ubicadas en las esquinas del recinto exterior, un patio central, la Torre del Homenaje, una sucesión de galerías abiertas y un patio claustrado. Si deseas visitar el castillo, podrás hacerlo reservando tu entrada en la Oficina de Turismo de Alburquerque.

Castillo de Mayorga

El último integrante de este conjunto defensivo fronterizo es el Castillo de Mayorga, ubicado a 28 km al oeste de Albuquerque. Junto con los anteriores, garantizaba la seguridad del área que se abre entre los ríos Tajo y Guadiana.

La fortaleza se encuentra ubicada en un paraje aislado y, al igual que la anterior, fue propiedad de la Orden de Alcántara. Si bien su origen es incierto, se cree que fueron los musulmanes quienes comenzaron a levantarlo en el siglo XIII. Actualmente se encuentra en ruinas, aunque todavía se aprecian los restos de la puerta de entrada, la muralla y la Torre del Homenaje.

Vale la pena acercarse al lugar e imaginar cómo en su momento fue clave en la defensa de estas tierras. Además, si subes a la parte que queda de la Torre del Homenaje verás una linda postal del paisaje a su alrededor.

Sitio para comer en Alburquerque

No puedes irte de la villa sin probar algunas de sus especialidades, como el arroz con liebre o el estofado de ciervo y sus derivados. También te sugerimos probar el revuelto de Alburquerque, las migas extremeñas, el bollo de Pascua, el queso de cabra y el famoso jamón ibérico. Todos ellos son deliciosos platos de la gastronomía extremeña que te harán amar aún más esta localidad.

Uno de los sitios recomendados para salir a comer en Alburquerque es El Fogón de Santa María, ubicado a los pies del Castillo de Luna. Allí podrás degustar la mejor comida tradicional en grandes cantidades, especialmente el cabrito, los pimientos rellenos de venado y otras delicias. La Ermita es un interesante bar-restaurante construido sobre una antigua ermita del siglo XII. Se encuentra ubicado en Plaza España y posee una linda terraza donde podrás sentarte a comer y tomar algo.

¿Qué te pareció nuestra guía de viaje por Alburquerque? Como habrás visto, la villa es especialmente atractiva para los amantes del medioevo. Tanto su castillo como su antiguo barrio amurallado te regalarán un viaje al pasado del cual seguro disfrutarás mucho. Así que no lo dudes y anímate a conocer este pequeño rincón de Extremadura.

 

Créditos fotográficos

  • Alburquerque (https://www.flickr.com/photos/frontespo/33757313188/), por Frontera hispano-portuguesa/CC BY-SA 2.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/)
  • Tierra Media (https://www.flickr.com/photos/aengelben/5448472495/)., por Ángel Sánchez-Mayoral González/CC BY 2.0 (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/).
  • P4066098 (https://www.flickr.com/photos/14084937@N03/6910282228/), por paulo_i_sverige/CC BY-SA 2.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/)

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