Cuando decimos que la provincia de Córdoba, en Argentina, lo tiene todo, es porque realmente es así. En su listado de maravillas naturales no podía faltar uno de los humedales salinos más grandes del mundo: la Laguna Mar Chiquita. Hoy vamos a conocer esta maravilla natural y el pueblo ribereño que se alza a sus pies, Miramar de Ansenuza. Gracias a las muchas opciones de disfrute y entretenimiento, este destino cordobés cada día recibe más turistas y aumenta en popularidad. Quédate con nosotros si quieres conocer la oferta turística de Miramar de Ansenuza y la Laguna Mar Chiquita.
Hay muchos motivos por los cuales vale la pena hacer una escapada o tomar unas vacaciones en Miramar de Ansenuza. Por un lado, el enorme espejo de agua de la laguna posee una biodiversidad única y es todo un paraíso para los amantes de las aves. Asimismo, es el destino ideal para los aficionados de los deportes náuticos de vela, kayaks o a motor, la pesca y el turismo de playa. Miramar de Ansenuza se distingue también por su oferta en alojamiento y gastronomía. Los fotógrafos, por su parte, se darán un verdadero festín gracias a sus paisajes llenos de encanto y mágicos atardeceres. ¿Se necesita algún otro motivo para viajar a Miramar de Ansenuza?
Una aclaración importante: Miramar de Ansenuza se encuentra ubicado en el noroeste cordobés y nada tiene que ver con la ciudad de Miramar, en la Costa Atlántica. Solo que, al llevar el mismo nombre suele prestarse a confusión. Dicho esto, sigamos conociendo nuestro destino de hoy.
Historia de Miramar de Ansenuza
La rica historia de Miramar de Ansenuza se remonta al siglo 20, cuando el boom del turismo de salud era una especie de imán para viajeros de todo el mundo, que llegaban atraídos por las aguas y barros curativos de Mar Chiquita. Todo esto llevó a la construcción de decenas de hoteles, como el emblemático Gran Hotel Viena, del cual te hablaremos más adelante.
La época dorada de este pueblo ribereño cambió drásticamente en los años 70, cuando el caudal de agua de la laguna aumentó de manera tal que la localidad quedó en ruinas. Las cifras fueron alarmantes: se perdieron más de 400 viviendas y casi el 100% de los hoteles. La historia de Miramar de Ansenuza dio un nuevo giro en la década del 90, cuando se dinamitaron las construcciones que habían quedado en el agua. A principios del siglo XXI, Miramar resurgió de las cenizas con la construcción de un nuevo paseo costero y uno de los hoteles más lujosos de la provincia de Córdoba, el “Ansenuza Hotel Casino Spa”.
Hoy en día, Miramar recibe al viajero con una costanera de más de 3 km, desde donde se disfruta de una inigualable puesta de sol. Además, cuenta con playas de arena artificiales, una excelente propuesta gastronómica y muchas alternativas de alojamiento. La historia de este pueblo que resurgió de entre las ruinas lo posiciona como uno de los destinos turísticos más elegidos de Córdoba.
Antes de meternos de lleno en la oferta turística de la ciudad, vamos a conocer a la gran protagonista de Miramar de Ansenuza: la Laguna Mar Chiquita.
Laguna Mar Chiquita
La Laguna Mar Chiquita de Córdoba es conocida también como Mar de Ansenuza y es famosa gracias a sus propiedades curativas. Este impresionante espejo de agua salada es tan grande que puede verse fácilmente en cualquier foto satelital de Argentina. De hecho, es uno de los humedales salinos más grandes de Sudamérica y del mundo. Dicho de otro modo, es un verdadero mar en medio de la llanura cordobesa.
La Laguna Mar Chiquita se encuentra emplazada sobre una falla geológica con grandes cantidades de sulfato de sodio. Se trata de una cuenca endorreica (lo cual significa que el agua no tiene salida al océano) y se caracteriza por su alto porcentaje de salinidad. Además, es el cuarto lago salado más largo del mundo (luego del Mar Caspio, el Mar de Aral y el lago Baljash).
Los principales afluentes de la Laguna Mar Chiquita son el Río Dulce (que nace en la sierra de Aconquija, en Tucumán), el río Suquía o río Primero y el río Segundo o Xanaes (ambos de la provincia de Córdoba). Al mismo tiempo, recibe un aporte de agua subterráneo proveniente del acuífero Guaraní. Este último representa la tercera reserva de agua dulce del mundo y se ubica bajo la superficie de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, más precisamente bajo las cuencas de los ríos Paraná, Uruguay, Pilcomayo, Bermejo y Paraguay.
Biodiversidad de Mar Chiquita
Alrededor de Mar Chiquita se ha desarrollado un complejo ecosistema y una abundante biodiversidad. Esto dio lugar a una gran variedad de ambientes, como ser lagunas permanentes y temporarias, cauces de ríos, playas barrosas, bosques, salinas, amplios pastizales y más. Todo este conjunto crea un escenario de gran valor paisajístico, ecológico, económico, cultural, científico y recreativo.
Por estas características, la laguna se ha convertido en el destino por excelencia para la observación de aves. Los bañados que forman la laguna son el hogar del flamenco austral y muchísimas aves migratorias provenientes de todos lados para su reproducción, incluso desde Canadá y EEUU.
En total, existe un registro de 329 especies de aves (de las cuales 142 están relacionadas con ambientes acuáticos), 16 especies de anfibios, 35 especies diferentes de reptiles y un número indefinido de mamíferos. Destacan de manera especial las garzas, gaviotas y flamencos rosados, que representan todo un símbolo de la localidad.
En este sentido, Mar Chiquita cuenta con tres de las seis especies de flamencos que hay en el mundo. El más común es el flamenco austral o chileno, el flamenco andino o parina grande y el flamenco de James o parina chica. Las últimas dos, son especies poco usuales que visitan la región en invierno.
La presencia de peces también es importante en Mar Chiquita. Las especies más frecuentes son los lenguados, cuyo peso puede variar entre 2-10 kg. También forman parte de este lago endorreico las lisas, los pejerreyes y las corvinas negras. Si bien la población de peces sufrió una baja debido al aumento de la salinidad del agua producido en el 2009, en los últimos años parece haber aumentado. Esto fue posible gracias a que el único tipo de pesca que se puede realizar en Mar Chiquita es la deportiva.
La Leyenda de Ansenuza
Los grandes rincones del mundo se encuentran envueltos en antiguas leyendas, y Miramar de Ansenuza no es la excepción.
Según la leyenda, Ansenuza, la hermosa diosa del agua, vivía en un palacio de cristal en el Mar de Ansenuza. Si bien la deidad poseía una belleza sin igual, también era cruel y egoísta. Por eso, a pesar de que no le faltaban pretendientes, no conocía el amor.
Un día, mientras daba un paseo por la orilla del lago la diosa vio a un joven tendido sobre la arena e inmediatamente se acercó para atacarlo. Pero, cuando vio el cuerpo, notó que se trataba de un fuerte guerrero que estaba gravemente herido. El joven moribundo tristemente le sonrió a Ansenuza, quien inmediatamente se enamoró de él. De ese modo y de manera inesperada, el amor conmovió el alma de la despiadada diosa, que pronto sucumbió a la desesperación al comprender el destino de su amado.
La gravedad de las heridas del joven impidieron que Ansenuza pudiera salvarlo y murió en sus brazos. De pronto, la diosa no pudo contener la angustia y comenzó a llorar fuertemente, mientras que las calmas aguas de la laguna comenzaron a agitarse fuertemente. Según la leyenda, Ansenuza habría llorado tanto que las lágrimas volvieron saladas las aguas del lago.
Al día siguiente, el joven despertó con los primeros rayos de luz y, para su sorpresa, las lágrimas curativas de la diosa habían cicatrizado todas sus heridas. Al incorporarse notó que la playa se había vuelto blanca y que las aguas de la laguna lucían turbias y saladas. Desesperado, el guerrero comenzó a buscar a su amada, quien ya no estaba junto a él. Se metió en el agua a buscar a Ansenuza y se fue alejando cada vez más de la costa hasta que tuvo que nadar. En ese momento, notó que su cuerpo flotaba como si una mano lo estuviera sosteniendo, y fue allí cuando supo que su amada estaba presente.
Los demás dioses, testigos de aquel amor, convirtieron al joven guerrero en un elegante flamenco, quien desde ese entonces custodia como un fiel guardián las aguas curativas del Mar de Ansenuza.
¿Qué hacer en Miramar de Ansenuza?
La oferta turística de Miramar de Ansenuza gira principalmente en torno a Mar Chiquita. Por su extensión, los deportes náuticos son las actividades más demandadas por los viajeros. Aunque, también hay mucha gente que opta únicamente por descansar, tomar sol o nadar en la laguna. Un consejo es que te quedes hasta el atardecer, cuando los rayos del sol comienzan a teñir la atmósfera de un color anaranjado y reflejarse en las aguas de la laguna.
También son populares los paseos a lo largo de la costanera, que permiten comprobar cómo desde temprano la playa principal comienza a llenarse de turistas. En el camino no puede faltar la foto con las letras de “Miramar” ni visitar el mirador de madera que es perfecto para la observación de aves.
Deportes náuticos y paseos en bote por la Laguna Mar Chiquita
Miramar de Ansenuza es reconocida por su actividad náutica. De ese modo, el viajero que visita la localidad cuenta con un puñado de propuestas. Una de ellas son los paseos en lancha por la laguna hasta llegar a la desembocadura del río Segundo para poder ver de cerca a las gaviotas, garzas y los característicos flamencos rosados. De regreso, verás el emblemático Hotel Viena desde una perspectiva diferente.
Los paseos son gestionados por diferentes operadoras, pero en general duran una hora y bordean las costas de la laguna. En el transcurso de la excursión los guías brindan información sobre cómo se formó la laguna, las dimensiones de la misma, datos sobre su salinidad y los cambios que ha sufrido a lo largo de los años. Además, el viajero puede conocer de primera mano sobre las propiedades terapéuticas y curativas de sus aguas y fango, gracias a las cuales se hizo famosa.
También, podrás ver de cerca otro detalle que caracteriza a esta laguna: los árboles de eucaliptus que emergen del agua y se mantienen conservados por la salinidad, que no permite su descomposición. En definitiva, contratar un paseo por la laguna es una de las mejores experiencias para vivir en Miramar de Ansenuza. Además, si lo haces al atardecer, verás una postal inolvidable.
Mar Chiquita es el escenario ideal para disfrutar de otras propuestas, como el kayak, parasailing, paratrike, tomar clases de esquí o windsurf.
Museos de Miramar de Ansenuza
Si bien la laguna es la gran protagonista, lo cierto es que la oferta turística de Miramar de Ansenuza va más allá. De hecho, para conocer a fondo la historia de esta localidad es infaltable complementar el viaje con una visita a sus museos.
Una buena manera de comenzar el paseo es por el Museo de Ciencias Naturales Aníbal Montes, en donde se explica el origen de la falla geológica que dio vida a la laguna hace millones de años. También realiza un recorrido por las especies que habitan la zona y brinda una explicación de cómo el caudal de agua fluctúa cada ciclos de 10 años. Luego, puedes continuar en el Museo Fotográfico Dante Marchetti, también ubicado a metros de la principal avenida del centro. Este espacio reúne la historia de la localidad a través de fotografías. Así, el viajero puede ver antiguas fotos de turistas recubiertos de barro o disfrutando de las aguas termales o del aspecto de la ciudad antes de las terribles inundaciones que la azotaron.
También, vale la pena visitar la Capilla San Antonio, la primera capilla croata de la provincia, y el Museo Gran Hotel Viena. Este espacio repleto de leyendas sobre su pasado alemán y mitos de fantasmas, es sin dudas una de las mejores cosas para descubrir en Miramar de Ansenuza.
Museo Gran Hotel Viena
Uno de los imperdibles de Miramar de Ansenuza es esta construcción abandonada, con paredes despintadas y afectadas por la humedad. Posiblemente, te preguntes que puede tener de atractivo unas ruinas. Lo cierto, es que el Gran Hotel Viena esconde mucha historia, mitos y leyendas. Las ruinas de lo que supo ser un alojamiento de lujo a fines de la década del 40 es todo un motor turístico de Miramar, por lo que no te lo puedes perder.
La historia del Gran Hotel Viena se remonta al año 1936, cuando dos familias provenientes de Alemania y Austria llegaron a Miramar de Ansenuza. La llegada no fue una cuestión de azar, sino que buscaban mejorar el asma y la psoriasis que sufrían algunos de los integrantes de la familia.
Las propiedades curativas del fango y el agua del lago llamaron la atención del patriarca de la familia, quien decidió invertir en la localidad. De ese modo, entre 1940 y 1945 se construyó este impresionante hotel que supo atraer a la alta sociedad argentina.
En total, el edificio contaba con 84 habitaciones y una lujosa ala principal. Los pisos de granito, las paredes recubiertas de mármol de Carrara traído de Italia y los hermosos salones iluminados por arañas de bronce hacían de este sector todo un espectáculo. Además, era el único espacio del complejo que contaba con aire acondicionado central y calefacción.
La planta baja, por su parte, poseía una sucursal bancaria, una peluquería, una central telefónica y una oficina de correo. Lamentablemente, hoy solo queda la terraza de este sector, el cual posee una ubicación estratégica para ver la puesta del sol.
El Gran Hotel Viena contaba también con un pabellón termal en donde se realizaban tratamientos de fangoterapia y balneoterapia. A ello se sumaba una pileta, dos muelles, un surtidor de combustible para uso exclusivo de los huéspedes, una fábrica de hielo propia, entre otras cosas. Dicho de otro modo, era una especie de ciudad pequeña a la cual podían acceder las personas con buena posición económica.
Sin embargo, todo cambió con la inundación de 1978, que sumió al emblemático edificio en la decadencia. Finalmente, en la década del 80 el Gran Hotel Viena cerró sus puertas.
Hoy en día, se ha convertido en un museo en donde el viajero puede imaginar cómo era la vida en las épocas doradas del lujoso hotel. El recorrido incluye un paseo por el salón comedor, antes destinado a la clase media y hoy convertido en recepción. Allí el viajero puede apreciar muebles originales, el mobiliario de cafetería, entre otras cosas.
Leyendas e historias de fantasmas
Otro motivo que atrae a los viajeros a hacer una visita, es conocer la historia y antiguas leyendas de fantasmas que giran en torno al mítico hotel.
Ni bien pongas un pie en su interior te encontrarás con una penumbra constante que da al lugar un aspecto fantasmagórico. Además, las grietas en las paredes y la muñeca antigua que hay sobre una de las camas suma aún más misticismo. Incluso, se dice que en las habitaciones 106 y 110 se perciben las energías más extrañas del lugar.
Tal es la fama del hotel como sitio paranormal, que en julio del 2009 llegaron a Miramar los integrantes del programa Ghost Hunters Internacional, de EEUU. El equipo buscaba analizar la presencia de actividad paranormal en el hotel y develar algunos de sus misterios. Los hallazgos fueron de lo más interesantes: golpes reiterados en el ala de la clase media, sombras que se movían rápidamente, e incluso, una forma muy parecida a la de una persona sentada en una cama de la habitación 106. La conclusión del equipo fue que el Gran hotel Viena es uno de los lugares con mayor actividad paranormal de Sudamérica. ¿Te animas a comprobarlo?
Otra de las historias populares que giran en torno al hotel, es la teoría de que los nazis habrían aportado fondos para su construcción. Incluso, se dice que el mismo Hitler habría pasado por allí. En su libro «Lobo gris, la fuga de Hitler a la Argentina», Simon Dunstan y Gerrard Williams sostienen que el Führer viajó a este hotel para atender las complicaciones en su salud producidas por la bomba Stauffenberg.
Más allá de lo que haya de cierto o no en todas estas historias, el Gran Hotel Viena es un sitio de gran importancia para Miramar de Ansenuza y un lugar que no puedes perderte.
¿Cuándo hacer una visita? Todos los días, por la mañana y por la tarde, se realizan visitas guiadas de una hora de duración. Los sábados, a las 10 y 11 am y a las 5 y 6 pm. Los domingos a las 10 y 11 am y a las 4 y 5 pm.
Observación de aves
Miramar de Ansenuza cuenta con 3 miradores de aves. Uno de ellos se ubica en el centro de la ciudad y es ideal para ver de cerca aves playeras, especialmente el famoso flamenco austral. Esta ave tan propia de Miramar vive allí todo el año, mientras que las otras dos especies de flamencos son migratorias.
El otro mirador se encuentra cerca del Gran Hotel Viena, en una área preservada de monte nativo. Concretamente, lo encontrarás al final de un brazo de la laguna que se mete tierra adentro (de camino al hotel). Hoy en día, es posible seguir por el camino unos 100 metros hasta un puente desde donde se observan aves acuáticas.
El tercer mirador se encuentra a unos 5 km del centro, en la desembocadura del Río Segundo. Se lo conoce también como “mirador del bañado o mirador del indio” y se accede por caminos rurales, ya sea a pie, en auto o bicicleta. En este caso, la variedad de aves que verás no se limita únicamente a especies acuáticas.
Paseo por la costanera y la playa
Otra de las cosas que puedes hacer en Miramar es recorrer su costanera y disfrutar de su playa. El paisaje es muy diferente al de otras ciudades costeras, y eso es lo que hace especial a Miramar. Al día de hoy, aún puede apreciarse el pasado de esta ciudad, que fue destruida por la gran inundación que se inició en 1977 y duró 4 años, con una reincidencia en el año 2003.
Por su parte, las playas y balnearios de Miramar de Ansenuza invitan a los visitantes a disfrutar de la temporada estival. Las mismas cuentan con todos los servicios necesarios para que el viajero viva una estadía reconfortante. Entre otras cosas, cuenta con sanitarios con agua fría y caliente, mucha sombra natural, quinchos y asadores. Por su parte, los establecimientos privados ofrecen confiterías, canchas deportivas, alquiler de sombrillas, etc.
Un detalle que debes saber, es que por la geografía de la laguna Miramar no posee playas de arena naturales. Por eso, año tras año el gobierno local ha ido creando playas de arena artificiales que inicialmente tenían unos 700 metros cuadrados y hoy en día superan los 27.000 metros cuadrados.
Visita a El Mistolar
A los clásicos paseos por la laguna para avistar aves, se suma un plan diferente que conduce al casco de una antigua estancia. La misma también fue víctima de la creciente de la Laguna Mar Chiquita y se convirtió en una isla que resguarda una importante biodiversidad nativa. Hoy en día, caminar por sus tierras es una de las mejores experiencias que puede vivir el viajero que visita Miramar de Ansenuza.
El Mistolar lleva este nombre por las grandes plantaciones de mistol que abundan allí. Como te contamos en el párrafo anterior, antes de ser una isla había allí un antiguo paraje ubicado al norte de La Para. En ese momento abarcaba unas 7.500 hectáreas que giraban en torno a cuatro aserraderos y era habitada por más de 300 personas. Con el tiempo, la zona se convirtió en una estancia ganadera que sobrevivió hasta la creciente de la laguna.
Actualmente, El Mistolar es una isla de 14 km de largo por 7 de ancho en donde se observan los restos del casco de la estancia. Además, la zona fue invadida por un tupido y resurgido monte nativo que es habitado por un gran número de animales. Algunas de las especies que forman parte de la biodiversidad de la isla son los pecaríes, las corzuelas, los ñandúes, los pumas y los quirquinchos.
Si visitas Miramar de Ansenuza en verano, no dudes en tomar una excursión a la isla y disfrutar de sus bañados y sus playas. El viaje a El Mistolar lleva algo de una hora y 40 minutos y permite ir disfrutando de la laguna durante el recorrido. Una vez en la isla, podrás recorrerla libremente a pie y sumergirte en un paisaje que combina historia y naturaleza.
¿Cómo llegar a Miramar de Ansenuza?
Miramar de Ansenuza se encuentra a 197 km de la ciudad de Córdoba, desde la cual es posible llegar por la RN 19 hasta la localidad de Río Primero. Luego, debes tomar la RP 10 y desde allí RP 17 hasta Miramar. Otra opción es viajar en colectivo desde distintas localidades de la provincia.
Una vez en Miramar, verás que las distancias son relativamente cortas, por lo que el mejor plan es moverse caminando o en bicicleta. Otra alternativa es tomar el pequeño tren turístico que atraviesa la costanera y los principales barrios a un costo mínimo.
¿Qué te pareció Miramar de Ansenuza? Sin dudas que este rincón cordobés ubicado en la ribera de una de las lagunas saladas más grandes del mundo es un sitio que merece tu visita. Esperamos que hayas disfrutado del recorrido y haber sembrado en ti la curiosidad por conocer Miramar de Ansenuza. ¡Nos vemos en el próximo destino!