La civilización egipcia es, posiblemente, una de las que mayores huellas ha dejado en la historia de la humanidad. Esta tierra de faraones tiene tanto para ofrecer al viajero que puedes pasar un mes completo (o más) recorriendo sus atractivos y nunca dejar de sorprenderte. De todo lo que hay para ver, los templos de Egipto son visitas obligadas que ningún turista debería perderse. Por eso, hoy dedicaremos un artículo exclusivo para hablarte de ellos.

Los templos egipcios eran espacios donde se rendía culto a los dioses y a los faraones (quienes luego de la muerte se convertían en dioses). Destacan por ser construcciones imponentes repletas de detalles, que fueron erigidos a orillas del mítico río Nilo. Por ende, una de las mejores maneras de visitar algunos de los templos de Egipto más impresionantes es haciendo un crucero por el Nilo.

No importa que hayan pasado miles y miles de años. Los templos egipcios siguen maravillando de la misma manera en que lo hacían en su época de máximo esplendor. Estas reliquias del mundo antiguo que en épocas de faraones eran exclusivas de ellos y los sacerdotes, hoy constituyen junto con las pirámides el atractivo por excelencia de Egipto. Es decir, que como turista tendrás la suerte de caminar entre sus ruinas y descubrir la historia tras los muros.

Te invitamos a hacer un viaje en el tiempo y conocer los más grandes y sorprendentes templos de Egipto. ¿Nos acompañas?

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Curiosidades sobre los templos de Egipto

Antes que nada, aclarar que los templos egipcios no eran espacios de oración. Eran la morada de los dioses o del faraón al cual estaba dedicado, por lo que únicamente el faraón, los sacerdotes y sus ayudantes más cercanos tenían acceso a ellos. El resto de la población permanecía al margen de las ceremonias, puesto que tenían prohibido el ingreso a las zonas más sagradas de los templos.

En los templos tanto los faraones como el clero egipcio ejecutaban rituales y realizaban ofrendas a sus dioses para que los mismos mantuvieran la maat, (el orden divino del universo). Los faraones (gobernantes del Antiguo Egipto) eran los encargados del cuidado de estos espacios sagrados. Por lo que dedicaban grandes cantidades de recursos para la construcción y el mantenimiento de ellos.

Los templos son una de las grandes tipologías de la arquitectura del Antiguo Egipto. En la época predinástica y en los primeros años del imperio eran pequeñas capillas de adobe en las que se guardaba la imagen del dios. Con los años la piedra se convirtió en el material principal a partir del cual comenzaron a erigirse estos recintos sagrados.

La época dorada de los templos egipcios llegó con el Imperio Nuevo, cuando los faraones abandonaron la idea de usar las pirámides como complejos funerarios y se dedicaron a construir estos grandes espacios. Allí es cuando nace la estructura clásica de los templos de Egipto, que contaban con una serie de espacios estandarizados (más adelante te hablamos de ello).

Otra cosa que debes saber de los templos de Egipto es que muchos de los que se visitan habitualmente no datan de época faraónica, sino de la época ptolemaica. Los Ptolomeos eran de origen griego, pero a la hora de gobernar Egipto tenían el mismo comportamiento que los faraones, por lo cual construían templos. Por ende, este detalle no es algo que tenga tanta importancia. Además, al ser construcciones más recientes, han llegado en mejor estado de conservación a nuestros días.

¿Qué templos de la época ptolemaica te recomendamos visitar? El templo de Dendera y el templo de Isis en Philae.

¿Cuándo dejaron de construirse los templos egipcios? Con el ascenso del cristianismo, cuando los templos se fueron abandonando. Los coptos comenzaron a levantar iglesias (por ejemplo, en Alejandría), dando comienzo al fin de la arquitectura del Antiguo Egipto.

Otro detalle interesante sobre los templos de Egipto es que se escogía muy bien el lugar en donde iban a ser construidos y se seguía un patrón. El mismo determinaba que los templos dedicados a los dioses se construyeran sobre la orilla del Nilo por la cual salía el sol, que era el lado de los vivos. Del otro lado del río, en la orilla por la cual se ocultaba el sol, se ubicaban los templos funerarios y las pirámides, puesto que era el lado de los muertos.

A medida que te adentras en los templos verás que el suelo se va alzando y el techo desciende de manera horizontal. Al mismo tiempo, la cantidad de luz que penetra en las habitaciones va disminuyendo hasta llegar al último recinto (en el extremo del templo), donde estaba la estatua del dios. Este último era un espacio silencioso y oscuro al cual únicamente tenía acceso el sacerdote.

¿Cómo estaban constituidos los templos de Egipto?

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A la hora de construir los templos egipcios los faraones empleaban los mismos elementos. Por empezar, contaban con un embarcadero a orillas del Nilo al cual llegaban y partían las barcas que transportaban la estatua del dios durante las procesiones ceremoniales.

Desde este mismo embarcadero partía una calzada que conducía a la entrada del templo. En algunos casos (como Karnak) estaba custodiada por dos hileras de esfinges de piedra a ambos lados del camino. La función de las mismas era proteger el acceso al recinto sagrado.

Otro elemento que habitualmente se veía al lado de la calzada eran los quioscos, unas pequeñas habitaciones de piedra en las cuales descansaban los sacerdotes que cargaban la estatua de los dioses durante las procesiones. Los mismos tenían dos ingresos, uno para la entrada y otro para la salida.

Los pilonos son otro tipo de construcciones que verás en todos los templos egipcios (en algunos casos se conservan mejor que en otros). Los pilonos constituían una fachada en forma de trapecio con una puerta de gran tamaño en el centro. La misma estaba decorada con hermosos relieves y con cuatro mástiles de madera con un gallardete de tela en el extremo. Delante del pilono podía haber enormes obeliscos de piedra con jeroglíficos tallados en sus lados o estatuas de los dioses.

Luego de la puerta generalmente sigue un patio a cielo abierto rodeado por un pórtico sostenido por columnas. Hasta esa zona podía ingresar el común de la población. De allí en adelante era ingreso exclusivo de los sacerdotes y sus ayudantes y el faraón.

Desde el patio se accedía a la sala hipóstila, cuyo elemento más significativo eran las columnas. La habitación tenía techo (aunque en muchos templos de Egipto se ha destruido) y pequeñas ventanas en el techo a través de las cuales ingresaba luz.

Desde el fondo de la sala hipóstila se accedía al recinto más sagrado del templo (el sanctasanctorum o Cámara Sagrada). Allí se encontraba el naos, un armario de piedra donde se guardaba la estatua de los dioses. Aquí ingresaba todos los días el sacerdote y hacía sus ofrendas al dios. Luego, sellaba las puertas, de manera que nadie molestara a la deidad.

Si bien generalmente a cada templo se le atribuye un faraón, en algunos casos puntuales fueron varios faraones consecutivos quienes construyeron y ampliaron el templo. El ejemplo más claro de esto es el Templo de Karnak, una de las maravillas más impresionantes del Antiguo Egipto.

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Templo de Karnak

¿Cómo visitar los templos de Egipto?

La mayoría de los templos de Egipto se encuentran a orillas del río Nilo, por ende, la manera más práctica y divertida de conocerlos es haciendo un crucero. Los mismos son dirigidos por guías egiptólogos de habla hispana, que son las personas más preparadas para contarte la historia y detalles de cada templo. Después de todo, esta es una parte fundamental de cualquier visita a este tipo de lugares.

Los cruceros generalmente hacen el recorrido de Lúxor a Aswan y viceversa, tramo en donde se concentran los templos egipcios más famosos y hermosos del país. Abu Simbel, que sería como la frutilla del postre, se visita desde la ciudad de Aswan. Por lo que tienes que tener esto en cuenta a la hora de elegir tu itinerario. Más aún teniendo en cuenta que Abu Simbel es visita obligada.

Dos opciones imperdibles de cruceros por el Nilo:

Los mejores templos de Egipto

Ahora que ya conoces algunas generalidades sobre los templos egipcios, nos adentramos a conocer cada uno de ellos. Los mismos ejercen un poder de atracción sin igual, aquel que solo las construcciones antiguas que perduran a los avatares del tiempo pueden generar. Caminar por sus ruinas es meterse en las entrañas de esta civilización milenaria que hasta el día de hoy es objeto continuo de estudios y excavaciones.

Templo de Karnak

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Sala Hipóstila del templo de Karnak

El templo más sobresaliente de la arquitectura del Antiguo Egipto es el de Karnak, dedicado al dios Amón-Ra. De hecho, es el más grande, mejor conservado e impresionante de Egipto. Su construcción se llevó a cabo a lo largo de dos milenios, a lo largo de los cuales diferentes faraones fueron embelleciendo y dando forma a quien se convertiría en el principal centro de culto egipcio dedicado a este gran dios del Imperio Nuevo.

Como resultado de este largo proceso constructivo, los arqueólogos han identificado allí más de 200 estructuras diferentes. Por esto mismo es considerado uno de los espacios más complejos y ricos de la historia egipcia, además de uno de los más activos en términos de investigaciones actuales.

El templo de Karnak se encuentra situado en la ribera oriental del gran río Nilo, frente a la ciudad de Lúxor (antigua Tebas). En su interior acoge un santuario dedicado al dios Amón, además de otros recintos de menor tamaño, algunas capillas y un lago sagrado.

Tal como te contamos al principio, lo más recomendable es visitar el templo con un recorrido dirigido por un guía egiptólogo. Por ejemplo, este tour de Lúxor al completo incluye una visita al Templo de Karnak (además del Templo de Lúxor, el Valle de los Reyes y de las Reinas, los colosos de Memnón y el templo de Hatshepsut). También puedes optar por esta visita guiada por el Templo de Lúxor y el Templo de Karnak o esta visita guiada por el Templo de Karnak.

No olvides que los cruceros por el río Nilo incluyen en su itinerario los templos egipcios más importantes. Por ende, son otra alternativa más a tener en cuenta. Además, vivir la aventura inolvidable de navegar por el mítico Nilo es algo que da mucho sentido a cualquier viaje por Egipto.

¿Qué es lo más interesante de la visita al templo de Karnak? Todo el recorrido es una maravilla. Pero, si algo hay que destacar es su Gran Sala Hipóstila. La misma cuenta con 134 columnas de más de 20 metros de altura decoradas con jeroglíficos muy bien conservados.

Templo de Lúxor, uno de los mejores templos de Egipto

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Otro de los templos de Egipto más bonitos y mejor conservados es el de Lúxor, situado en lo que fue la ciudad de Tebas, la capital egipcia durante la época máximo esplendor de este imperio. El mismo forma parte de la necrópolis de la antigua ciudad de Tebas, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979.

El templo de Lúxor es un impresionante museo al aire libre que diariamente es visitado por cientos de turistas. Su construcción la llevaron a cabo hace más de 3.500 años los faraones Amenhotep III y Ramsés II. Estaba completamente ligado al templo de Karnak y también era un espacio de culto al dios Amón. De hecho, en su momento una larga avenida custodiada por esfinges unía ambos templos.

El templo de Lúxor se caracteriza por mantener prácticamente intacta su estructura original, con un patio rodeado de inmensas columnas, estatuas de faraones, obeliscos y más. Lo mejor es visitarlo en las últimas horas de la tarde, cuando la piedra arenisca adquiere una tonalidad dorada con los últimos rayos del sol. Cuando cae la noche, la luz de la luna y las luces del templo hacen que el monumento se vea más fascinante.

En definitiva, tanto el templo de Lúxor y el de Karnak son dos espacios increíbles que se pueden visitar en una misma jornada.

Templo funerario de Hatshepsut

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Tal como te contamos al principio, los templos funerarios son aquellos que se ubican del lado de los muertos, ya que acogen o bien se encuentran cercanos a la tumba del faraón que lo construyó. Uno de los ejemplos más hermosos del país es el del templo funerario de Hatshepsut, una construcción muy diferente a la del resto de los templos de Egipto.

Situado en el valle de Deir el-Bahari, muy cerca del Valle de los Reyes, está dedicado a Hatshepsut (hija de Tutmosis I), la única reina faraona que gobernó Egipto durante 21 años. A pesar de que no era habitual ni estaba bien visto que una mujer asumiera el rol del país, Hatshepsut fue muy querida por el pueblo egipcio, gracias a las buenas relaciones comerciales que logró con los países vecinos.

El arquitecto encargado de diseñar el templo de Hatshepsut fue Sennenmut, entre los años séptimo y vigésimo primero de su reinado. Su particular diseño se aprecia en que una de sus partes está excavada en la roca, mientras que la otra zona da al exterior y está formada por tres terrazas. Tiene la particularidad de que sus pinturas se mantienen en relativo buen estado y logran transmitir un poco de lo que fue el templo en la antigüedad.

Lamentablemente, son pocos los restos que se conservan de Hatshepsut, ya que su hijastro Tutmosis III destruyó todo lo referido a ella tras su muerte, con motivo de venganza por haberle arrebatado el trono. En cambio, sí es posible encontrar estatuas y pinturas de Tutmosis III que se erigieron cuando asumió el trono.

La mejor manera de visitar el templo de Hatshepsut es contratando esta excursión de Civitatis que incluye también la visita al Valles de los Reyes y las Reinas y los fabulosos Colosos de Memnón: Valles de los Reyes y las Reinas, Colosos y Hatshepsut.

Templo de Philae

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El templo de Philae se encuentra situado a 10 km de la ciudad de Aswan, la más meridional de Egipto. Aquí culminan (o parten, según la dirección) los cruceros por el Nilo, por lo que es otro destino clave de cualquier ruta por Egipto.

Este hermoso templo egipcio se encuentra ubicado en la Isla de Agilkia (una de las muchas que hay en Aswan) y rinde honor a Isis, la diosa egipcia del amor y la maternidad. Según cuenta la leyenda, la diosa se habría refugiado en esta isla para recomponer las piezas de su fallecido esposo Osiris, quien había sido descuartizado por su hermano Seth y arrojado a las aguas del Nilo. La diosa Isis habría recogido las partes y refugiado en la isla, donde rearmó el cuerpo de su amado.

El templo de Philae fue uno de los templos que debieron trasladarse para no quedar anegados bajo las aguas del Nilo con la construcción de la presa de Aswan. Este descomunal proyecto de rescate fue impulsado por la UNESCO e involucró a albañiles e ingenieros de todo el mundo que lograron trasladar piedra por piedra del templo a una isla cercana y así preservar este importante legado.

Gracias a esto, los turistas que visitan Aswan pueden conocer el templo de Philae y apreciar la que es considerada como la última gran obra arquitectónica del Antiguo Egipto. Para ello puedes coger un taxi desde el centro de Aswan hasta el embarcadero, donde se encuentran las taquillas para adquirir la entrada al complejo. Una vez que tengas tu ticket podrás subirte a las barcas que surcan las aguas del Nilo rumbo al templo.

También puedes reservar excursión la presa de Asuán, Templo de Philae y Obelisco Inacabado, o bien, esta  excursión que incluye la entrada al espectáculo de luz y sonido en el Templo de Philae.

El Templo de Philae tiene la particularidad de ser el lugar donde un sacerdote de Isis talló los últimos jeroglíficos de la historia egipcia (en el año 394 de nuestra era). Afortunadamente, podrás verlos en el Templo de Isis. Otras construcciones de valor son el Templo de Hathor, la Puerta Adriano y el Quisco de Trajano.

Templo de Kom Ombo

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Otro de los templos de Egipto que deberías visitar durante tu viaje a Aswan es el de Kom Ombo. Construido en el siglo II a.C sobre una roca en un meandro del Nilo, está dedicado a Sobek, el dios de la fertilidad y creador del mundo y a Horus el Viejo.

Se encuentra dividido en dos sectores simétricos, cada uno de los cuales consta de una entrada, una sala hipóstila sostenida por columnas y un santuario, aunque también hay espacios compartidos. Esta simetría es un homenaje a la relación mítica que tenían ambos dioses. Cuando llegues a la fachada del templo verás dos entradas independientes, la sur corresponde a Sobek y la norte a Horus.

En esta joya arquitectónica también se aprecian detalles grecorromanos y relieves agregados durante la época del dominio romano, en los cuales se ve a los emperadores de este imperio haciendo ofrendas a las deidades egipcias.

También es una muestra de la importancia que los sacerdotes del Antiguo Egipto daban a los ciclos naturales y a los cocodrilos del Nilo. De allí que se pueden ver momias de estos animales. Los mismos se encuentran exhibidos en el Museo del Cocodrilo situado al lado del templo, donde también podrás conocer más sobre la historia del lugar.

Para visitar el templo puedes contratar una excursión en faluca por el Nilo o tomar esta excursión a Edfu y Kom Ombo.

Templo de Edfu

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Después del templo de Karnak, el segundo más grande y mejor conservado es el de Edfu, un espacio sagrado dedicado a Horus, hijo de Iris y Osiris y uno de los dioses más venerados por los egipcios.. El motivo por el cual se mantiene en tan buen estado es que permaneció enterrado bajo 12 metros de arena durante muchos años.

Su construcción se remonta al período final del Antiguo Egipto, concretamente a la época ptolemaica. Uno de sus artífices fue Ptolomeo XII, el padre de Cleopatra, en el siglo I a.C. Aunque, su construcción se inició un siglo y medio antes, posiblemente sobre otras construcciones anteriores.

El monumental Templo de Edfu tiene muchos espacios llenos de detalles y encantos. Por ejemplo, su sala hípetra, el primer espacio que verás ni bien atravieses la entrada, en la cual se aprecia un hermoso patio rodeado de columnas y una estatua de Horus. También destacan las dos salas hipóstilas, cada una con 12 inmensas columnas adornadas con relieves.

El Santuario de Horus es el recinto más sagrado del lugar, donde se encuentra una cámara tallada en granito que resguarda la estatua de Horus y la barca sagrada. Esta última trasladaba la imagen del dios en procesión por el Nilo hasta el Templo de Dendera, para reencontrarse con la diosa Hathor.

También posee un Nilómetro, una cámara subterránea que se usaba para medir las crecidas del Nilo. Gracias a este artefacto se podía evaluar el ritmo del aumento del cauce del río y predecir si sería un año de sequía o inundaciones.

Como en muchos otros templos egipcios, en las últimas horas del día tiene lugar un espectáculo de luces y sonidos que narra la historia del lugar.

Templo de Abidos

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El templo de Abidos (o Abydos) fue el principal lugar de culto del dios Osiris y un importante centro de peregrinación, puesto que se creía que allí estaba la entrada al otro mundo. Fue construido por Seti I, el padre del gran Ramsés II.

Este templo erigido en honor de Seti I fue erigido en piedra caliza blanca y se diferencia un poco de la arquitectura egipcia tradicional propia de este tipo de construcciones. Por ejemplo, posee planta en «L» en lugar de rectangular, dos pilonos, dos patios y dos salas hipóstilas. El santuario contaba con siete capillas que acogían a las imágenes de los dioses y de Seti. Otro de sus detalles son las magníficas decoraciones de sus muros, que al día de hoy siguen fascinando a sus visitantes.

Se encuentra ubicado en la zona conocida como Egipto Medio, integrado al poblado de El Araba El Madfuna. La ciudad más cercana es Sohag, a unos 50 km en dirección norte, mientras que Luxor se ubica 190 km al sur. A pesar de su importancia histórica, es uno de los templos de Egipto donde raramente se ven aglomeraciones. Por ende, podrás disfrutar la visita de un modo mucho más tranquilo.

Como se encuentra un poco más alejado que el resto de los templos egipcios, la manera más práctica de visitarlo es tomando un vuelo hasta la ciudad de Sohag y desde allí buscar un traslado privado. Pero, también puedes contratar esta excursión a los templos de Abydos y Dendera desde la ciudad de Lúxor.

Templo de Dendera

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Otro templo de Egipto que puedes añadir a tu ruta, de hecho, se visita en excursión con el anterior, es el templo de Dendera. Situado a 45 km al norte de Lúxor, cerca de la ciudad de Dendera, es otra construcción del período ptolemaico que se mantiene en muy buen estado de conservación, gracias a que permaneció sepultado bajo la arena y el lodo hasta mediados del siglo XIX. Tan es así que es el único templo egipcio que conserva sus colores originales.

Está dedicado a Hathor, diosa del amor y la fertilidad y se cree que sus principales impulsores fueron Ptolomeo XII y Cleopatra VII. El nivel de calidad y perfección de sus detalles lo convierten en una verdadera joya arquitectónica que merece la pena visitar. A pesar de eso, no suele recibir muchos turistas, por lo que tendrás el privilegio de recorrer un lugar histórico sin exceso de gente.

Lo más interesante de la visita al templo de Dendera es apreciar el increíble estado de conservación y los colores originales del templo, presentes tanto en el techo, las columnas y las paredes. También posee interesantes relieves, incluyendo uno del Zodíaco y todos sus signos y otro de Cleopatra VII y su hijo Cesarion. Tampoco dejes de disfrutar de las increíbles vistas desde la azotea ni de bajar a la cripta.

Templo de Medinet Habu

Estamos llegando al final de esta selección de los mejores templos de Egipto, pero antes queremos hablarte de dos sitios más. En este caso, se trata del templo funerario de Ramsés III, situado en la aldea de Medinet Habu, al frente de la ciudad de Lúxor. Dedicado al dios Amón, posee una arquitectura similar al templo de Ramsés II.

Lo más sorprendente de este templo es su sala hipóstila llena de relieves que relatan la victoria de Ramsés III contra los Pueblos del Mar, antes de que los mismos invadieran Egipto. También destacan sus pilonos, posiblemente los más grandes del Antiguo Egipto, al igual que el buen estado de conservación del templo en general.

A pesar de eso, no es un templo que esté incluido en los circuitos tradicionales de Egipto. Aún así, vale mucho la pena visitarlo. Por eso, te recomendamos que aproveches tu estadía en Lúxor para conocer este sitio construido por uno de los más grandes faraones de la historia egipcia.

Abu Simbel: uno de los templos de Egipto más impresionantes

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De todos los templos egipcios, el de Abu Simbel posee una magia especial. Se encuentra situado en uno de los rincones más remotos de Egipto, muy cerca de la frontera con Sudán. Se trata del segundo atractivo más visitado del país, después de las Pirámides de Giza y un sitio que no está incluido en los cruceros por el Nilo. A pesar de eso, puede visitarse fácilmente desde la ciudad de Aswan. Aquí tienes algunas opciones:

El complejo de Abu Simbel se encuentra formado por dos templos excavados en la roca que están dedicados al poderoso emperador egipcio Ramsés II y a Nefertari, su primera esposa. Es considerada la obra más grande dejada por este gobernante y como uno de los ejemplos más claros de la magnificencia del Antiguo Egipto.

Ramsés II fue uno de los faraones más poderosos del Antiguo Egipto. Una de las muestras más claras de ello fue la descomunal campaña de construcción llevada a cabo durante los 66 años de su reinado. De hecho, fue el faraón que más pirámides y templos construyó en Egipto, con Karnak y Abu Simbel como máximos exponentes. Ambos son considerados como dos de las maravillas más valiosas del Antiguo Egipto.

Abu Simbel se encuentra emplazado junto al Lago Nasser y es uno de los templos que debió desmontarse y trasladarse pieza por pieza para no quedar anegado bajo las aguas del Nilo con la construcción de la presa de Aswan. Gracias a este descomunal proyecto impulsado por la UNESCO, importantes piezas del patrimonio egipcio lograron salvarse.

Cuando visites este sitio cargado de historia podrás visitar dos grandes templos, uno dedicado a Ramsés II y otro a Nefertari. ¿Por qué ella? Porque fue su esposa favorita. Ambos destacan no solo por sus fachadas con monumentales estatuas, sino también por sus interiores repletos de detalles. De allí que Abu Simbel sea uno de los templos de Egipto de visita obligada.

¿Quieres saber más? No te pierdas esta completa guía sobre Abu Simbel, una maravilla del Antiguo Egipto.

Mapa de los templos de Egipto

Con Abu Simbel cerramos esta guía de los mejores templos de Egipto. Cada uno de estos espacios son auténticas joyas dejadas por la civilización egipcia. No necesitas ser un aficionado de la historia para comprender su enorme valor. Basta con pararse frente a ellos y admirar la magnificencia de las construcciones e infinidad de detalles. Definitivamente, conocer estos templos es un condimento fundamental de cualquier viaje por Egipto.

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