El Templo de Karnak es el más grande, mejor conservado e impresionante de Egipto. Este santuario dedicado al dios Amón fue construido a lo largo de dos milenios por diferentes faraones que fueron embelleciendo y dando forma a quien se convertiría en el principal centro de culto egipcio dedicado a este gran dios del Imperio Nuevo. Hoy en día, prácticamente todos los turistas que visitan Egipto pasan por el Templo de Karnak. ¿Por qué? Porque es simplemente increíble.

¿Nos acompañas a conocer el mayor templo egipcio?

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Comencemos por su ubicación. Se encuentra situado en la ribera oriental del gran río Nilo, frente a la ciudad de Lúxor (antigua ciudad de Tebas) y muy cerca de otros atractivos muy famosos de Egipto, como el Valle de los Reyes. Por ende, cuando visites el Templo de Karnak también conocerás otras maravillas dejadas por los faraones que gobernaron Egipto.

El Templo de Karnak tiene 2400 metros de perímetro y se encuentra protegido por una muralla de adobe de 8 metros de grosor. En sus 80 hectáreas hay espacio para contener 70 veces la Catedral de Sevilla, lo cual permite hacerse una idea de sus dimensiones. No solo eso, sino que es un lugar en donde los arqueólogos han catalogado más de 200 estructuras, y al día de hoy siguen encontrando valiosos restos arqueológicos.

El interior del Templo de Karnak acoge el gran santuario dedicado al dios Amón, además de otros recintos de menor tamaño, algunas capillas y un lago sagrado. Por cierto, el nombre del templo hacía referencia a la pequeña ciudad amurallada de la Antigua Tebas, quien fue la capital religiosa de Egipto duran­te el Imperio Nuevo.

¿Quién construyó el Templo de Karnak?

El Templo de Karnak tiene la particularidad de haber sido construido por múltiples faraones entre los años 2200 y 360 a.C. Este proceso se extendió hasta que los romanos tomaron el control de Egipto, hace aproximadamente 2.000 años. Con más de 4.000 años de historia, cada dinastía, cada faraón añadió una pieza clave a este espectacular complejo: un santuario, una capilla, una estatua, un obelisco. El resultado fue increíble.

Ramsés II (el faraón más poderoso de la historia de Egipto); Akenatón (quien desafió a los dioses al instaurar el monoteísmo); Tutankamón (el hijo del anterior, cuya tumba se descubrió hace casi 100 años); la diosa Hatshepsut (la mujer que más tiempo ocupó el trono)… Todos ellos participaron en la construcción del edificio religioso más grande del planeta.

De los más de 30 faraones que intervinieron en su proceso de construcción, los más importantes fueron Hatshepsut, Ramsés II y Ramsés III y Seti I. La Gran Sala Hipóstila comenzó a construirse en la época de Amenofis III, quien mandó a construir las 12 columnas de su interior. Posteriormente, Ramsés I, Seti I y Ramsés II fueron añadiendo nuevas columnas y decoraciones.

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Como resultado del largo proceso que significó levantar este sitio sagrado y los cambios y retoques realizados por cada faraón, se han podido identificar allí más de 200 estructuras diferentes. Es por esto, que el Templo de Karnak es uno de los espacios más complejos y ricos de la historia egipcia y uno de los más activos en términos de investigaciones actuales.

Otro detalle interesante sobre su construcción fue el lugar en donde se erigió. Concretamente, en el punto exacto donde, según las creencias del antiguo Egipto, el dios primordial Atum comenzó la creación del mundo. Por ende, era un buen sitio para adorar a tres deidades en especial: Amón-Ra, Mut (su esposa) y Jonsu (el hijo de ambos). En conjunto, estos tres dioses forman la llamada “tríada tebana”.

¿Cómo se construyó el Templo de Karnak?

Al igual que todos los templos egipcios, el Templo de Karnak comenzó a edificarse tras una larga serie de rituales que tenían como finalidad purificar este espacio que sería consagrado al dios Amón. Es importante tener en cuenta que los templos egipcios no eran sitios de oración, sino las residencias de los dioses, por lo que su construcción implicaba un proceso complejo, cargado de rituales y simbolismos.

En primera instancia se realizaba un ritual de «estiramiento de la cuerda», con el cual los sacerdotes (“los sirvientes del dios”) buscaban orientar los ejes del templo hacia accidentes geográficos o puntos astronómicos. El Templo de Karnak se encuentra orientado de este a oeste, hacia el punto por donde sale el sol durante el solsticio de invierno.

Luego de este ritual, se esparcía yeso con el fin de purificar el área y comenzaban a levantarse los cimientos del edificio. Una vez concluida la construcción, todo el edificio era purificado con fumigaciones y lecturas de textos sagrados, quedando listo para que el dios a quien estaba consagrado pudiera habitarlo.

La técnica constructiva empleada consistió en apilar bloques de piedra, dejando que la gravedad hiciera el resto del trabajo. Dichas piedras eran transportadas desde canteras repartidas por todo Egipto, generalmente en barcas a través del río Nilo. La piedra predominante del Templo de Karnak es la arenisca, ya que la caliza y el granito se empleaban para construir los obeliscos y las estatuas.

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¿Quién descubrió el Templo de Karnak?

La primera vez que Europa escuchó hablar sobre el Templo de Karnak fue en 1589, cuando un viajero de origen veneciano relata su periplo a un recinto cuyo nombre desconocía, pero por cuyas características da a pensar con bastante certeza de que se trataba de este lugar. El relato original de este texto se conserva en la Biblioteca Nazionale Centrale di Firenze.

Desde ese momento específico hasta el día de hoy, el Templo de Karnak no ha hecho más que cautivar a miles de personas que viajan cada año para conocer uno de los más grandes legados egipcios dejados por los faraones. En el año 1979, este impresionante museo al aire libre de Lúxor fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

¿Qué representa el Templo de Karnak?

El templo egipcio representa el universo recién creado. Simbólicamente refleja la colina primigenia que tras la creación emergió de las aguas del Nun, el océano primordial. Esto explica que el enorme muro de contención que rodea el recinto sagrado está hecho de paredes de adobe en forma de ondas. Las mismas representan las aguas de Nun y el caos, que quedaba fuera del área sagrada.

Amón, el dios que iba a habitar el Templo de Karnak, era conocido como “el oculto”. Al principio era el dios protector de la antigua ciudad de Tebas, pero con los años se convirtió en el principal dios del panteón egipcio y se asoció con Ra, el dios del Sol.

La imagen de Amón-Ra se guardaba en un espacio reservado conocido como sanctasanctórum, en una gran barca. La famosa barca de Amón estaba rematada con plata pura y trabajada en oro y se trasladaba durante las grandes festividades tebanas hasta un punto del Nilo en el cual se había construido un muelle que se conserva intacto.

¿Qué ver en el Templo de Karnak?

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Dentro de este complejo arqueológico encontramos diferentes recintos: el Templo de Amón-Ra; el Templo de Montu; el Templo de Jonsu, el Templo de Ptah y el Templo de Opet; a ello se suma el lago sagrado, capillas, templetes, almacenes y otras estancias menores construidas dentro de los muros que rodean el recinto.

La sección más importante del templo es la del centro, ya que allí se encontraba el recinto donde se rendía culto al dios Amón-Ra, quien fue la deidad oficial de Egipto a partir del Imperio Medio. Este espacio de planta trapezoidal es realmente impresionante.

El muro de contención

Lo primero que te llamará la atención es que cada uno de los recintos de Karnak se encuentra contenido por un imponente muro de adobe. El del recinto principal se estima que data del año 370 a. C., aproximadamente.

Para la construcción de este muro se utilizaron ladrillos de adobe de formas cóncavas y convexas que le dan esa característica sinuosidad de la cual te hablamos antes. Como ya sabes, se cree que simbolizan las aguas primordiales en las inmediaciones del templo.

Aunque, también se cree que puede haber sido una práctica destinada a evitar el agrietamiento del muro en caso de terremoto. Esto último tendría bastante sentido, teniendo en cuenta que los terremotos fueron uno de los principales causales de la desaparición o destrucción parcial de muchos de estos espacios.

La Avenida de las Esfinges

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​La vía de acceso a la puerta de entrada del Templo de Karnak se encuentra flanqueada por la famosa Avenida de las Esfinges, la cual une el templo con el muelle.

Hace miles de años, esta avenida (hoy en día interrumpida por la carretera) tenía una longitud de casi 3 km, 70 metros de ancho y unía los dos templos más importantes de la antigua ciudad de Tebas: el de Luxor y el de Karnak. En aquel entonces unas 1.400 esfinges custodiaban este recorrido. De todas ellas, 650 fueron recuperadas en las excavaciones.

Las esfinges tenían cabeza de carnero, el cual era una representación del dios Amón, la deidad más importante adorada en este templo. Cada una de ellas protege entre sus patas delanteras una estatua de Ramsés II, uno de los faraones más importantes de la historia egipcia.

La Avenida de las Esfinges no era un simple lugar de paseo, sino una vía procesional. Durante la época de inundaciones, que se extiende de mediados de julio hasta mediados de noviembre, el río Nilo crecía e inundaba los campos de cultivo. En estos meses se celebraban numerosas fiestas religiosas, como el Festival de Opet.

Este último consistía en una procesión mediante la cual los sacerdotes transportaban las barcas de la tríada tebana (Amón, Mut y Jonsu), desde el Templo de Karnak hasta el Templo de Luxor. ¿Por dónde lo hacían? Por la Avenida de las Esfinges, claro está. Las figuras permanecían un tiempo en el Templo de Lúxor y luego regresaban a Karnak aprovechando el curso de la corriente del Nilo.

El lago sagrado

Dentro del recinto del templo se encuentra el lago sagrado, el cual tiene 130 metros de largo por 80 de ancho y fue construido durante el gobierno del faraón Tutmosis III, de la dinastía XVIII. El mismo se empleaba para los baños rituales de purificación y también representaba las aguas primitivas de donde surgió la vida.

Los pilones de la entrada al templo

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Los gobernantes egipcios del Imperio Nuevo y los siglos posteriores crearon una serie de torres en Karnak que funcionaban como puertas de entrada. Estas torres o pilones se conectaban entre sí a través de una red de paredes y generalmente estaban decoradas con escenas que representaban a los gobernantes que las construyeron.

En el Templo de Karnak podrás ver hasta 10 pilones que comienzan cerca del santuario principal y van en dos direcciones. 6 de estos pilones miran hacia el oeste, en dirección al Nilo, y terminan en la entrada bordeada por la Avenida de los Esfinges. Los otros 4 miran hacia el sur, a la ruta procesional utilizada para ceremonias.

El más grande de los pilones es el que se encuentra en la fachada principal del templo. Su construcción fue obra de Nectanebo I (gobernador de Egipto entre los años 380-362 a.C.), aunque quedó inacabado.

Los obeliscos

Los obeliscos eran elementos de simbología solar que embellecían el frente de los pilones. Los mismos eran pilares fabricados con un solo bloque de piedra cuya parte superior tiene forma piramidal. Se cree que esto último representaba los rayos del sol cayendo sobre la tierra y en ocasiones estaban recubiertos de oro, bronce o aleaciones de metales. El objetivo, habrás deducido, era que brillasen al tomar contacto con la luz del sol.

En el Templo de Karnak se conservan dos obeliscos que constan de una sola pieza de granito rosa. Uno de ellos tiene casi 20 metros de altura y fue construido por el faraón Tutmosis I, de la dinastía XVIII, hacia el año 1500 a.C.

El segundo que se conserva tiene casi 30 metros de altura y pesa más de 300 toneladas. Fue mandado a construir por su hija, Hatshepsut y para poder extraerlo fueron necesarios siete meses de trabajo en las canteras de Aswan. En él todavía se puede apreciar con detalle las inscripciones. Se trata del segundo obelisco más grande de Egipto (el primero es el Obelisco Inacabado de Aswan). Por ende, estás parado frente a una auténtica maravilla.

El granito rojo o rosado de las canteras de Aswan fue el material más usado para la construcción de los obeliscos. Esta ciudad se encuentra situada a unos 220 kilómetros del templo, por lo que mover estas enormes moles de piedra hasta Karnak era todo un desafío. Se cree que para el traslado de este último se utilizó una barcaza tirada por 27 remolcadores y 3 naves guías, en una operación que involucró a más de 1.000 personas.

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El patio

Tras el pilono de entrada al templo aparece un patio a cielo abierto en el cual se encuentran dos grandes santuarios que hacían de reposaderos de las barcas portátiles de la tríada tebana.

Recuerda que para las grandes festividades egipcias, las imágenes de estos tres dioses eran trasladadas en barcas a lo largo de largas procesiones. Durante las mismas se usaban reposaderos para dar descanso a las divinidades. Las que se ven en el Templo de Karnak fueron construidas en tiempos de los faraones Seti II y Ramsés III.

La Sala Hipóstila

La Sala Hipóstila es la mayor joya arqueológica del Templo de Karnak. Este espacio sostenido por columnas comenzó a construirse en la época de Amenofis III, fue continuado por Seti I y culminado por su hijo, Ramsés II. Destaca por su superficie verdaderamente grande. De hecho, cuenta con más de 5.000 m2 y 134 columnas, de las cuales las doce más grandes tienen 21 metros de altura y sostenían el techo (hoy destruido) de la sala. El resto de las columnas tienen aproximadamente 122 metros de altura.

Hoy en día, estas enormes columnas parecen sostener el cielo. Pero, en su momento fue una sala cerrada y bastante oscura. Actualmente se están desarrollando trabajos de restauración en las doce columnas centrales para sacar a la luz los grabados y colores originales.

Vale aclarar que la Sala Hipóstila fue el lugar de coronación de los reyes en Tebas.

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El Santuario de Amón

El Santuario era el sitio donde se encontraba la barca portátil. Su construcción comenzó bajo el mandato de Tutmosis III, aunque durante las invasiones persas el lugar quedó destruido casi en su totalidad. Más tarde, fue reconstruido por el hermanastro de Alejandro Magno, Filipo Arrideo, y desde ese entonces se conserva a la perfección. Hace 2.000 años se levantaba allí la famosa Capilla Roja de Hatshepsut, en la cual se depositaba la barca de Amón cuando éste no participaba en las procesiones.

Más allá del santuario se encontraba el verdadero centro neurálgico del templo: el Sanctasanctórum. En esta sala en penumbra había una capilla que albergaba la estatua de Amón. Representaba el lugar más sagrado del templo, aquel al cual únicamente el faraón o el sumo sacerdote podían ingresar. Dicho de otro modo, era la morada de Amón. De allí que cada una de sus puertas eran selladas cada día, puesto que nadie debía molestar al dios.

Espectáculo de luz y sonido del Templo de Karnak

En el Templo de Karnak tiene lugar uno de los espectáculos de luz y sonido más famosos y espectaculares de todo Egipto.

A medida que avanzas por el templo irás escuchando la historia del lugar, mientras que un juego de luces ilumina cada una de sus diferentes partes. La visita se desarrolla en diferentes idiomas, por lo que podrás escucharla en español o inglés. Las primeras tienen lugar los lunes y viernes a las 10:30 pm.

Por cierto, este espectáculo de luz y sonidos se lleva a cabo también en las pirámides de Giza, la isla de Philae y el Templo de Abu Simbel, cerca de la frontera con Sudán. Vale aclarar que cada uno de ellos vale mucho la pena.

¿Cómo visitar el Templo de Karnak?

Todo el recinto es muy grande y está lleno de secretos que hablan de su dilatada historia. Por eso, lo más recomendable es visitar el templo con un recorrido dirigido por un guía egiptólogo, que es la persona más cualificada para contar al visitante la historia del lugar, así como sus curiosidades y secretos.

En ese sentido, te recomendamos este tour de Lúxor al completo que incluye una visita al Templo de Karnak (además del Templo de Lúxor, el Valle de los Reyes y de las Reinas, los colosos de Memnón y el templo de Hatshepsut). Otra opción es hacer esta visita guiada por el Templo de Lúxor y el Templo de Karnak.

Los cruceros por el río Nilo también incluyen en su itinerario a los más grandes y famosos templos egipcios. Por eso, si deseas visitar el Templo de Karnak y además vivir la aventura inolvidable de navegar por el mítico Nilo, apunta este crucero por el Nilo de 4 noches de Lúxor a Asuán.

Información práctica para visitar el Templo de Karnak

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Si planeas visitar el Templo de Karnak por tu cuenta podrás hacerlo todos los días de 6 am a 6 pm. Pasado este horario comienzan las sesiones del espectáculo de luz y sonido.

El precio del ingreso es de 120 LE (libras egipcias) para adultos (lo cual equivale a 5,28 USD); y 60 LE para estudiantes (1,98 USD). El espectáculo de luz y sonido tiene un costo de 100 LE (3,30 USD).

Templos cercanos a Karnak

Egipto es un país que respira historia por cada uno de sus poros. Posiblemente, los mejores sitios para conocer la historia egipcia sean sus templos. Ya sabes que el de Karnak es un museo a cielo abierto que de ninguna manera puedes perderte. No solo por la riqueza y conservación de sus estructuras, sino por toda la información que brinda sobre el Antiguo Egipto.

Si a esto le sumas la visita a otros dos templos egipcios, la experiencia se vuelve única e inolvidable. Hay mucho que ver en Lúxor, pero, si deseas seguir explorando este tipo de lugares, te recomendamos que conozcas también el Templo de Lúxor y el de Hatshepsut.

Templo de Lúxor

El Templo de Lúxor (al igual que el de Karnak) se encuentra en la moderna ciudad de Luxor, la cual se edificó sobre las ruinas de la antigua Tebas. El templo disfruta de una ubicación inmejorable, en plena Corniche de Lúxor, frente al río Nilo, y en el corazón del casco urbano de la ciudad.

El Templo de Lúxor se construyó en honor al dios Amón, a unos 2 km del Templo de Karnak y como un complemento de este último. Los faraones Amenhotep III y Ramsés II fueron los principales impulsores de su construcción, especialmente este último, quien le dio el aspecto que luce hoy en día.

La impresionante fachada, colosos y obeliscos del Templo de Lúxor se levantaron en pleno apogeo de la ciudad tebana, allá por el siglo XIV a.C. En aquel entonces, los únicos que tenían acceso a esta morada de los dioses (especialmente Amón) eran los sumos sacerdotes y, por supuesto, el faraón. Hoy en día, miles de turistas pueden caminar entre sus estructuras bien conservadas.

Al igual que sucede con el Templo de Karnak, no se recomienda ir sin un guía, salvo que seas un amplio conocedor de la historia egipcia. De ese modo, no te perderás detalles importantes y podrás conocer la larga historia del lugar.

En la entrada al recinto un enorme obelisco de casi 25 metros te dará la bienvenida. En su momento estuvo acompañado de otro obelisco, solo que este último se donó a Francia en 1831 y hoy se luce imponente en la Plaza de la Concordia de París. La entrada está flanqueada también por dos colosos que representan a Ramsés II, uno de los faraones más poderosos del Antiguo Egipto.

Una vez dentro, la visita te llevará a conocer y disfrutar de cada uno de sus espacios.

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Templo de Hatshepsut

El Templo de Hatshepsut generalmente se visita el mismo día de la excursión al Valle de los Dioses y los imponentes Colosos Memnon. Por cierto, aquí te dejamos una opción de tour: Valles de los Reyes y las Reinas, Colosos y Hatshepsut.

Este sitio es único por dos motivos, primero por su diseño y segundo porque está dedicado a la única mujer faraón de Egipto, la reina Hatshepsut.

El arquitecto encargado de diseñar el Templo de Hatshepsut fue Sennenmut, entre los años séptimo y vigésimo primero de su reinado. Su particular diseño se aprecia en que una de sus partes está excavada en la roca, mientras que la otra zona da al exterior y está formada por tres terrazas.

Lamentablemente, son pocos los restos que se conservan de Hatshepsut, ya que su hijastro Tutmosis III destruyó todo lo referido a ella tras su muerte. En cambio, sí es posible encontrar estatuas de Tutmosis III. El motivo de esto fue la venganza de su hermano por haberle arrebatado el reinado.

Como el Templo de Hatshepsut no es muy grande, la visita se desarrolla bastante rápido. Por otro lado, aunque se encuentra bastante dañado, es totalmente diferente a los demás. Por ende, vale la pena conocer este lugar.

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Mapa del recinto de Karnak

Aquí te dejamos un mapa con cada uno de los puntos a visitar en el Templo de Karnak. Recuerda que este lugar es un gran museo al aire libre que merece descubrirse con calma. También te recomendamos llevar gafas de sol, bloqueador solar, gorra o sombrero y suficiente agua. El calor en Egipto no es algo que haya de desestimar.

¿Qué te pareció nuestro artículo sobre el Templo de Karnak? Tanto si eres un amante del mundo antiguo y la civilización, o simplemente buscas ver sitios diferentes, los templos egipcios son una gran apuesta.

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