En medio del árido y extenso desierto egipcio aparecen los oasis, a quienes Heródoto llamaba “islas sagradas”. La espectacularidad de sus paisajes es algo que no puedes pasar por alto en tu viaje por este país que no para de sorprender. Por eso, hemos preparado una guía con los oasis de Egipto, de manera que puedas incluir alguno de ellos en tu recorrido.

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Un oasis vendría a ser una especie de isla repleta de vegetación inmersa en medio del desierto. También se pueden considerar como auténticos remansos de paz en los que la vida florece como por arte de magia.

Los cinco grandes oasis de Egipto son el de Siwa, Bahariya, Farafra, Dakhla y Kharga, aunque en esta guía hemos incluido también el de Santa Catalina, en Sinaí. Cada uno de ellos se asienta en una depresión del terreno y acoge cuerpos de agua de mayor o menor tamaño que permiten el desarrollo de la vida. También se caracterizan por tener una vegetación exuberante, que rompe con la monotonía de los extensos campos de arena y roca del desierto.

En definitiva, los oasis de Egipto son espacios peculiares que con el tiempo se han ido abriendo al turismo. Al punto tal que nos atrevemos a decir que una ruta completa por Egipto no puede dejar de incluir la visita a alguno de estos remansos de paz.

Importancia de los oasis de Egipto

Estos pequeños paraísos de verdor tuvieron (y aún tienen) un importante valor estratégico, incluso en épocas faraónicas. Pero, la historia de los oasis se remonta muchos años atrás.

Existió un tiempo (hace aproximadamente 12.000 años atrás) en el cual el inmenso desierto de Sahara era en realidad una sabana por la cual circulaban grupos humanos y animales de todo tipo. Los cursos de agua y manantiales no eran extraños en ese momento y las lluvias no se daban de manera tan esporádica.

Pero, con el paso del tiempo las condiciones climáticas fueron cambiando, la tierra se descascaró de manera extrema, terminando con todo rastro de agua en la superficie, y así nació el desierto que hoy todos conocemos. Los grupos humanos se vieron obligados a asentarse a orillas del Nilo y poco a poco comenzó a nacer la civilización faraónica.

Aún así, en el subsuelo se mantuvieron importantes acuíferos que fueron aflorando a la superficie de manera natural (gracias a la porosidad del terreno). Poco a poco el hombre comenzó a aprovecharlos y logró sacar el agua a la superficie excavando pozos. Así nacieron los oasis egipcios.

Los oasis de Egipto fueron enclaves comerciales y tuvieron también mucha importancia estratégica. Para las caravanas de beduinos, por ejemplo, resultaban ser parajes fundamentales de sus largas travesías por el desierto.

Incluso para los propios faraones fueron paradas obligatorias. Los mismos partían en grandes expediciones en busca de oro, marfil, ébano y otros minerales preciosos ocultos en el desierto. Pero, para la planificación de su ruta tenían en cuenta la ubicación de los oasis, algo clave para la supervivencia.

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Lago de agua salada en el oasis de Siwa

Por otro lado, los oasis situados en el Desierto Occidental hacían de frontera con los oasis situados al oeste, quienes representaban serias amenazas.

Es decir que, a pesar de sus ubicaciones remotas, los oasis nunca fueron espacios independientes al resto del país. Hoy en día tampoco lo son. Comunidades de miles de personas viven en ellos y viajeros de todas partes del mundo los hacen parte de sus rutas por el país. ¿Por qué? Porque son lugares ideales para desconectar del bullicio de las ciudades y las muchedumbres. Además, permiten disfrutar de paisajes exóticos y experiencias con los beduinos.

Los desiertos de Egipto: el hogar de los oasis

Antes de hablarte de los oasis de Egipto debemos hacer mención de sus desiertos, que son los fantásticos escenarios que los acogen. Todos ellos forman parte del desierto mayor: el Sahara. Con 9,2 millones de km2, es el mayor desierto del mundo. Se extiende por el norte de África, de extremo a extremo, y solo se ve interrumpido por los oasis y el majestuoso río Nilo.

Desierto Blanco (o desierto de Farafra)

Situado próximo al Oasis de Farafra, se trata de un paraje único en el mundo que se caracteriza por la presencia de formaciones de piedra caliza blanca. Se encuentra localizado en el oeste de Egipto, dentro del llamado Desierto Occidental, y está precedido por el Desierto Negro. Su paisaje mágico y lunar es visitado por miles de viajeros que deciden pasar la noche en este rincón del mundo tan peculiar.

El Desierto Blanco enamora por sus formaciones rocosas de caliza blanca que salpican el paisaje y le dan un aspecto desolado y salvaje. A su vez, piedras de aspecto cristalino (cuarzo) aparecen desparramadas por el suelo, contribuyendo a la belleza de la estampa.

¿Quieres saber más? Te recomendamos leer esta Guía de viaje por el Desierto Blanco de Egipto.

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Desierto Negro

También en el Desierto Occidental (o Sahara Occidental) aparece el Desierto Negro. Se encuentra situado próximo al Oasis de Bahariya y es otro importante atractivo turístico de Egipto. Pero, en este caso la protagonista del paisaje es la roca volcánica, que también crea una postal marciana. Las mismas se funden con arena de tonalidades rojizas y marrones, que suman encanto a la visual.

Tanto para visitar los desiertos Negro y Blanco de Egipto necesitarás contar con un guía turístico, ya que no está permitido ir por cuenta propia. Lo más habitual es tomar una excursión desde El Cairo de dos días, con una noche de campamento en un campamento beduino.

Desierto del Sinaí

Si has leído nuestro artículo sobre la Península del Sinaí sabrás que este accidente geográfico está lleno de maravillas por descubrir. Muchas de ellas se encuentran situadas frente a la costa del Mar Rojo o en este mismo cuerpo de agua salada. Pero, otras se hallan en pleno desierto y montañas.

En el sur del desierto del Sinaí (donde se mueve todo el turismo, ya que el norte es más peligroso por su cercanía a la frontera con Israel) encontramos las montañas de granito más altas del país. Hablamos del monte Santa Catalina, que con más de 2600 metros de altura es considerado el techo de Egipto. Allí también se encuentra el famoso Monte Sinaí, el sitio donde Dios entregó a Moisés la Tabla de la Ley con los 10 mandamientos (según el relato del Antiguo Testamento).

Aquí se ubica otro de los oasis de Egipto que te recomendamos visitar, el de Santa Catalina. Más adelante te hablaremos de él, no te preocupes.

Desierto Al Fayum

Este desierto acoge al oasis más grande de Egipto, que lleva su mismo nombre. Sus paisajes extraordinarios incluyen lagos de agua salada, bosques petrificados, altas dunas de arena, fósiles de ballenas y cocodrilos y escarpados cañones. En definitiva, otro sitio increíble para hacer turismo por Egipto.

El Desierto de Al Fayum es Patrimonio de la UNESCO y su origen es tan antiguo que se remonta a los tiempos bíblicos. Se encuentra situado a tan solo una hora de El Cairo, por lo que es muy sencillo visitarlo a través de una excursión organizada desde la capital egipcia. Aquí también se recomienda pasar 2 días y dormir una noche bajo las estrellas.

Desierto Líbico

El Desierto Líbico es un inmenso mar de arena que acoge a uno de los oasis más remotos de Egipto: Siwa. Este sitio muchas veces ignorado por los turistas ofrece una experiencia de viaje sin igual. Por ende, no deberías dejar de visitarlo.

El Desierto Líbico ocupa el noreste del Sáhara y se extiende desde el este de Libia hasta el Desierto Occidental. Se trata de una de las regiones más inhóspitas y deshabitadas del planeta, con temperaturas extremas que dificultan el desarrollo de la vida.

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¿Cuáles son los oasis de Egipto?

Cuantificar el número de oasis de Egipto no es sencillo. Pero, hablando en términos de turismo son los cinco que mencionamos antes los que nos interesan. La mayoría de estos oasis se encuentran ubicados en el Desierto Occidental (o Líbico), a cientos de kilómetros al oeste del Valle del Nilo. Hablamos de los oasis de Bahariya, Dakhla y Kharga que, si bien forman parte del mismo territorio, se ubican muy distantes entre sí.

Hacia el este del río Nilo encontramos oasis mucho menos frondosos que no revisten interés turístico. Los mismos se ubican en el Desierto Oriental o Arábigo, entre las aguas saladas del Mar Rojo y el extenso río Nilo. El Oasis de Santa Catalina, en cambio, se ubica al sur de la Península del Sinaí.

El más septentrional de los oasis de Egipto es el de Siwa. A él se siguen los oasis de Bahariya, Farafra, Dakhla y Kharga (el más meridional de todos). De todos ellos, el de mayores dimensiones es el de Dakhla, con casi 2.000 km2 de superficie y una población que ronda los 75.000 habitantes. El más pequeño es el Oasis de Farafra, que apenas es habitado por unas 2.500 personas.

Los oasis de Dakhla y Kharga fueron puntos de paso obligado de las expediciones faraónicas por el sur de África en busca de bienes de lujo. Por su parte, los oasis de Siwa, Bahariya y Farafra estuvieron siempre enclavados en territorio perteneciente a tribus libias. Aunque, durante la dinastía XVIII todos los oasis occidentales de Egipto fueron administrados por los faraones.

El Oasis de Al Fayum, en cambio, es el más cercano a la ciudad de El Cairo y el más vinculado al río Nilo. Tan es así que representa uno de los enclaves turísticos favoritos de los cairotas y otras ciudades del Valle del Nilo.

Tras esta breve introducción, nos metemos de lleno a conocer los oasis de Egipto que deberías visitar en tus periplos por el país. Cada uno de ellos tiene sus motivos de interés turístico. Si bien visitarlos a todos puede ser difícil, al menos puedes elegir uno o dos.

Oasis de Dakhla

Oasis de Dakhla

El Oasis de Dakhla es el más grande del Desierto Occidental de Egipto y, también, uno de los más pintorescos.

Se encuentra situado a 350 km del Nilo, entre los oasis de Farafra y Kharga. Se trata de uno de los oasis más meridionales del país, ubicado prácticamente a la misma altura que Lúxor. De hecho, esta ciudad del Valle del Nilo es la más cercana a él (400 km en línea recta).

Su paisaje está compuesto por palmerales y cultivos de clavo, arroz y cacahuete rodeado de dunas, entre medio de los cuales se mezclan también algunos monumentos que se mantienen en pie. Esta belleza hace que sea uno de los oasis favoritos de los viajeros que visitan el país.

El Oasis de Dakhla está formado por unos 14 asentamientos. Entre los más bellos y turísticos encontramos las aldeas de Balat y Al Qsar, cuyas callejuelas estrechas invitan a perderse entre la arquitectura tradicional. Tal como mencionamos en el punto anterior, en este oasis se conservan algunos templos y tumbas que datan de la Antigüedad.

¿Qué ver en el Oasis de Dakhla?

Una visita a este oasis egipcio debería incluir sus principales asentamientos. La aldea de Al Qsar se encuentra situada al norte del oasis y posee estructuras que se remontan al siglo X. Por ende, es un sitio que parece haber quedado congelado en el tiempo.

Entre sus atractivos encontramos el minarete de una antigua mezquita construida en adobe en el siglo XII. Mientras que, a las afueras una necrópolis de la época grecorromana en la que conservan algunas tumbas ricamente decoradas se presenta como otro sitio de interés turístico.

Lo mismo sucede con la pintoresca aldea de Balat. La historia de este pequeño poblado también se remonta a la época medieval y cuenta con un puñado de construcciones tradicionales, entre las cuales destaca una antigua mezquita. También cuenta con un museo etnográfico donde podrás aprender cómo es el modo de vida en el oasis.

El poblado de Mut es el más grande del Oasis de Dakhla. Si bien no posee monumentos interesantes, sí cuenta con tres estanques de agua termales situados a pocos kilómetros del casco urbano.

¿Cómo llegar al Oasis de Dakhla?

De todos los oasis de Egipto, el de Dakhla es uno de los más aislados, por ende, llegar a él no es muy sencillo. No hay línea férrea que lo comunique con el resto del país y tampoco es posible llegar en avión. Tampoco es viable llegar en bus o microbús, ya que el servicio solo es usado por los locales.

¿Entonces qué opción queda? Contratar el servicio de un conductor privado con vehículo que te lleve al oasis. En ese caso, puedes pactar con él el precio, el recorrido a realizar y los días que vayas a necesitar, ya que es imposible ir y venir en una sola jornada. De paso, puedes aprovechar para visitar también el Oasis de Kharga, que se encuentra a 190 km (es el más cercano de todos los oasis de Egipto).

Oasis de Kharga

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Templo de Hibis en el Oasis de Kharga

El Oasis de Kharga (también llamado El Jariyá) es el más meridional y el más grande de los que se encuentran en el Desierto Occidental. Se sitúa a poco más de 200 km del Nilo, a prácticamente la misma altitud que la ciudad de Lúxor y Dakhla.

En épocas de antaño fue una parada importante de la Ruta de los 40 días (Darb el Arbain), una vía de comunicación entre los mercados del norte y el sur de África y para el comercio de esclavos y camellos. Hoy en día, es la capital de la Gobernación del Nuevo Valle y posee una población que ronda los 90.000 habitantes.

¿Qué ver en el Oasis de Kharga?

La ciudad de Kharga, la más importante del oasis, no es precisamente pintoresca. Allí te recomendamos visitar el Museo de Antigüedades de Kharga, un espacio que exhibe piezas recuperadas en los diferentes yacimientos arqueológicos de la zona. Ten en cuenta que en todo el oasis se conservan fortificaciones de la época grecorromana que se levantaron para proteger la ruta caravanera antes mencionada.

En los alrededores de la ciudad de Kharga se concentran la mayoría de los atractivos turísticos. La joya del Oasis de Kharga es el Templo de Hibis. Construido durante la dinastía XXV, en torno al siglo VI a.C., estaba dedicado a los dioses Amón, Mut y Khonsu (o Jonsu), también conocidos como la tríada tebana. Al día de hoy se conservan las columnas de su sala hipóstila y algunos bajorrelieves con representaciones de otros dioses, como Osiris y Seth.

Cerca se encuentra otro sitio interesante que permite comprender los ritos funerarios de las primeras épocas del cristianismo. Hablamos de la necrópolis de Al-Bagawat, la cual cuenta con algunas tumbas cuyas paredes y columnas de adobe permanecen en pie.

El Oasis de Kharga también es famoso por sus artesanías, concretamente su cerámica. En la ciudad encontrarás un buen número de tiendas que venden piezas de cerámica, así como talleres de alfarería donde puedes ver a los maestros desempeñar sus labores. Otro rincón imperdible de Kharga es su ajetreado bazar o souk situado en la parte sur de la ciudad.

¿Cómo llegar al Oasis de Kharga?

Tal como sucede con el oasis anterior, contratar un servicio de transporte es la manera más viable de visitar este oasis de Egipto. En este caso una buena idea para reducir costos es juntarte con otros viajeros que deseen conocer el oasis y pagar en viaje a medias. La ciudad cuenta con un aeropuerto que tiene conexión con El Cairo, pero no siempre se encuentra operativo.

Oasis de Farafra

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El más pequeño de los oasis de Egipto situados en el Desierto Occidental es el de Farafra. Sin embargo, no deja de tener su encanto. Aquí el viajero puede visitar manantiales de sulfuro, pasear por las calles de Qasr El-Farafra, el único asentamiento del oasis y visitar un alcázar en ruinas rodeado de palmeras, entre otras cosas. Todo esto en el marco de una absoluta tranquilidad.

El Desierto Blanco, del cual ya te hablamos, se encuentra apenas a 30 km del oasis. Por ende, es una idea genial visitar ambos lugares en un mismo viaje.

El Oasis de Farafra se sitúa en el corazón del Desierto Occidental, a unos 300 km en línea recta del Valle del Nilo (prácticamente a la misma altura que la ciudad de Asiut). Su población ronda los 20.000 habitantes y en los últimos años se incrementó gracias a las plantaciones de girasoles, naranjos y dátiles.

¿Qué ver en el Oasis de Farafra?

Una de las actividades más interesantes para hacer en este oasis de Egipto es un safari en 4×4 para visitar el Desierto Blanco y ver sus curiosas formaciones de piedra caliza. El mismo se ubica al norte del oasis y se suele combinar con una ruta por el Desierto Negro y la Montaña de Cristal. Las mismas excursiones se realizan también desde el Oasis de Bahariya, donde es posible que consigas más operadores turísticos.

La ciudad principal del oasis (Qasr Al Farafra) no posee muchos puntos de interés y la mayoría de sus antiguas construcciones de adobe se encuentran en ruinas o muy deterioradas. Lo más interesante es el palmeral situado en el centro, el cual le da un toque de verdor y frescura a la localidad.

En los alrededores de Qasr Al Farafra encontramos pequeñas fuentes de aguas termales sulfurosas, ideales para tratar dolencias musculares. Por otro lado, a 11 km al norte de este asentamiento se encuentra el lago Abu Nuss, ideal para matar el calor del desierto.

¿Cómo llegar al Oasis de Farafra?

La manera más sencilla de llegar a este oasis es por carretera. Si viajas desde la ciudad de El Cairo, tendrás que sortear unos 550 km (6 horas de viaje) y pasar antes por el Oasis de Bahariya. Por ende, no es mala idea visitar ambos destinos en un mismo viaje.

Desde El Cairo también parte un autobús que lleva a ambos oasis. El viaje dura unas 10 horas y los buses no ofrecen muchas comodidades, pero no dejan de ser una opción.

Si partes desde alguna de las ciudades del sur del Valle del Nilo (Lúxor, por ejemplo), tendrás un viaje de 800 km aproximadamente, también por carretera.

Oasis de Egipto: Bahariya

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Bahariya es el oasis de Egipto favorito de los viajeros. Por un lado, es el más cercano a la ciudad de El Cairo, desde la cual se puede llegar a través de una carretera en buen estado. Además, es una excelente base para hacer excursiones por el desierto. Por ende, es uno de los oasis de Egipto que más te recomendamos visitar.

El Oasis de Bahariya se encuentra a 370 km de El Cairo y a unos 200 km del Valle del Nilo. Se compone de varias poblaciones de pequeño tamaño, entre las cuales encontramos interesantes campos de cultivo. Las más importantes son Bawiti, El-Harra y Bahariya.

Durante la época grecorromana el Oasis de Bahariya gozó de una gran prosperidad. Nota de esto lo da la gran necrópolis descubierta hace unas décadas. También contaba con una importante fortaleza defensiva y era parte de las rutas caravaneras por el desierto. Por otro lado, durante la época romana fue un centro agrícola donde se producía vino que luego se vendía por todo el Valle del Nilo (incluso, llegaba hasta Roma).

¿Qué ver en el Oasis de Bahariya?

El Museo de las Momias de Oro es uno de los grandes atractivos del lugar. Allí se exhiben algunas momias y sarcófagos, máscaras de oro y joyas que se hallaron en la necrópolis situada a 6 km de Bawiti.

En el Oasis de Bahariya encontramos el único templo dedicado a Alejandro Magno de todo Egipto y un templo dedicado a Amón-Ra, construido durante la dinastía XXVI.

Aunque, el encanto principal del Oasis de Bahariya es que es la base perfecta para hacer excursiones por el Desierto Occidental. De hecho, la mayoría de los turistas que llegan a él tienen ese objetivo en mente. A 100 km de Bawiti (de camino a Farafra) se encuentra el Desierto Blanco, uno de los grandes encantos de la zona. Mientras que, 50 km al sur se encuentra el Desierto Negro, la contracara del Blanco.

Otra de las excursiones más famosas para hacer desde el Oasis de Bahariya es la Montaña de Cristal. Este promontorio rocoso formado por cristales de cuarzo se encuentra situada a 90 km al sur de Bawiti, entre el Desierto Negro y el Desierto Blanco.

¿Cómo llegar al Oasis de Bahariya?

El Oasis de Bahariya se encuentra comunicado por carretera con El Cairo. Puedes llegar en autobús (aunque, no es la opción más cómoda) o en coche. En este caso, viajar por tu cuenta no es lo más recomendable. Pero, sí es posible contratar los servicios de un chofer particular.

Oasis de Siwa

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El Oasis de Siwa es un enclave egipcio que conjuga historia, belleza natural y tranquilidad. Se encuentra situado en un extremo aislado del Desierto Occidental, cerca de la frontera con Libia.

El Oasis de Siwa tiene alrededor de 80 km de largo por 20 de ancho y está habitado por unas 25.000 personas (bereberes fundamentalmente). El hecho de estar tan aislado del resto del país hace que las costumbres y tradiciones sean diferentes, incluso su lengua y organización social. Sus habitantes viven principalmente del cultivo de dátiles y olivos, aunque la apertura al turismo del lugar también contribuye.

Si bien el turismo decayó tras la Primavera Árabe de 2011, que produjo una profunda inestabilidad en Egipto, sumado a la proximidad de Siwa a la caótica Libia, el oasis es un destino seguro para el turista. Por ende, no deberías tener miedo de visitar este lugar.

¿Qué ver en el Oasis de Siwa?

Lo primero que tienes que ver dentro del oasis es la localidad de Siwa y su famosa fortaleza Shali. La misma se ubica en lo alto de una colina amurallada, por lo tanto se aprecia desde distintos puntos de la ciudad. Por su ubicación, seguro que ya has deducido que cumplía funciones defensivas. Si bien hoy se encuentra en estado ruinoso y abandonado, no deja de ser un lugar interesante que llama poderosamente la atención.

Tampoco dejes de visitar el Museo de la Casa de Siwa, donde podrás ver cómo eran las construcciones de adobe tradicionales. La colección etnográfica de este pequeño museo incluye también objetos y utensilios de la vida cotidiana, muestra cómo era la decoración y distribución de las viviendas típicas y más.

Otro dos atractivos de Siwa (ideales para los amantes de la arqueología) se ubican en la colina de Aghurmi. Allí se ven dos templos construidos en honor al dios Amón. El primero de ellos es el que guarda en su interior el famoso oráculo (Templo del Oráculo). Según se dice, este lugar fue visitado por Alejandro Magno para poder saber si era hijo de Zeus. También encontramos el Templo de Umm Ubedah, el cual estaba conectado al anterior. Sus ruinas inmersas en un palmeral tienen mucho encanto.

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Si la historia no es lo tuyo, en Siwa también podrás disfrutar de numerosos manantiales ocultos entre sus palmerales. De todos ellos, el más famoso es el Baño de Cleopatra, una piscina natural que, según cuenta la leyenda, fue usada por esta gobernante egipcia.

Otro atractivo natural de Siwa es el lago Shiatta. El mismo es habitado por aves migratorias (incluyendo flamencos) y gacelas. En sus profundidades se han encontrado fósiles de miles de años de antigüedad y una barca funeraria que data de la época faraónica o romana.

Unos 4 km al oeste de la ciudad se encuentra la isla de Fatnas, la cual cuenta con su propio manantial. Visitar este sitio es otra gran idea, puesto que se encuentra muy bien acondicionado y cuenta con alojamientos y hoteles en los cuales podrás descansar y disfrutar del ambiente de Siwa.

Si te alejas un poco del pueblo, encontrarás el famoso Gran Mar de Arena, el cual puedes conocer contratando un safari. El mismo consiste en una zona desértica del Sahara de 72.000 km2 en donde se encuentra el tercer campo de dunas más grande del mundo.

¿Cómo llegar al Oasis de Siwa?

El Oasis de Siwa se encuentra a unos 800 km de El Cairo y a 300 km de Marsa Matruh. Esta ciudad mediterránea es la urbe más cercana al oasis y su principal puerta de entrada. Por ende, lo mejor que puedes hacer es contratar una excursión o un servicio de transporte desde Marsa Matruh y organizar tu recorrido por el oasis de la manera que creas más conveniente.

Otra opción es contratar esta excursión de 5 días a Alejandría y el desierto de Siwa desde El Cairo. La misma incluye la visita a las ciudades de Alejandría, El Alamein, Marsa Matruh y el oasis, por lo que es una propuesta muy completa.

Oasis de Santa Catalina (Península Sinaí)

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El Oasis de Santa Catalina es el más famoso de la Península del Sinaí. Aquí encontramos un atractivo en donde la cultura, la historia, la naturaleza y la religión se mezclan a la perfección y crean un combo perfecto. Además, posee un paisaje diferente al resto de los oasis de Egipto que hemos mencionado.

El Oasis de Santa Catalina se encuentra situado a los pies de la Cordillera del Sinaí, junto a las montañas más altas del país. Allí se encuentra también el Monasterio de Santa Catalina (o Monasterio de la Zarza Ardiente), el más antiguo del cristianismo y principal eje turístico de la zona.

Las fuentes de agua de este oasis son diferentes a los oasis situados en el Desierto Occidental. Las pequeñas masas de agua de esta zona provienen, en parte, de las montañas de la Cordillera del Sinaí. Incluso, en ocasiones también se producen precipitaciones (a veces en forma de nieve) que nutren estas fuentes de agua. La vegetación, por su parte, poco tiene que ver con la de los oasis antes mencionados, ya que es mucho más escasa.

¿Qué ver en el Oasis de Santa Catalina?

Oasis y monasterio van de la mano, por ende, no puedes llegar a este lugar y no visitar el monasterio habitado más antiguo del mundo. Este recinto sagrado está íntimamente relacionado con Catalina de Alejandría, quien fue martirizada en dicha ciudad en el siglo IV. Según la creencia, el cuerpo de la santa fue trasladado por unos ángeles al sitio donde hoy se halla el monasterio.

De hecho, los monjes encontraron el cuerpo de Catalina de Alejandría en una gruta de la montaña, alrededor del año 800. Desde ese entonces el monasterio guarda sus reliquias y se convirtió en uno de los sitios de peregrinación más importantes del Cristianismo.

El mismo fue construido sobre un monasterio más antiguo que data de la época de Justiniano. Antes de esto, la emperatriz Santa Helena mandó a construir una pequeña capilla para conmemorar otro de los episodios bíblicos más importantes del Antiguo Testamento, que también lo tiene a Moisés como protagonista: el de la zarza ardiente.

El interior del monasterio acoge tesoros de inmenso valor, como la biblioteca más antigua del mundo. La misma resguarda colecciones extraordinarias de manuscritos cristianos y unos 5.000 libros sagrados.

La Basílica de Transfiguración, ricamente ornamentada, es el principal atractivo del monasterio. El sarcófago con los restos de Santa Catalina se encuentra situado detrás del altar central, pero es inaccesible para los visitantes.

Otros sitios de interés dentro del recinto son el Pozo de Moisés, donde según la creencia cristiana el patriarca conoció a su esposa. Cerca se encuentra la famosa Zarza Ardiente, la cual ardió a los pies del Monte Sinaí frente a los ojos de Moisés. La misma se ubica en el patio del monasterio y, si bien se considera un esqueleto de la original, tiene muchísimo valor.

Otro atractivo del oasis es el mismo Monte Sinaí, el cual regala a los turistas que suben a su cima uno de los amaneceres más bellos del planeta.

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Por si fuera poco, a 55 km de Santa Catalina se encuentra el Oasis de Wadi Feiran, otro de los más importantes del sur de la Península del Sinaí. Este lugar que se puede visitar desde Santa Catalina también es importante para el Cristianismo y posee características más similares a lo que uno imagina de un oasis. Allí hay algunos restos arqueológicos de la época cristiana, un modesto monasterio y una pequeña colina por la cual pasó Moisés.

¿Cómo visitar el Oasis de Santa Catalina?

La ventaja del Oasis de Santa Catalina es que no se encuentra tan alejado de otros centros turísticos del país. Por ejemplo, desde la turística ciudad de Sharm el-Sheikh (situada a orillas del Mar Rojo) salen excursiones a diario a este monasterio. Por ende, visitarlo es mucho más sencillo que los anteriores.

Aquí te dejamos una propuesta súper interesante: Monte Sinaí y Monasterio de Santa Catalina.

Mapa con los oasis de Egipto

Ya llegamos al final de esta ruta por los oasis de Egipto. Como pudimos ver, cada uno de ellos tiene su encanto. Pero, si no sabes cuáles elegir, desde nuestra perspectiva deberías optar por Siwa, Santa Catalina y/o Bahariya. Claro que siempre puedes optar por aquellos que te despiertan más curiosidad. Como sea, seguro disfrutarás mucho de la experiencia.

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Créditos fotográficos

  • The medina district in the settlement of Al-Qasr in the Dakhla Oasis of western Egypt (https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Al-Qasr_city_%28Dakhla_Oasis%29.jpg), por VascoPlanet/CC BY 2.0 (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/deed.en)
  • The temple of Hibis in Kharga oasis, Egypt (https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Temple_of_Hibis.jpg), por ASartan/CC BY-SA 3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/deed.en)

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