Los 10 imprescindibles de Malinas, Bélgica

Malinas (Mechelen en flamenco) es una de las ciudades menos conocidas, pero a la vez más bellas de Bélgica. Un enclave pequeño repleto de canales, palacios, iglesias y beaterios. Malinas es una parada con muchísimo encanto de una ruta por Flandes, por lo que deberías considerar seriamente incluirla en tu itinerario. Pasear por sus calles tranquilas y poco abarrotadas de turistas es un verdadero regalo. Por eso, queremos invitarte a descubrir esta ciudad belga contándote cuáles son sus 10 principales atractivos.

Malinas posee una larga historia ligada a la corte y a la religión. En el siglo XV, Carlos El Temerario eligió a esta ciudad como capital de los Países Bajos. A su vez, Margarita de Austria fue la responsable de que Malinas se convirtiera en una de las ciudades más refinadas de la época. Se construyeron edificios elegantes y el arte y las ciencias florecieron por doquier. Años más tarde, Carlos V trasladó la capital del reino a Bruselas. Sin embargo, lejos de perder encanto, Malinas quedó como una ciudad monumental sumamente bella.

Además de ser dueña de una de las plazas más hermosas de Bélgica, Malinas posee alrededor de 300 monumentos protegidos, algunos de los cuales se encuentran dentro del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Con todo esto, puede sorprenderte que tan pocos viajeros la conozcan. Aunque, justamente esta es su mayor ventaja. En Malinas podrás pasear tranquilo, sin hacer cola para comer ni estar acompañado en todo momento por la muchedumbre (algo que sí suele suceder en las ciudades más famosas de Bélgica).

10 lugares que ver en Malinas

Malinas o Mechelen es una ciudad compacta y pequeña, por lo que en un día podrás cubrir la mayor parte de sus atractivos. Pasear por su encantador centro histórico sin rumbo fijo, recorrer sus callejones y las orillas del río Dijle son solo algunos de los muchos encantos que tiene Malinas. Si bien un día es suficiente, te sugerimos pasar la noche allí y contemplar el atardecer a orillas del río.

Malinas es también el complemento perfecto de la bella ciudad de Lovaina, otro destino de Flandes que no te dejará indiferente. Por eso, muchos viajeros eligen visitar ambas ciudades en un día desde Bruselas. Aunque, creemos que lo ideal es que le dediques una jornada completa a cada una.

Sea cual sea el tiempo que decidas destinar a la ciudad, estos son sus 10 principales sitios de interés.

1- Puerta de Bruselas

Lo primero que verás cuando llegues a Malinas es la Puerta de Bruselas (Brussel Poort). Construida en el siglo XIII, esta puerta era la más alta de las doce que daban acceso a la ciudad amurallada. Si bien la muralla y el resto de las puertas han desaparecido, la Puerta de Bruselas se mantiene intacta como un fiel testigo de su pasado medieval.

Por eso, si llegas al centro histórico de Malinas caminando desde la Estación Central, esta monumental puerta te dará la bienvenida.

2- Grote Markt

Al igual que en todas las ciudades flamencas, en Malinas hay una tradicional Plaza del Mercado. La Grote Markt es el corazón del casco histórico y un espacio que conserva la belleza de las grandes y cuidadas plazas flamencas. Esto significa que a su alrededor verás los típicos edificios del Renacimiento, muchos de los cuales eran propiedad de los gremios locales.

Al mismo tiempo, como toda Plaza del Mercado, a su alrededor se encuentra la catedral, el Ayuntamiento de Malinas y una buena cantidad de bares y terrazas en donde podrás sentarte a degustar unos mejillones con patatas acompañados de la deliciosa cerveza belga.

Cada sábado, la Grote Markt es la sede del tradicional mercadillo de productos locales. Lo mismo sucede en Navidad, momento en que la plaza adquiere todavía mayor encanto, gracias a los típicos mercadillos navideños que se montan en todas las ciudades del norte de Europa, por ende, en Malinas también.

El monumental Ayuntamiento llama poderosamente la atención por su bella fachada gótica en la cual se ve una escultura de Carlos I. Las dos partes que conforman el edificio se distinguen entre sí. Una de ellas corresponde al Palacio del Consejo Mayor, mientras que la otra al Lakenhal, el antiguo mercado de paños.

Este último es lo más sorprendente del Ayuntamiento de Malinas. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el antiguo mercado de paños sorprende por su campanario inacabado. El motivo de esto, fue que la construcción se frenó en el siglo XVI cuando el comercio de paños comenzó a caer en picada.

La Grote Markt es una plaza peatonal, gracias al parking subterráneo que evita que los coches rompan con la estética del lugar. Hacia ella se vuelcan las calles y avenidas más importantes de Malinas. Por ende, inevitablemente pasarás por esta plaza.

3- Catedral de San Romualdo

Seguimos en la Grote Markt y ahora es momento de dirigir la vista a la majestuosa Catedral de San Romualdo. La sede del poder religioso de Malinas sorprende tanto por dentro como por fuera.

La Catedral de San Romualdo comenzó a construirse en el siglo XIII, aunque fueron necesarios muchos años de trabajo para concluir la obra. Lamentablemente, cuando estuvo terminada llegaron las guerras de religión y se perdieron muchos de sus elementos católicos.

Este templo consagrado a San Romualdo está catalogado como uno de los ejemplos más destacados del Gótico brabantino. Su nave de 118 metros y su interior ricamente decorados con obras de diferentes artistas flamencos le dan una elegancia única. Aunque, este edificio majestuoso no sería quién es si no fuese por su impresionante torre.

Para subir a lo alto de la Torre de San Romualdo deberás sortear 514 escalones, aunque créenos que el esfuerzo será recompensado con unas vistas brutales de la ciudad. Desde allí se distingue toda Malinas, el Atomium de Bruselas y la cercana Amberes. Además, a medida que subas irás parando en muchas ocasiones, ya que en todo el trayecto hay paneles con información de la torre y la historia de Malinas. Incluso, podrás acceder a la sala del carillón y ver sus 43 campanas.

La Torre de San Romualdo es una especie de brújula de la ciudad. Desde donde te pares verás esta monumental obra de 97 metros cuya construcción llevó más de 300 años. Al igual que otros edificios de la ciudad, la torre está dentro del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

El acceso cuesta 8 €.

4- Pasarela sobre el río Dijle

El paisaje de Malinas se encuentra delineado por el río Dijle, un subafluente del río Escalda que atraviesa el centro histórico.

Antiguamente, las aguas del río Dijle eran surcadas a diario por las embarcaciones que transportaban mercancías. Sin embargo, esta actividad fluvial comercial ha desaparecido por completo. Por eso, quienes actualmente recorren el río son los barcos que llevan turistas que desean admirar la belleza de esta ciudad desde otra perspectiva.

Los barcos salen a diario entre abril y septiembre desde Haverwerf, y tienen un costo de 6,5 € para adultos, 4,5 € para niños de 4 a 12 años y son gratis para los menores de 3 años.

De todos modos, pasear en barco no es la única manera de recorrer el Dijle. Otra forma es seguir el confortable sendero que comunica el Haverwerf y el Kruidtuin a lo largo de casi 2 km. Esta estructura de pasarelas flotantes representa uno de los atractivos turísticos más importantes de Malinas.

A lo largo de tu paseo por el río Dijle irás descubriendo diferentes puntos de interés. Uno de ellos es el Grootbrug, el puente de piedra más antiguo de Flandes construido en el siglo XIII. En su momento formó parte de la defensa de la ciudad y, hoy en día, es un agradable espacio lleno de macetas con flores.

Otro de sus rincones encantadores son las casas de Haverwerf, ubicadas en el antiguo muelle donde se descargaba la avena. Estas tres casas con fachadas originales del siglo XVII están dentro de los puntos más fotografiados de Malinas. La del medio es conocida como la “casa de los diablillos” y posee una de las fachadas en madera más lindas del país. A su derecha se encuentra “el pequeño paraíso”, característica por sus relieves de color verde; mientras que a la izquierda se encuentra la “casa san José”, de color rojizo.

5- Iglesias de Malinas

En el casco histórico de Malinas hay 8 iglesias. No necesitas visitarlas todas, sin embargo, hay algunas que no deberías perderte. Una de ellas es la Iglesia barroca de San Pedro y San Pablo, cuyo interior se encuentra bellamente decorado.

¿Sabías qué? La historia de esta iglesia está vinculada con la de Margarita de Austria. Este templo se encuentra ubicado justo al lado del Palacio de Margarita de York, frente al Palacio de Margarita de Austria. La iglesia medieval original (que ya desapareció) contaba con un puente que la conectaba con el Palacio de Margarita de Austria. Se dice que los órganos de esta importante mujer se conservaron en una urna de plomo tras su muerte en ese preciso lugar. Hoy en día, la urna se encuentra en la actual Iglesia de San Pedro y San Pablo.

Igual de interesante es la Iglesia de San Juan, ubicada muy cerca de la Grote Markt. Este templo, que por fuera parece muy austero, en su interior es una maravillosa obra de arte. Los interesados en el tema no pueden dejar de entrar y disfrutar de unas de las obras más emblemáticas del famoso Pedro Pablo Rubens: “La Adoración de los Reyes Magos”.

Otro de los templos que te proponemos visitar en Malinas es la Iglesia de Nuestra Señora, ubicada a unos metros del río. Esta obra levantada entre los siglos XIV y XVII posee un interior amplio y luminoso gracias a sus modernas vidrieras (antes había unas hermosas vidrieras góticas que lamentablemente se perdieron en los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial). Aquí también encontrarás otra obra del gran Rubens: La Pesca Milagrosa.

6- Palacio de Margarita de Austria y Margarita de York

La historia de Malinas está muy vinculada a la historia de la monarquía española. De hecho, uno de sus más grandes monarcas pasó allí su infancia, Carlos V. Por la ciudad ya habían pasado sus padres: la hija de los Reyes Católicos (más conocida como Juana la Loca) y Felipe el Hermoso. Tras contraer matrimonio en Lier, Felipe y Juana pasaron la noche en Malinas.

Carlos V, nacido en Gante, regresó a Malinas para recibir educación en la corte de Margarita de York, su abuela. Margarita de Austria, por su parte, era la hermana pequeña de Felipe el Hermoso. Esta mujer culta y con carácter pasaría a la historia como la madre adoptiva de Carlos, tras el encierro de Juana la Loca en Tordesillas. Margarita de Austria murió a los 50 años, dejando como único heredero a su adorado sobrino, el futuro Carlos V.

Margarita de Austria es un personaje clave en la historia de Malinas. Bajo su regencia la ciudad se convirtió en capital de los Países Bajos borgoñones, lo cual incluía los territorios de los actuales Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, el norte de Francia y una parte pequeña de Alemania. Esta época dorada, que duró apenas 5 años, dejó su huella en la ciudad en sus hermosos palacetes, casas gremiales e iglesias.

Hoy en día, hay muchos espacios en la ciudad que recuerdan a Margarita de Austria, como la escultura ubicada en uno de los laterales de la Grote Markt; y el palacio que fue su residencia oficial, hoy reconvertido en Palacio de Justicia. El Palacio de Margarita de Austria es el primer edificio renacentista de los Países Bajos.

Prácticamente frente a él se encuentra el Palacio de Margarita de York, que actualmente es un teatro. Si bien no hay mucho para hacer, vale la pena acercarse y observar las hermosas fachadas de ambos lugares.

7- Pequeño y Gran Beaterio de Malinas

Algo típico de las ciudades flamencas son los beaterios. Allí vivían las beguinas, es decir, las mujeres viudas o solteras que no eran monjas, pero vivían juntas en comunidades religiosas en estos espacios. Los beaterios nacieron en la época de las cruzadas, cuando muchos hombres partieron y las mujeres quedaron solas. Generalmente, lo habitual era que las mujeres bien posicionadas fueran a conventos. Las que no pertenecían a la aristocracia y no podían ingresar a los conventos, encontraron asilo en los beaterios.

Las beguinas no hacían votos de pobreza, obediencia y castidad, por lo que no estaban atadas a vivir en el beaterio toda su vida. Si encontraban un hombre con quien casarse, podían abandonar el lugar, aunque la mayoría se quedaba allí. Si bien al principio la iglesia las trató como herejes, lo cierto es que con el tiempo las aceptó con la condición de que llevaran una vida devota.

Malinas posee dos beaterios, el pequeño y el gran beaterio, ubicados muy cerca entre sí. El Gran Beaterio nació a mediados del siglo XVI y es considerado un auténtico barrio, solamente que las beguinas ya no viven en él. El Gran Beaterio es como una especie de pequeña ciudad dentro de la ciudad (tienen escuelas, supermercados, hospital). Tras sus muros se conservan bastante bien las viviendas originales que hoy están habitadas por ciudadanos que se encargan de proteger los 400 años de historia que tiene el lugar.

Gracias que el Gran Beaterio conserva su carácter típico flamenco y su arquitectura única, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

El Pequeño Beaterio fue el primero en construirse en Malinas, solo que cuando el espacio quedó chico, muchas de las beguinas se trasladaron al Gran Beaterio. Gracias a la restauración llevada a cabo, este lugar es realmente maravilloso. Pequeño, apartado, lleno de encanto y tranquilo, un verdadero oasis que acogió a quienes fueron, posiblemente, las primeras mujeres feministas de la historia.

8- Jardín de Invierno de Malinas

Malinas está llena de sorpresas, y una de ellas es este impresionante jardín en donde el estilo Art Nouveau se hace presente en cada una de sus esquinas. Sus bellas bóvedas acristaladas te harán alucinar, de allí que decidimos incluirlo en este listado de los 10 principales atractivos de Malinas.

El Jardín de Invierno pertenece al colegio de las hermanas ursulinas de Onze-Lieve-Vrouw-Waver, quienes fueron las responsables de construir este magnífico espacio. Lo más sorprendente, es que fue un edificio sumamente moderno para aquel entonces (hablamos del año 1900), lo cual da nota de lo avanzadas que eran estas mujeres.

El colegio de las hermanas ursulinas era un internado que recibía a estudiantes adinerados de todo el mundo. Allá por el año 1900, que fue cuando las monjas dieron la orden de construir el jardín, el colegio tenía más de 600 estudiantes mujeres. Como las niñas no podían salir del colegio, sus padres iban a visitarlas. Por eso, las monjas decidieron crear este espacio común para que las familias pudieran compartir el momento. El estilo elegido tuvo que ver con la clase social que tenían las familias, que esperaban encontrar espacios acordes a su posición.

Los 100.000 m² de superficie del Jardín de Invierno de Malinas se encuentran llenos de detalles. Su bóveda de cristal policromado decorado con motivos relacionados con la naturaleza es lo más impresionante de este espacio, a la vez que crea un juego de luces realmente espectacular. Gracias a esta bóveda, incluso en los fríos meses de invierno da la sensación de que es primavera.

¿Sabías qué? Hasta el día de hoy sigue siendo un misterio el nombre del arquitecto que se encargó de diseñar este espacio tan maravilloso. Se sabe que las monjas hicieron el encargo, pero no a quién.

Además de visitar el jardín, puedes recorrer el resto de las instalaciones del colegio. A medida que recorras sus largos pasillos irás encontrando diferentes estancias, como la iglesia neogótica, el oratorio, un pequeño museo de Ciencias Naturales y la impresionante galería de pianos de 1895.

Sin dudas, una de las mejores visitas para hacer en Malinas. Los recorridos guiados tienen un costo de 12 € para adultos y son gratuitos para los menores de 12 años.

9- Fábrica de cerveza Het Anker

Estamos en Bélgica, por lo que no podemos no hablarte de su cerveza. Y sí, al igual que el resto de las ciudades que visitamos, Malinas también tiene sus propias cervecerías.

La historia de la cervecería Het Anker se inició en el siglo XV, cuando las beguinas comenzaron a elaborar cerveza para los pacientes del hospital del Gran Beaterio (sí, aunque suene loco fue así). En 1872, la familia Van Breedam compró la cervecería y la modernizó. Al día de hoy y habiendo pasado cinco generaciones, la fábrica sigue siendo propiedad de la misma familia.

La cervecería Het Anker es la única ubicada en el centro de Malinas (hace un siglo había unas 30). Es famosa principalmente por su cerveza Gouden Carolus, que está dentro de las mejores del país y se exporta a todo el mundo.

Por eso, los amantes de la cerveza no pueden dejar de unirse a un recorrido guiado por sus instalaciones y conocer la historia detrás de este producto tan prestigioso. Y, como no podía ser de otra manera, terminar la experiencia con una buena cata.

10- Museo de la Deportación

Los amantes de la historia pueden visitar el Museo de la Deportación de Malinas y hacer un viaje en el tiempo a uno de los momentos más trágicos y aberrantes de la historia.

Durante la Segunda Guerra Mundial, más de 26.000 judíos y unos 350 gitanos fueron deportados de Malinas a Auschwitz. Para el final de la guerra, menos del 5% había logrado sobrevivir. Por eso, visitar el museo es conocer un poco más sobre las horas más oscuras que vivió esta ciudad.

El Museo de la Deportación se encuentra ubicado en el antiguo edificio conocido como Kazerne Dossin. Este cuartel se convirtió en el centro de operaciones de la SS, la organización que llevó adelante el exterminio de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Desde allí, los Nazis movían los hilos y escribían uno de los acontecimientos que marcarían para siempre la historia de la humanidad.

Si bien puede resultar chocante visitar un lugar tan doloroso, lo cierto es que es parte de nuestra historia, y por ende, no debe ocultarse. Allí conocerás a los judíos belgas que fueron asesinados en los campos de concentración, así como aquellos que se resistieron y lograron escapar a la deportación. El museo también muestra la colaboración de las instituciones belgas con la SS, y también la ayuda que brindó la población a quienes lograron escapar de la deportación. Sin dudas, una visita que conmueve y muestra las dos caras de la humanidad.

Este museo inaugurado en 1995 tiene la particularidad de ser uno de los pocos que existen en Europa que fueron fundados en el mismo sitio donde ocurrieron los acontecimientos. A las afueras del museo se encuentra un monumento que rinde homenaje a todas las personas que fueron deportadas a los campos de concentración desde Malinas.

La entrada al museo es gratuita, aunque las visitas guiadas de 90 minutos son de pago.

Así termina nuestro recorrido por los 10 imprescindibles de Malinas. Por supuesto que hay más por ver, pero con esto cubrirás lo más importante de esta ciudad que vale muchísimo la pena. Un recorrido por la historia, cultura, gastronomía y arquitectura en una ciudad belga que los viajeros no deberían perderse. Esperamos que lo hayas disfrutado y que apuntes a Malinas en tu hoja de ruta. ¡Hasta la próxima!