Ostende es una ciudad belga de tamaño pequeño que tiene todos los atractivos de una gran ciudad. A solo 15 minutos de Brujas en tren y a solo una hora de Bruselas, la ciudad portuaria de Ostende, se regocija con los títulos, «la Reina de las Playas» o «La Ciudad junto al Mar«.
Es el centro turístico costero más grande y conocido de Bélgica, gracias a su éxito como balneario y centro comercial. La presencia de un puerto marítimo y un aeropuerto son fortalezas económicas muy importantes. El Puerto de Ostende está situado en la zona marítima más activa de Europa.
Y es un lugar vibrante e históricamente rico para visitar. El espíritu de Ostende es igualitario y acogedor; todo el mundo va a la playa a divertirse y todo el mundo es bienvenido. Hoy, Ostende tiene un aspecto moderno y está preparado para albergar importantes conferencias y dar la bienvenida a hordas de turistas.
Alguna vez un tranquilo pueblo de pescadores, Ostende en Bélgica se ha transformado a lo largo de los siglos en una ciudad portuaria cosmopolita, que es ideal para un breve descanso. Situado en Flandes Occidental, está a poco más de una hora de Calais en auto, veremos que no hay escasez de cosas que hacer en Ostende.
Qué hacer en Ostende
Si bien la mayoría de los visitantes viajan por sus costas y el mar, Ostende también sobresale en arte, cultura, ocio, deportes y naturaleza. Las principales atracciones de esta pequeña ciudad son su animado centro de la ciudad, la abundancia de restaurantes de mariscos y la hermosa playa de arena que abraza la costa, por lo que está garantizado que te divertirás durante tu visita.
Al ser una ciudad pequeña, con pocos días es suficiente visitarla. Aunque siempre tendrás buenas opciones para ampliar tu repertorio. Te dejamos un itinerario de 3 días, con los principales destinos a visitar, para que puedas trazar tu ruta de viaje por Ostende.
Día 1: Compras por la ciudad y día de playa
Tiendas y mercados
Los adictos a las compras pueden disfrutar de una experiencia de compra única en Adolf Buylstraat, una bonita calle que cuenta con una combinación de conocidas cadenas de tiendas y boutiques independientes, y Kapellestraat, la principal calle comercial de la ciudad. También hay muchas calles intermedias que son perfectas para buscar recuerdos en tiendas extravagantes.
Los mercados al aire libre, como Groentemarkt, son ideales para llevar a casa regalos locales, ya que los días de mercado suelen celebrarse los jueves y sábados por la mañana, hay un pequeño mercado de flores los domingos.
Los amantes de la cultura adorarán las imponentes iglesias neogóticas del siglo XIX de San Pedro y San Pablo, que son hitos muy llamativos debido a sus vidrieras de colores y sus torres altísimas. También puedes disfrutar de Venetiaanse Gaanderijen, una serie de galerías que se extienden a lo largo del malecón de Ostende y fueron construidas para el rey belga a principios del siglo XX.
Otro lugar imprescindible para visitar es el museo de arte Mu.ZEE, que ha sido completamente renovado para convertirlo en un centro cultural y contiene una colección de importante arte belga, incluida la obra del famoso residente James Ensor.
Playa de Ostende
Conocida como la ciudad junto al mar, pasear por la playa es una de las mejores cosas que hacer en Ostende. Separada de la ciudad por un amplio bulevar, la playa es ideal para tomar el sol, jugar y practicar deportes acuáticos.
El tramo de playa más popular se encuentra frente a Koninklijke Gaanderijen, las Galeries Royales d’Ostende, pero si prefieres una playa más tranquila, puedes acercarte al fuerte, que suele estar menos concurrido.
Cuando llegue el momento de tomar un refrigerio, encontrarás muchas opciones en las terrazas junto a la playa, los restaurantes y las cafeterías.
Día 2: Cultura por Ostende
Museos a visitar
Hay mucho que ver y hacer en Ostende. La ciudad alberga un museo de arte moderno, Mu.Zee, y la Casa Ensor celebra la vida del residente más famoso de la ciudad. Los fanáticos del arte también encontrarán una variedad de exposiciones y espectáculos en toda la ciudad.
La antigua oficina de correos se ha convertido en un importante centro de arte ubicado en el centro donde encontrarás conciertos, teatro, ópera y más. El Casino Kursaal también alberga una variedad de conciertos, musicales y exposiciones y es igual de fácil de encontrar.
La historia marítima de la ciudad tampoco se descuida. El Amandine, el último de los arrastreros que partieron de Ostende para cosechar los mares que rodean Islandia, es un museo y un monumento al pasado marítimo reciente de la ciudad.
Sitios de interés arquitectónico en Ostende
El majestuoso Mercator de tres mástiles fue un buque científico y de instrucción naval belga que tuvo su puerto en Amberes durante la primera mitad del siglo XX. El pasado a veces violento de la ciudad también ha dejado sus huellas en Ostende. Puedes ver una sección sobreviviente del muro atlántico que los nazis construyeron para tratar de defender su Reich continental del ataque británico y estadounidense y restos de un fuerte poligonal de las guerras europeas de la era napoleónica.
La familia real belga está conmemorada en la ciudad, siendo el rey Alberto I el más recordado con cariño. Su valiente negativa a ceder ante las demandas alemanas al comienzo de la Primera Guerra Mundial le ha otorgado un lugar especial en el afecto de la nación.
Otro sitio de gran interés es la iglesia principal de la ciudad, la iglesia neogótica de San Pedro y San Pablo del siglo XIX, que celebra a Alberto y su reina Isabel.
Un paseo especial de “patrimonio de buen gusto” te lleva por los principales sitios de la ciudad con algunas paradas gastronómicas para refrescarse en el camino. Si estás al día con lo último en tecnología digital, puedes iniciar sesión en un paseo por la ciudad de James Ensor y un “walku-mentary” sobre el período de Ostende de Marvin Gaye.
Día 3: Entrenimiento por la ciudad
Actividades para hacer
Encontrarás todas las delicias habituales de un balneario tradicional y un centro de deportes acuáticos en Ostende. Puedes arriesgar en el famoso casino de la ciudad o en el hipódromo, uno de los dos únicos en Bélgica que alberga tanto carreras planas como de trotones.
La ciudad es una delicia para los caminantes. La playa y el muelle son atracciones obvias, pero también hay una gran cantidad de parques y espacios verdes.
O simplemente puedes disfrutar de algunas de las cervezas de fama mundial de Bélgica y jugar al billar o al snooker en algunos de los numerosos bares y cafeterías de la ciudad. Si te gusta la salud y la belleza, recuerda que este es uno de los primeros balnearios del mundo y esta tradición se mantiene viva.
El invierno trae el atractivo añadido de patinar sobre hielo en una pista de Wapenplein, la plaza principal de la ciudad, desde la primera semana de diciembre hasta principios de enero.
La vida nocturna en Ostende
Como Ostende es una ciudad de bolsillo, la vida nocturna se concentra convenientemente en una pequeña área del centro de la ciudad. Langestraat, Van Iseghemlaan y Vissersplein son los lugares para ir después del anochecer.
Encontrarás de todo, desde acogedores cafés marrones (lo más parecido que tiene Bélgica a un pub británico, solo que con más cerveza), hasta clubes nocturnos, lounges y bares de copas, así como establecimientos para adultos y una amplia escena para la comunidad gay.
Ostende aún no es un destino muy conocido para los turistas británicos, pero encontrarás algunos pubs irlandeses en la parte superior de Langestraat.
Si bien las leyes recientes significan que la mayoría de los bares tienen que apagar la música a las 5 am, eso no significa que cierren del todo. Algunos clubes permanecen abiertos más tiempo y la ley no se aplica en la mayoría de los días festivos.
Eventos de Ostende
Con una economía turística que respaldar, Ostende organiza festivales durante todo el año, incluida una exhibición semanal de fuegos artificiales para mantener entretenidos a los visitantes durante la temporada principal de verano.
Ostende alberga una gran cantidad de eventos fantásticos durante todo el año, y vale la pena investigarlos antes de ir, para ver si deseas planificar tu viaje en torno a uno de ellos.
Por ejemplo, el festival Theatre by the Sea (TAZ) atrae a miles de visitantes a Ostende durante 10 días a fines de julio de cada año. Ofrece una maravillosa combinación de música en vivo, actuaciones increíbles y bailes impresionantes.
También puedes visitar el festival de arte alternativo, Paulusfeesten, que exhibe arte, música, poesía y otros espectáculos en torno a un tema particular cada año, o el evento marítimo clásico anual más grande de Europa, el Ostend voor Anker, que embarca 172 barcos clásicos, espectáculos musicales y exhibiciones.
Cómo llegar y moverse por Ostende
Las formas más fáciles de llegar a Ostende son tomar el Eurostar a Bruselas y luego un tren directo a la ciudad. O puedes conducir a través de Chunnel o subirte a un transbordador de automóviles a Calais, Dunkerque o Zeebrugge.
Los horarios de tren, los billetes y los itinerarios desde cualquier estación de Bélgica hasta la terminal de Ostende están disponibles a través de la herramienta de viaje de los ferrocarriles belgas. La ciudad también está en muchas rutas de autobuses.
Una vez allí, una bicicleta o un auto de alquiler es la forma más sencilla de moverte. Una ruta de tranvía costero es una manera fácil y pintoresca de explorar más lejos, con más de 70 paradas a lo largo de tu ruta.
Es la línea de tranvía individual más larga del mundo y desde Ostende puedes llegar a cualquier parte de la costa. En verano hay uno en cada dirección cada 15 minutos.
Historia de Ostende
Ostende, la ciudad más grande de la costa flamenca, comenzó como un pequeño pueblo construido en una isla llamada Testerep.
Alrededor de 1265, el pueblo ganó el estatus de ciudad cuando a los habitantes se les permitió construir una sala en la que celebrar su mercado. La principal fuente de ingresos de los habitantes era, como era de esperar, la pesca.
En 1395, para asegurar su asentamiento, los habitantes decidieron construir una nueva Ostende detrás de grandes diques, más lejos del mar siempre amenazante. En 1722, los holandeses cerraron la entrada al puerto de Amberes y Ostende saltó a la fama.
Para 1838, se construyó una conexión ferroviaria con Bruselas y Ostende se convirtió en un punto de tránsito hacia Inglaterra unos años más tarde, cuando el primer ferry zarpó hacia Dover. Ostende creció en estatura durante los reinados de los reyes belgas Leopoldo I y Leopoldo II, a quienes les gustaba pasar sus vacaciones en la ciudad.
Se construyeron importantes monumentos y villas para la Familia Real y pronto siguió el resto de la Bélgica aristocrática, lo que llevó a Ostende a ser llamada “La Reina de los balnearios belgas”.
Es posible que Ostende haya perdido parte de su grandeza de la Belle Époque, pero todavía está muy viva y es una pequeña gran ciudad para visitar durante todo el año. Con tantas cosas geniales que hacer en Ostende, ¿por qué no comenzar a planificar tu viaje perfecto a la ciudad junto al mar ya mismo?
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