Prepara tus maletas porque nos vamos a Taboga, en Panamá. Esta bonita isla está ubicada en el Golfo de Panamá y a 20 km de la capital, por lo cual es una escapada perfecta de un día. De origen volcánico, Taboga se caracteriza por su tupida vegetación tropical, sus playas hermosas y su rica historia.
El panameño Ricardo Fábrega escribió «Taboga eres tan bella que no te puedo olvidar», como parte de su canción que luego sería popularizada por el grupo Dimensión Latina. No caben dudas de que esa será la sensación que te dejará Taboga después del viaje.
La Isla de Taboga, también conocida como Isla de las Flores, es la más grande del Archipiélago de Las Perlas. Sus 12 km cuadrados son de una belleza única, destacando sus veredas estrechas, sus senderos florales y su conservado aire colonial. Es habitada por una comunidad de pocos habitantes (menos de mil) y se encuentra rodeada de playas de aguas transparentes que atraen a los panameños que buscan escapar del bullicio de la capital. Es el destino ideal para pescar, practicar deportes acuáticos, hacer senderismo, dar paseos en bote o visitar el “Refugio de Vida Silvestre de Isla de Taboga”.
Muchas familias panameñas han encontrado en Taboga un destino predilecto para pasar los fines de semana. Esto se ve en la construcción de residencias de verano que miran al mar y combinan armónicamente las tendencias modernas de la arquitectura con el ambiente tropical de la isla. Junto a las mansiones se encuentran las viviendas tradicionales de los isleños, creando un contraste notorio que hace aún más interesante la visita a Taboga.
Un detalle que le suma encanto es la ausencia parcial de automóviles. Hay muy pocos vehículos en la isla y la mayoría son usados para transportar visitantes o materiales, por lo que pasear por ella es muy tranquilo. Las casas de veraneo usan como medio de transporte habitual los carritos de golf o las motocicletas, aunque la esencia de la isla está en recorrerla a piel.
Historia de la Isla de Taboga
A pesar de ser un sitio pequeño, Taboga reúne mucha historia y participó de algunos de los capítulos más importantes en la historia de la conquista del sur de América. Por eso mismo, resguarda una riqueza cultural de gran valor.
Vasco Núñez de Balboa descubrió la Isla de Taboga en el año 1513. En 1524 el Padre Hernando de Luque fundó una villa a orillas de la playa, a la cual llamó San Pedro, en honor al santo patrono de la isla. Con el paso del tiempo, la isla pasó a ser una zona portuaria de la Ciudad de Panamá y el punto de partida de las expediciones a Perú. El pirata Henry Morgan también pasó por Taboga, quien arribó a ella en 1671, luego de arrasar con la capital del país.
En el siglo siguiente, Taboga se convirtió en un importante centro por el cual pasaban las riquezas descubiertas en Sudamérica. Durante la fiebre de oro californiana tuvo su período de máximo esplendor y ya para 1850 era el principal puerto de Panamá.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Taboga alojó una base estadounidense que se ubicó en lo alto del Cerro de La Cruz. Esto representó un gran impulso económico, dada la cantidad de soldados que estaban estacionados allí. En aquella época también se instalaron en este sitio compañías inglesas y australianas de vapores. Según se dice, por estos días el oro circulaba en la isla como nunca antes se había visto.
Años después de su descubrimiento, adoptó el nombre de Taboga, que en lengua indígena significa “abundantes peces”. Actualmente, lleva como sobrenombre Isla de la Flores, gracias a la abundancia de flores y colorida fauna que hay alrededor de la isla.
De este pasado solo queda la pequeña iglesia de San Pedro, que es la segunda más antigua de todo el litoral Pacífico americano. También, en el Peñón de El Morro aún se aprecian los restos de las grúas y maquinarias portuarias de la compañía inglesa. Para conocer más a fondo la historia del lugar puedes ponerte de acuerdo con los jóvenes taboganos que siempre están en el muelle, dispuestos a llevar a los turistas a los sitios más históricos de la isla.
Flora y fauna de Taboga
La inauguración del Canal de Panamá puso fin a la vocación comercial de la isla. Este hecho supuso un beneficio inesperado que permitió que el litoral este de Taboga pudiera conservarse como refugio de vida silvestre. Gracias a ello, Taboga se ha convertido en un santuario para la anidación de aves marinas, entre ellas pelícanos pardos, paticuervos, gaviotas y más. De hecho, Taboga y Urabá albergan una de las colonias reproductoras de pelícanos pardos más grandes del mundo.
El litoral de la isla de Taboga junto a la isla de Urabá forman el Refugio de Vida Silvestre de Taboga, que ocupa una superficie de 258 hectáreas. Creado en 1984, además de servir de sitio de anidación de diversas especies de aves marinas, cuenta con hermosas playas alrededor de todo el contorno de la isla. El refugio vela por la protección y conservación de los ecosistemas y la diversidad biológica de esta región.
La flora de la Isla de Taboga es exuberante. En las partes altas de la isla predominan los bosques tropicales secos, con especies como el laurel y el cedro espino, entre otros. Mientras que, en la parte más baja, se encuentra un bosque típico de las zonas insulares, donde predominan los frijoleros, guayabos, limoneros y más. En estas partes bajas es donde abundan las flores de toda clase y colores que le dan su sobrenombre.
La fauna es igual de variada. Si bien los mamíferos no son muy abundantes, es posible encontrar osos hormigueros, conejos, ardillas, entre otros. También es común ver iguanas, ranas de color verde y negro (ten cuidado porque son venenosas), boas constrictor y más. Las especies marinas más habituales son diversos tipos de peces, tortugas marinas, manta rayas, tintoreras, etc. En agosto las ballenas jorobadas hacen su aparición en Taboga, buscando aguas cálidas para aparearse.
Atractivos turísticos de la Isla de Taboga
La Isla de Taboga guarda mucho interés turístico y es perfecta tanto para quien busca descansar, como para los turistas más inquietos que desean salir a explorar. Es un lugar donde podrás disfrutar de largas caminatas, ya que cuenta con bosques y senderos increíbles, zonas de subidas y bajadas y cerros cercanos a su costa.
Si perteneces al grupo que prefiere explorar, puedes descubrir la belleza de la isla mediante una caminata a sus puntos más elevados: el Cerro Vigía o el Cerro de la Cruz. También puedes dar un paseo por la ciudad y explorar su historia y, por qué no, relájate en sus tranquilas playas o tomar algo en sus muchos bares con vistas al mar.
La isla te da la posibilidad de experimentar tanto de la tupida y colorida naturaleza como de la costa y la vida submarina. También, en la costa del Pacífico podrás ver a los pescadores que salen por las mañanas a conseguir pescado fresco para el pueblo.
Tip viajero: para disfrutar mejor de los encantos de la isla, lo mejor es evitar los fines de semana (especialmente los largos) y los días festivos, que es cuando más concurrida está.
Playas
La razón obvia para visitar la Isla de Taboga es disfrutar de sus playas (aunque, no es la única, como verás más adelante). Una vez que desciendas del ferry y recorras el muelle llegarás a las dos playas más populares de la isla.
La más visitada es la playa La Restinga, uno de los rincones más lindos de la isla. Se encuentra ubicada al norte y posee un banco de arena que, cuando la marea está baja, se une con el Peñón de El Morro, permitiendo llegar a pie a él. Allí podrás alquilar una sombrilla y bañarte en sus aguas verdes y limpias. Cerca del muelle, encontrarás chiringuitos que venden pinchos de carne, un arroz con marisco o zumos de papaya. No dudes en probar algunas de estas delicias panameñas mientras admiras la pequeña bahía por la cual transitaron, en épocas de antaño, conquistadores españoles y piratas ingleses.
La única desventaja es que aquí se acumula la mayor cantidad de turistas. En ese caso, tienes una segunda opción: Playa Honda, que está más cerca del pueblo y no es tan popular. Además, su banco de arena es más grande y se encuentra próximo a un parque infantil (dato interesante en caso de que viajes con niños).
Entre ambas playas hay una amplia variedad de negocios pequeños, restaurantes y bares, por lo que no faltarán opciones para disfrutar. Hacia el norte de La Restinga se abren una serie de senderos accidentados que conducen a pequeños bancos arenosos, ideales para quienes buscan aislamiento y soledad.
Taboga también cuenta con playas pequeñas y escondidas entre su costa rocosa a las cuales solo se puede llegar en lancha cuando la marea comienza a subir. Por eso, si quieres visitar alguna de ellas (por ejemplo, la playa Piedra Llana) deberás consultar antes a los lancheros para ver si es posible acceder.
Senderismo al Cerro del Vigía
Taboga tiene buenas propuestas de senderismo para los amantes de la naturaleza y las actividades al aire libre. Al igual que el poblado, los caminos están asociados a antiguas leyendas y episodios históricos, además de atravesar una flora y fauna increíbles.
El Cerro del Vigía es el más alto de la isla y conduce hasta un mirador construido por Estados Unidos, desde el cual se advertía la llegada de los barcos. Al mismo tiempo, este cerro tenía un dispositivo de orientación para la navegación aérea y daba la bienvenida a los aviones que llegaban a Ciudad de Panamá.
Las vistas desde allí arriba son increíbles y llenas de contrastes. Por un lado verás los enormes buques que ingresan al Canal de Panamá, los rascacielos de la capital y las remotas islas del Archipiélago de Las Perlas. También se aprecian muy bien las montañas verdes de la isla y las pequeñas playas de arena dorada. Un paisaje que es aún más espectacular con la luz cálida del atardecer.
Ascenso al Cerro de la Cruz
Otra de las rutas populares es al Cerro de la Cruz, que rememora el entierro de tres criminales. Según cuenta la leyenda, sus espectros atormentaban de tal manera a los taboganos que un cura debió bendecir y clavar tres cruces sobre los túmulos.
El sendero tiene menos de 2 km y la caminata dura aproximadamente una hora y media. La dificultad es moderada, aunque cuando llegues a lo alto del mirador el esfuerzo será compensado con unas hermosas vistas del mar y del pueblo.
Entre estos cerros se encuentra un valle que divide la parte norte y sur de la isla. La parte de la isla más poblada mira hacia la Ciudad de Panamá, la bahía y la entrada al canal. Por su parte, el resto de la isla corresponde al Refugio de Vida Silvestre de Isla de Taboga.
Pasear por el pueblo de San Pedro de Taboga
Otra de las cosas que no puedes dejar de hacer en la isla de Taboga es dar un paseo a pie por el encantador pueblo de San Pedro. Sus pintorescos callejones que llevan nombres de conquistadores españoles te encantarán. A lo largo de ellos se abren casitas de colores, patios con hermosos jardines, murales y terrazas con vistas al mar. Todo envuelto en una atmósfera relajada y libre de vehículos que le da mucha magia.
Las antiguas casas coloniales construidas en madera y la Iglesia de San Pedro son los atractivos principales del pueblo. La iglesia, construida en 1685, es la segunda más antigua del continente americano. Es un claro ejemplo de la arquitectura colonial de la época y en 1996 fue declarada monumento histórico.
La Iglesia de San Pedro se encuentra ubicada en una especie de terraza y ya es visible desde lejos, gracias a su torre. Una vez que desembarques en el puerto, encontrarás un camino adornado por el malecón que te conducirá al templo. La construcción es pequeña y consta de torre que hace de campanario sobre la que hay colocada una cruz. En la entrada al templo reza la inscripción Salve Regina. Alrededor de él hay un pequeño parque que es el punto de encuentro de los pobladores.
¿Cómo llegar a Taboga?
El acceso a Taboga se realiza desde Ciudad de Panamá. El punto de partida es la Calzada de Amador, desde donde salen los transbordadores que llevan a la isla. El viaje dura apenas unos 30 minutos y una vez que llegues a tu destino podrás trasladarte tranquilamente a pie.
El precio del ferry ronda los 20 USD por persona (ida y vuelta), aunque puede variar según la empresa con la que viajes. De camino a Taboga posiblemente te cruces con alguno de los buques que esperan para ingresar al Canal de Panamá.
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