Descubre todo lo que ofrece Portobelo, Panamá

Nos vamos a Portobelo, una pequeña población del norte de Panamá y a orillas del Caribe, que por momentos te hará sentir en una película de piratas. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Portobelo es un antiguo puerto y fortificación que guarda mucho atractivo. Si quieres saber más sobre este destino panameño, quédate con nosotros porque te contamos todo lo que necesitas saber.

El pequeño pueblo de Portobelo se encuentra en la provincia de Colón, en un punto donde la exuberante vegetación se funde con el azul intenso del mar. Ubicado en una ensenada natural y bañado por las aguas del Caribe, Portobelo guarda una rica historia que se remonta a la época colonial, que al día de hoy puede palparse en restos de sus antiguas fortalezas. Estas reliquias son un legado de su pasado de puerto colonial español más grande de América Latina.

Historia de Portobelo

Portobelo fue uno de los puertos más grandes e importantes por lo que pasaron las riquezas que se transportaban a España. Al mismo tiempo, esto hizo que se convirtiera en uno de los más asediados por piratas de aquella época. La ciudad fue formalmente fundada el 20 de marzo de 1597 por Francisco de Valverde. Su nombre original es San Felipe de Portobelo, en honor a Felipe II, quien en ese momento era el rey.

Fueron los españoles, con Cristóbal Colón al mando, quienes descubrieron Portobelo en el año 1502, en el marco de su cuarto viaje por América. La historia cuenta que, al llegar a esta bella bahía Colón exclamó ¡“Porto Belo!”, bautizando de esta manera al lugar. En 1586 Portobelo contaba solo con un puñado de casas, pero, en 1597 se había convertido en el principal cruce de mercancías entre Europa y América.

Ya para el año 1606, España tenía en Portobelo su corazón comercial. Esto generó que otros reinos europeos desearan arrebatarle los tesoros provenientes del imperio Inca. Aunque, fundamentalmente deseaban controlar la estrecha cintura que comunicaba el Mar del Sur con el Océano Atlántico, que a su vez era la puerta de entrada al resto del continente americano.

El comercio entre la península Ibérica y las Indias Occidentales tenía su momento clave durante las Ferias de Portobelo. Para la ocasión llegaban los comerciantes españoles con productos europeos y los subastaban en la plaza pública. A la par de la subasta, llenaban los barcos con las riquezas extraídas de América. Mientras esto sucedía, muy cerca de allí los piratas, bucaneros y corsarios de Francia, Holanda e Inglaterra preparaban ataques, a veces a nombre propio y otras a nombre de sus países.

Dos de los piratas más famosos que pasaron por su historia fueron Henry Morgan y Francis Drake, quienes a lo largo del siglo XVII atacaron la ciudad en varias ocasiones y tomaron el puerto. En 1692, el pirata Henry Morgan masacró la ciudad, mientras que, en 1679 Portobelo sufrió el ataque de tres navíos que durante 3 días robaron casi todas sus riquezas. 

Por ello, los españoles construyeron fortificaciones para proteger la ciudad. Hoy en día, los restos de los fuertes recuerdan la historia de Portobelo y se han convertido en un interesante atractivo turístico para todos los viajeros que visitan Panamá. 

Qué hacer en Portobelo

Portobelo es una ciudad pequeña que se puede recorrer tranquilamente en medio día. La mejor manera de moverse es caminando, ya que se puede llegar fácilmente a la mayoría de los lugares de interés. Allí se respira un ambiente caribeño que no está presente en otras partes del país. Su paisaje se caracteriza por la presencia de casitas de colores, palmeras, barcos de pesca y gente amable. Es un destino tranquilo, en donde el tiempo parece transcurrir más lento, y en ello radica parte de su encanto. 

Luego de los constantes ataques de corsarios y piratas, las fortalezas de Portobelo quedaron en ruinas. Esas mismas ruinas son las que, junto al Fuerte San Lorenzo, le valieron en 1980 el título de Patrimonio de la Humanidad.

Veamos ahora cuáles son las cosas que puedes hacer en Portobelo.

Fuertes: claves en la defensa de Portobelo

Rodeando todo el litoral de Portobelo se encuentran las fortificaciones que formaron parte del sistema defensivo de Portobelo: el fuerte Santiago de la Gloria, San Fernando y San Fernandino, el Fuerte San Jerónimo, el Castillo San Felipe de Todofierro, el Fuerte Farnesio y las defensas de Buenaventura. De algunas de estas fortificaciones no queda más que un conjunto de piedras, mientras que otras perduran casi completas. Sin embargo, todas dan testimonio de la época en la que Portobelo fue la capital comercial del mundo.

Fuerte de Santiago

Puedes comenzar tu visita a Portobelo en el Fuerte de Santiago, cuyos restos se encuentran encajados entre el Mar Caribe y la carretera. Fue uno de los primeros fuertes construidos en Portobelo (su origen se remonta a principios del siglo XVII) y originalmente se lo conocía como Castillo de Santiago. Sin embargo, luego de un ataque sufrido en 1739 el sistema defensivo de la ciudad sufrió reformas. De ese modo, en 1753 lo trasladaron al sitio donde está hoy en día, lo reconstruyeron y lo llamaron fuerte Santiago de la Gloria.

Sin dudas que vale la pena dar una vuelta por el lugar, ya que las vistas desde sus baluartes son algunas de las más lindas de Portobelo. Muchos de sus cañones aún apuntan hacia la bahía, como si todavía estuvieran protegiendo la ciudad. 

Fuerte de San Jerónimo

Luego, puedes dirigirte al Fuerte de San Jerónimo, el más grande de Portobelo, ubicado muy cerca de la Aduana. En 1601, luego de que el corsario William Parker sorteara fácilmente las defensas de San Felipe y Santiago de la Gloria, los cuales estaban muy lejos el uno del otro, se hizo evidente la necesidad de construir otro fuerte, y así surgió San Jerónimo. Inicialmente, fue levantado como un islote frente a la costa, luego fue usado como reducto y, finalmente, como un fuerte. En 1753 la Corona española ordenó agregar un terraplén que conectara el fuerte con tierra firme, sobre el cual se colocaron las paredes con cañones que apuntaban hacia la bahía y conforman la postal que verás hoy en día.

Este espacio, que cuenta con 8 cañones, un cuartel de oficiales y algunas torres de vigilancia, es un claro ejemplo de la arquitectura militar de los siglos XVII y XVIII. Desde lo alto de sus baluartes se disfruta de unas vistas muy bonitas de la bahía sobre la que se encuentra Portobelo. 

Otros fuertes de Portobelo

Junto a los fuertes más grandes, se construyeron otras defensas menores que complementaban el sistema defensivo de la bahía. Uno de ellos es el fuerte Farnesio, que se encuentra antes de entrar a Portobelo, cerca de Santiago de la Gloria. Su construcción se llevó a cabo en 1726, como una estructura temporal que precediera a otro castillo más grande, aunque la obra de ampliación nunca se puso en marcha. Contaba únicamente con tres cañones y debía hacer de apoyo al fuerte de San Fernando y San Felipe de Todofierro, que estaban ubicados frente a él.

Por su parte, las Defensas de Buenaventura cumplían la misma función que Farnesio, es decir, hacían de defensa complementaria. Estaban ubicadas detrás de este, sobre una pendiente. Contaban con tres cañones de defensa que aprovechaban la inclinación de la montaña para reforzar la protección. Actualmente, de sus ruinas únicamente queda una pared devorada por las malezas.

Finalmente, el Castillo San Felipe de Todofierro se encuentra en la punta norte de la bahía de Portobelo y, junto con el fuerte Santiago de la Gloria original, custodiaban la entrada. Su arquitectura es de tipo medieval y constituye una de las defensas más antiguas de Portobelo. En 1739, el almirante Edward Vernon desmanteló el castillo y sus restos se utilizaron para construir los fuertes conocidos como San Fernando y San Fernandino.

Real Aduana

Uno de los edificios más interesantes que ver en Portobelo es la Real Aduana, construida en 1630 y testigo principal del pasado de la ciudad. Esta casa de dos pisos y estilo renacentista conserva tras sus muros parte de la historia de Portobelo. Allí encontrarás evidencia del paso de los piratas por este antiguo puerto y comprenderás mejor el rol que desempeñó en el desarrollo económico de Panamá.

Por aquel entonces el edificio de la Aduana era utilizado como almacén de los tesoros que se transportaban a España, como oficina fiscal y depósito de las cajas reales. Dicho de otro modo, era el principal centro de transacciones marítimas en el siglo XVII. Allí también residían el gobernador y los oficiales reales. A pesar de la seguridad que este poseía, la Real Aduana de Portobelo sufrió muchos ataques piratas, quienes sabían lo que ocurría allí.

El edificio fue restaurado y en febrero de 1998 se inauguró el museo, en donde podrás ver modelos de los fuertes y reproducciones de las armas de aquella época. También, exhibe mapas de las rutas para el comercio usados en aquella época y restos arqueológicos encontrados en el mar.

A la espalda de la Aduana se encuentra la plaza principal de Portobelo, que es el punto de encuentro de los locales.

Iglesias y Cristo Negro 

Las dos iglesias que puedes visitar en Portobelo son la Capilla de San Juan y la Iglesia de San Felipe, ubicadas muy cerca una de la otra. La más importante es la segunda, un templo con un diseño sencillo en el cual sobresale su campanario. En la Iglesia de San Felipe se venera la imagen del Cristo Negro de Portobelo, el patrono de la ciudad. 

El origen verdadero del Cristo Negro es desconocido, aunque por detrás hay una leyenda. Según la misma, allá por octubre del año 1658, un esclavo negro se encontraba pescando en la ciudad cuando vio un objeto misteriosamente envuelto flotando en el agua. Luego de arrastrar el objeto hacia la costa, lo desenvolvió y se encontró con la figura del Cristo Negro.

Los lugareños sintieron que la aparición de la estatua era una clara señal de que Jesús estaba con ellos. La imagen fue colocada en la Iglesia de San Felipe, donde ha permanecido desde entonces. 

Otra de las leyendas en torno al Cristo Negro cuenta que cada vez que intentaba zarpar un barco que se dirigía a Cartagena de Indias, se desataba una tormenta violenta que lo obligaba a regresar al pueblo. En el quinto intento la tripulación estuvo a punto de naufragar, por lo que decidieron arrojar al mar una caja enorme y pesada para aligerar la carga. Luego de eso, el barco pudo navegar sin problema. Cuando un grupo de pescadores encontró la caja, la abrieron y allí vieron la imagen del Cristo, la cual fue inmediatamente trasladada a la iglesia. 

Cada 21 de octubre, se celebra una procesión para celebrar los milagros que se le atribuyen al santo.

Isla Grande e Isla Mamey

La mejor opción para disfrutar del sol y la playa es en la Isla Grande, una zona muy tranquila en la que podrás pasar la tarde e, incluso, practicar surf. Igualmente no es la única, ya que desde Portobelo se puede llegar fácilmente a Isla Mamey que, al igual que la primera, cuenta con paradisíacas playas. 

Que no te engañe su nombre, Isla Grande es en realidad una isla pequeña ubicada frente a la costa caribeña de Panamá. Allí viven unos mil habitantes, en su mayoría de ascendencia africana que deleitan a sus visitantes con los mejores platos de la cocina afrocaribeña. La isla posee un ambiente muy relajado, a la cual contribuye el hecho de que no haya carreteras, solo senderos para peatones. Cuenta con una serie de playas remotas rodeadas de palmeras, con aguas turquesas y arena blanca. En el lado norte y oeste de la isla encontrarás playas con excelentes olas para surfear, aunque a veces se dan las condiciones ideales para disfrutar del buceo y del snorkel. 

Para llegar a Isla Grande debes ir primero a la localidad de La Guaira, ubicada a 21 km de Portobelo y desde allí solo resta hacer un corto paseo en bote.

Isla Mamey es otra opción para visitar, esta vez desde Portobelo. Es una isla menos masificada y turística que Isla Grande, considerada como una joya del Mar Caribe, en parte por sus playas bordeadas de palmeras y por sus cálidas aguas color turquesa. Allí puedes hacer una excursión de buceo o esnórquel o practicar surf en el lado oeste de la isla.

Playa Blanca

Fuera del pueblo, en la punta de la península, se encuentra Playa Blanca, un pequeño espacio accesible solo en barco. Esta hermosa playa de aguas con tonalidades que van del azul marino, al celeste y también al verde, te enamorará. A la orilla el agua es extremadamente clara y te permitirá hacer snorkel y ver los arrecifes. Lo mejor de todo es que la playa posee un ambiente sumamente tranquilo en el que podrás estar solo con la naturaleza.

Además, cerca de Portobelo hay 16 puntos de buceo, lo que lo convierte en un destino demandado para los amantes de este deporte. Los mismos incluyen desde arrecifes de coral hasta buques hundidos y escuelas de barracudas, tiburones nodrizas y rayas águilas.

Festival de Congos y Diablos 

Si visitas Portobelo en temporada de festividades, quizá puedas ser testigo del Festival de los Congos y Diablos, que rememora la lucha entre el negro esclavo y el blanco español, simbólicamente entre Dios y el Diablo. En tiempos de la colonia muchos esclavos fueron trasladados a Portobelo, aunque una parte logró escaparse y refugiarse en las montañas, donde formaron comunidades llamadas palenques y recuperaron su libertad. Esto explica que parte de la población de este lugar sea de origen afroantillano y mantenga viva esta cultura. 

Para la ocasión, cientos de turistas y locales se reúnen en las calles para ver bailar a congos y diablos al sonido de los tambores, como un modo de invocar al pasado. Los participantes se visten con ropa extravagante y coronas y bailan frente al público, representando distintas escenas. 

Las calles de Portobelo se llenan de color y alegría para la festividad. El parque central del pueblo es el escenario donde tienen lugar las danzas, y en sus alrededores se abren puestos de artesanía y gastronomía colonense.

La ropa también es algo característico de este momento tan especial para el pueblo. Las mujeres se visten con la típica pollera conga, usan collares y colocan flores sobre su cabeza. Entre ellas resalta la reina Conga, que lleva una corona dorada de latón adornada con diamantes falsos. En su mano suelen llevar una cruz que usan para espantar a los diablos. Los hombres congos pintan sus caras con carbón y, en señal de rebeldía, visten la ropa al revés y van descalzos. Llevan sombreros de estopa y plumas y elementos que llamen la atención de los espectadores. 

Los atuendos de los diablos son los más vistosos y elaborados. Las máscaras compiten por quien obtiene la expresión más aterradora, los zapatos están adornados con plumas de gallo y las pantorrillas van cubiertas con cascabeles. 

Sin dudas que un espectáculo digno de ver, que lleva mucha planificación. Se celebra desde 1998 en el mes de abril.

Cómo llegar a Portobelo

La mejor manera de llegar a Portobelo desde ciudad de Panamá es en coche privado, aunque también es posible hacerlo en transporte público. Lo primero que debes hacer es coger el autobús hacia Colón, desde la estación de Albrook y bajarte en Sabanitas, cuya parada está en el cruce con la carretera que lleva hasta Portobelo. Desde allí deberás tomar otro bus hacia Portobelo. En total, el viaje lleva unas 3 horas de ida y 3 de vuelta. 

Ya conoces la historia y todo lo que puedes ver y hacer en Portobelo. Ahora solo resta planificar el viaje y embarcarte a vivir la aventura. Panamá es un país sorprendente, que reúne muchos atractivos de todo tipo y Portobelo es uno de ellos, por lo que, no dudes en incluirlo en tu ruta de viaje por este país centroamericano.