Una de las excursiones más famosas para hacer en Países Bajos es al pueblo de los molinos, Zaanse Schans. En esta guía de viaje te contamos todo sobre este sitio encantador que te hará viajar en el tiempo. ¿Nos acompañas?
A tan solo 20 kilómetros de Ámsterdam e inmerso en un entorno natural de campos holandeses teñidos de verde y canales de agua, encontramos Zaanse Schans. Este importante reclamo turístico es un barrio del pueblo de Zaamam y una de las mejores visitas para hacer desde la capital de los Países Bajos.
Zaanse Schans es famoso por sus molinos de viento tradicionales, muchos de los cuales han sido restaurados y se pueden visitar para conocer su historia. Además, el lugar recrea la apariencia de un pueblo holandés del siglo XVIII, con casas de madera, graneros y talleres tradicionales. Por eso, decimos que visitar Zaanse Schans es como retroceder en el tiempo y experimentar la vida rural holandesa de antaño.
Si tienes unos días para recorrer los alrededores de Ámsterdam, hacer una excursión al pueblo de los molinos de viento es algo de lo que seguro no te arrepentirás. Sigue leyendo, porque tenemos mucho para contarte sobre esta popular excepción.
¿Cuál es la historia de Zaanse Schans?
Conocer la historia detrás del pueblo de los molinos te ayudará a disfrutar más de la visita, puesto que es una parte fundamental para comprender la importancia del lugar.
La historia de Zaanse Schans se remonta a la Edad de Oro holandesa, en los siglos XVII y XVIII, cuando la región de Zaan se convirtió en un importante centro industrial. En aquel entonces se establecieron cientos de molinos de viento (más de 600) que hicieron de ella una gran potencia. Los mismos tenían diversos usos, como moler especias, producir aceite, cortar madera y fabricar productos de papel.
A medida que avanzó la revolución industrial y surgieron nuevas tecnologías, muchos de los molinos fueron abandonados o demolidos. Sin embargo, en el siglo XX, hubo un movimiento para preservar este patrimonio de los Países Bajos. Fue así como en el año 1946 el arquitecto Jaap Schipper diseñó un plan para restaurar varios molinos y casas antiguas, creando así un gran museo al aire libre que ofrece una visión de la vida holandesa en los siglos pasados.
¿Cómo se puede visitar Zaanse Schans?
Zaanse Schans se puede visitar tanto por libre como en excursión. Cualquiera de las dos modalidades es válida y te permitirá aprovechar el día de paseo.
Si vas por tu cuenta, la forma más fácil y rápida de llegar es tomando un tren desde la estación Amsterdam Central. Los viajes a la estación Zaandijk de Zaanse Schans demoran aproximadamente 20 minutos. Una vez allí, puedes caminar hasta llegar al pueblo de los molinos en unos 15 minutos.
También es posible llegar directamente a Zaanse Schans en poco más de media hora, dependiendo del tráfico, con los autobuses 391 y 394 de la empresa Connexxion. El trayecto en coche demora el mismo tiempo y es otra forma rápida de llegar a destino. Cerca de la entrada principal hay un amplio parking para vehículos. Eso sí, ten en cuenta que en épocas de mucha afluencia puede llenarse rápidamente, por lo que es recomendable llegar temprano.
¿Te gustaría llegar a Zaanse Schans de una forma más divertida? Puedes entonces alquilar una bicicleta en Ámsterdam y hacer el trayecto pedaleando. La distancia es de aproximadamente 17 kilómetros y el tiempo de viaje es de alrededor de una hora, dependiendo de tu ritmo.
Por último, no olvides que una forma cómoda de visitar Zaanse Schans es tomando una excursión. La ventaja de esta modalidad es que contarás con la presencia de un guía experto te brindará información interesante sobre el lugar y su historia. Además, tendrás incluido los traslados, un guía en español, la visita a un taller de zuecos y una quesería y una degustación de quesos.
¿Qué ver en Zaanse Schans?
Zaanse Schans ofrece una combinación única de historia, cultura y paisajes rurales que vale la pena explorar. Además de visitar sus molinos y museos, puedes presenciar demostraciones en vivo de artesanías tradicionales como la fabricación de zuecos, el queso y la producción de chocolate. Por otro lado, los campos verdes, los canales serenos y la atmósfera tranquila hacen de Zaanse Schans un lugar pintoresco para relajarse, disfrutar de la belleza natural y tomar cientos de fotografías.
Molinos de Viento Históricos
Zaanse Schans alberga varios molinos de viento históricos, muchos de los cuales están en funcionamiento y abiertos al público. Actualmente hay 8 molinos, algunos de los cuales fueron restaurados del siglo XVII y otros construidos en el siglo XX. Están situados a orillas y muy cerca entre sí, por lo que se pueden visitar sin problema.
El acceso a la zona de los molinos es gratuita, pero para ingresar a su interior hay que pagar 5 EUR. De todos modos, hay algunos paquetes que incluyen la entrada a varios molinos, al museo de Zaans y la fábrica de chocolate y galletas Verkade.
Algunos de los molinos más famosos de Zaanse Schans son:
- De Huisman: este molino se utiliza para moler mostaza. Los visitantes pueden ver el proceso de molienda y probar la mostaza fresca.
- De Kat: Un molino de pigmentos que produce tintes y pigmentos para pinturas.
- Het Jonge Schaap: Un aserradero que muestra cómo los molinos de viento se utilizaban para cortar madera.
- De Zoeker y De Bonte Hen: Molinos dedicados a la producción de aceite.
Casas Tradicionales
Luego de recorrer la zona de los molinos no dejes de acercarte a la aldea tradicional. Allí podrás cruzar los estrechos canales a través de puentes de madera y visitar algunas tiendas de souvenirs situadas en antiguas casas tradicionales holandesas.
Entre las más famosas encontramos la Casa de Jisper, la cual recrea la vida de un pescador en el siglo XIX. También está la Casa De Kuiperij (La Tonnelería), que recrea una tonelería donde se fabricaban barriles.
Talleres Artesanales
Zaanse Schans cuenta con varios talleres donde los visitantes pueden ver demostraciones de técnicas artesanales tradicionales. Una de las visitas más famosas es la Fábrica de Zuecos (Klompenmakerij), donde podrás presenciar cómo se fabrican los zuecos de madera, un símbolo icónico de los Países Bajos.
También es muy famosa la Quesería Catharina Hoeve, un espacio en donde los visitantes pueden aprender sobre el proceso de elaboración del queso y, por supuesto, degustar una variedad de quesos holandeses.
Museos en Zaanse Schans
El Museo Zaans es una de las principales atracciones de Zaanse Schans, ofreciendo una mirada profunda a la historia, la cultura y la vida cotidiana de la región de Zaan. Se encuentra en un moderno edificio diseñado para complementar el paisaje histórico circundante. Allí encontrarás una colección que refleja la rica herencia cultural e industrial de la región.
Además, el Museo Zaans ofrece varias experiencias interactivas para los visitantes, incluyendo talleres donde se puede ver a artesanos trabajando en tiempo real, como la fabricación de zuecos y la elaboración de quesos; así como diversos programas educativos y actividades prácticas para niños y adultos.
También puedes visitar el Museo del Reloj Holandés, un espacio que exhibe una colección de relojes antiguos, mostrando la evolución de la relojería en los Países Bajos.
Canales de agua
Los paseos en barco por los canales de Zaanse Schans ofrecen una manera única y relajante de explorar la región. Estos recorridos permiten a los visitantes apreciar la belleza escénica del lugar desde una perspectiva diferente. Por ende, es una de las mejores actividades que puedes hacer allí.
Generalmente, los paseos guiados en barco duran entre 45 minutos y una hora y te proporcionan información sobre la historia, los molinos de viento, las casas tradicionales y otros puntos de interés que se pueden ver desde el agua.
Para los visitantes que prefieren explorar a su propio ritmo, es posible alquilar botes de remo o botes de pedales. Una opción más cómoda y menos exigente físicamente es alquilar un pequeño barco eléctrico, fácil de manejar y perfecto para familias o grupos pequeños.
¿Cuál es la mejor época para visitar Zaanse Schans?
La mejor época para visitar Zaanse Schans depende de lo que buscas en tu experiencia, ya que cada temporada ofrece algo único.
La primavera (de marzo a mayo) es una de las mejores épocas para hacer la visita debido a la floración de los tulipanes. Los campos cercanos y el jardín de flores Keukenhof, a poca distancia, están en pleno esplendor, por lo que te sumergirás en un universo de color que podrás captar con el lente de tu cámara desde múltiples perspectivas. El clima es suave y agradable, con temperaturas que oscilan entre los 10°C y los 15°C y hay menos multitudes que en verano.
El verano (entre junio y agosto) es la temporada alta para el turismo, con todas las atracciones, molinos y talleres abiertos y en pleno funcionamiento. El clima es cálido, pero agradable y los días son largos, con muchas horas de luz, ideales para explorar. La contra es que es cuando más cantidad de gente se congrega en el lugar, por lo que si no eres muy amigo de las muchedumbres quizás quieras evitar esta época.
Una buena opción es el otoño (de septiembre a noviembre), cuando el paisaje se tiñe de colores ocres, naranjas y amarillos. Las temperaturas son frescas, entre los 10°C y los 15°C, con más lluvias hacia noviembre. Otra ventaja es que hay menos multitudes y una atmósfera relajante, perfecta para disfrutar de la tranquilidad de la región.
Por último, en invierno (de diciembre a febrero) Zaanse Schans también tiene su encanto, especialmente si hay nieve, lo que añade un toque mágico al paisaje. Eso sí, las temperaturas pueden bajar a 0°C o incluso menos, por lo que conviene ir bien abrigado.
En definitiva, para una experiencia óptima, la primavera y el otoño son probablemente las mejores épocas para visitar Zaanse Schans. En primavera, disfrutarás de los campos de tulipanes y el clima agradable, mientras que el otoño ofrece un ambiente tranquilo y colores otoñales impresionantes sin las multitudes del verano.
Independientemente de cuándo decidas visitar, Zaanse Schans siempre ofrece una combinación de belleza histórica y cultural que vale la pena explorar.
Zaanse Schans no es solo un atractivo turístico, es una ventana al pasado donde la historia y la tradición cobran vida en cada rincón. Ofrece una experiencia única que combina la belleza natural con la rica herencia cultural de los Países Bajos. ¡No te quedes sin conocerlo!
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