Turismo por Valldemossa, Mallorca

Para Fréderic Chopin, Valldemossa es el “lugar más hermoso del mundo”. Estas tierras mallorquinas que lograron enamorar al compositor, también serán capaces de hacerlo contigo. Valldemossa disfruta de una ubicación inmejorable, en plena Sierra de Tramuntana y a tan solo 17 km de la ciudad de Palma.

¿Te gustaría acompañarnos en un viaje a uno de los pueblos más bonitos de Mallorca?

Antes que nada, te ubicamos en el mapa. Valldemossa se sitúa en un valle entre la sierra de Tramuntana y el Mediterráneo, a escasos kilómetros de la llamada Costa Nord mallorquina. Es un pueblo de visita obligada si piensas viajar a esta hermosa isla del archipiélago de las Baleares, así que toma nota de todo lo que te vamos a contar.

Las casas de piedra y calles adoquinadas de Valldemossa son un viaje al pasado. Sus siglos de historia han resultado en una villa de enorme belleza, envuelta en un paisaje montañoso privilegiado. No en vano, fueron muchos los personajes ilustres que pasaron por ella.

Además de Frédéric Chopin, otros grandes referentes de la música, el cine y la literatura se sintieron atraídos por la belleza de este pueblo de Mallorca. Entre ellos Miguel de Unamuno, Rubén Darío, Azorín, el archiduque Luis Salvador de Austria y el cineasta Michael Douglas.

De todos los pueblos de la Sierra de Tramuntana, Valldemossa es el más visitado y renombrado. ¿Por qué destaca sobre enclaves tan bonitos, como Deià, Banyalbufar o Fornalutx? Principalmente, por su cercanía a la capital, aunque el motivo más importante es la indiscutible belleza del lugar. Su aire medieval y las montañas a su alrededor son las principales responsables de ello. Sus calles empedradas y el rico patrimonio histórico y cultural, también aportan su granito de arena.

La armonía del conjunto urbanístico de Valldemossa, con todas sus viviendas con fachadas de piedra, tejas y puertas y ventanas pintadas de color verde hacen a una estampa maravillosa. Por encima de los tejados, la silueta de la Cartuja da nota de que Valldemossa puso a Mallorca en el mapa del turismo internacional, muchos antes de la llegada del turismo playero. Por si no lo sabías, allí se alojó Chopin y su amante cuando llegaron al pueblo, buscando una cura para la tuberculosis del compositor.

En otras palabras, Valldemossa es un lugar que inevitablemente te dará ganas de conocer. Por eso, hemos preparado esta guía donde te contamos cuáles son sus atractivos, qué comer, qué ver en sus alrededores y más. ¿Nos acompañas?

¿Cómo llegar a Valldemossa desde Palma?

El camino desde Palma de Mallorca hacia Valldemossa te sumergirá en la Sierra de Tramontana, un enclave natural que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Esta sierra granítica es la columna vertebral de la isla, extendiéndose desde Andratx a Formentor y sorprendiendo con la belleza de sus pequeños pueblos, como Deià, Fornalutx, Pollença y la misma Valldemossa. Por ende, el viaje ya de por sí es una verdadera gozada.

El medio de transporte más cómodo para llegar a Valldemossa desde la capital es el coche, ya sea propio o alquilado. De esa manera, también podrás acercarte cómodamente al Puerto de Valldemossa u otros lugares de interés cercanos. ¿Cuál es la única desventaja? Que la mayoría de los parkings del pueblo son de pago, especialmente los ubicados cerca del centro histórico. Por ende, tendrás que ir dispuesto a pagar por dejar el coche y salir temprano, puesto que en temporada alta las plazas se ocupan rápido.

Si no tienes coche, tomar la línea de autobús 210 de la empresa Transports de les Illes Balears te permitirá llegar a Valldemosa y otros puntos de la isla. Los buses pasan cada hora (no dejes de consultar horarios, tarifas y paradas vigentes) y llegan también a pueblos y ciudades como Deia o Sóller.

¿Qué ver en Valldemossa?

Pasear por las calles de Valldemossa resulta sumamente placentero. Si evitas la temporada más turística, disfrutarás de un ambiente tranquilo en el que podrás olvidarte por un rato de tus problemas. Podríamos decir que el pueblo es una atracción en sí mismo. Pero, no nos iremos sin antes contarte cuáles son los principales lugares que ver en Valldemossa.

En sus calles empinadas y empedradas encontrarás construcciones de piedra que suben por la colina y llevan a excelentes miradores naturales. En determinado momento verás los azulejos de color verde que recubren el campanario de La Cartuja, el más importante de los edificios del pueblo.

Valldemossa se puede recorrer tranquilamente en una sola jornada, incluyendo una visita al puerto y alguna ruta de senderismo. De todos modos, creemos que hacer una travesía por otros pueblos a su alrededor también vale mucho la pena. Incluso, conocer la ciudad de Palma es un indispensable de cualquier viaje a Mallorca.

Sea cual sea tu idea de viaje, aquí tienes un listado con los sitios más importantes qué ver en Valldemossa. También te dejamos este free tour o este tour privado, que son una alternativa perfecta para descubrir sus encantos de la mano de un guía.

Real Cartuja de Valldemossa

La Real Cartuja es el atractivo turístico más importante de Valldemossa. Este antiguo monasterio fue, en primera instancia, la residencia del rey Sancho I de Mallorca, quien la donó en el año 1399 a los monjes cartujos. Los mismos la habitaron hasta 1835 y luego pasó a manos privadas, convirtiéndose en una casa señorial y hospedería por la que pasaron muchos de los personajes que te contamos al principio.

La Cartuja se encuentra al final de la transitada Vía Blanquerna, la calle comercial más importante del pueblo. Esta hermosa vía empedrada se encuentra llena de tiendas de souvenirs, bares, restaurantes y poco a poco te irá acercando a la estrella del pueblo.

La Cartoixa de Valldemossa (o Cartuja de Valldemossa) es un conjunto monumental formado por una iglesia, una antigua farmacia, diversas estancias, jardines, museos y celdas. Con tu entrada podrás admirar los hermosos frescos de Manuel Bayeu (cuñado de Goya) que luce la iglesia; conocer el claustro, la farmacia y el Museo Municipal de Valldemossa.

Una de las experiencias más importantes que regala la visita a La Cartuja es poder pasar por las habitaciones en las que se alojaron artistas de la talla de Rubén Darío, Santiago Rusiñol o Jorge Luís Borges. Por su parte, el claustro y el jardín de cipreses te irán llevando a los austeros pasillos del conjunto. Incluso, podrás visitar la celda número 4, que en su momento ocuparon Chopin y George Sand.

¿Sabías qué? Para recordar el paso de este famoso compositor polaco por Valldemossa se celebran cada verano diferentes conciertos en el claustro y los jardines de La Cartuja. Si tienes la suerte de poder asistir a alguno de ellos, no deberías dudarlo.

El precio de la entrada a la Real Cartuja de Valldemossa es de 9,50 € e incluye el acceso al Palacio del Rey Sancho. El horario de visita es de lunes a sábado de 10 am a 4:30 pm.

Museo Frédéric Chopin y George Sand

La celda n.º 4, dentro de la propia Cartuja, es el cuarto que alberga el Museo de Fréderic Chopin. Como ya sabes, la misma corresponde a la habitación en la que se alojaron en 1838 Frédéric Chopin junto a su compañera, la célebre escritora George Sand, quién aprovechó la estancia para escribir su famoso libro “Un invierno en Mallorca”.

En este pequeño museo se pueden ver recuerdos de ambos artistas, ya sea partituras, mobiliario y correspondencia de aquella época. Aunque, sin dudas que el elemento más destacado es el piano original Pleyel que Chopin trajo de París.

Si bien el museo forma parte de la Real Cartuja, para poder acceder a su interior deberás adquirir un ticket complementario de 4 € en la entrada de la celda.

Jardines del Rey Juan Carlos

Luego de visitar el interior de La Cartuja y sus museos, no dejes de acercarte a los Jardines del Rey Juan Carlos, sitio donde antiguamente se encontraba el patio del claustro. En este rincón coqueto se aprecia la imagen del campanario cubierto de azulejos verdes de La Cartuja, además de los bustos que recuerdan a sus más célebres residentes.

Sin dudas, pasear por estos tranquilos jardines es otra de las cosas que tienes que hacer en Valldemossa.

Palacio del Rey Sancho

Cruzando la plaza de La Cartuja, aparecerá ante tus ojos el Palacio del Rey Sancho I de Mallorca. Antes, ve a la Calle de Jovellanos, concretamente a la pequeña plaza Rubén Darío, punto desde el cual se aprecia la fachada del palacio.

Se trata de una construcción de principios del siglo XIV, posiblemente edificada sobre los restos de un alcázar de un señor árabe de Mussa que habitó el valle (de allí el nombre de Valldemossa: Valle de Mussa). Quien dio la orden de levantar el palacio fue el rey Jaime II de Mallorca, quien quería que su hijo Sancho I, que padecía de asma, tuviera un lugar en el cual alojarse.

Recuerda que la visita al interior del palacio se encuentra incluida en el ticket de La Cartuja, así que no dudes en acercarte. Su decoración, con varias estancias ambientadas en la época de Sancho I, amerita la visita.

Mirador Miranda es Lledoners

Como te contamos al principio, las calles empinadas y adornadas con flores de Valldemossa te irán llevando a algunos de sus miradores. En este caso, la ya mencionada Calle Jovellanos conduce a uno de los puntos panorámicos más bonitos de la villa.

Hablamos de Miranda des Lledoners, un sitio desde el cual disfrutarás de una de las vistas más impresionantes de la belleza natural de la isla de Mallorca y la parte baja del pueblo. Una bonita puerta de piedra da acceso a este punto por el cual pasan algunas rutas de senderismo. Además, junto al mirador hay dos pequeños restaurantes con terrazas para comer algo rico, mientras disfrutas de una postal inmejorable.

Iglesia de San Bartomeu

Volvemos a la parte baja del pueblo (por las calles Sa Carniseria y Constitució) para visitar la popular plaza de Santa Catalina Thomas, conocida popularmente como la Plaza de la Iglesia. Allí se encuentra otro de los edificios más importantes de Valldemossa, la Iglesia de San Bartomeu.

Este templo construido en el siglo XIII, en los primeros años tras la reconquista, destaca por su estilo gótico y campanario neoclásico de principios del siglo XX. Alrededor de él se fue edificando el resto de la villa, por lo que se ubica en la zona más antigua de Valldemossa. Además de apreciar su fachada, no dejes de visitar las 12 capillas de su interior, entre las cuales destaca la dedicada a Santa Catalina Thomas.

Casa natal de Santa Catalina Thomas

Luego de visitar la iglesia, toma la calle de la Rectoría (otra de las más bonitas de Valldemossa), hasta llegar al número 5, donde se ubica la casa natal de Santa Catalina Thomas.

Conocida en toda Mallorca con el nombre de “La Beateta”, Santa Catalina Thomas fue una religiosa que nació en Valldemossa en 1531, muy venerada por sus vecinos y toda Mallorca. En 1792 fue beatificada y canonizada en 1930. Hoy en día, su casa convertida en capilla es otro de los atractivos de la villa y un sitio por el que pasan muchos devotos.

Además, en las calles del pueblo hay numerosas casas con baldosas pintadas que representan escenas de la vida de la Santa Catalina Thomas, las cuales dan nota de la devoción del pueblo hacia ella.

Las calles más lindas de Valldemossa

Valldemossa es un pueblo de calles empedradas llenas de detalles, especialmente flores coloridas y plantas. Por eso, otra de las mejores cosas que puedes hacer es, precisamente, perderte en ellas. En otras palabras, Valldemossa es de esos destinos que invitan a recorrerlos sin rumbo, dejándote sorprender en cada esquina.

Si bien cada rincón de la villa es sumamente fotogénico, hay algunas calles que merecen especial atención. Además de la comercial Vía Blanquerna, la calle de la Rectoría, de Buger, de Nicolau Calafat, la del Rey Sancho y el callejón de la Amargura están entre las favoritas de los turistas.

Todas estas calles se caracterizan por sus casas de piedra con fachadas adornadas con enredaderas y flores de todos los colores. Si eres aficionado de la fotografía, encontrarás una gran cantidad de tomas para capturar estos hermosos rincones.

Puerto de Valldemossa

En el punto en que las montañas dan paso a playas y calas se encuentra el puerto, un sitio en el que es posible fondear casi cualquier embarcación. Se trata de otro de los imprescindibles de la villa, gracias a que mantiene su aire marinero de antaño.

El puerto de Valldemossa se encuentra situado junto a la playa de Sa Marina y para llegar a él hay que sortear una carretera sinuosa y serpenteante (bastante estrecha también). De todos modos, las hermosas vistas del Mediterráneo, el puerto y la playa compensan enormemente el paseo.

El puerto es pequeño y encantador, ideal para dar un paseo o sentarse a comer algo en alguno de sus restaurantes. Si quieres una recomendación, no te pierdas la paella del restaurante Es Port, uno de los mejor valorados de la zona. Otro consejo que te damos, es que dejes la visita al puerto para el final del día, de manera que puedas contemplar el atardecer desde este punto.

Gastronomía de Valldemossa

No son únicamente tus ojos quienes se darán un festín en Valldemossa, también lo harán tus papilas gustativas. Y es que este pueblo se disfruta con el paladar, como bien tiene que ser. En los bares y restaurantes que hay repartidos por sus calles se sirven una multitud de platos propios de la isla de Mallorca (el frito mallorquín, el trampó, el tumbet, la coca de verdura, las sopas mallorquinas, los caracoles, etc.) y otros típicos de la localidad.

Las materias primas que predominan son el aceite de oliva, los pescados frescos, las verduras de la huerta, las legumbres y la carne de cerdo. También se elaboran una gran cantidad de embutidos tradicionales, como la sobrasada o los butifarrones. Todo ello acompañado de vinos de excelente calidad y muchos productos de repostería.

Los dulces son uno de los sellos de identidad de la gastronomía de Valldemossa. En este sentido, la panadería C´an Molinas es visita obligada. Este establecimiento fundado en 1920 se encuentra situado en la entrada del pueblo y es el más popular de Valldemossa. Tan es así, que en temporada alta suelen haber interminables colas de espera. Las responsables de ellos son las cocas de patatas, un bocadillo que combina muy bien con un chocolate caliente, una horchata de almendras bien fresca o algún helado. Merendar de esta manera es una tradición a la cual debes hacer honor, así que ya sabes a dónde ir.

Por cierto, las cocas de patatas son un bollo ligeramente dulce y esponjoso que se elabora con patatas, mantequilla, azúcar, aceite y huevos, que luego se cocinan en el horno y se sirven espolvoreadas con azúcar glasé.

Otros dulces autóctonos de Mallorca que podrás saborear en Valldemossa son las ensaimadas, las cuales se pueden pedir lisas (con la masa azucarada y hojaldrada sin relleno) o rellenas de chocolate, crema u otras cosas. También son muy populares, especialmente en Semana Santa, los rubiols, una pieza de pasta rellena de mermelada, requesón u otros dulces.

Para el almuerzo o la cena, puedes ir al restaurante Can Costa, un lugar famoso por el arroz brut (un arroz caldoso y especiado que se cocina con productos de la huerta, carne y embutidos de la zona) y el frito mallorquín (una fritura de hígado con patatas y pimientos).

El Hostal C´an Marió lleva desde 1890 deleitando los paladares de sus comensales con platos típicos mallorquines como el tumbet (una salsa espesa con tomates, ajo y aceite de oliva a la cual se le añaden patatas, pimientos y berenjenas formando diferentes capas) y otros platos típicos.

¿Cuál es la mejor época para viajar a Valldemossa?

Prácticamente, cualquier momento del año es bueno para viajar a Valldemossa y Mallorca en general. En todo caso, dependerá de lo que busques.

Los veranos en la isla son perfectos para quienes desean hacer turismo de playa. En esos meses, los 500 km de costa de Mallorca se llenan de turistas que buscan descansar en sus playas y calas paradisíacas. Como sucede siempre, viajar en esta época es sinónimo de más gente y precios más altos. Si hacer playa no es tu prioridad y las muchedumbres no son lo tuyo, entonces nuestro consejo es que evites los meses de julio y agosto.

Los meses más fríos del año también son perfectos para viajar a Mallorca, de hecho, la isla sigue siendo muy demandada en esta temporada. El motivo principal es que las temperaturas máximas en invierno son ligeramente superiores a los 10ºC, mientras que las mínimas raramente bajan de los 5ºC. Hacer turismo cultural y de montaña en la Sierra de Tramuntana es el plan por excelencia del invierno. Y aquí es donde encaja a la perfeccción Valldemossa.

Las estaciones intermedia, la primavera y el otoño, también son ideales para viajar a Valldemossa y Mallorca. El clima permite disfrutar de temperaturas agradables, la cantidad de turistas es menor y la vegetación de la isla tiene un encanto especial.

¿Qué ver en los alrededores de Valldemossa?

Muy cerca de Valldemossa aparecen pueblos y atractivos que son el complemento perfecto de tu viaje. Si tienes pensado recorrer esta zona de Mallorca, toma nota de los siguientes lugares.

Granja de Esporles

A 7,2 km de Valldemossa encontramos la Granja de Esporles, un ejemplo más que claro de que los encantos de la isla van más allá del sol y la playa. Para quienes buscan conocer Mallorca a fondo, considerando todos los atractivos que tiene para ofrecer, este sitio debería estar en su lista de prioridades.

Originalmente, la granja fue una antigua casa de campo que tras la conquista de Mallorca fue ocupada por monjes cistercienses y luego pasó a manos privadas. Se encuentra situada en un entorno natural inigualable, donde las montañas y frondosa vegetación suman más motivos para visitar este legado cultural de la isla.

La Granja de Esporles ocupa una mansión del siglo X situada en una enorme finca repleta de jardines muy bien cuidados, fuentes y cascadas naturales. El edificio posee más de 60 estancias decoradas con elementos barrocos, muebles tradicionales de estilo mallorquín e infinidad de detalles. Recorrer sus habitaciones es lo mismo que hacer un viaje en el tiempo, a las épocas en que estaban habitadas.

Tras las visita, podrás coronar la experiencia degustando productos típicos mallorquines en la tienda de la granja. Buñuelos, quesos, embutidos y vinos locales están a la orden del día.

La entrada a la granja tiene un costo de 15,50 € para adultos y 9 € para niños.

Sóller

Otro de los pueblos más hermosos del interior de Mallorca es Sóller. Situado a 10 km de Valldemossa y en un majestuoso valle de naranjos en plena Sierra de Tramuntana, este precioso enclave destaca por sus edificios históricos y su ambiente acogedor y relajado.

Durante mucho tiempo, la villa de Sóller permaneció aislada debido a que las montañas dificultaban la comunicación con el resto de la isla. Pero, en 1912 se inauguró el tren de Sóller, una maravillosa obra de ingeniería que logró unir el pueblo con la ciudad de Palma, atravesando las montañas por un sistema de túneles. Hoy en día, hacer este trayecto se ha convertido en una de las atracciones más demandadas de Mallorca.

En Sóller podrás disfrutar del ambiente relajado de la Plaza de la Constitución, admirar la imponente iglesia de Sant Bartomeu y ver pasar el tren, cuyas vías atraviesan el centro de la plaza. Si te gustan la historia y la cultura, tienes cita en el Museo Modernista Can Prunera, un espacio situado en una hermosa casa modernista. Allí tendrás la posibilidad de recorrer diferentes estancias que conservan su esplendor de principios de siglo XX, cuando la alta sociedad habitaba la villa.

También son visitas obligadas la antigua estación de tren y el puerto de Sóller, dos lugares que te enamorarán por completo.

Pollensa

En la zona norte de la Mallorca y a 13 km de Valldemossa encontramos Pollensa, un municipio tranquilo situado muy cerca de la costa. Pasear por sus agradables callejuelas que destilan historia y disfrutar de su entorno natural, es otro de los planes que te proponemos hacer.

En la época de los romanos fue la capital de las Islas Baleares. De estos tiempos quedan algunos vestigios, como los restos del puente romano que abastecía de agua la ciudad. Pero, este imperio no fue el único que pasó por Pollensa. El pueblo fue conquistado y reconquistado en repetidas ocasiones, dejando un legado cultural e histórico muy interesante. Además, también es una especie de imán para músicos y escritores, quienes han encontrado inspiración en sus paisajes.

Hoy en día, Pollensa es uno de los principales destinos turísticos de Mallorca, de allí que sí o sí deberías visitarlo. Al igual que Valldemossa, posee tranquilas callejuelas adoquinadas que invitan a perderse, tiendas de artesanías, restaurantes y edificios históricos.

Entre los imperdibles de Pollensa se encuentra El Calvario, un pequeño templo del siglo XVIII que regala unas vistas espectaculares del pueblo. Eso sí, para llegar a él hay que subir 365 escalones (algo que en verano puede ser bastante tortuoso).

El pueblo cuenta también con una agradable plaza, una iglesia parroquial, un puerto deportivo (uno de los más importantes de Mallorca), muchas playas y calas. Las más lindas se encuentran a lo largo del trayecto que va hasta el Cabo de Formentor, como es el caso de cala Murta o cala Figuera.

Deià

Deià o Deya (en castellano) es un coqueto pueblo de Mallorca que durante siglos ha servido de inspiración a artistas de todo el mundo. Situado apenas a 10 km de Valldemossa, es otra de las visitas que te proponemos hacer en sus alrededores.

Al igual que nuestro destino de hoy, Deya se ubica entre las cumbres de la Sierra de la Tramuntana y el Mar Mediterráneo y es una visita obligatoria que cualquier viajero que recorre el norte de la isla tiene que hacer. Además, es dueña de una de las calas más hermosas de Mallorca, por lo que allí disfrutarás también de un agradable turismo de playa.

El pueblo en sí se recorre en medio día. Al igual que los anteriores, Deya cuenta con un entramado de calles empedradas que poco a poco te van acercando a sus sitios de interés. Uno de ellos es el mirador situado en la carretera que va de Valldemossa a Deià. Este punto panorámico equipado con pasarelas de madera sobre el río Torrent des Racó regala una postal completa del pueblo.

Otro de sus atractivos es el Museo Arqueológico, un espacio ubicado en un antiguo molino harinero del siglo XVII, y la iglesia de Sant Joan Baptista. La misma se sitúa junto a un mirador con dos cañones desde el que se disfruta de una vista increíble de la Sierra de Tramuntana.

Aunque, uno de los reclamos más importantes del pueblo es la cala Deià, un paraíso situado a 3 km del centro, en la desembocadura del Torrent Major. A pesar de tener apenas 70 metros de longitud y ser de guijarros y cantos rodados, las aguas turquesas y cristalinas del Mediterráneo la convierten en una de las más lindas de Mallorca. Además, en ella se encuentra el chiringuito Ca’n Lluc, un sitio idóneo para comer pescados y mariscos frescos.

Fornalutx

El último de los pueblos que te recomendamos visitar desde Valldemossa es Fornalutx, uno de los más bonitos, no solo de las Islas Baleares, sino de toda España. Además, es perfecto para combinar con Deya o Sóller en un mismo día.

Fornalutx se encuentra situado en el valle de Sóller, a los pies del macizo del Puig Major y dominado por un paisaje de naranjos y limoneros que rompen con el verde propio de estas tierras.

Suena repetitivo, pero Fornalutx también invita a pasear por sus calles adoquinadas, llenas de edificios de piedra adornados con flores y enredaderas. La vía más fotogénica del pueblo es Carrer des Metge Mayol, tal como comprobarás una vez estés allí. De hecho, es común que esté llena de aficionados de la fotografía capturando su belleza desde diferentes ángulos.

La Iglesia de la Nativitat de la Mare de Déu es otro de los puntos más importante qué ver en Fornalutx. Se trata de un templo del siglo XIII también muy fotogénico, gracias a su combinación armónica de elementos góticos y barrocos. Igual de hermosa es la Plaza de España, un sitio rodeado de terrazas y bares.

Fornalutx es perfecto para hacer alguna ruta de senderismo por la Sierra de Tramuntana. En este sentido, una de las más populares es el Camí de Binibassí, un sencillo paseo de 3 km que te llevará hasta Sóller.

Mapa de Valldemossa y alrededores

¿Planeas viajar a Mallorca? Entonces no dejes de visitar Valldemossa y sus alrededores. Como pudimos ver, la isla es mucho más que sus playas y la ciudad de Palma. La Sierra de Tramuntana está salpicada de pueblos llenos de encanto que no te defraudarán, más bien todo lo contrario. Tanto si tienes varios días o poco tiempo para recorrer la isla, visitar Valldemossa y alguno de los enclaves cercanos a ella es tarea obligada.