Tomar, la Ciudad de los Templarios de Portugal

Tomar es dueña de un rico pasado medieval y templario, de allí que se la conoce como la “Ciudad de los Templarios”. Su atractivo estrella es el Convento de Cristo, una obra increíble que es Patrimonio de la Humanidad y motivo más que suficiente para hacerle una visita. Sin embargo, las calles históricas de esta pequeña urbe del centro de Portugal esconden otros tesoros que te invitamos a descubrir. ¿Nos acompañas?

Antigua sede de la Orden de los Templarios, la ciudad de Tomar está repleta de patrimonio histórico, arquitectónico y cultural. Los restos de un castillo medieval, antiguos claustros, la famosa “Charola” y la “ventana más bonita del mundo” son algunas de las bellezas que encontramos. También encontramos otros elementos de su rico patrimonio templario, como la Judería, la Iglesia de Santa María do Olival y los Estaus.

En otras palabras, Tomar es una ciudad con mucho encanto por la que da gusto perderse. A pesar de que no es uno de los destinos más conocidos del país, su monumento más famoso, el Convento de Cristo, es parte de una red patrimonial muy importante junto a los monasterios de Alcobaça y Batalha. Por ende, suele combinarse su visita con estos dos destinos.

¿Qué misterios esconde la Ciudad de los Templarios? Todo esto y más conocerás el día de hoy. Ponte cómodo, porque esto recién comienza.

¿Dónde se ubica y cómo llegar a Tomar?

Antes que nada, nos ubicamos en el mapa. Tomar está situada en la Región Centro de Portugal, en el Distrito de Santarém, a 60 km de dicha ciudad y a unos 140 km de Lisboa. Su casco urbano se extiende a orillas del río Nabão, afluente del río Zêzere, y a los pies de una frondosa colina. Dicho río divide la localidad en dos partes, dejando el casco histórico hacia el oeste y su cara más moderna en el este.

Es posible llegar a Tomar en coche, en transporte público o en excursión desde distintas ciudades del centro de Portugal.

En coche

La manera más práctica de llegar a Tomar es en vehículo propio o alquilado y combinarla con la visita a otros destinos de la Región Centro de Portugal. De ese modo, se puede abarcar un montón de destinos interesantes situados a pocos kilómetros entre sí.

Al lado de Tomar pasa la autopista A13, la cual conecta la ciudad de Coimbra con Lisboa. Si visitas antes el Monasterio de Batalha o el Santuario de Fátima, tienes que tomar la carretera IC9.

Si viajas desde el país vecino, España, puedes hacerlo desde la localidad cacereña de Coria y desde allí coger la carretera EX-308 y conducir hasta la frontera portuguesa. Luego, sigue por la carretera N-239 hasta enlazar con la N-233 en dirección a Castelo Branco. 20 km antes de llegar a esta ciudad hay que coger la autovía A-23 y seguir por ella hasta la salida 14, tomar la A-13/Coimbra/Tomar hasta la la salida 17 dirección N-110/Tomar Sul.

La distancia desde Lisboa a Tomar se cubre en poco menos de una hora y media y todo por autovía. Primero hay que tomar la A-1 con dirección a la ciudad de Oporto y a la altura de la salida 7, enlazar por la A-23 hacia Abrantes y conducir hasta la salida 14, para finalmente tomar la A-13 hasta Tomar. Desde Oporto hay que tomar la A-1 en dirección a Coimbra/Lisboa y conducir hasta la salida 13, para luego tomar la A-13 hasta la salida 19.

Tip viajero: si piensas viajar por autopistas, no olvides registrar antes tu vehículo en Portugal Tolls y evitar así las multas.

En transporte público

Otra forma sencilla de llegar a destino es en transporte público. Desde la Estación de Santa Apolonia u Oriente de Lisboa salen a diario trenes hacia Santarém que hacen una parada en Tomar. Los billetes tienen un costo de unos 10 EUR el trayecto y se pueden comprar allí mismo. El viaje hasta la estación de trenes de Tomar (situada a unos 10 minutos a pie del casco histórico) dura poco menos de 2 horas.

Desde Lisboa se puede llegar a Tomar en autobús con la compañía Rede Expressos, la más importante del país. El viaje dura 1:45 hs aproximadamente. También es posible llegar por el mismo medio desde algunas ciudades españolas con los buses de la compañía Flixbus (por ejemplo, Burgos, Valladolid o Salamanca).

En avión

Si viajas en avión, los aeropuertos más cercanos a Tomar son el Aeropuerto Humberto Delgado de Lisboa, a 132 km; y el Aeropuerto Francisco Sá Carneiro de Oporto, a 210 km de Tomar. Desde cualquiera de ellos puedes alquilar un coche o coger un autobús a destino.

Excursiones a Tomar

La cercanía de Tomar a la capital portuguesa y otras ciudades de la Región Centro permite que haya muchas excursiones de medio día o medio día completo que la incluyen en sus itinerarios. Aquí tienes algunas opciones:

• Excursión a Tomar y el castillo de Almourol desde Lisboa.
• Excursión a Tomar, Batalha y Alcobaça desde Lisboa.
• Excursión a Tomar, Batalha y Alcobaça desde Coímbra.
  Excursión a Batalha, Alcobaça y Convento de Cristo desde Nazaré

¿Por qué Tomar es la Ciudad Templaria?

Antes de adentrarnos a recorrer los atractivos de Tomar, te contamos por qué se la conoce como la Ciudad Templaria. Para eso, es indispensable hacer un recorrido por su historia y la de los caballeros de la Orden del Temple, esos guerreros y religiosos que fueron acusados de herejes, satánicos y muchas cosas más.

La orden se fundó en 1119 y duró casi 200 años. Concretamente, existió entre los siglos XII y XIV, durante la Baja Edad Media. Su fundador fue el francés Hugo de Payns, quien junto a un grupo de ocho caballeros obtuvo el permiso del rey Balduino II de Jerusalén para crear la orden. Los templarios nacieron con el objetivo de proteger a los peregrinos que cruzaban el Viejo Continente hacia los lugares santos en los que vivió y murió Jesucristo. Pero, entre otras cosas, se dedicaron a excavar los cimientos del Templo de Salomón en busca de reliquias. En otras palabras, fueron guerreros y religiosos.

¿Sabías qué? Uno de los grandes logros de los caballeros templarios fue el establecimiento del mayor sistema bancario de Europa. Ofrecieron préstamos (más ventajosos que los otorgados por los judíos) y se convirtieron en grandes banqueros. En Portugal, por ejemplo, financiaron expediciones y grandes descubrimientos. Durante este período conocido como la Era de los Descubrimientos hay un nombre que resuena: el infante Enrique el Navegante. Este personaje fue gran maestre de la orden y quien impulsó las exploraciones de África y las islas del Atlántico.

Fueron precisamente estas riquezas acumuladas las que comenzaron a encender las alarmas, especialmente del rey Felipe IV de Francia. Por este motivo, los caballeros de la orden fueron difamados y acusados de practicar rituales secretos, la sodomía y de adorar al demonio.

Alrededor del siglo XII, época en la cual la Orden del Temple tenía un gran poder, el primer rey de Portugal, Alfonso Enriques, donó a los caballeros una extensa región entre Mondejo y el Tajo a modo de agradecimiento por su ayuda en la reconquista del territorio. La leyenda dice que los caballeros escogieron, por artes premonitorias, un monte sobre el cual establecieron un castillo al cual darían el nombre de Tomar.

Pasada la mitad del siglo, Gualdim Pais (Maestro de la Orden del Templo) mandó a construir y poblar el castillo, el cual sería estratégico para la defensa y protección del territorio frente a los avances de los musulmanes.

A comienzos del siglo XIV el rey de Francia (“Felipe el Hermoso”) presionó al Papa Clemente V para que suprimiera la Orden del Temple. De ese modo, en 1314 los templarios fueron expulsados de Europa, pero no así de Portugal. Gracias a la voluntad de D. Dinis, los bienes y los privilegios de los caballeros fueron integrados y en 1319 se establecieron como una nueva orden, los Caballeros de Cristo, y se mantuvieron activos en el país.

Esta nueva orden militar apoyaría a la nación portuguesa, financiando muchos de los descubrimientos marítimos que tuvieron lugar en los siglos XV y XVI, de allí que las carabelas llevan la Cruz de los Caballeros de Cristo. El Castillo de Tomar, por su parte, pasó a ser la sede de la orden.

Fue así como esta pequeña ciudad del centro de Portugal no solo se convertiría en un lugar estratégico en la historia de los templarios, sino también en la arquitectura del país, teniendo uno de sus mayores monumentos.

Si eres fanático de los templarios y de la historia, no queda ninguna dudas de que deberías pasar por Tomar y su espectacular Convento de Cristo.

El Convento de Cristo de Tomar

El Convento de Cristo de Tomar es uno de los lugares más increíbles para visitar en Portugal. Sus claustros y salas pueden no tener la misma decoración que otros monumentos Patrimonio de la Humanidad, pero indudablemente que en sus muros se pueden palpar siglos de historia templaria. Como ya sabes, el Convento de Cristo fue el epicentro del poder de los templarios en Portugal.

El Convento de Cristo se encuentra adosado al Castillo de Tomar. Esta fortaleza centinela es una de las edificaciones militares portuguesas más relevantes de la Edad Media. Como ya sabes, fue construido en el siglo XII (concretamente en 1160) sobre una colina junto al río Nabão con el objetivo de proteger la región frente al avance de los musulmanes. El mismo se convertiría en la sede de los Templarios en Portugal y de sus sucesores, la Orden de Cristo.

Dentro de las murallas de dicho castillo se levantó lo que actualmente se conoce como Convento de Cristo. Aunque, fueron los reyes portugueses quienes con el paso de los años le fueron dando a este conjunto arquitectónico una belleza indiscutible. De allí que luce una increíble mezcla de estilos románico, gótico, manuelino y renacentista.

¿Cómo visitar el Convento de Cristo?

El castillo y convento se encuentra en la parte alta de Tomar. Para subir puedes usar la carretera que parte desde el centro de la ciudad y aparcar en sus inmediaciones o bien hacerlo caminando por la calzada de piedra que sale por la parte trasera del Ayuntamiento.

La entrada general tiene un costo de 6 EUR, aunque puedes adquirir una entrada combinada para los tres sitios Patrimonio de la Humanidad de la zona por 15 EUR. De ese modo, tendrás incluido el ingreso al Convento de Cristo de Tomar, al Monasterio de Batalha y al Monasterio de Alcobaça. Dicho ticket tiene una validez de un año, contando desde el primer monumento visitado.

Por otro lado, si piensas pasar un tiempo explorando el centro de Portugal, puede ser conveniente adquirir la Lisboa Card. Esta tarjeta turística de la capital portuguesa permite ahorrar dinero y visitar los principales sitios de interés de la ciudad y alrededores, incluyendo estos 3 sitios Patrimonio de la Humanidad.

El horario de visita al Convento de Cristo es de 9 am a 5:30 pm (de octubre a mayo) y de 9 am a 6:30 pm de junio a septiembre. Abre todos los días del año, excepto el 1 de enero, el Domingo de Pascua, el 1 de mayo y el 25 de diciembre.

Antes de hacer la visita, ten en cuenta que necesitarás unas 3-4 horas para recorrer el jardín, el castillo y el convento. Todo el recinto es muy grande y laberíntico, por lo que puedes perderte por sus recovecos y sentirte todo un explorador. Ten en cuenta también que hay muchas escaleras, por lo que si tienes problemas en las rodillas o del estilo te puede resultar complicado llegar a algunas de sus estancias.

¿Qué ver dentro del Convento de Tomar?

¿Qué se esconde tras los gruesos muros del Convento de Cristo? Nada más y nada menos que 8 claustros, una Charola del siglo XII, una ventana manuelina de 4 metros de altura, una iglesia de forma circular inspirada en la Ciudad Santa en donde tenían lugar las ceremonias de iniciación y más.

Dicho de otro modo, el Convento de Cristo es un impresionante entramado de claustros, salas y una hermosa iglesia que por su belleza e importancia histórica se ganó el título de Patrimonio de la Humanidad. Sus muchos espacios son verdaderas joyas artísticas y arquitectónicas. Si bien el recorrido es interesante de principio a fin, destacan especialmente la Charola, el Claustro Principal y la Ventana Manuelina.

La Iglesia y su Charola

Uno de los elementos principales del Convento de Cristo es su iglesia redonda. En la planta baja encontramos la Charola, la cual fue el oratorio de los caballeros templarios y el punto a partir del cual se construyó todo el convento. Se trata de la muestra más importante de la importancia y el estatus de esta orden religiosa.

El diseño circular de la Charola está inspirado en el Santo Sepulcro de Jerusalén y tenía la misión de que los caballeros ingresaran a la misa montados en sus caballos. Está decorada con frescos del siglo XVI y en el centro se alza un espectacular altar gótico. El nivel de detalles de la Charola es tal, que puedes pasar un largo rato admirando esta obra de arte. Tal es así que su riqueza arquitectónica y decorativa le valió el título de Monumento Nacional desde 1918 y Patrimonio de la Humanidad en 1983.

Ventana Manuelina

Gracias a la influencia de Enrique el Navegante (y las riquezas que generó) el Convento de Cristo fue creciendo mediante la construcción de sucesivos claustros. El rey Manuel I, un entusiasta de la arquitectura, fue quien disfrutó de manera especial del éxito de este navegante y creó el arte manuelino.

La relevancia de ese estilo se hace ver en muchos espacios del convento, pero hay uno en donde se luce con todo su esplendor: la espectacular Ventana Manuelina. De hecho, es una de las obras de arte manuelino más increíbles de Portugal.

La Ventana Manuelina fue construida entre los años 1510 y 1513 y consta de un complejo entramado de cruces templarias, nudos, sogas, anclajes, hebillas y motivos marineros.

Claustros del convento

El Convento de Cristo no sería quien es sin sus claustros. De hecho, son uno de los elementos más interesantes de la visita.

Lo primero que verás son los Claustros do Cemiterio y do Lavagem, quienes marcan el comienzo del recorrido por el convento. Si bien son sencillos, sus paredes están decoradas con bonitos azulejos. Desde el segundo se aprecian las ruinas del castillo templario, mientras que en el primero están enterrados algunos caballeros o religiosos de la orden, como D. Diego de Gama, hermano de Vasco de Gama, el famoso navegante portugués. A su vez, en la planta superior del Claustro do Lavagem se organizaban los cuartos de los caballeros y en la inferior las habitaciones del servicio, los almacenes, la cocina y los talleres.

Al salir de la iglesia te encontrarás con el Claustro dos Felipes, uno de los más importante del complejo. Su construcción se remonta al siglo XVI y su estilo es renacentista. Lleva este nombre porque fue el sitio donde Felipe II se coronó como rey de Portugal.

Otro de los claustros del convento es el de Santa Bárbara, desde el cual se aprecia con todo su esplendor la Ventana Manuelina. Fue construido a mediados del siglo XVI y contaba con dos plantas, pero la segunda se demolió por orden del rey Fernando II en 1843, con el fin de dejar más espacio a la Ventana Manuelina.

El Claustro de la Hospedería data de mediados del siglo XVI y era el lugar donde se alojaban los visitantes que llegaban al convento en busca de cobijo. En el primer piso se organizaban los clérigos y nobles de alto estatus social, mientras que la planta baja estaba destinada a las caballerizas y las estancias más humildes.

Aunque, sin dudas que el más impresionante del monasterio es el Clautro Principal, obra del rey João III. Su estilo es renacentista y por su belleza se considera como una de las mayores expresiones de este arte en Portugal. Su construcción comenzó en el siglo XVI, consta de dos plantas y una azotea.

¿Qué más ver en Tomar?

Si bien el Convento de Cristo es el motivo principal por el cual los viajeros llegan a Tomar, lo cierto es que la ciudad esconde otros puntos de interés. La mayoría de ellos se congrega dentro del casco histórico, que tiene como centro neurálgico a la Praça da República. En las calles de alrededor encontramos tiendas de todo tipo, restaurantes y cafeterías que tientan a probar los dulces locales. ¿Sabías que Portugal es un país muy atractivo para los golosos?

Mata Nacional dos Sete Montes

Junto al Castillo de Tomar y el Convento de Cristo se extiende la Mata Nacional dos Sete Montes. También conocida como Cerca do Convento, se trata de un pequeño bosque amurallado que fue fundado por la Orden de Cristo. En su momento perteneció al conjunto histórico, pero actualmente está abierto al público y es otro de los mejores sitios para visitar en Tomar.

Este pulmón verde es ideal para rodearse de naturaleza, respirar un poco de aire puro y llenarse las pupilas de color verde. En sus terrenos encontramos monumentos como la Charolina, un templo en miniatura de estilo románico; hermosos jardines, fuentes, un estanque de estilo renacentista y más.

Plaza de la República y alrededores

El corazón de Tomar está representado por esta bonita plaza rodeada de varios monumentos. Por empezar, está presidida por la Iglesia de San Juan Bautista y su notable pórtico manuelino.

La cara actual de la Igreja de São João Batista data del siglo XV, cuando el infante Enrique el Navegante estableció su residencia en el Convento de Cristo y decidió restaurar el templo. Unos años más adelante, durante el reinado de Manuel I de Portugal, se le añadió al templo su característica decoración manuelina.

Destaca el pórtico de estilo gótico flamígero y la robusta torre campanario de estilo manuelino de base rectangular en su primer nivel y octogonal en el segundo.

En el centro de la plaza se ve una estatua también dedicada a Guadalmin País, Maestre de los templarios y fundador de Tomar. Por detrás aparece el Ayuntamiento o Cámara Municipal de Tomar, un bonito edificio que data del siglo XVI.

El Ayuntamiento de Tomar (Paço do Concelho) fue construido por D. Manuel I, solo que en el siglo XVI se realizó una remodelación manierista que eliminó su decoración manuelina. De la fachada destacan los arcos de medio punto, mientras que lo más interesante del interior es una sala de exposiciones en memoria de Boticas, infante de D. Henrique, y un salón noble que luce el antiguo escudo de Tomar en el techo.

Alrededor de la Plaza de la República se abre un entramado de calles peatonales repletas de edificios señoriales revestidos de azulejos, capillas, templos, antiguas sinagogas reconvertidas en museos, comercios de productos tradicionales y el puente viejo sobre el río Nabão.

Tip viajero: no dejes de pasar por alguna pastelería para saborear las famosas fatias, un dulce que se elabora con yemas batidas y cocidas al baño maría.

Iglesia de Santa Maria do Olival

Otra huella dejada por los templarios en la ciudad es la Iglesia de Santa María do Olival. Se encuentra situada en la Plaza de ñas 5 Iglesias y es la más antigua de Tomar. Fue erigida en el sellum, el foro romano, y sobre los restos de un antiguo templo visigodo. Aunque, en el siglo XIII D.Gualdim Pais realizó una importante remodelación y la convirtió en el panteón de los Templarios, de allí que en su interior descansan los restos de muchos maestres.

¿Sabías qué? Las excavaciones más recientes han sacado a la luz un túnel secreto que conectaba el castillo templario con la iglesia, o al menos eso dice la creencia popular.

El templo sorprende por su impresionante rosetón (el Signum Salomonis), que es un símbolo de la orden. También llama la atención la torre separada del cuerpo central del templo. Lo más llamativo del interior es una estrella de David de 5 puntas.

Antigua Judería y Sinagoga de Tomar

La Rua Dr. Joaquim Jacinto es una vía estrecha y empedrada que corre paralela a la Praça da República en la cual encontramos en la Judería de Tomar. Esta zona que antiguamente contenía al guetto judío mantiene un hermoso toque medieval. Además, desde dicha calle se obtiene una hermosa perspectiva del convento desde abajo.

Caminando por la Judería de Tomar verás muestras del pasado judío de sus habitantes, como las marcas de oficios en los marcos de las puertas. Pero, lo que sin dudas llama la atención en la Sinagoga. Este raro ejemplar de los templos judíos medievales es el único que se conserva íntegra en Portugal.

La Sinagoga de Tomar data de mediados del siglo XV, aunque a lo largo de su historia ha pasado por todo tipo de usos (prisión, capilla, almacén). Hoy en día y a pesar de tener una arquitectura simple, sus paredes inmaculadas y la decoración de sus columnas la convierten en un lugar único.

La Sinagoga cerró sus puertas en 1496 cuando Manuel I expulsó de Portugal a los judíos que no querían convertirse al cristianismo. Luego de eso se convirtió en una prisión y en el siglo XVII en la Ermita de San Bartolomeu. Más adelante, en el siglo XIX, funcionó como pajar, granero, depósito, almacén de comestibles y bodega. Para el año 1921 sería declarado Monumento Nacional.

En 1923 un polaco judío llamado Samuel Schwarz adquirió la sinagoga de Tomar y la recuperó de su estado de abandono. En 1939 la donó al estado portugués, quien abriría en ella el Museo Luso-Hebraico de Abraão Zacuto.

La muestra del museo incluye objetos relacionados con la cultura judía y lápidas funerarias procedentes de varios lugares de Portugal. Durante las excavaciones realizadas en el lugar se encontraron monedas que datan del reinado de D. Afonso V, cerámicas de uso doméstico y el antiguo sistema de calefacción de agua para el baño ritual de purificación.

Por cierto, Abraham Zacuto, fue uno de los judíos más importantes en la historia de Portugal, puesto que publicó en Leiria las tablas astronómicas que serían usadas por los barcos portugueses en la Era de los Descubrimientos.

Río Nabão

Si dejamos atrás la Judería y el centro histórico nos encontramos con el río Nabão, el cual divide la ciudad en dos. A lo largo de él encontramos diferentes puntos de interés.

Uno de ellos es el Puente Viejo o Puente de Don Manuel I, el cual aparentemente fue construido sobre los restos de una edificación romana anterior. Se encuentra al lado del Convento de Santa Iría y es uno de los accesos al centro histórico. Si cruzas por él, te llevarás de recuerdo una bonita postal de la cara más antigua de la ciudad, para luego dar un paseo por el parque Mouchão.

Por cierto, el Convento de Santa Iría es otra de las construcciones antiguas de la ciudad. Sus orígenes se remontan al siglo XVI, cuando se levantó aprovechando los restos de un antiguo monasterio benedictino a orillas del río Nabão. Se dice que allí mismo tuvo lugar el martirio de Santa Iría, quien fue degollada por orden de Britaldo. Cuenta la leyenda que el cuerpo de la mártir fue arrojado al río y llegó a Santarém, donde las aguas del río Tejo se abrieron para mostrar su ataúd.

Independientemente de la leyenda, no dejes de dedicar un momento para contemplar el portal de estilo renacentista de la fachada norte del convento.

Otra cosa interesante para ver, en este caso sobre la margen izquierda del río, son los restos romanos. Los mismos pasaron por la zona donde hoy se asienta Tomar allá por el siglo I d.C. En ese entonces, la ciudad se llamó Sellium y se ubicaba justo sobre la calzada romana que unía Bracara Augusta (Braga) y Olissipo (Lisboa). Lamentablemente, no es mucho lo que queda de aquellos días, pues los visigodos y los musulmanes le cambiaron la fisonomía a la ciudad. Pero, sí se aprecian los restos de las termas protegidos por una cubierta, y lo que fue el Foro romano.

Molinos y Lagares d’ El-Rei

Sobre la margen derecha del río Nabão, en la calle Everard (también conocida como calle de la Levada), encontramos los Molinos y Lagares d’ El-Rey. Este conjunto de construcciones, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, alberga antiguos molinos y prensas de aceite de oliva.

Cuando los Templarios fundaron Tomar, construyeron una serie de molinos para moler el cereal aprovechando la fuerza del agua. Ya para el siglo XV, se usó también para hacer funcionar los lagares que permitían extraer el aceite de oliva.

Los lagares más antiguos que se conservan al día de hoy son los situados junto al Puente Viejo.

Largo da Várzea Grande

Otro sitio para visitar en esta ciudad portuguesa es el Largo de Várzea Grande, una gran plaza en donde se encuentran las letras gigantes de Tomar. Aquí podrás tomarte una foto de recuerdo con el castillo templario de fondo.

En un costado de la plaza se encuentra el Convento de San Francisco, en cuyo claustro acoge el Museo de los Fósforos. En este curioso espacio se exhibe la colección de cerillas de Aquiles da Mota Lima, un ciudadano de Tomar que durante su vida coleccionó más de 60.000 cajas de todas partes del mundo.

¿Qué ver cerca de Tomar?

Tu viaje por Tomar no termina aquí. Hay muchos lugares alrededor de la ciudad por los que puedes pasar. Incluso, algo que muchos turistas hacen es visitar los 3 monumentos Patrimonio de la Humanidad cercanos a Lima: el Convento de Cristo de Tomar y los Monasterios de Alcobaca y Batalha. Esto último es algo que sin dudas te sugerimos hacer.

Veamos qué puedes visitar cerca de Tomar.

Acueducto dos Pegões

Esta monumental construcción se extiende a lo largo de 7 km desde el noroeste hacia el monasterio. Fue construido a finales del siglo XVI (en 1593), bajo el reinado de Felipe II de España, por un notable arquitecto italiano de nombre Filipe Terzi. El objetivo era abastecer de agua al Convento de Cristo.

El Acueducto dos Pegões cuenta con un total de 180 arcos, algunos de ellos dobles, y es uno de los más importantes de Portugal. Lo mejor de todo son las vistas que regalan del convento y el castillo, por lo que no puedes dejar de acercarte a admirar esta increíble obra y apreciar las postales a su alrededor.

Tip viajero: las mejores vistas se obtienen junto a la carretera de Leiria, a unos 3 km del centro de Tomar. Aquí hay unas escaleras que llevan a la parte más alta del acueducto.

Castillo de Almourol

Lo único que le puede faltar a un viaje por la Ciudad de los Templarios es la visita a un castillo. ¿Qué crees? Cerca de Tomar hay uno, y es realmente impresionante. La vista de esta mole que se alza sobre el Tajo sorprende a cualquiera que se acerque. Sin dudas, es uno de los sitios más especiales qué ver cerca de Tomar.

Hablamos del Castillo de Almourol, a quien muchos consideran como el más hermoso de Portugal. Se encuentra situado en una pequeña isla escarpada en medio del río Tajo (el más largo de la Península Ibérica), entre los pueblos de Constância y Vila Nova da Barquinha.

Como no podía ser de otra manera, tiene una larga historia por detrás. Es otra de las huellas dejadas por los Templarios en el centro de Portugal, además de uno de los monumentos militares medievales más significativos del país.

Se cree que sus orígenes se remontan al año 1129, aunque al día de hoy sigue siendo un misterio. El castillo fue reconstruido bajo el gobierno de los Templarios y al día de hoy se conservan las características artísticas y arquitectónicas de aquel entonces. Su importancia militar fue indiscutible y junto con los castillos de Tomar, del Zêzere y de la Cardiga fueron la principal línea defensiva del Tajo

Luego de la extinción de la orden, el Castillo de Almourol cayó en el abandono y recién en el siglo XIX fue reconstruido de acuerdo al ideal del Romanticismo que valoraba el encanto de la época medieval. Así fue como en el siglo XX pasó a ser la residencia oficial de la República Portuguesa y se convirtió en el escenario de algunos de los eventos más importantes acontecidos durante la dictadura.

Hoy en día, la fortaleza consta de 10 torres y su interior se distribuye en dos niveles. En el primero encontramos las principales estancias (el almacén, las habitaciones, el aljibe); mientras que en el segundo aparece el patio de armas y la Torre del Homenaje.

Para visitar la fortaleza hay que tomar un barco y de paso disfrutar de un apacible paseo por el Tajo, para luego recorrer el castillo. La entrada tiene un costo de 10 EUR por persona y la visita dura 1:45 hs. Las embarcaciones parten de lunes a domingo a cada hora desde el pueblo de Tancos. O bien, puedes contratar esta excursión a Tomar y el castillo de Almourol desde Lisboa.

Ruta del Patrimonio: monasterios de Batalha y Alcobaça

El Convento de Cristo, el Monasterio de Alcobaça y el Monasterio de Batalha son tres tesoros del Patrimonio de la Humanidad que se pueden visitar en una misma excursión o en el marco de una ruta en coche por el centro de Portugal, puesto que se encuentran muy cerca uno del otro. La experiencia regala una dosis de arte, historia y arquitectura que vale mucho la pena.

Los 3 monumentos se pueden visitar con un ticket común por 15 EUR, o también tienes la opción de pagar las entradas individuales que salen 6 EUR. Asimismo, están incluidos en la Lisboa Card.

El Monasterio de Batalha se encuentra a 45 km de Tomar, mientras que el de Alcobaça a 65 km. En el primero de ellos podrás visitar su iglesia, la capilla del fundador, sus dos claustros, los panteones reales, las capillas imperfectas y algunas dependencias monacales. En cada una de sus estancias se aprecian diferentes estilos arquitectónicos e infinidad de detalles que lo convierten en un lugar único.

Lo más atractivo del conjunto son, posiblemente, las 7 Capillas Imperfectas. Estas construcciones funerarias que nunca fueron concluidas tienen una belleza indiscutible. Comenzaron a erigirse hacia el año 1434 por encargo del hijo del rey Joao I, Don Duarte, en un marcado estilo gótico manuelino.

Por otro lado, el conjunto monumental del Monasterio de Alcobaça se compone de una iglesia, varios claustros, salas en las cuales los monjes desempeñaban sus labores diarias y varios edificios más, incluidas las tumbas reales. Todo ello podrás visitar durante el recorrido. Te sorprenderá especialmente la iglesia, que es el espacio religioso gótico más grande del país.

También son interesantes las Sala Capitular, el Refectorio y la cocina, todas de origen medieval; y el impresionante Claustro del Silencio, el claustro medieval más grande de Portugal; y las tumbas del rey Pedro I y la reina Inés de Castro.

Mapa de Tomar

Al igual que hacemos siempre en nuestros artículos, aquí te dejamos un mapa interactivo con todos los puntos mencionados. Como puedes ver, el centro de Portugal está lleno de atractivos que muchas veces escapan de las rutas turísticas habituales por desconocimiento.

Ahora que sabes que existe la Ciudad de los Templarios, no deberías dejar de pasar por ella. Después de todo, Tomar es un destino que sorprende gratamente a sus visitantes. Historia, arquitectura, cultura y naturaleza te esperan en esta bonita ciudad portuguesa. ¿Te la vas a perder?