Dentro de la comarca del Bages encontramos varios pueblos, muchos de ellos con tinte medieval, a los que vale la pena dedicarles un par de horas. Uno de ellos es Rocafort, un destino que resulta de la unión de los núcleos urbanos de Rocafort de Bages y El Pont de Vilomara.
Si bien es pequeño, conserva algunas construcciones muy bonitas y regala unas vistas increíbles del macizo de Montserrat. Si esto te parece poco, es ideal para combinar con los hermosos pueblos de Mura y Talamanca.
Hoy te contamos qué ver en Rocafort, un pueblo con muchos encanto del Bages. ¿Nos acompañas?
El Pont de Vilomara se sitúa en la parte más baja del término municipal, mientras que Rocafort de Bages en la zona más alta, a poco más de 400 metros sobre el nivel del mar. Ambos núcleos se encuentran comunicado por una carretera local (son 7 km en total). De todos modos, los principales sitios para visitar se encuentran dentro del segundo.
¿Cómo llegar a Rocafort?
Como ya te dijimos, Rocafort está situado en la comarca del Bages (en el centro de la Comunidad Autónoma de Cataluña). La capital de dicha comarca, Manresa, se encuentra a tan solo 14 km.
El viaje desde Barcelona a Rocafort es de 68 km que se sortean en algo de una hora por las carreteras C-58 y C-16. Para aprovechar mejor el viaje, lo ideal es combinar con una visita a los pueblos medievales de Talamanca y Mura. Además, estás muy cerca del Parc Natural de Sant Llorenç del Munt i L’Obac, el cual tiene rincones con muchos encanto por descubrir.
¿Sabías qué? Al trío de pueblos conformado por Mura, Talamanca y Rocafort se lo conocía como los “3 pobles de mala mort” (los 3 pueblos de mala muerte). El motivo es que hace tiempo estaban aislados del mundo por su difícil acceso. Afortunadamente, esto hoy ya no es así y son destinos accesibles por carretera.
¿Qué ver en Rocafort?
Podría decirse que el encanto de Rocafort está más bien en su entorno natural y en el conjunto urbano en general, más que en la cantidad de atractivos que hay para ver. De hecho, el pueblo posee pocos sitios de interés. Por ende, nuestro consejo es que te dediques a pasear por sus callecitas llenas de construcciones de piedra. La vía principal es la más bonita de todas y la que más vida tiene, especialmente los fines de semana.
Uno de los atractivos de Rocafort son las ruinas de su antiguo castillo. Las encontrarás a las afueras del pueblo, de camino al Pont de Vilomara. En épocas de antaño esta fortaleza conocida como Castillo de Nèspola tuvo mucho esplendor. Pero, al ser un lugar con más de 1.000 años de historia que tuvo que enfrentar varios avatares, quedó totalmente en ruinas, conservándose únicamente un muro de 10 metros de largo.
Por ende, puede que subir a ver la ruinas parezca que no vale la pena. Sin embargo, las vistas del pueblo desde esta posición son realmente muy bonitas, por lo que creemos que no pierdes nada con intentarlo.
Otro de los atractivos de Rocafort es la Iglesia Santa Maria de Rocafort. Para llegar a este templo gótico construido sobre los restos de una iglesia románica más antigua tendrás caminar por el Carrer Major hasta una bifurcación. Hacia la derecha, un poco más adelante, se encuentra el templo. Si está abierto puedes visitar su interior para ver el sepulcro de Pere de Sitjar, un personaje ilustre del pueblo.
Cerca de la iglesia se encuentra el Museo de Rocafort, un espacio que cuenta con una colección de documentos, fotografías y objetos cotidianos que se utilizaban en las masías de la zona. Si quieres conocer mejor la historia del pueblo y la forma de vida de sus antiguos habitantes, no dudes en hacerle una visita.
Luego de recorrer Rocafort de Bages puedes acercarte a Pont de Vilomara, donde se concentra la mayor parte de la población. Aquí encontrarás un núcleo urbano más grande, con varias opciones de restaurantes para comer y algunos sitios históricos.
El Pont de Vilomara nació junto a un puente medieval sobre el río Llobregat que se construyó en el llamado Camino Real. Antes de esta edificación en piedra hubo un puente de madera, solo que en tiempos romanos fue reemplazado por el actual. El «puente de Villa Amara» era parte del Camino Real que iba de las comarca del Bages hacia Barcino (actual Barcelona) y pasaba por la montaña de San Lorenzo y la comarca del Vallés.
Los alrededores de Rocafort
Como puedes ver, el pueblo es muy pequeño y no necesitas más que un par de horas para conocer su encanto. El resto del día (o del fin de semana, en caso de que quieras ampliar tu estadía), puedes destinarlo a conocer otros pueblos medievales de la zona.
Mura
A tan solo 6 km de Rocafort encontramos el encantador pueblo medieval de Mura, situado en la entrada del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac. A pesar de ser pequeño (no tiene más de 200 habitantes), sus calles y plazas conservan su encanto medieval y cada fin de semana atraen a muchos turistas que escapan de la ciudad para disfrutar del entorno rural que envuelve a estos pueblos de la comarca del Bages.
Mura posee todos los ingredientes que hacen a un pueblo medieval perfecto: un entramado de calles laberínticas, escaleras empinadas que conducen a patios adornados con macetas y flores, pequeñas plazas y edificios de piedra. Todos estos aspectos configuran una postal sumamente fotogénica capaz de volver locos a los amantes de la fotografía. Desde cualquier esquina, es posible captar con una lente la belleza de este enclave rodeado de naturaleza.
En otras palabras, Mura es de esos pueblos que invitan a perderse sin seguir un mapa o itinerario. Caminando por sus calles empedradas descubrirás edificios como la Iglesia de San Martí de Mura, una maravilla románica que sin dudas captará tu mirada.
En la zona alrededor de la plaza central del pueblo encontrarás tiendas y restaurantes donde probar delicias catalanas. Luego, puedes acercarte al mirador de Mura para contemplar una bonita vista del pueblo y de su entorno.
Talamanca
Si bien Mura es quien se lleva la mayor parte del turismo, Talamanca es un destino cercano a Rocafort (15 km) que puedes visitar.
Se trata de otro pueblo pequeño y de corte medieval cuyas construcciones de piedra datan de los siglos XVI y XVII, época en que la comarca vivía la prosperidad económica dejada por la producción de vino. En muchas fachadas se encuentra tallada en la misma roca la fecha en que fue construida la vivienda. Lamentablemente, esta época de esplendor de producción de vino culminó abruptamente con la llegada de la filoxera en el siglo XVIII.
Uno de sus principales atractivos es el Castillo de Talamanca, una fortaleza de origen románico que se lleva todas las miradas, aunque solo se conserve la torre circular con almenas y algunos muros. También tenemos que mencionar la Iglesia de Santa María, otra construcción románica levantada sobre un templo más antiguo, probablemente del siglo XII. Su elemento distintivo es la torre campanario, a la cual es posible subir por una escalera de caracol.
Junto a la iglesia se encuentra la pintoresca Plaza de la Fuente, un espacio restaurado desde el cual se obtiene la postal más famosa del pueblo: la fuente con la iglesia de fondo.
También vale la pena acercarse a la Plaza dels Saldoners, en donde estaba la antigua cantera de la cual se extrajo la piedra usada para construir las viviendas de Talamanca. Lo más atractivo son las hermosas vistas del Macizo de Montserrat que se obtienen desde este punto.
Otra alternativa es hacer una ruta de 3 km para conocer la ermita de Santa Magdalena de Talamanca, del siglo XIII. Esta bella construcción completamente restaurada forma parte del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. Junto a ella hay un pequeño centro de interpretación que cuenta la historia del pueblo y la batalla que lo hizo famoso.
Puig de la Balma
Otro de los sitios más interesantes para conocer en los alrededores de Rocafort es el Puig de la Balma, una antigua masía del siglo XII totalmente excavada en la roca.
Hoy en día, este conglomerado de edificios de más de 1.000 años de historia funciona como alojamiento, restaurante y museo. El Puig de la Balma es un testimonio de la vida rural en Cataluña, un sitio de enorme riqueza patrimonial que ha captado el interés de muchos cronistas, documentalistas y cineastas.
El restaurante del Puig de la Balma es uno de los espacios más conocidos y frecuentados por turistas, especialmente los fines de semana. Por su parte, el alojamiento rural cuenta con 5 habitaciones construidas en la misma montaña. Si quieres pasar una noche diferente en un sitio único, ya sabes dónde hacerlo (procura reservar con antelación).
El museo de Puig de la Balma cuenta con una interesante colección de enseres y utensilios que se usaban en los trabajos diarios de la masía. El complejo también acoge una pequeña capilla del siglo XIV que fue restaurada en 1996.
¿Qué comer en Rocafort y la comarca del Bages?
Cualquier paseo se disfruta más con un rico platillo y en este sentido, la comarca del Bages es un destino ideal para explorar la gastronomía catalana. No olvidemos que nos encontramos en un entorno rural privilegiado, donde los productos de la huerta tienen un gran protagonismo.
Calabacines, pimientos, berenjenas, pepinos, ajos, el tomate de Montserrat, de Mura o de Cardener, las sandías, melones y melocotones son algunos de los protagonistas de los platos de la comarca. De todos estos productos de la huerta (que alcanzan su punto óptimo en verano) el tomate de Montserrat preparado en múltiples versiones y la berenjena blanca, son los dos ingredientes estrella del Bages.
Otro dos productos con mucho prestigio dentro de la comarca son el aceite y el vino. A estos últimos la DO Pla de Bages les ha dado mucho prestigio. Por ende, sentarse a tomar una buena copa de vino acompañado de un plato comarcal es otra cosa que hacer en Rocafort. Por su parte, el aceite se presenta bajo la forma de 3 variedades locales: corbella, verdal Manresa y vera.
En Rocafort de Bages no encontrarás muchas opciones para comer. En ese caso, lo más conveniente es trasladarse a Pont de Vilomara, donde la oferta es mucho más amplia.
Mapa de Rocafort y alrededores
Rocafort y los pueblos de la comarca de Bages son la excusa perfecta para coger el coche y vivir una jornada o un fin de semana diferente. Estos pequeños enclaves medievales situados a muy pocos kilómetros de la gran ciudad ofrecen la posibilidad de cortar la rutina y disfrutar de su entorno rural. Así que ya lo sabes, no dudes en visitar Rocafort y los pueblos vecinos.
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