La segunda ciudad de Estonia es vibrante y tiene muchísimo ambiente. A pesar de que Tartu no es muy grande, cuenta con muchos atractivos, tanto en el mismo núcleo urbano como en sus alrededores. Por eso, hemos preparado esta guía de viaje por Tartu, ¿te apuntas?
Tartu es una parada muy recomendada de un viaje por Estonia. Como no muchos turistas la conocen, disfruta de un ambiente poco masificado que permite pasear con calma por sus calles.
Esta coqueta ciudad es el principal centro del patrimonio cultural del país y dueña de uno de los pocos centros históricos del sureste de Estonia en donde los soviéticos no pudieron meter mano. Por eso, el núcleo histórico conserva muchas de sus construcciones de madera y edificios originales.
Tartu se sitúa al este de Estonia y a 180 km de Tallin. Es conocida como la capital intelectual del país, gracias a que es la sede de la Universidad más importante de Estonia. Fundada en 1632, es una de las universidades más antiguas y destacadas del Báltico y todo un referente en el campo de la semiótica y los estudios literarios. Gran parte de los intelectuales y las personas que han dirigido el país se formaron allí, por eso también su gran prestigio.
Dicho de otro modo, Tartu es el centro de la lengua y la cultura en Estonia. Aquí nació la primera imprenta, la primera biblioteca y el primer periódico del país. Asimismo, fue el lugar en donde se firmó en 1920 el tratado que reconoció, después de dos años de guerra, la primera independencia del país, librándose así de convertirse en un imperio soviético.
La presencia de la universidad dota a Tartu de un ambiente juvenil muy animado en el que siempre encontrarás algo para hacer. Con unos 100.000 habitantes, de los cuales un 20% son estudiantes y un 10% extranjeros, Tartu se presenta como una ciudad cosmopolita e innovadora.
Acompáñanos a descubrir todo lo que puedes ver y hacer en Tartu en un día.
Principales cosas qué ver en Tartu en un día
Tartu está plagada de rincones con encanto. Su ambiente relajado y bohemio invita a sentarse a tomar una taza de café o leer un libro en alguno de sus parques. Posiblemente, el hecho de que la ciudad se encuentre rodeada de bosques y cuente con muchos espacios verdes, hace que deambular por sus calles sea un placer.
Lo mismo sucede con su centro histórico, que se mantiene prácticamente inmune al paso del tiempo. Aquí lo mejor es hacer una ruta a pie, dejándote llevar por donde guíen tus sentidos.
Además de caminar el centro histórico, es posible conocer Tartu contratando un paseo en barco por el río Emajõgi, el cual atraviesa zigzagueante la ciudad. De ese modo, podrás descubrir sus rincones con encanto desde otra perspectiva.
Plaza del Ayuntamiento
La mejor manera de comenzar el recorrido de un día por Tartu es en su centro neurálgico: la plaza Raekoja o plaza del Ayuntamiento.
Una armoniosa hilera de fachadas neoclásicas circunda esta plaza, con el Ayuntamiento como edificio más elegante. Esta construcción de color rosáceo data del siglo XVIII, puesto que se erigió entre los años 1782 y 1789. Un poco más tarde se añadió un reloj a su fachada con el fin de animar a los estudiantes a asistir puntuales a sus clases en la Universidad. Además de tener varias oficinas administrativas, acoge también la Oficina de Turismo de Tartu.
Frente al Ayuntamiento se encuentra la escultura más icónica de la ciudad: dos estudiantes besándose bajo un paraguas. Aunque no lo creas, esta obra de 1998 es uno de sus puntos más fotografiados. En los alrededores hay una buena cantidad de bares y restaurantes que te invitan a sentarte a tomar y comer algo, mientras observas el ritmo de vida de Tartu.
En la parte trasera del Ayuntamiento se encuentra el Parque Pirogov, que lleva el nombre del prestigioso científico ruso Nikolai Pirogov. Este espacio es muy popular entre los estudiantes, ya que es el único parque en Tartu donde está permitido consumir públicamente alcohol.
En la época navideña, la Plaza del Ayuntamiento se convierte en el rincón más animado de la ciudad. Para la ocasión se monta un árbol de Navidad en el centro de la plaza y a su alrededor se organiza un mercadillo lleno de puestos de comida.
Universidad de Tartu
Prácticamente al lado de la Plaza del Ayuntamiento se encuentra el edificio de la Universidad, que sorprende por su fachada y sus columnas jónicas.
Como te contamos al principio, se trata de una de las universidades más antiguas e importantes del norte de Europa. A su vez, es la institución educativa más grande del país, por ende, desde hace casi cuatro siglos es el centro de la vida académica.
Fue fundada en 1632 por el rey sueco Gustavo Adolfo II, quien se basó en el modelo de la Universidad de Uppsala. Al principio estuvo destinada a formar funcionarios, aunque no tardó en convertirse en un referente internacional en medicina y ciencia. Su historia es muy larga y pasó por muchas manos a lo largo de los siglos, siguiendo el ritmo turbulento de un país por el cual dejaron su huella los suecos, alemanes, rusos y polacos.
La Universidad de Tartu es reconocida por haber sentado las bases para la educación superior en idioma estonio. También, fue la cuna de los intelectuales nacionales que jugaron un papel clave en el desarrollo del estado, la sociedad y la cultura de Estonia.
Ahora, apreciar su bella fachada blanca que compite en elegancia con la del Ayuntamiento, no es lo único que podrás hacer allí. El aula y el Museo de Arte de la Universidad están abiertos al público, por lo que no dejes de visitarlos. En este último encontrarás una interesante colección de esculturas antiguas. Otra visita curiosa es la celda del tercer piso, en donde antiguamente se castigaba a los estudiantes reacios a respetar las reglas.
Cerro Toome y antigua catedral
En los alrededores de la Universidad se encuentra un gran parque de estilo inglés situado en la ladera del cerro Toome. En este sitio estratégico se instalaron los primeros habitantes de Tartu y, hace muchos años, acogió un castillo que era la residencia de los nobles de la ciudad.
Pasear por esta zona es muy interesante, no solo porque verás estatuas de los principales personajes ilustres que se formaron en la institución, sino también por las ruinas de la vieja catedral. Sin dudas, es uno de los espacios más pintorescos de la ciudad, en donde las bonitas casas de madera se mezclan con aulas y facultades.
Las ruinas de la antigua catedral gótica (que fue la más grande de Europa construida en ladrillo) se alzan en el punto más elevado de la colina. Fue erigida en el siglo XIII, aunque lamentablemente lo único que se conserva es su esqueleto. Hoy en día, es sede de la biblioteca universitaria, que al mismo tiempo hace de Museo de Historia Universitaria.
El parque es muy frecuentado por los universitarios, especialmente en verano, cuando las altas temperaturas demandan un poco de verde y aire fresco. Cuando acaba el curso, tienen la tradición de subir a la Piedra de los Deseos para quemar sus apuntes.
Aquí se encuentra también el observatorio, que tiene como principal atractivo su espectacular telescopio.
Puente del Diablo
Subiendo la colina de camino a la Universidad se encuentra el Puente del Diablo de Tartu, otra de sus construcciones más antiguas. Fue erigido en 1913 sobre los restos de un antiguo puente, con el fin de homenajear el aniversario número 300 de la dinastía Romanov. Su nombre se debe a diversas leyendas que hablan de la aparición del diablo en el puente.
Barrio de San Juan: el más antiguo de Tartu
Tras visitar el centro y la Universidad, puedes dedicarte a pasear por el centro histórico, el cual se ubica en el barrio de San Juan. En este apacible espacio los edificios neoclásicos y modernistas conviven en especial armonía, por lo cual es muy agradable y pintoresco para pasear.
El máximo atractivo de aquí es la Iglesia de San Juan, un templo que despierta interés por su gran colección de figuras de terracota. Si bien se dice que al principio había unas 2.000, lo cierto es que muchas debieron reconstruirse, ya que con los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial la iglesia quedó destruida. Volver a levantar el templo llevó muchos años, culminando las obras recién en el 2005.
Museos en Tartu
Si te gustan los museos, en Tartu encontrarás varios interesantes que puedes incluir en tu paseo de un día.
Uno de ellos es el Museo de la casa del ciudadano de Tartu del siglo XIX. Situada en una casa de madera del siglo XIX muestra cómo vivía un burgués en aquella época. De ese modo, podrás recorrer sus habitaciones históricamente amuebladas con una multitud de elementos originales, como una estufa de cocina inglesa que aún funciona. El recorrido es muy auténtico, puesto que el museo no utiliza luces eléctricas.
El Museo de la Ciudad ofrece una visión general de la historia de Tartu de la mano de un guía que cuenta detalles curiosos e interesantes. El museo también organiza recorridos grupales por la ciudad. De ese modo, podrás conocer la historias y las leyendas de Tartu, a la par que recorres sus principales sitios de interés.
Los recorrido guiados incluyen la Plaza del Ayuntamiento, la calle Rüütli, las residencias universitarias de Tartu, los cafés históricos de la ciudad, el distrito de Ülejõe, Toomemägi (la colina donde se encuentra la catedral) y un paseo por el río Emajõgi.
También es interesante hacer un viaje en el tiempo en el Museo de las Celdas de la KGB, situado en un antiguo centro de detención soviético. Y, por qué no, hacer una visita al Museo de la Cerveza y terminar el tour con una cata.
Ribera del Emajõgi
Al principio te contamos que otra forma de conocer la ciudad es haciendo un paseo en bote por el río Emajõgi, uno de los más importantes del país, que une sus dos mayores lagos. Los paseos en barca salen del embarcadero al lado del Puente del Arco y cuestan 5 €, aunque, por un poco más de dinero podrás hacer un viaje más largo y llegar hasta los lagos.
Además del paseo en bote, puedes caminar por sus alrededores llenos de árboles, estatuas de personajes célebres de la vida científica y cultural de Tartu y el curioso monumento dedicado al nacimiento del ciudadano 100.000.
A lo largo del recorrido verás los muchos puentes que atraviesan el río, algunos muy históricos, como los puentes del Arco y de la Libertad.
¿Qué ver en los alrededores de Tartu?
Luego de tu visita de un día por la ciudad, te proponemos que sigas recorriendo algunos puntos interesantes de Estonia.
Värska, en la frontera entre Estonia y Rusia
A una hora en coche desde Tartu, en la frontera entre Estonia y Rusia, encontramos el pequeño pueblo de Värska, el cual es habitado por una comunidad seto.
Los setos son una minoría étnica nativa de Setomaa, una pequeña región ubicada entre el sureste de Estonia y el noroeste de Rusia. Se caracterizan principalmente por haber preservado durante siglos sus tradiciones, como el famoso canto polifónico que hace poco fue inscrito en el listado de Herencia Cultural Intangible de UNESCO. Asimismo, la comunidad tiene su propio rey y gobierno.
En este pequeño y singular enclave podrás visitar el Museo Setu al Aire Libre, que muestra cómo vivía esta comunidad en el siglo XIII. La muestra acerca al visitante a la cultura y tradiciones de los setos, permitiendo apreciar la vestimenta de la época, las viviendas, los juguetes de los niños y muchas cosas más.
También puedes acercarte a la Iglesia ortodoxa de Värska, dedicada a San Jorge. Esta edificación construida con piedras de campo y ladrillos es uno de los principales monumentos de la comunidad. Cuenta con un muro de iconos y numerosos objetos sagrados hechos a mano. Además, en el cementerio que rodea la iglesia se encuentran enterradas muchas de las figuras más importantes de la región de Setomaa
Si tienes suerte, podrás ver a las mujeres de la comunidad interpretando el leelo, el canto polifónico ancestral que representa la piedra angular de su identidad. Los cantos son interpretados por mujeres que visten trajes tradicionales y alternan sus voces entre una principal y el coro. Una antigua tradición se celebra el Día del Reino Seto, en donde se corona a la mejor cantante, otorgándole el título de “Madre del Canto” del Rey. Los coros de leelo son una pieza clave de la comunidad y un motivo de orgullo para el pueblo seto.
La Aldea de los Viejos Creyentes en Peipus
La Aldea de los Viejos Creyentes es otro de los atractivos turísticos de Estonia. Se ubica a dos horas en coche desde Värska, a orillas del lago Peipus, que hace de frontera natural entre Estonia y Rusia.
¿Quiénes son los Viejos Creyentes? Un grupo de personas provenientes de Rusia que llegaron a Estonia a finales del siglo XVII, escapando de la persecución por sus creencias. Tanto en Estonia como en Rusia se los conocía como raskolniks, aunque ellos mismos prefieren llamarse staroverö, que se traduce como Viejos Creyentes. Esta comunidad de trabajadores, constructores y cultivadores de cebollas se asentó en esta tierra, aunque sufrió las consecuencias de la ocupación rusa del país durante las décadas del comunismo.
A partir de la década del 90, la Unión de Comunidades de Viejos Creyentes se restauró en el país y comenzó a sumar miembros y congregaciones. Se distinguen del resto de los rusos que viven en el país por mantener muy vivas sus tradiciones. A su vez, se diferencian en otros aspectos, como el hecho de usar únicamente dos dedos para hacer la señal de la cruz o por seguir utilizando la traducción de los textos bíblicos de la vieja Iglesia Eslava.
Sin dudas, es muy interesante visitar esta comunidad que vive de la pesca y de sus cultivos. Para aprender más sobre ellos, puedes visitar el Museo de la Villa Kolkja, cuya colección incluye utensilios, objetos religiosos e indumentaria propia de esta comunidad. Tampoco dejes de probar su plato más tradicional, el pescado con cebolla. Sin dudas, será una experiencia memorable de tu viaje por Estonia.
¿Cómo llegar a Tartu?
Llegar a Tartu desde Tallin, la capital de Estonia, es muy sencillo. Si viajas en coche, no tienes más que tomar la carretera 2 y en algo de dos horas y media habrás llegado a destino. Si no tienes coche, una buena opción es viajar en tren partiendo desde la estación Baltijaam, en la capital. El viaje es muy pintoresco, especialmente en invierno, cuando Estonia se cubre completamente de blanco.
Si viajas en avión desde otras ciudades europeas, sí o sí, tu punto de llegada será Tallin (en algunos casos se debe hacer escala en Riga, Letonia). Desde allí puedes tomar un vuelo interno a Tartu, viajar en coche o en tren.
Hasta aquí llegamos con nuestra guía de viaje por Tartu. Como pudimos ver, Estonia es mucho más que su preciosa capital. Esperamos que hayas disfrutado del paseo y que sigas acompañándonos en nuestros viajes alrededor del mundo. ¡Nos vemos en el próximo destino!
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