Nos vamos al norte de Italia, a la región de Emilia Romagna. Nuestro destino de hoy es Rávena o Ravenna en italiano, una bellísima ciudad ubicada sobre la costa del Mar Adriático, a mitad de camino entre Bologna y Venecia.

Conocida como la “ciudad de los mosaicos”, Ravenna posee un patrimonio artístico impresionante vinculado a su pasado bizantino. Atesora monumentos que muchas veces pasan desapercibidos frente a las grandes ciudades de Italia, como Roma o Florencia. Aun así, su riqueza patrimonial es digna de admirar, de allí nuestra invitación a que conozcas esta ciudad llena de arte e historia. 

Ravenna es conocida como la «ciudad de los mosaicos» por la enorme colección de mosaicos bizantinos que posee.

A Ravenna se la conoce como la ciudad de los mosaicos porque conserva los mejores mosaicos bizantinos que se conocen al día de hoy. De hecho, abundan en todos los rincones de la ciudad. Recorriendo cualquiera de sus calles encontrarás preciosas muestras de mosaicos: en sus iglesias, en las vitrinas de las tiendas, en los parques e, incluso, en las puertas de las casas. Esto hace que pasear por Ravenna sea un verdadero placer para los ojos.

Además de ser rica en arte, Ravenna posee también muchísima historia, que ha dejado muestras arquitectónicas y artísticas que se hacen visibles en sus calles y monumentos principales.

No entraremos en detalles sobre su historia, pero a modo de resumen, podemos decir que el origen de la ciudad se remonta al siglo II a.C. De todos modos, los restos hallados de antiguos asentamientos etruscos en el Valle Padana hablan de un origen más temprano de la ciudad.

Como sea, poco a poco Ravenna fue creciendo en interés gracias a su situación estratégica. El momento cumbre en su historia lo alcanzó en el 402 d.C, cuando se convirtió en capital del Imperio Romano de Occidente, hasta el siglo VIII. También fue la capital del reinado de Teodorico, rey de los Ostrogodos y del Imperio Bizantino en Europa.

Gracias a esto, Ravenna fue aumentando su patrimonio a lo largo de los siglos. Sus palacios captaron la atención de genios del arte y la cultura, como el famosísimo Dante o el inglés Lord Byron. Hoy en día, sus principales interesados son los miles de estudiantes que asisten a su prestigiosa universidad. Lo mismo sucede con los turistas, que llegan deseosos de conocer su rico patrimonio.

Como sea, Ravenna es una ciudad a la que puedes dedicarle un par de días y no dejar de descubrir tesoros. Pero, si dispones únicamente de un día, también podrás conocer lo esencial. Como sea, te dejamos aquí un listado de sus principales sitios de interés, de manera que cuando visites la ciudad nada se escape del tintero. 

¿Qué ver en Ravenna?

A pesar de no ser una de las ciudades más conocidas del norte de Italia, Ravenna es una parada imprescindible de cualquier ruta por la región de la Emilia Romagna. Como te anticipamos, concentra una enorme cantidad de edificios Patrimonio de la Humanidad que la convierten en uno de los destinos más importantes de Italia a nivel artístico. En otras palabras, una de las cosas que más verás en Ravenna es arte, en cada uno de sus rincones. 

Lo mejor que puedes hacer en Ravenna es alquilar una bicicleta y dedicarte a recorrer sus edificios. Allí reside el principal atractivo de la ciudad: en los detalles de la arquitectura bizantina, el arte paleocristiano y sus mosaicos.

En este sentido, la iglesia de San Vital o el mausoleo de Gala Placidia son los platos fuertes. Por eso, nuestro consejo es que no dejes de ingresar en sus templos y palacios, ya que si no lo haces te estarás perdiendo lo mejor que Ravenna tiene para ofrecer.

De todos modos, Ravenna es más que mosaicos. La ciudad cuenta con una oferta turística variada y pensada para toda la familia, incluso los más pequeños. También puedes pasear por su costa salpicada de clubes de playa o visitar uno de los parques con las mejores montañas rusas de Europa.

Si vas a pasar un par de noches en la ciudad, no dudes en ir Boing, una de las discotecas más famosas de Ravenna. Sea cuales sean tus preferencias, seguro que la ciudad te encantará. Así que sin más, empecemos a descubrir su atractivos.

Los mosaicos de Ravenna

Tratándose de la ciudad de los mosaicos, no podemos comenzar nuestra guía de otra manera que no sea hablándote de ellos (sería como faltarle el respeto). Dentro de los muros de muchos edificios de Ravenna se conserva el más rico patrimonio de mosaicos del mundo, muchos de los cuales se remontan a los siglos V y VI. Te cansarás de ver mosaicos en la ciudad (ya te contamos que están en todos lados). Aunque, hay una serie de lugares que son paradas obligadas.

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Todos los sitios que te mencionaremos a continuación fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y representan la mejor muestra de mosaicos de la ciudad. De estos ocho atractivos, cinco pueden visitarse adquiriendo un ticket único (9,50 €). Ellos son: la Basílica de San Vitale, el Mausoleo de Galla Placidia, la Basílica de San Apollinare Novo, el Baptisterio Neoniano y el Museo Arcivescovile.

Tip viajero: como solo dispones de un día para recorrer Ravenna, no es obligación que vayas a estos 8 lugares. Nosotros te los mencionamos a todos, de manera que puedas optar por los que te resulten más interesantes. De todos modos, para sacarle el máximo provecho a tu visita, procura comenzar el día bien temprano. Como te contamos antes, Ravenna posee muchísimos sitios interesantes y queremos que puedas ver lo más posible.

La Basílica de San Apolinar Novo

Esta majestuosa basílica fue construida en el siglo V por Teodorico, el Rey de los Ostrogodos. Ya por fuera llama la atención su fachada y su campanario cilíndrico, muy propio de las iglesias de Ravenna. Sin embargo, son los mosaicos que se encuentran en su nave central lo realmente extraordinario del templo. En ellos se ven representados diferentes episodios de la vida de Cristo, figuras de profetas y santos.

Lo más impresionante de todo, es que solo queda una parte de la decoración que tenía la iglesia en su época de máximo esplendor, allá por el siglo VI. En ese momento, las paredes inferiores estaban revestidas en mármol, las partes centrales tenían bellos estucos y los mosaicos revestían las paredes, el ábside, el arco triunfal y el muro de la contrafachada.

Lamentablemente, de esta auténtica maravilla quedan únicamente los mosaicos de las paredes de la nave central (que no son pocos). Entre ellos destacan los del Palacio de Teodorico, el de los Reyes Magos (en ese momento eran todos blancos) y el del puerto de Classe.

Ravenna, ItalIa

El Baptisterio Neoniano

El Baptisterio Neoniano, también conocido como Baptisterio Ortodoxo de Ravenna, lleva este nombre porque fue remodelado bajo el obispado de Neone, durante el 450 al 475. Lo encontrarás junto a la catedral (en realidad, era el baptisterio de la catedral original, hasta que fue reemplazada por otra en el siglo XVIII).

Lo especial de este antiguo edificio bautismal es que ha conservado de manera espectacular la estructura arquitectónica y el decorado interior original. La decoración, como no podía ser de otra manera, está inspirada en el significado teológico y místico del bautismo: en efecto, en la cúpula de la zona central se ve representado el bautismo de Cristo.

En el centro también verás la tina bautismal llena de monedas (se dice que trae buena suerte arrojarlas en su interior).

La Capilla de San Andrés o Capilla Arzobispal

La capilla arzobispal se encuentra dentro del Museo Episcopal de Ravenna. Nació como oratorio privado de los obispos de la ciudad durante la época de Teodorico el Grande, de allí que se encuentre dentro del Palacio Episcopal (actual museo). Entre ella y la salsa del museo, es decir, antes de pasar a la capilla propiamente dicha, verás un verdadero universo de mosaicos. 

La Iglesia de San Vitale

Si tuvieses que elegir un solo monumento para apreciar mosaicos, te sugerimos que optes por la basílica de San Vital. Tan grande es su belleza, que el historiador de arte alemán Krautheimer la definió como “el único edificio verdaderamente extraordinario del siglo VI en Europa”. Y sin dudas que la definición le queda justa. De hecho, esta basílica posee uno de los tesoros más grandes de la Edad Paleocristiana. Su majestuosa decoración de mosaicos refleja un complejo enredo entre religión y poder político que es digno de admirar.

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La Iglesia de San Vital tiene planta octogonal y en su interior no solamente se aprecian mosaicos. Sus techos y paredes presentan infinidad de detalles que la hacen única, como el decorado de estuco en los arcos y los capiteles, el juego de luces y sombras y mucho más.

Los mosaicos del suelo reflejan elementos vegetales o animales, y simbólicos. En cambio, los mosaicos de las paredes y techos retratan a los apóstoles, santos (incluido San Vital), escenas del Antiguo Testamento, los emperadores Justiniano y Teodora, entre otras cosas. 

El acceso a la iglesia se realiza a través de la misma entrada al Museo Nacional, se pasa por un claustro y se desciende por unas escaleras hasta la entrada.

El Mausoleo de Galla Placidia

Junto a la Iglesia de San Vital y rodeado de un hermoso jardín se encuentra el maravilloso Mausoleo de Galla Placidia, otro sitio que te sugerimos no dejar fuera de tu ruta. Su construcción tuvo lugar entre los años 425 y 430 para conservar los restos mortales de Galla Placidia, la hija del emperador Teodosio y hermana de Honorio Augusto, el emperador del Imperio Romano de Occidente en el año 395.

El interior del mausoleo se encuentra adornado con preciosos mosaicos, tanto en sus paredes como en el techo (en donde simulan un cielo totalmente estrellado). Allí se conservan los mosaicos más antiguos de Ravenna, motivo por el cual las visitas son limitadas y breves. Tampoco se pueden tomar fotos con flash. En definitiva, tendrás poco tiempo para admirar esta obra de arte, aunque vale mucho la pena.

El Mausoleo de Teodorico

El Mausoleo de Teodorico es el monumento Patrimonio de la Humanidad de Ravenna donde fue sepultado el rey godo. Así como la basílica de San Vital es el monumento imprescindible de Ravenna, el Mausoleo de Teodorico podría ser el más prescindible de todos. Esto es, en parte, porque se encuentra más alejado del centro (de hecho, en su momento estaba fuera de las murallas de la ciudad) y es el único que no posee mosaicos en su interior.

El Mausoleo de Teodorico está construido con mármol blanco de Istria y posee un conjunto de esquemas arquitectónicos que reflejan diferentes culturas. Sobre su origen hay muchas leyendas, aunque se dice que el mismo Teodorico el grande, el rey de los Godos, lo mandó a construir estando todavía en vida.

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El Baptisterio de los Arianos

Junto con la Capilla Arzobispal, el Baptisterio de los Arianos es el más pequeño de los monumentos Patrimonio de la Humanidad de Ravenna. Fue construido 50 años después que el Baptisterio Ortodoxo y cada uno de ellos es un reflejo de las comunidades cristianas que coexistían en Ravenna en aquel entonces. La comunidad ortodoxa seguía la doctrina verdadera de la iglesia, mientras que la arriana era considerada una herejía. 

A pesar de ser pequeño y simple, su decoración con mosaicos es muy sobria. En la cúpula se ve representado el Bautismo de Cristo, rodeado por las figuras de los apóstoles, guiados por Pedro y Pablo.

La Basílica de San Apollinare en Classe

A 10 km del centro de Ravenna se encuentra el pueblo de Classe y allí el último de los monumentos Patrimonio de la Humanidad: la basílica de San Apolinar. Si te queda tiempo, te sugerimos que la visites, ya que junto con San Vital, es uno de los templos más majestuosos que verás en tu recorrido. Incluso, ya su exterior es de los más bellos de todo el conjunto (aunque, en sus orígenes era todavía más impresionante).

El interior posee tres naves separadas por columnas de mármol griego y hermosos capiteles. La basílica original tenía los suelos revestidos con mosaicos y paredes de mármol. A pesar de que eso se ha perdido, la verdadera joya del templo sigue intacta: los mosaicos del ábside y del arco triunfal, los más famosos de Ravenna. Por encima de estos, se aprecia la escena de la transfiguración, la cual se debe ver en carne propia para poder definirla y hacerle juicio.

Casco antiguo y Plaza del Popolo

Tu paso de un día por Ravenna indefectiblemente debe incluir su casco antiguo. Deambular por sus calles peatonales llenas de terrazas, heladerías y tiendas de moda es un verdadero placer para los sentidos. 

En este sentido, la plaza del Popolo de Ravenna es una parada fundamental de la ruta. Construida en el siglo XIII, es el centro neurálgico de la ciudad y uno de sus espacios más animados. Se encuentra a unos 10 minutos a pie de la estación de ferrocarril, siguiendo la estrecha calle de soportales (Via Armando Diaz). Por su parte, la Basílica de San Francesco y la Basílica di Sant’Apollinare también están a poca distancia de la plaza.

La plaza se encuentra rodeada de edificios venecianos, destacando especialmente el Palacio Comunal y el Palacio dei Rasponi del Sale, del cual llama la atención su impresionante torre del reloj. En el centro verás dos grandes columnas sobre las cuales se alzan las estatuas de los santos patronos de la ciudad (San Vitale y San Apollinare). Por su parte, en el extremo occidental aparecen muchos cafés con terrazas, perfectos para hacer una parada técnica.

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Plaza de San Francisco y Tumba de Dante

Siguiendo tu recorrido por la ciudad llegarás a la Plaza de San Francisco, que lleva este nombre por la iglesia homónima. El templo era parte de un antiguo convento franciscano que fue suprimido y expropiado por las tropas de Napoleón en 1810. No dejes de dedicar unos minutos para visitar su interior y apreciar el altar y su aljibe con agua.

En uno de los laterales de la iglesia te encontrarás con la tumba de Dante Alighieri, el poeta y padre de la lengua italiana que acabó sus días en Ravenna. Tras ser desterrado de su amada Florencia, el autor de la Divina Comedia recorrió diferentes puntos de la península y terminó en Ravenna, por motivos que nunca se llegaron a conocer.

Por eso, sus restos descansan en un mausoleo de mármol construido en el siglo XIV. En su exterior hay un jardín donde verás un pequeño túmulo donde, según dice la placa de piedra, estuvieron los huesos de Dante. Otro detalle curioso del lugar es que la campana del jardín toca 13 veces todos los días cuando se cierra el mausoleo, a modo de recordar al escritor que falleció un día 13.

La tumba de Dante es un sitio lleno de historias de intriga e intentos de robo. Se dice que tras su fallecimiento, los florentinos quisieron robar sus restos y enterrarlos en la ciudad que tanto amó Dante. Los frailes de la Iglesia de San Francisco, que fue donde se ofició el funeral, estaban preocupados por la posibilidad que los florentinos robaran el féretro. Por eso mismo, abrieron un pequeño agujero y extrajeron los restos del poeta, dejando solo la falange de uno de sus dedos. Los huesos fueron colocados en una caja de madera que se ocultó en un muro cercano a la tumba.

Finalmente, cuando los florentinos consiguieron robar el féretro, se encontraron con la sorpresa de que estaba vacío. Siglos después, cuando se creía que los restos de Dante se habían perdido para siempre, se encontró la caja en el muro con todos los huesos, menos la falange que quedó en el féretro en Florencia.

La Biblioteca Classense

Si bien hay mucho que ver en Ravenna en un día, algunos sitios no deberían quedar fuera de ninguna ruta por la ciudad. Uno de ellos es la Biblioteca Classense, una de las más importantes de Italia. Te imaginarás que no pretendemos que te sientes a leer un libro, pero sí consideramos que la belleza del edificio y la historia tras sus muros es motivo más que suficiente para hacerle una visita. 

La Biblioteca Classense esconde grandes tesoros, entre ellos, un ejemplar del primer libro impreso en Italia (De Oratore de Cicerón), y un gran número de manuscritos de gran valor. Como no podía ser de otra manera, acoge la colección más completa de la obra de Dante.

Lo curioso, es que la colección no para de crecer. Todas las publicaciones que se realizan sobre él y las nuevas ediciones de sus obras se suman a la biblioteca año tras año. Por otro lado, el edificio conserva el féretro de cristal en el cual se pasearon los restos del poeta. 

Además de libros, la biblioteca guarda reliquias como los globos terráqueos de Coronelli, un armario con biblias y otro con libros prohibidos, todo ello contenido en la espectacular Aula Magna (que se puede visitar de martes a sábados de 10 am a 12 del mediodía). También se pueden visitar las celdas de los monjes del monasterio de camaldulenses, las cuales hoy han sido convertidas en cuartos de lectura.

¿Sabías qué? Contrario a lo que representan estos espacios de silencio y lectura, la Biblioteca Classense era el único sitio del monasterio donde los monjes podían hablar. De hecho, allí se reunían para debatir diferentes temáticas.

¿Qué hacer en Ravenna con niños?

Si viajas a Ravenna con niños no podrás tenerlos todo el tiempo viendo mosaicos, por eso, te damos dos opciones pensadas para los más pequeños. Uno de ellos es el parque Mirabilandia, cuyas 30 hectáreas ofrecen emociones para toda la familia.

Este gran parque es famoso por sus montañas rusas, especialmente la invertida, que es una de las más largas de Europa. De todos modos, posee atracciones para todas las edades y gustos, incluido un parque acuático. Los más pequeños disponen del parque infantil Ottoland, mientras que los que busquen un poco más de adrenalina disponen de las balsas que recorren los rápidos del Río Bravo. Y, para vivir emociones intensas, Divertical es perfecta. ¿Qué es? Nada más y nada menos que una de las montañas rusas de agua más altas del mundo. 

Otro plan excelente para disfrutar de Ravenna con niños es hacer un safari en tren por el parque Safari Ravenna. Sus amplios recintos están habitados por animales en libertad, siendo los más famosos las cebras y leones. Otra alternativa es hacer un recorrido a pie por secciones del parque pensadas para los más pequeños, quienes también podrán pasear en poni. La exposición de reptiles y el recinto de babuinos, lémures y chimpancés son también planes emocionantes para disfrutar en familia.

Como ves, Ravenna es un destino con atractivos y emociones para toda la familia. De ese modo, no solo los adultos quedarán maravillados con esta bella ciudad italiana.

Disfrutar del Adriático: otro motivo más para viajar a Ravenna

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La ciudad de Ravenna se encuentra a escasos 8 km del Adriático, por ende, también es un buen destino de veraneo. Tras viejos bosques de pinos aparece una costa de más de 30 km que sirvió de inspiración a Dante y otros poetas. Además, muy cerca se encuentran los restos arqueológicos del puerto romano de Classe. Mientras que, al noreste de la ciudad llegarás al animado puerto deportivo que da a la costa adriática.

El puerto deportivo es el sitio ideal para escapar del ajetreo de la ciudad y disfrutar de un poco de aire marino. Al sur, en cambio, hay un largo tramo de playas con arenas doradas perfectas para pasar un día a puro sol. La zona está repleta de hoteles, bares de playa y restaurantes de pescados y mariscos con excelentes vistas al mar. 

Si buscas un club de playa para pasar el día, Dolcevita es una gran opción. Se encuentra a solo 15 minutos en coche del centro de la ciudad y cuenta con una amplia playa salpicada de tumbonas y restaurantes de cocina mediterránea.

Gastronomía de Ravenna

Conocer Ravenna implica también disfrutar de su gastronomía, que volvería loco a cualquier amante de la cocina italiana. Al igual que en toda la región de Emilia Romagna, los platos de esta ciudad sorprenden al viajero por su sabor y su riqueza en ingredientes naturales. A su vez, la cocina de Ravenna recibió influencias de los diferentes pueblos y civilizaciones que pasaron por la zona a lo largo de la historia.

La pasta, por supuesto, es una de las más ricas del país. De allí que no deberías irte de la ciudad sin probar los tradicionales pappardelle o tagliatelle en alguno de sus restaurantes. Los platos son deliciosos también porque se acompañan con los mejores productos de la huerta, que dan color y sabor a las preparaciones. La influencia de la cocina mediterránea se nota claramente en este tipo de platos, que hacen de la gastronomía de Ravenna algo único para el paladar.

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Los pescados y mariscos también ocupan un lugar privilegiado en la gastronomía de Ravenna. Con relación a esto, uno de los platos más populares son las albóndigas de marisco y las sopas del Adriático, famosas por su intenso sabor marino. 

Si quieres un consejo de dónde comer en Ravenna, al sur de la plaza del Popolo, concretamente en la Via Corrado Ricci, encontrarás uno de los restaurantes más famosos de la ciudad. Ca’ de Ven es una antigua vinoteca especializada en la cocina de Romagna acompañada de deliciosos vinos regionales. Además, el interior del establecimiento parece una galería de arte gracias a sus bóvedas decoradas con frescos vistosos. Las altas paredes cubiertas de paneles de madera y los estantes llenos de libros y botellas de vino le dan al lugar muchísimo ambiente. La especialidad de la casa es la pasta, aunque también prepara nutridos platos de carne.

Si quieres cerrar el día bebiendo una cerveza, en la Tabeerna encontrarás la mejor variedad artesanal de Ravenna. Si bien el local es pequeño, posee un ambiente 100% cervecero. Las variedades artesanales son traídas de distintas partes del mundo, a la vez que ofrece una rica selección de cervezas de la casa.

Para la merienda, no dudes en probar la tradicional torta Teodora, que lleva ese nombre en honor a la emperatriz de Bizancio, fiel defensora de Ravenna. La misma se elabora con harina de garbanzos, canela, piñones y almendras, y se acompaña generalmente con crema inglesa. Una delicia para comer ya sea como postre o en la merienda.

¿Cómo llegar a Ravenna?

Ravenna se encuentra muy cerca de la ciudad de Bologna y conectada a ella por trenes y autobuses. A su vez, 72 km la separan del aeropuerto Guglielmo Marconi, también de Bologna, por lo que muchos viajeros optan por llegar allí y luego moverse en coche alquilado, tren o autobús. Los trenes hacia Ravenna salen cada 30 minutos de la estación Bologna Centrales y no demoran más de una hora y media. El precio del billete ronda los 7 €.

Las ciudades de Florencia y Venecia también son puntos desde los cuales puedes llegar en tren a Ravenna. En el primer caso, deberás hacer trasbordo en Bologna y en el segundo, en Ferrara. 

Una vez en Ravenna, la mejor manera de recorrer la ciudad es alquilando una bicicleta. Esta costumbre es muy habitual, por lo que numerosos comercios y hoteles ofrecen servicio de alquiler de bicis a buenos precios. 

En 1896 Freud escribió “ Ravenna está llena de delicias, Teodorico, Dante, almendras, higos del árbol del mausoleo de Teodorico, viejas iglesias, mosaicos, un bosque de pinos cantado por Dante, duraznos, vino y café, todo unido en magnífica armonía”. Mejor descripción para esta bella ciudad no podría haber hecho. Por eso, tanto si te gusta el arte como si no, Ravenna tocará tu corazón. Si eres del primer grupo, entonces posiblemente sea uno de los destinos más maravillosos que visites.

En definitiva, Ravenna es arte, historia, cultura, buena comida y playas. ¿Se puede pedir algo más de una ciudad? 

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Créditos fotográficos

  • (https://pixabay.com/es/photos/arcos-arquitectura-construcci%c3%b3n-2251528/), por chatst2 (https://pixabay.com/es/service/license/)
  • (https://pixabay.com/es/photos/iglesia-la-bas%c3%adlica-sanvitale-2242370/), por chatst2 (https://pixabay.com/es/service/license/)
  • Piazza del Popolo Residenza Comunale (https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ravenna,_piazza_del_popolo,_colonne_di_pietro_lombardo,_1483,_00.JPG), por Sailko/CC BY-SA 3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/deed.en)

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