Una de las mejores ciudades para conocer la historia de Bolivia es Potosí. Este enclave situado a los pies del Cerro Rico, a poco más de 4.000 metros de altura, esconde siglos de historia. En su momento fue uno de los mayores centros de poder del mundo y la ciudad más poblada del planeta. Hoy en día, a pesar de que transmite cierto aire de abandono, sigue siendo una parada fundamental de una ruta por Bolivia. Por eso mismo, queremos contarte todo lo que puedes hacer allí.

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La Villa Imperial de Potosí, mejor conocida como Potosí, se encuentra situada en el altiplano de Bolivia, en el sur del país. Los turistas que viajan desde Sucre hasta el Salar de Uyuni se toparán con esta ciudad a mitad de camino. Si eres uno de ellos, te sugerimos hacer una parada y conocer sus principales atractivos.

Potosí está emplazada a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar y ostenta el título de ser la segunda ciudad más alta del mundo (por delante se encuentra El Alto, una ciudad que se ubica junto a La Paz). En sus orígenes fue un emplazamiento minero, gracias a su ubicación a los pies del Cerro Rico. Por este motivo, se convirtió en la mina de plata más importante del mundo, desde mediados del siglo XVI hasta casi el siglo XVIII. Además, fue el primer enclave boliviano en ser reconocido por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Acompáñanos a conocer la Villa Imperial de Potosí, una de las ciudades más históricas de Bolivia.

Historia de Potosí

No podemos hacer un artículo sobre Potosí y no hablarte de su historia. Además, somos de los que creemos que conocer el pasado de cada sitio que visitamos le suma atractivo al viaje. No te preocupes, no te aburriremos con fechas, simplemente te contaremos por qué esta ciudad fue tan importante.

Potosí fue descubierta accidentalmente por Diego Huallpa, un poblador local. Cuenta la historia, que en 1542 Huallpa perdió una de sus llamas en el Cerro Rico, por lo que se vio obligado a pasar la noche allí. Cuando encendió una fogata para poder hacer frente al frío, gracias a la luz y el calor se hicieron visibles unos llamativos hilos de plata. Durante algunos años, los indígenas explotaron las minas de Potosí a espaldas de los españoles. Aunque la noticia indefectiblemente llegó a sus oídos y el imperio no tardó en hacerse con el mayor yacimiento de plata del mundo.

Así, en 1547 los españoles comenzaron a explotar las minas, a costa de la esclavitud y el sufrimiento de los indígenas. Mientras tanto, su imperio disfrutaba de las grandes cantidades que el Cerro Rico proveía de este preciado mineral. A la par de ello, comenzó a construirse  Potosí, de forma desordenada y sin un trazado concreto. Era tanta la plata que se extraía de las minas del Cerro Rico, que la Corona Española pasó a llamar a la ciudad con el nombre de Villa Imperial de Potosí o “ciudad de la plata”. De hecho, entre 1545 y 1600 del Cerro Rico se obtuvo la mitad de la producción mundial de plata.

Una manera de tomar dimensión de su importancia es viendo su tamaño. En el año 1573, la Villa Imperial de Potosí tenía 120.000 habitantes, mientras que París y Madrid 60.000 y 40.000 respectivamente. Esta época de opulencia fue expresada por Eduardo Galeano en su famoso libro, «Las venas abiertas de América Latina», cuando hace referencia a las herraduras de los caballos hechas en plata y a los altares de las iglesias.

La producción de plata en Potosí era brutal. Durante más de 200 años, alrededor de 15 barcos salían rumbo a España cargados de monedas y lingotes de plata. De estas épocas doradas no queda mucho. Hoy en día, una buena parte de la población de Potosí vive en situación de pobreza, mientras que los mineros que siguen explotando el Cerro Rico poseen una triste expectativa de vida de apenas 55 años.

De todos modos, Potosí conserva un rico patrimonio histórico y arquitectónico que rememora sus épocas coloniales. Así lo comprobarás cuando comiences a ver sus casas, sus más de 15 iglesias construidas en la época de la Colonia y otros edificios similares. Las calles angostas con casas coloridas y balcones de madera te darán una idea de la opulencia que tuvo la ciudad en el siglo XVI.

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¿Qué ver y hacer en Potosí?

Ahora que ya conoces un poco la historia de Potosí, te contamos qué puedes ver y hacer en esta antigua ciudad imperial. Más allá de que muchos viajeros llegan para hacer un tour por sus minas, lo cierto es que tiene mucho más para ver.

Una de las mejores cosas que puedes hacer en Potosí es callejear sin rumbo fijo e ir descubriendo sus edificios coloniales. Como te contamos antes, fue una de las ciudades con más influencia del colonialismo de Sudamérica, hecho que se hace visible en muchos de sus rincones.

De ese modo, a medida que comiences a desandar sus calles irás apreciando detalles de esta época, como el empedrado de la Calle Tarija, la Casa de las Tres Portadas, el Arco de la Cobija y el Portón Mestizo, el cual marcaba en límite con la ciudad española en la época colonial.

Plaza 10 de Noviembre

La Plaza 10 de Noviembre es el centro neurálgico de Potosí y un buen lugar para apreciar su pasado colonial. De hecho, cuando te pares allí de algún modo te trasladarás a las ciudades españolas del siglo XVI. El casco antiguo alrededor de la plaza está lleno de edificios e iglesias que te harán comprender por qué en su época de máximo esplendor se la comparaba con las grandes ciudades europeas.

A su alrededor se concentran los edificios más importantes de Potosí, como la Catedral, el Cabildo, la Casa de la Moneda y la Real Hacienda. Es una zona con mucha vida, en donde encontrarás locales vistiendo sus trajes típicos, turistas y vendedores ambulantes ofreciendo las típicas salteñas (unas empanadas que te sugerimos que pruebes) y otras comidas callejeras locales.

En el centro de la plaza hay una Estatua de la Libertad adornada con carteles florales que conmemoran la Independencia de Bolivia. En el fondo, a la izquierda, se observan los arcos y la columna de la Plaza 6 de Agosto, la cual recuerda la fecha en que el país alcanzó su preciada independencia (concretamente, el 6 de agosto de 1825).

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Casa Nacional de la Moneda

Una visita imprescindible para comprender mejor la historia de Potosí es a la fábrica de acuñación de moneda que tuvo la ciudad.

La primera Casa Nacional de la Moneda comenzó a funcionar como tal en 1575 y posteriormente se construyó el segundo edificio (el que verás hoy en día), cuya obra se ejecutó entre 1759 y 1773. En ese entonces, el virrey de Toledo decidió reutilizar el edificio y fabricar lo que fue la primera moneda global de la historia: el “potosí” (cuyo valor se comparaba con el de la libra esterlina o el franco francés).

El edificio consta de 5 patios, diversos ambientes y en su momento fue uno de los más caros del mundo. Como te imaginarás, para su construcción se utilizó piedra que se obtenía en Potosí, ladrillos que provenían de otra ciudad boliviana (actual Oruro) y madera proveniente de la zona de los Yungas y el Amazonas.

Hoy en día, la casa fue convertida en museo y ofrece un recorrido muy completo que permite conocer cómo se fundía y se laminaba la plata, para luego darle forma redonda y grabar diferentes motivos. En otras palabras, es hacer un viaje al pasado para comprender cómo todo el proceso se dirigía desde Europa y, también, cómo se explotaba a sus trabajadores.

La visita al museo dura algo más de dos horas y es de lo más completa. Podrás recorrer este impresionante edificio de unos 15 mil m2, caminar por sus pasillos, balcones y salones. La visita comienza en el segundo patio del edificio, donde se encuentra la burlesca cara que recibe a los visitantes desde lo alto. La misma lleva ahí desde 1865 y muchos dicen que es la cara de un indígena que se ríe de la codicia europea. Sea así o no, se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad.

El museo conserva máquinas y monedas originales de época colonial y realiza representaciones de cómo fue el duro trabajo de los indígenas a lo largo de los siglos.

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Catedral de Potosí

La actual Catedral de Potosí fue construida entre los años 1808 y 1838 en piedra. Anteriormente, había otro templo de adobe que terminó de derrumbarse un año antes que se levantara el actual.

Este edificio es un destacado ejemplo del barroco virreinal con influencia neoclásica. Como no podía ser de otra manera, posee importantes reliquias religiosas en plata y oro. Destaca principalmente por su preciosa fachada, cuyos detalles la hacen perfectamente reconocible entre los edificios que rodean la plaza.

La única manera de conocer el templo (excepto que ingreses en horario de misa) es haciendo una visita guiada. Si bien su interior no es de lo más interesante, sí vale la pena subir a lo alto de su torre y disfrutar de la panorámica de Potosí.

Además de la catedral, hay muchos otros templos para ver en Potosí. La mayoría fueron construidas por los jesuitas, antes de ser expulsados de la ciudad por su supuesto vínculo con los movimientos independentistas de Bolivia. Así, muchas de sus iglesias fueron destruidas, convertidas a edificios civiles o cedidas a otras congregaciones. Más allá de eso, todavía se conservan varios templos en la ciudad. Entre las más destacadas tenemos la Iglesia de la Merced, de San Lorenzo de Cangas y de San Agustín.

Torre de la  Compañia de Jesús

Esta torre campanario era uno de los elementos que se conservan de un antiguo convento jesuita y otro de los íconos religiosos del siglo XVIII. Fue construido en 1707 en piedra anaranjada y estilo mestizo, representando uno de los mejores ejemplos de este estilo que se hace visible en varios edificios de la ciudad. Su diseño incluye un gran arco del triunfo de cinco ojos, 3 cúpulas y 32 columnas salomónicas.

Hoy en día alberga la Oficina de Turismo y desde su mirador obtendrás una de las mejores vistas de la ciudad.

Iglesia de San Francisco

Cada iglesia de Potosí tiene su encanto particular y su historia ligada a la época colonial. Otra de estas estructuras de piedra es la Iglesia San Francisco, la más antigua de la ciudad y de Bolivia.

El templo que verás hoy en día data de principios del siglo XVIII y cuenta con tres naves de estilo barroco. Su interior alberga un pequeño museo de arte sacro en donde se exhibe la figura del Cristo de la Vera Cruz, el patrono de la ciudad. Según la leyenda, este Cristo apareció en una caja a las afueras de la iglesia. Con el tiempo, los pobladores comenzaron a notar que su pelo y su barba crecía, por eso, cada 14 de septiembre se celebra una ceremonia en la que se lo cortan.

El motivo principal para visitar la Iglesia de San Francisco es subir a su espectacular mirador, que se dice que es el mejor de la ciudad.

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Otras iglesias para ver en Potosí

Como ya te contamos, en Potosí hay un buen número de iglesias que puedes visitar, ya sea para conocer su interior o simplemente apreciar su fachada. En este sentido, te sugerimos que hagas una visita al Convento de Santa Teresa, fundado en 1658 y hoy hogar de una comunidad de monjas Carmelitas.

Visto desde afuera el convento es una maravilla, y desde adentro también. Además, cuenta con un museo lleno de obras de arte y una curiosa exposición de alambradas que usaban las monjas para flagelarse.

También vale mucho la pena visitar la Iglesia de San Lorenzo de Carangas, también conocida como Iglesia de la Asunción. Este templo es uno de los más antiguos de la ciudad y un rincón oculto que esconde una enorme belleza.

La fachada es una de sus cosas más llamativas, especialmente su portón de entrada lleno de detalles en estilo barroco mestizo. Los tallados y el fino trabajo sobre la piedra hacen que sea otro de los máximos representantes de este estilo en Bolivia.

No dejes de subir a su terraza, a la cual se accede subiendo por una escalinata muy estrecha. Desde allí tendrás otra buena panorámica de Potosí, con el Cerro Rico como telón de fondo.

La Iglesia de San Benito se encuentra un poco alejada del centro histórico, pero también tiene su encanto y vale la pena llegar a ella. Lo más llamativo de este templo es que parece ser una mezquita musulmana, por su exterior rodeado de arcos y su cúpula. Es un rincón apartado y poco visitado, en el que podrás descansar un poco.

Visita a las Minas de Potosí, un imperdible del viaje

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Las minas son el principal motor turístico de la ciudad de Potosí. Nadie quiere perderse de hacer una excursión a las entrañas del Cerro Rico y conocer lo que fue la mayor mina de plata del mundo.

Hoy en día ya no queda plata, aunque el cerro se sigue explotando para extraer complex, una mezcla de tres o cuatro minerales (por ejemplo, plata-zinc, plata-plomo, plata-estaño), cobre y cuarzo. Las minas son explotadas por más de 50 cooperativas y las condiciones en las que trabajan los mineros no son muy diferentes a las de la época colonial. Por aquel entonces, unos 4.000 trabajadores ingresaban a las minas, pero solo salían 1.000. Actualmente, siguen falleciendo muchos trabajadores por los peligros del trabajo, la exposición a gases tóxicos y las malas condiciones.

En total, el Cerro Rico alberga 460 minas, entre las más antiguas y las nuevas. Los años ininterrumpidos de explotación han hecho que el cerro esté al borde del colapso, algo que parece ser ignorado por las autoridades. En otras palabras, mientras esto no ocurra, Potosí seguirá viviendo de la explotación minera.

El trabajo en las minas del Cerro Rico es una posibilidad para cualquiera (incluso adolescentes y niños), menos las mujeres. Quienes trabajan allí no reciben capacitación previa, sino que aprenden por la experiencia o por la transmisión de conocimientos de generaciones más arriba. Es un gigantesco hormiguero lleno de pasillos, laberintos, escaleras y pozos que es visitado a diario por turistas de todo el mundo deseosos por conocer sobre la historia del lugar.

¿Cómo visitar las minas del Cerro Rico?

La única manera de visitar las minas del Cerro Rico es contratando una excursión. En Potosí encontrarás un montón de agencias que ofrecen los paseos, en su mayoría guiados por ex mineros que son capaces de contar la historia y transmitir experiencias mejor que nadie.

Ingresar a las minas no es del todo sencillo, y el equipamiento que te darán no es en vano. Ten en cuenta que ingresarás a un lugar a 4.000 metros de altura, sumido en la más completa oscuridad, lleno de pozos, vigas rotas y carritos. Podría decirse que es una experiencia única por muchos motivos.

El equipamiento para entrar a la mina incluye un traje tipo mameluco, casco, botas, linternas, mascarilla y unas mochilas de saco para guardar tus pertenencias. En el interior de la mina hay mucho polvo y los techos son bajos, por lo que es obligatorio usar cada uno de los elementos de seguridad que te den.

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Ingreso a las minas del Cerro Rico

Mercado Minero

La excursión comienza con una visita al Mercado Minero, ubicado en la Plaza del Calvario. Aquí podrás ver todo lo que los mineros compran para un día de trabajo. Entre las provisiones que adquieren para desempeñar sus labores se encuentran los cartuchos de dinamitas (las cooperativas no los proveen), alcohol de 95° apto para beber, hojas de coca, lejía (para matar el hambre, el sueño y mantenerse hidratados), entre otras cosas.

Una práctica habitual entre los turistas que visitan las minas, es comprar en el mercado algo para llevarle a los mineros (hojas de coca, por ejemplo).

Fábrica de procesado del mineral “El Ingenio”

La segunda parada del itinerario es en esta planta donde se procesa el metal extraído de las minas. El Ingenio se encuentra a pocos kilómetros de la entrada a las minas y permite ver al visitante el proceso por el cual se separa el mineral del resto de los materiales y el uso de productos químicos. Hoy en día, las máquinas hacen la labor que antes se realizaban a mano.

Visita a las minas

Lo siguiente es el tour por las minas. Una vez que pases un pequeño portón de madera te adentrarás en el corazón del Cerro Rico. A medida que avanzas por una red de pasillos estrechos y de techos bajos, subidas y bajadas por escaleras de madera, irás llegando a las diferentes zonas de trabajo. Los mineros te irán contando su historia, experiencias y vivencias.

La experiencia es sobrecogedora y única a la vez. Es prácticamente inevitable el sabor amargo que deja ver las malas condiciones que enfrentan a diario los mineros. Más amargo es aún el saber que el fruto de su trabajo no queda para su disfrute, sino que se distribuye entre la gente de poder.

Aclaración importante: la visita a la mina no es recomendable para las personas que sufren de claustrofobia o tienen problemas de movilidad.

¿Cuánto cuesta la visita?

La visita a las minas de Potosí dura medio día y su precio ronda entre los 50 y 100 bolivianos (entre 7 – 15 USD) e incluye el equipamiento necesario para entrar a la mina. Hay mucha competencia de precios, por eso te sugerimos que hagas varias averiguaciones y optes por la agencia que más te convenga y más seguridad te brinde.

¿Cómo llegar a Potosí?

Tal como te mencionamos al principio, muchos de los viajeros llegan a Potosí desde Uyuni o Sucre. En el primer caso, la mejor opción es tomar un bus desde la estación de Uyuni. El viaje dura alrededor de cuatro horas y el trayecto cuesta unos 30 bolivianos por persona (4,5 USD). Desde Sucre, el viaje dura alrededor de 3 horas y cuesta 15 bolivianos (2,25 USD). En ambos casos, una opción más rápida y cómoda, pero más cara, es pagar un taxi compartido. Otra ventaja es que podrás viajar a la hora que desees y acordar el precio previamente con el chofer.

Si viajas desde La Paz, el trayecto lleva unas 10 horas (en Bolivia el estado de las carreteras no es el mejor, lo cual enlentece los viajes) y cuesta algo de 90 bolivianos (13,5 USD).

La terminal de autobuses de Potosí se encuentra a unos 20 minutos caminando del centro de la ciudad.

 

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Créditos fotográficos

  • Potosi & Cerro Rico (https://www.flickr.com/photos/mrdoctor/48649971707/), por FABIAN KRONENBERGER/CC BY-ND 2.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-nd/2.0/)
  • 20170808_Bolivia_1409 crop Potosí sRGB (https://www.flickr.com/photos/9508280@N07/26204037299/), por Dan Lundberg/CC BY-SA 2.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/).
  • 20170808_Bolivia_1400 crop Potosí sRGB (https://www.flickr.com/photos/9508280@N07/26204040319/), por Dan Lundberg/CC BY-SA 2.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/).
  • 20170807_Bolivia_1367 Potosí sRGB (https://www.flickr.com/photos/9508280@N07/37270470884), por Dan Lundberg/CC BY-SA 2.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/).
  • Iglesia de San Francisco, Potosí, Bolivia (https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Iglesia_de_San_Francisco,_Potos%C3%AD.jpg), por EEJCC/CC BY-SA 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.en)
  • Un minatore boliviano apre le porte di una miniera di argento del "Cerro Rico", Potosí, Bolivia (https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ingresso_Miniera_Cerro_Rico.jpg), por Marco Ebreo/CC BY-SA 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.en)
  • Potosí (https://www.flickr.com/photos/galeria_miradas/6020927276), por Danielle Pereira/CC BY 2.0 (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/)

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