En noviembre del corriente año se cumplirán 101 años de uno de los hallazgos más importantes relacionados con el Antiguo Egipto: el tesoro de Tutankamón. “El niño rey”, como se lo conocía, fue el faraón más joven que gobernó el país durante escasos 10 años. Si bien su reinado fue muy corto, dejó uno de los legados más valiosos para conocer la cultura faraónica.
¿Te gustaría conocer la historia de este famoso gobernante egipcio y todo lo que hay detrás del tesoro de Tutankamón? Acompáñanos en este interesante artículo sobre estos objetos de oro, madera y piedras preciosas que tan importantes han sido para desvelar muchos de los secretos del Antiguo Egipto.
El tesoro de Tutankamón permaneció oculto junto a la tumba del faraón en el Valle de los Reyes (Lúxor) durante más de 3.000 años. En 1922 el arqueólogo británico Howard Carter y su equipo encontraron la tumba y todo tipo de objetos que acompañaron al joven rey en su viaje al más allá. La importancia de dicho tesoro es tal que hoy todo el mundo ha escuchado hablar o le suena la palabra Tutankamón.
El faraón más joven de Egipto tiene una corta pero interesante historia por detrás. De él comenzaremos hablándote en este post, para luego contarte los detalles de su impresionante tesoro, dónde se exhibe actualmente y dónde podrás verlo en muy poco tiempo.
¿Quién fue Tutankamón?
Comenzaremos respondiendo esta pregunta fundamental. Pero, antes te aclaramos que hay muchos misterios de la vida de Tutankamón que al día de hoy todavía no han podido desvelarse.
A Tutankamón se lo conoce también como «rey Tut» o «el niño rey», puesto que fue el gobernante más joven de la historia de Egipto. Se cree que su presunto padre fue Akenatón (“el faraón hereje”) y su madre la hermana de dicho faraón. La familia real egipcia estaba convencida de que su sangre era sagrada, por lo que no podían mezclarse con gente común. Fue así como el rey Tut nació en la ciudad de Armana producto del incesto entre sus padres.
Tutankamón no fue su nombre de nacimiento, sino Tutanjatón (Tutankhaten,), que significa “imagen viva del dios Atón”. Su padre, contrario a las normas, adoraba a una única deidad que era conocida como Atón, el disco del sol. El rey Akenatón, “siervo de Atón”, se elevó a sí mismo a la categoría de dios viviente y se hizo con el poder y la riqueza de los sacerdotes, ganando así su apodo de “el faraón hereje”.
Luego de la muerte de su padre, el joven Tutankhaten ascendió al trono cuando tenía apenas 8 o 9 años y gobernó Egipto durante una década, entre 1336-1327 a.C. Fue en ese entonces cuando cambió su nombre por Tutankamón, que significa “imagen viva de Amón”, en alusión al dios que adoraba.
Más tarde, se casó con una hija de Akenatón y la reina Nefertiti (su presunta media hermana) llamada Anjesenamón. Una teoría sostiene que los dos fetos momificados que fueron descubiertos en la tumba de Tutankamón corresponden a los de sus hijas no nacidas.
Luego de que Howard Carter descubriera su tumba en el Valle de los Reyes, Tutankamón se convirtió en el faraón más popular de la dinastía XVIII y de todo el período del Nuevo Reino. Al día de hoy, el estudio de los objetos hallados junto a su tumba brindan muchas conclusiones contradictorias sobre su corta vida.
Las muchas lanzas y carrozas dan a pensar que el joven faraón era un aficionado de la caza y que llevaba una vida muy activa. Por otro lado, la cantidad de bastones y su pie deforme (aparentemente producto del incesto) llevó a los historiadores a pensar que era inválido.
El mismo misterio envuelve las posibles causas de su prematura partida de este mundo. Algunos creen que murió como consecuencia de discapacidades físicas producidas por la alteración genética propia de la unión sexual entre hermanos. Otros asumen que falleció en un campo de batalla, otros creen que fue asesinado, otros que murió en un accidente de carro, otros que fue atacado por un hipopótamo y finalmente algunos sostienen que murió de malaria.
Hasta ahora, el único hecho concreto es que murió con apenas 18 años de edad de manera repentina e inesperada. Fue este el motivo por el cual sus funcionarios debieron apropiarse de la tumba de un cortesano inacabada y reunir una enorme cantidad de artículos que acompañarían al joven rey tras su muerte.
Los sucesores de Tutankamón intentarían borrar de la historia todo rastro de Akenatón, incluyendo el nombre de nacimiento del joven rey. Fue por eso que al explorador británico Carter le resultó sumamente difícil perseguir el rastro de Tutankamón.
¿Quién descubrió la tumba de Tutankamón?
El descubrimiento de la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes en Lúxor fue todo un acontecimiento mundial. Ya sabes que fue Howard Carter, un arqueólogo británico, quien realizó este importante hallazgo.
La historia se remonta a la primera década del siglo XX, cuando salieron a la luz importantes pistas sobre el paradero de la tumba del niño rey en las profundidades de unos cañones escarpados al otro lado del Nilo, frente a la moderna ciudad de Lúxor. Este sitio conocido como Valle de los Reyes fue el lugar donde se sepultó a los miembros de la realeza tebana. Recordemos que Tebas era la antigua capital egipcia, que en ese entonces se asentaba en la actual Lúxor.
Esta impresionante necrópolis era el yacimiento arqueológico más apreciado de Egipto. Un empresario de Estados Unidos, Theodore Davis, patrocinó una serie de excavaciones que sacaron a la luz algunos artefactos que llevaban el nombre de Tutankamón.
En 1912, luego de realizar muchas excavaciones, Davis llegó a la conclusión de que no había nada más por descubrir en el Valle de los Reyes. Por ese motivo, renunció a su concesión sobre el lugar y la misma fue tomada por lord Carnarvon en 1914 (incentivado por el arqueólogo británico Howard Carter).
El proceso de excavación y el descubrimiento que marcó la historia egipcia
Lord Carnarvon fue el patrocinador de Howard Carter en su búsqueda de la tumba perdida de Tutankamón. Pero, las excavaciones no pudieron hacerse luego de obtenida la concesión sobre el lugar, puesto que el estallido de la Primera Guerra Mundial puso al mundo patas para arriba.
Recién en otoño de 1917, cuando la contienda bélica permitió reanudar las excavaciones, comenzó el arduo trabajo de búsqueda de la tumba. Durante 5 años, Carter y su equipo trabajaron sin descanso moviendo escombros bajo el abrasante sol egipcio. El éxito de la búsqueda era casi nulo.
Tras la insistencia de Carter de no suspender las excavaciones, Lord Carnarvon terminó aceptando y le otorgó una última oportunidad. Howard regresó a Lúxor en 1922 y fue allí cuando un descubrimiento inesperado realizado por un miembro de su equipo dio un giro de 180° a la excavación.
El hallazgo del primero de los 12 escalones que conducían a la tumba de Tutankamón revivió las esperanzas de Howard. Las mismas descendían hasta una puerta cubierta con yeso llena de estampas de sellos faraónicos difíciles de interpretar.
Tras dos días más de excavación llegaron a la entrada de la tumba, con la sorpresa de que alguien había estado antes en el lugar y robado algunos objetos (buscadores de tesoros). Afortunadamente, el interior de la tumba no había sido saqueado, puesto que se encontraba a 7 metros bajo tierra y cubierta por otra pared de yeso.
Cuando Carter y su equipo logró romper la mampostería y acceder al interior, se encontraron con una enorme cantidad de objetos que cambiaron para siempre la perspectiva del mundo sobre el Antiguo Egipto. La tumba contaba con 4 espacios: la antecámara, que no estaba decorada pero sí llena de artículos; el anexo, el tesoro y la cámara funeraria. Está última es la única parte que estaba decorada, lo cual llevó a los egiptólogos a pensar que la tumba no había sido construida especialmente para el rey Tut ni ningún otro miembro de la realeza (posiblemente, por lo inesperado de su muerte).
Después del hallazgo
Clasificar, trasladar y preservar la enorme cantidad de objetos que forman parte del tesoro de Tutankamón hallados en la tumba fue otro importante desafío. Llevó décadas de trabajo minucioso que involucró a arquitectos, historiadores, lingüistas, expertos en textiles y muchos profesionales más.
El efecto mundial fue inmediato. Harry Burton se ganó el título del fotógrafo arqueológico más importante del mundo, cuando en 1922 instaló un cuarto oscuro en una tumba cercana y capturó la excavación. Así fue como el descubrimiento de la tumba de Tutankamón se convirtió en un acontecimiento mediático mundial.
El niño rey se convirtió en una celebridad que trascendió las fronteras egipcias. Estampas de cigarrillos, juegos de mesa, canciones, latas de galletas, todo llevaba el sello de Tutankamón. El efecto en Egipto, claro está, fue mayor al del resto del mundo. Sus ciudadanos se mostraban orgullosos de su patrimonio. La locura desencadenada por el hallazgo de la tumba de Tutankamón no tenía precedentes.
El reclamo de Egipto por sus antigüedades
El descubrimiento de la tumba de Tutankamón se dio a la par de importantes acontecimientos políticos en Egipto. En aquel entonces, el país luchaba por obtener la soberanía sobre sus leyes y economía, y también por la posesión de sus antigüedades.
Esto fue trascendental, puesto que la costumbre era que las grandes excavaciones fueran financiadas por museos, universidades y coleccionistas europeos y norteamericanos, quienes se quedaban con la mitad de los hallazgos realizados.
A pesar de ello, el gobierno egipcio insistió fervientemente con mantener el tesoro de Tutankamón en Egipto, alegando que eran parte de su patrimonio nacional. De ese modo, el país proclamaba también su independencia cultural. Fue así como creó la Sala del tesoro de Tutankamón en el Museo Egipcio de El Cairo. Como te podrás imaginar, pronto se convirtió en uno de los destinos más visitados del mundo.
La apertura de la cámara funeraria
En febrero de 1923 se produjo otro importante descubrimiento en la tumba del niño rey: un altar funerario donde había tres santuarios y un sarcófago. Dentro, había tres ataúdes con forma de momias colocados uno dentro del otro.
Por diferentes motivos, recién en 1925 se comenzó el trabajo para desmontar los ataúdes superpuestos. En el ataúd interno, de 110 kg y oro macizo, se encontraban los restos momificados de Tutankamón y uno de los objetos más increíbles de su tesoro: una máscara de oro que cubría su rostro y hombros. La fiebre de Tutankamón aún no había finalizado.
¿Qué objetos se hallaron en la tumba de Tutankamón?
El de Tutankamón fue el mayor tesoro hallado en la historia. Como no podía ser de otra manera, no estaba conformado únicamente por piezas de oro. El ajuar funerario hallado en la tumba se acompañaba de todo tipo de enseres que permitieron a los egiptólogos reconstruir el modo de vida que podrían haber llevado los monarcas del Antiguo Egipto.
Gracias a ellos, se sabe que el joven soberano contaba con todo lo necesario para tener una vida tranquila en el más allá.
El tesoro de Tutankamón incluía múltiples elementos que permiten deducir aspectos de su vida cotidiana, así como otros que crean confusión y dan lugar a múltiples interpretaciones. Entre otras cosas, se halló un carro a tamaño real, abanicos de plumas, estatuas, joyas y piedras preciosas, juegos de mesa, maquetas de barcos hechos a escala y decenas de cuencos con restos de comida y bebida.
También estaba la increíble máscara de oro, dos dagas, sandalias de oro, una diadema de cristal y más. Todos estos elementos fueron analizados hasta el más mínimo detalle, puesto que muchos de ellos estaban adornados con figuras propias de la simbología egipcia. A su vez, también estaban representadas algunas escenas de la vida cotidiana del joven gobernante.
Antes de contarte de qué estaba compuesto el tesoro de Tutankamón, te contamos que la práctica de enterrar el cuerpo de los difuntos junto a los elementos necesarios para su supervivencia en la otra vida se remonta a la Prehistoria. Además, se enterraban junto con amuletos y estatuillas de dioses que protegían al difunto en el más allá y le permitirían sobrevivir eternamente.
En palabras más simples, según la concepción egipcia, tras su muerte el faraón debía seguir atendiendo a sus necesidades básicas. De allí la enorme cantidad de objetos que componen el tesoro de Tutankamón. Algunos de ellos son:
La máscara dorada
La pieza más importante que conforma el tesoro de Tutankamón es la máscara de oro y piedras preciosas que cubría su rostro. La misma pesa 10 km y describe los rasgos faciales exactos del rey.
Junto a la máscara estaba el pectoral, el cual se distingue por el amuleto en forma de escarabajo en el centro. Este insecto tenía mucho significado para la simbología egipcia, puesto que representaba la resurrección o renacimiento.
Ajuar funerario del rey Tutankamón
El ajuar funerario de Tutankamón constaba de una enorme cantidad de joyas y piezas de ropa increíblemente bien conservadas. Entre ellas se hallaron túnicas, sandalias, camisas de cuello redondo con bordados, más de 100 taparrabos plegados y apilados, guantes de lino y seda y más.
Otro elemento curioso hallado en la tumba son restos de khol en una caja de marfil. Esta pasta de uso cosmético estaba hecha de malaquita molida mezclada con líquido. La misma da a pensar que el rey cuidaba mucho su aspecto personal, ya que se empleaba para embellecer la mirada y tenía propiedades bactericidas.
Alimentos
Una de las cosas que quedó en claro cuando salió a la luz el contenido de la tumba de Tutankamón es que el joven rey se alimentaba de excelente manera. Junto a los objetos de oro y demás elementos se encontraron pasteles y panes de trigo y cebada, costillas de cerdo maceradas con especias y miel, dátiles, higos, almendras y muchos alimentos más.
También había unas 30 jarras de vino que dan a pensar el tipo de alimentación que disfrutaba el faraón en vida. Cada una de ellas estaba etiquetada con la fecha de la cosecha, el tipo de vino, el viñedo del cual provenía y el nombre del cosechero.
¿Sabías qué? Para los antiguos egipcios el cuerpo estaba compuesto por varios elementos. Uno de ellos era el ka, una especie de doble que acompañaba al difunto y que debía ser alimentado en la otra vida. De allí que se usaban las ofrendas alimentarias, puesto que la desaparición del ka implicaba la aniquilación del difunto.
Alusiones a su infancia
Dentro del ajuar funerario del monarca se encontró una silla pequeña, de tamaño infantil, hecha en ébano y marfil. También había varios tableros de senet, un juego de mesa que era muy popular en el Antiguo Egipto; así como elementos típicos usados para aprender a escribir.
Dagas y elementos de caza
En la tumba también se hallaron elementos que dan cuenta de la afición del joven faraón a la caza. Por ejemplo, un pequeño arco que pudo haber utilizado en su infancia para aprender cómo manipular ese tipo de armas. También había 46 arcos que seguramente empleó de adulto, uno de los cuales mide 1,8 metros de largo; 400 flechas, bumeranes de electro (muy usados para cazar aves), cuchillo y mazas.
La colección la terminan de completar seis carruajes de madera revestida de oro y adornada con relieves e incrustaciones de cristal; dos de los cuales eran más ligeros y maniobrables.
Otros elementos que posiblemente fueron las posesiones favoritas del rey son dos dagas, una con mango de oro y otra con mango de hierro, un material poco frecuente en aquella época. Se dice que el hierro usado en la fabricación del mango de dicha daga provenía de un meteorito.
Bastones
Uno de los elementos que contradice un poco las prácticas de cacería del faraón son los bastones hallados en la tumba. En total, había 130 bastones para andar bellamente adornados y de distintos elementos (oro, marfil, plata, ébano y otros más sencillos). No se sabe bien si el faraón los usaba por moda o necesidad, puesto que tenía una malformación en uno de sus pies.
El trono de Tutankamón
Uno de los objetos que mejor indica su función como soberano era el trono, a quien Carter consideraba como un verdadero tesoro artístico.
El trono de Tutankamón estaba realizado en madera y completamente recubierto de oro y adornado con vidrio y piedras preciosas incrustadas. En el respaldo había representada una escena íntima en la que se lo ve a Tutankamón sentado en el trono junto a su mujer Anjesenamón, que aparece aplicando perfumes en el cuerpo del faraón.
Capilla de madera
El tesoro también se compone de una capilla de madera cubierta en oro. La misma tiene 1,5 metros de longitud y 2 metros de altura y su interior está decorado con jeroglíficos. Allí dentro se hallaron cuatro estatuas de alabastro de diosas egipcias que sostienen los órganos internos de Tutankamón.
Cámara funeraria de Tutankamón en el Valle de los Reyes
Si deseas ver el lugar en donde el niño rey permaneció oculto durante milenios tendrás que viajar hasta Lúxor y allí tomar una excursión al Valle de los Reyes. Este famoso atractivo situado en la orilla oeste del río Nilo contiene una asombrosa cantidad de tumbas exquisitamente decoradas donde descansan los antiguos reyes de Egipto.
La tumba de Tutankamón es la más famosa de este complejo funerario, por motivos que ya habrás deducido al leer el artículo. Si bien hoy el tesoro se ha trasladado al Museo Egipcio de El Cairo, son muchos los turistas que desean ver el sitio donde se produjo uno de los hallazgos más importantes de la historia.
Tal como te contamos al principio, el lugar de descanso de Tutankamón es muy pequeño y poco impresionante en comparación con el resto de las increíbles tumbas del Valle de los Reyes. El motivo, como ya sabes, es posiblemente su muerte repentina y prematura. De allí que hay un corto pasadizo que carece de decoración y conduce a la cámara funeraria.
Una serie de 16 escalones conducen a la entrada de la tumba, a partir de la cual se abre un pasadizo estrecho de 7,5 metros de largo. Al final hay una puerta que conduce a una antecámara con varios artículos de lujo y luego se encuentra la cámara funeraria, donde todavía se exhibe la momia de Tutankamón.
Más allá de la tumba de Tutankamón, la visita al Valle de los Reyes es uno de los imprescindibles de Lúxor. Por eso, te sugerimos que consideres esta actividad dentro de tu itinerario por Egipto.
Una vez allí, tendrás que comprar un boleto de entrada (260 EGP – 8,49 USD) y un boleto de tranvía. Este último lleva a las tumbas del Valle de los Reyes tiene un costo de 5 EGP por persona (unos 0,25 USD) para un viaje de ida y vuelta. Desde el punto donde te dejará el tranvía hay que hacer una caminata cuesta arriba relativamente corta para llegar a las entradas de las tumbas.
El boleto te permite elegir entre tres tumbas de las que se encuentran abiertas al público (la de Ramsés VII, Ramsés IX, Merenptah, Ramsés III, Tausert-Setnakht, Seti II, Ramsés I y Siptah). Para ver más de tres tumbas tendrás que adquirir un boleto adicional.
La entrada a la cámara funeraria de Tutankamón tiene un costo adicional de 300 EGP (libras egipcias), lo cual equivale a casi 10 USD.
Otra propuesta interesante para conocer el Valle de los Reyes es este tour: Valles de los Reyes y las Reinas, Colosos y Hatshepsut.
¿Dónde está actualmente el tesoro de Tutankamón?
Si bien la visita al Valle de los Reyes es interesante, para apreciar la magnitud del tesoro tendrás que viajar a la capital del país, El Cairo, y visitar el Museo Egipcio. Vale aclarar que muy pronto (se prevé que para este año), será inaugurado el Gran Museo Egipcio, en Giza. Cuando esto suceda, todas las pizzas del tesoro de Tutankamón serán trasladadas allí.
De hecho, con el primer centenario del descubrimiento del tesoro algunas piezas ya han comenzado a trasladarse. La apertura de este increíble museo (el más grande del mundo destinado a una sola civilización) genera una gran expectativa a nivel mundial, puesto que allí se exhibirán objetos inéditos, nunca antes vistos.
De todos modos, algunas piezas siguen exhibidas en la Sala del Tesoro del Museo Egipcio de El Cairo. Aunque, el plan es mudar el total de la colección al Gran Museo Egipcio y concentrar todo el tesoro en un único lugar.
La Máscara de Tutankamón es la pieza más famosa del Museo Egipcio. Se encuentra situada en una habitación con poca iluminación del segundo piso, junto a otros objetos que forman parte de la colección del tesoro. No está permitido tomar fotografías, a fin de proteger la frágil máscara mortuoria.
La sala también contiene el espectacular ataúd interior de Tutankamón, junto con joyas y otros objetos encontrados dentro de la tumba.
Esta es la historia de Tutankamón y su magnífico tesoro. Esperamos haberte inspirado a conocer a uno de los faraones más famosos que gobernó esta milenaria civilización. Su tesoro, que tiene mayor peso que su reinado, es todo un reclamo turístico que no puedes dejar de descubrir cuando visites Egipto.
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