Cuesta de Miranda, ruta escénica de Argentina

Argentina posee paisajes que parecen salidos de una postal. A lo largo y ancho de su territorio se hacen presentes ante los viajeros grandes sorpresas: lagos de agua cristalina, playas repletas de caracoles, una de las cataratas más grandes del mundo, glaciares, el pico más alto de América, coloridas quebradas. En esto último nos detenemos y nos trasladamos a la bella provincia de La Rioja, concretamente, a la Cuesta de Miranda. Esta ruta escénica es un universo de colores rojizos que como buen amante de los viajes tienes que conocer.

La Cuesta de Miranda es un tramo de la famosa Ruta 40 que corre por el suroeste de La Rioja. Se trata de un camino de cornisa completamente asfaltado que se caracteriza por sus impresionantes farallones de color rojo intenso. La misma atraviesa el paso entre la Sierra de Sañogasta y la Sierra de Famatina (la más alta del mundo, con 6.200 metros sobre el nivel del mar), por el ancestral Camino del Inca entre Chilecito y Villa Unión. Si bien son pocos kilómetros, la belleza contenida es imponente.

A lo largo de su curso, el río Miranda configura una postal de quebradas empinadas tapizadas de arbustos y cardones cuyo color verde contrasta con los tonos rojizos y ocres de las faldas de los cerros. La Cordillera de los Andes como telón de fondo y cielo azul intenso característico de La Rioja termina de completar una postal que te robará el corazón.

La Cuesta de Miranda es un paseo ideal para compartir en familia y una aventura perfecta para quienes buscan vivir nuevas experiencias. Lo mejor de todo, es que puedes recorrer esta maravillosa vía de principio a fin sin arruinar tu vehículo.

¿Qué saber antes de hacer la Cuesta de Miranda?

En el pasado, sortear la Cuesta de Miranda era todo un desafío para los conductores que se animaban a transitar su serpenteante calzada de ripio. El camino era estrecho y estaba bordeado por altos paredones rocosos sobre los que se asomaban cardones (cuál dedos señalando hacia arriba) de un lado y el precipicio del otro. A lo sumo, alguna pirca hacía de baranda de contención ante un posible accidente.

En otras palabras, poder contemplar la belleza de la Cuesta de Miranda era toda una aventura que no cualquiera se animaba a vivir. Si bien hoy el asfalto le ha quitado un poco de la emoción que solo esos caminos que parecen imposibles brindan, la ha vuelto accesible a todo tipo de público. La ruta antes tenía cerca de 400 curvas y hoy algunas se han “enderezado”, pero no por eso deja de ser una aventura emocionante.

Asimismo, se realizaron obras para frenar los riesgos de derrumbes y desmoronamientos. Hasta hace unos años, los mismos obligaban a cerrar la ruta, ya que causaban accidentes por las caídas de rocas. Si bien hoy se sigue recomendando no hacer el recorrido cuando hay fuertes lluvias, es menos peligroso que hace tiempo atrás.

Gracias a las obras viales, la Cuesta de Miranda se ha convertido en un gran atractivo turístico de La Rioja. Los paisajes sorprenden en cada curva y desde sus impresionantes miradores se aprecian postales de película. Incluso, desde este punto es posible apreciar los paredones rojizos del Parque Nacional Talampaya.

Hacer la Cuesta de Miranda en tu propio vehículo no debería representar ningún problema. La ruta se encuentra pavimentada de principio a fin y en buen estado. Se trata de una obra moderna, ancha y con dos carriles bien delineados. Por ende, no hace falta ningún tipo de vehículo especial para poder sortear este hermoso recorrido escénico.

Los paisajes del valle y las montañas lejanas conservan la misma majestuosidad de siempre. Solo que ahora se aprecian desde miradores mejorados en cuanto a capacidad y espacio de estacionamiento. A los tramos más empinados y sinuosos se les ha agregado un tercer carril por el cual pueden transitar los vehículos pesados y de circulación lenta, sin entorpecer los rodados ligeros.

¿Qué desnivel sortea la Cuesta de Miranda?

El punto más alto de la Cuesta de Miranda está a 2.040 metros sobre el nivel del mar, en Bordo Atravesado. El camino inicia a 1.142 metros, al sur de Villa Unión y ya a la altura de Los Tambillos asciende a los 1.630 metros sobre el nivel del mar. Tras cruzar el punto más alto, la cuesta desciende a los 1.475 metros en Miranda, cuando finaliza la parte sinuosa del camino. El tramo final es Nonogasta, donde la altura es de 934 metros.

La Cuesta de Miranda posee dos sectores con diferentes características. El primer tramo inicia al sur de Los Tambillos, en el kilómetro 3.813, tiene una extensión de 9 km y finaliza en Bordo Atravesado, el punto más alto de la ruta. Este tramo es montañoso y posee banquinas más anchas, que llegan hasta los 2 metros por sectores.

El tramo norte de la ruta es el que lleva a Miranda, tiene 10 km de extensión y se caracteriza por su relieve más abrupto y banquinas de 1 metro de ancho. El tramo finaliza en el kilómetro 3.832, cerca del paraje de Cachiyuyal.

En algunos tramos del camino hay miradores desde los cuales se puede tomar fotografías de recuerdo. Desde Bordo Atravesado, por ejemplo, es posible visualizar cómo el río Miranda se pierde entre las montañas.

Historia de la Cuesta de Miranda

La Cuesta de Miranda no es algo nuevo, sino que ya se usaba como vía de tránsito en tiempos precolombinos. Incluso ya en los mapas de 1864 figuraba este camino que unía Sañogasta con los Hornillos (como antes se conocía la ciudad de Villa Unión). En aquellos tiempos, la Cuesta de Miranda era conocida como “Hatun Chumpi Huil”, que se traducía como “Gran Quebrada Colorada”.

La ruta que atraviesa la Cuesta de Miranda fue construida entre 1918 y 1928 y representó toda una proeza de la ingeniería para su época. Tal como te contamos antes, circular por esta vía representaba todo un desafío por lo angosta que era, con un solo carril de ripio que serpenteaba a lo largo de más de 320 curvas cerradas y angostas. Tampoco contaba con protección contra el precipicio que caía hacia la quebrada. Encontrarse con un vehículo de frente era todo un problema que nadie quería enfrentar.

Dada la dificultad que implicaba transitar la Cuesta de Miranda, en el 2011 iniciaron los trabajos para crear una ruta alternativa en la misma zona, que garantizara que todo tipo de vehículo pueda circular por este bello lugar. Las obras finalizaron recién en el 2015 y lograron mejorar la comunicación norte-sur a lo largo del corredor andino de la Ruta 40. También permitieron dar acceso a la Ruta Nacional 76, la cual lleva a Chile por el Paso Pircas Negras.

Por la complejidad y los sistemas innovadores empleados para la nueva traza de la Ruta 40 en la Cuesta de Miranda, el trabajo fue reconocido como «Obra Vial Nacional del Año» por la Asociación Argentina de Carreteras.

Turismo por la Cuesta de Miranda: el Camino del Inca

Como te contamos al principio, el tramo de la Ruta 40 que atraviesa la Cuesta de Miranda sigue un trazado antiquísimo usado por los pobladores originarios para transitar entre las sierras. Hablamos del Camino del Inca, la ruta histórica del Imperio Incaico. La misma coincide en varios tramos con nuestro protagonistas de hoy, pudiendo apreciar tramos muy bien mantenidos del mismo.

Desde uno de los miradores de la Cuesta de Miranda es posible hacer un circuito de trekking por el Camino del Inca y adentrarse entre quebradas maravillosas. Vale aclarar que la expedición debe hacerse con guías turísticos habilitados. Si eres amante del trekking, no deberías perderte este recorrido por esta vía milenaria que permite apreciar los sistemas de pircas, la fauna del lugar y la vegetación autóctona.

Los incas conquistaron el noroeste de Argentina alrededor del año 1450, extendiéndose luego a Chile. Este imperio vinculó todos sus territorios con su capital (Cusco, en Perú), a través de una extensa red de caminos. La misma representa una de las obras de ingeniería más extraordinarias del mundo. Para el siglo XVI, contribuyó a transformar un pequeño reino en el imperio más grande del hemisferio occidental.

Por todo esto y más, el Camino del Inca (Chapaq Ñan) es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y uno de los mayores legados dejados por los incas. Por eso, si vas a hacer la Cuesta de Miranda y eres amante del trekking, no deberías perderte la oportunidad de hacer esta travesía.

Importancia del Camino del Inca

Este sistema de caminos que atraviesa los Andes fue una de las obras más grandes creadas por el hombre. El objetivo era lograr un mejor aprovechamiento de los distintos ecosistemas andinos y vincular a los pueblos situados en las vastas regiones de la cordillera. Pero, fue mucho más que eso. El Camino del Inca favoreció el intercambio de valores sociales, económicos, políticos, culturales, tecnológicos e ideológicos.

A lo largo de sus más de 30.000 km, conectaba varios centros productivos, administrativos y ceremoniales construidos a lo largo de 2000 años de cultura andina pre-inca. Su importancia no se reduce solo a la magnitud de la obra, sino también a la avanzada ingeniería aplicada sobre este territorio abrupto.

En otras palabras, los incas lograron lo imposible: construir un camino capaz de atravesar una de las geografías más accidentadas y extremas del planeta: la Cordillera de los Andes. De ese modo, el Camino del Inca logró unificar el inmenso territorio andino y sus comunidades, muchas de las cuales conservan sus tradiciones hasta el día de hoy.

Por los paisajes andinos de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú que atraviesa el Camino del Inca transitaron ejércitos, poblaciones íntegras y caravanas de llamas que trasladaban bienes y materias primas.

En Argentina, el Camino del Inca atraviesa las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza. El Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) ha trabajado por más de diez años en conjunto con las 7 provincias argentinas y los 6 países del área andina para lograr el reconocimiento universal de este excepcional bien.

La longitud de los tramos del Camino del Inca en el país es de 118,527 km y sus diferentes segmentos ilustran a la perfección la capacidad de los Incas para sortear los obstáculos del terreno.

Villa Unión y Chilecito: dos destinos unidos por la Cuesta de Miranda

De Chilecito a Villa Unión hay 110 km que transcurren por la Ruta 40 y, en un tramo, por la Cuesta de Miranda. Ambos destinos riojanos esconden su encanto y son la puerta de entrada a grandes atractivos turísticos. Por eso, una buena idea es visitar ambas ciudades y, en el medio, cruzar la Cuesta de Miranda.

Villa Unión y alrededores

Villa Unión es un pequeño pueblo situado al pie de la falda sur de la Sierra de Famatina, sobre el río Bermejo. El motivo principal por el cual los turistas lo visitan es porque es la puerta de entrada al Parque Nacional de Talampaya (en La Rioja) y al Parque Provincial Ischigualasto (en la vecina provincia de San Juan), dos destinos Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Asimismo, da acceso a la Puna riojana y al Parque Provincial Laguna Brava, en plena Cordillera de los Andes.

Villa Unión se extiende a ambos costados de la Ruta Nacional 76. El pueblo en sí no tiene demasiado atractivo. Cuenta con una plaza principal con una bonita iglesia y un trazado urbano un tanto disperso, pero todo se encuentra cerca. Así el pueblo no posea demasiados sitios interesantes para ver, no olvides que se encuentra cerca de grandes atractivos turísticos. Por ende, una vez que llegues a Villa Unión, puedes planificar varias escapadas.

Una de las primeras cosas que puedes hacer es acceder al Mirador La Lomita, desde el cual se obtiene una linda panorámica del pueblo, con los campos verdes del Valle del Bermejo, la Precordillera al noroeste y las Sierras de Famatina al este.

Parque Nacional Talampaya

El Cañón de Talampaya es uno de los principales reclamos turísticos de La Rioja. Situado en la Región de Cuyo, este impactante conjunto de formaciones rocosas y acantilados contenidos dentro del Parque Nacional Talampaya es una de las grandes maravillas de Argentina. Por eso, si los paisajes de la Cuesta de Miranda te han dejado con ganas de más, en Talampaya podrás seguir disfrutando de increíbles escenarios naturales.

Los imponentes paredones rojizos de este cañón que se formó hace millones de años alcanzan los 150 metros de altura y te harán sentir pequeño cuando estés frente a ellos. Su interés va más allá del turismo, puesto que alberga vestigios arqueológicos que se remontan al período Triásico. De hecho, junto a Ischigualasto (más conocido como el Valle de la Luna), son dueños del conjunto continental de fósiles más grande del mundo.

Si haces turismo por La Rioja, conocer el Cañón de Talampaya es tarea obligada. Es una forma más de admirar lo generosa que es la Madre Tierra. Además, si combinas la visita con el Parque Provincial de Ischigualasto, la experiencia será todavía más enriquecedora. Ambos parques se encuentran muy cerca, separados únicamente por el límite entre las provincias de La Rioja y San Juan. Por eso, la mayoría de los viajeros aprovechan para conocer ambos lugares en un mismo viaje.

La combinación entre la Cuesta de Miranda, el Cañón de Talampaya y el Valle de la Luna te hará apreciar lo hermosa que es Argentina (y eso que son solo una parte de las muchas maravillas naturales que tiene este país).

¿Te gustaría conocer el Parque Nacional Talampaya? No te pierdas entonces estas propuestas de Civitatis: Tour por el Cañón de Talampaya y Tour en 4×4 por los cañones de Talampaya y Shimpa.

Parque Provincial Laguna Brava

Si haces la Cuesta de Miranda de camino a Villa Unión, tampoco puedes desaprovechar la oportunidad de conocer este parque. La Reserva Provincial Laguna Brava se sitúa a más de 4.200 metros sobre el nivel del mar y protege un espejo de agua de color azul zafiro donde habitualmente se ven flamencos, vicuñas y otras especies.

Este tesoro poco conocido de La Rioja se encuentra a poco más de 150 km de Villa Unión y es considerado un sitio Ramsar debido al valioso ecosistema que alberga. El camino para llegar a ella no es nada sencillo. Por eso, lo mejor es hacerlo en excursión, ya que hay que sortear un camino de ripio y cornisa un tanto complicado.

Llegar a la laguna es una aventura en sí misma y los paisajes son tan hermosos y singulares que parecen irreales. Luego de atravesar la entrada a la reserva, al poco tiempo habrás llegado a este cuerpo de agua situado en un terreno inhóspito. A su alrededor, se alzan enormes colosos que superan los 6.000 metros de altura. La perfección de la postal la terminan de conformar los flamencos rosados, los moradores por excelencia de la Laguna Brava.

La zona donde se ubica la laguna también fue usada por los incas, por lo que su valor no es únicamente natural. Preserva restos arqueológicos y plataformas ceremoniales que se ubican en la cumbre del Volcán Veladero, a 6.436 metros sobre el nivel del mar. Visitar esta reserva, sin dudas es toda una experiencia para los amantes de la aventura y la naturaleza.

Chilecito

La Cuesta de Miranda también conduce a la ciudad de Chilecito, la segunda más grande de La Rioja (aunque, en realidad es un pequeño oasis de tranquilidad rodeado de cerros). Chilecito se ubica en un valle entre las sierras de Velasco al este y de Famatina al oeste, separado por 200 km de la ciudad de La Rioja, la capital provincial.

La historia de Chilecito está fuertemente vinculada a la antigua actividad minera, de allí que muchos de sus atractivos turísticos giran en torno a ello, como el famoso cable carril La Mejicana. También puedes hacer senderismo por la Sierra de Famatina y turismo gastronómico en alguna finca o plantación de olivos. Ten en cuenta que esta ciudad es un icono de La Rioja por sus vinos y olivos. Por ende, no puedes irte sin probar ninguno de estos productos.

Además de ser una ciudad pintoresca, con museos y otros espacios interesantes, el principal encanto de Chilecito está en sus alrededores. Además de la propuesta de senderismo por la Sierra de Famatina, puedes visitar la Quebrada del Ciruelo y hacer alguno de los circuitos de trekking o bicicletas de montaña que ofrece el lugar. En general, son de fácil acceso y bordean poblados y fincas con nogales, membrillos y duraznos.

Una de las principales atracciones turísticas de Chilecito es el cable carril La Mejicana, una impresionante obra de ingeniería de principios del siglo XX. Construido por una empresa alemana y puesto en marcha por los ingleses, tenía la función de transportar los metales extraídos en la Serranía del Famatina hasta la ciudad de Chilecito.

La Mejicana es considerada como uno de los cables carriles más largos del mundo. Hoy en día, recorrer sus estaciones y descubrir la historia detrás de semejante obra es tarea obligada para los viajeros que pasan por Chilecito.

Las primeras tres estaciones del cable carril se pueden recorrer sin dificultad, mientras que las estaciones 4, 5, 6 y 7 están inmersas en las montañas y conectadas entre sí por más de 260 torres. Llegar a ellas implica hacer varios días de trekking que valdrán la pena siempre y cuando disfrutes de este tipo de actividad. Las estaciones 8 y 9 corresponden a la antigua mina y el acceso es todavía más complicado. Pero, si te interesa vivir la experiencia, consulta los tours disponibles en la Oficina de Turismo de Chilecito.

Si deseas seguir haciendo turismo por La Rioja, a 30 kilómetros al norte de Chilecito se encuentra el pueblo de Famatina, un pequeño enclave rodeado de cerros, valles y quebradas. Hacer una escapada a este sitio inmerso en la naturaleza riojana es otro excelente plan.

Para saber todo lo que hay para hacer en Chilecito y cómo recorrer el cable carril La Mejicana, no dejes de leer nuestro artículo dedicado a ello: Descubre Chilecito, un tesoro de La Rioja, Argentina.

¿Cuál es la mejor época para hacer la Cuesta de Miranda?

Antes de aventurarte a recorrer la Cuesta de Miranda tienes que elegir muy bien en qué época hacerlo. No se recomienda ni el invierno ni el verano. En el primer caso, suele nevar y la presencia de hielo hace que conducir sea peligroso. Por otro lado, durante el verano se registran fuertes lluvias que aumentan el riesgo de derrumbes.

Por eso, las épocas ideales para hacer la Cuesta de Miranda son el otoño y la primavera, cuando los días son soleados, secos y no hace ni calor ni frío extremo.

¿Cómo llegar a la Cuesta de Miranda?

Como ya sabes, la mejor manera de recorrer la Cuesta de Miranda es en tu propio coche. De esa manera, podrás hacer paradas en Chilecito, Villa Unión, Talampaya y todo lo que te llame la atención. De todos modos, también tienes la posibilidad de tomar un tour desde la ciudad de La Rioja. Para eso no tienes más que acercarte a la Oficina de Turismo y analizar tus opciones.

Tomando como referencia la capital provincial, tendrás que dirigirte hasta la RN 38 con dirección sur, a la localidad de Patquia. De allí tienes que conducir en dirección oeste, siguiendo las indicaciones a la ciudad de Chilecito, la cual te recibirá con una postal imponente del Nevado de Famatina y su cumbre siempre nevada.

Acá tienes dos opciones. Si viajas con poco tiempo, puedes hacer un breve paseo por la ciudad y luego tomar la Ruta 40 y continuar viaje. O bien, puedes pasar una o dos noches en Chilecito y aprovechar para conocer mejor la ciudad, el cable carril La Mejicana y, si te queda tiempo, sus alrededores.

Si sigues viaje, entonces toma la 40, pasa por los pueblos de Nonogasta y Sañogasta y ya estarás ingresando a la Cuesta de Miranda. A medida que el ascenso se hace notar, el paisaje verde va dando lugar a las piedras rojizas propias de la zona. El río Miranda te acompañará en todo momento.

Más adelante, pasarás por el hito de La Pelea, el cual recuerda el lugar donde se produjo el enfrentamiento entre Felipe Varela y José María Linares. Las curvas se acentúan y los precipicios ganan altura. Aunque, el paisaje te irá recompensando en todo momento. El recorrido por la Cuesta de Miranda finaliza en el puesto Los Tombillos, el cual es habitado por familias riojanas.

Ya fuera de la Cuesta de Miranda, continúa por la 40 hasta llegar a Villa Unión. Como ya sabes, muchas aventuras más te esperan allí. La Rioja, indudablemente es una provincia que merece ser recorrida de a poco y con tiempo. La Cuesta de Miranda y sus paisajes, por su parte, no te dejarán indiferente. ¿Te animas a vivir la experiencia?