Altafulla es un pintoresco enclave de la Costa Dorada y uno de los pueblos más bonitos de Tarragona. De frente al azul del Mediterráneo, el ambiente relajado y tradicional de Altafulla es perfecto para una escapada familiar o en pareja. Por eso, en el artículo de hoy vamos a detallar cuáles son las mejores cosas que puedes ver y hacer en Altafulla.
Altafulla no solo presume de tener uno de los litorales más bonitos de la provincia de Tarragona, al sur de Cataluña, sino también de sus encantos medievales. Asimismo, conserva intacta sus raíces pesqueras, de manera que frente a la costa podrás disfrutar de la típica postal con antiguas casas y almacenes de pescadores. Su excelente gastronomía y la cercanía a otros atractivos de la provincia y la misma ciudad de Tarragona suman más motivos por los cuales deberías visitar Altafulla.
¿Qué ver y hacer en Altafulla?
Para que tu paseo por Altafulla sea completo, tienes que conocer las dos zonas en las que se divide el pueblo. Una de ellas es el barrio Botigues del Mar, que corresponde al paseo marítimo flanqueado por casitas blancas en la línea de playa. Por otro lado, tenemos la Vila Closa, el antiguo barrio medieval encaramado en la cima de una colina por el que da placer pasear.
Para llegar al casco antiguo de Altafulla desde la playa es necesario caminar durante 1 km y sortear algunas cuestas. Si la caminata no te motiva, no te preocupes, puedes llegar en auto. Por el contrario, si caminar te encanta, en los alrededores de Altafulla hay varias opciones para hacer senderismo.
Tip viajero: si bien Altafulla se puede recorrer libremente sin problema, la mejor manera de conocer todos sus secretos es sumándose a alguno de los recorridos guiados que organiza el Ayuntamiento. Los mismos abarcan Vila Closa, el barrio marítimo y las ruinas Els Munts. Cada ruta tiene un costo de 4 €.
Vila Closa
La Vila Closa (o Villa Cerrada en castellano) es donde se respira la esencia medieval de Altafulla. Perderse en las callejuelas de este antiguo barrio que conserva su encanto de antaño es una de las mejores cosas que puedes hacer en Altafulla. Tal como te contamos en el punto anterior, esta zona y Botigues del Mar son dos imprescindibles.
Situada en lo alto de una colina, Vila Closa nació como una ciudad medieval amurallada en el siglo XI. Coronando la cima se encuentra su castillo e iglesia y desde allí comienzan a descender las calles medievales que mantienen su trazado sinuoso y el encanto de las épocas en que eran transitadas por damas y caballeros. También se conservan las antiguas murallas y torres de vigilancia, gracias a las restauraciones efectuadas durante los siglos XVII y XVIII.
Por eso, un buen plan es dejar el coche en la parte más alta y desde allí comenzar a desandar las calles del casco antiguo de Altafulla. En todo momento encontrarás un detalle que apreciar o una casona que admirar. Si te gusta la magia que esconden los pueblos medievales, estamos seguros de que la Vila Closa de Altafulla te encantará.
Otro detalle especial de la villa, es que se encuentra envuelta en leyendas de brujas. Por eso no te sorprendas si en varios puntos lees el nombre de Bruixes, (brujas). Independientemente de la veracidad o no de las historias, no quedan dudas de que le dan al pueblo un interés especial. Tan es así, que el último fin de semana de junio se celebra La Nit de Bruixes. Para la ocasión, se monta un atractivo mercado medieval que tiene, como no podía ser de otra manera, a las brujas de grandes protagonistas. Por las noches no faltan los bailes, fuegos artificiales y la música que ambienta las calles.
Los principales puntos de interés de Vila Closa son:
El castillo de Altafulla
También conocido como Castillo de Montserrat, la antigua fortaleza de Altafulla se remonta al siglo XI. Sin embargo, sus torres, almenas y otros detalles son de estilo renacentista, por lo que dan nota de que el castillo ha sido restaurado en varias ocasiones.
La fortaleza se encuentra adosada a las murallas, en la parte más alta del pueblo, y es de propiedad privada. Esto quiere decir que no se admiten visitas, aunque el Ayuntamiento suele organizar recorridos guiados.
Iglesia de Sant Martí
Junto al castillo encontramos un templo construido durante el siglo XVIII sobre los restos de una antigua iglesia. Su estilo presenta una mezcla con detalles barrocos y neoclásicos, aunque en el interior destaca su retablo barroco.
Dentro de la cripta de la iglesia se encuentran enterrados los marqueses de Tamarit, mientras que una de sus tres naves muestra una imagen de San Isidro Labrador, el patrón de los agricultores. Hoy en día, el templo no se usa únicamente para oficios religiosos, sino también es escenario de conciertos.
El Museo Etnográfico de Altafulla
En el antiguo pajar del castillo funciona hoy el Museo Etnográfico de Altafulla, el cual da testimonio del pasado agrícola del lugar hasta el siglo XX. Su muestra reúne más de mil piezas y utensilios que representan la vida rural y social de Altafulla en los últimos siglos.
Por eso, tanto si te gusta la cultura como si te toca un día lluvioso en la villa, visitar este museo es un buen plan. Los horarios para ello son los sábados de 5:50 pm a 7:30 pm y los domingos de 11 am a 1:30 pm.
La Plaza del Pou
Otro de los rincones que tienes que ver en Altafulla es la Plaza del Pou. Además de un antiguo pozo, posee un arco que representa lo que queda de una de las antiguas puertas que daban acceso a la Vila Closa. El Ayuntamiento, por su parte, ocupa un pintoresco edificio porticado rodeado de casas señoriales.
Aunque, una de las cosas que más llamará tu atención es el monumento a las torres humanas o “Castells”, una tradición catalana muy arraigada en Tarragona. Estas torres humanas a escala real fueron declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La que verás en Altafulla fue tallada por el artista Martí Royo. La misma conmemora a los Castellers de Vilafranca, quienes hicieron esta gigantesca torre humana justo en la Plaza del Pau allá por el año 1878.
Calle del Forn
Altafulla posee muchas callecitas interesantes que irás recorriendo a lo largo de tu paseo por la villa. Una de las más bonitas se sitúa entre la Iglesia de Sant Martí y la Plaza del Pou. Hablamos de la Calle del Forn, la cual se distingue por los antiguos peldaños y soportales que formaban parte de la muralla de Altafulla.
Barrio de les Botigues de Mar
Luego de visitar el casco antiguo medieval de Altafulla es hora de recorrer su litoral. Botigues de Mar es otro antiguo barrio de la villa, cuyo pasado se remonta al siglo XVIII. Las viviendas blancas que verás actualmente eran antiguos almacenes que usaban los pescadores para guardar sus herramientas de oficio. Aunque en el siglo XX estos espacios se transformaron en viviendas, mantienen su estructura exterior original. De allí que se conserve la esencia de pescadores que supo tener esta villa.
Caminar por Botigues de Mar es un placer. A lo largo de todo el paseo marítimo el tiempo parece transcurrir lentamente, sin el agobio de las grandes masas de turistas ni el ruido de los coches. Altafulla ofrece un litoral tranquilo, especialmente si lo comparamos con otros poblados turísticos de la Costa Dorada, como es el caso de Salou, Torredembarra o Calafell.
Por delante del paseo marítimo transcurre la playa de Altafulla, en cuya primera línea no encontrarás ni edificios altos, ni grandes resorts ni hoteles. Aquí la vida es sencilla, y eso le da un gran encanto.
Playa de Altafulla: una de las mejores del Costa Dorada de Tarragona
La playa de Altafulla es una de las mejores de la Costa Dorada. Con más de 1 km de extensión, disfruta de arena fina y dorada, un mar calmo y limpio y múltiples servicios pensados para el turista. No en vano, lleva orgullosa el distintivo de Bandera Azul. Además, el paseo marítimo que la acompaña y las casitas blancas hacen que, en conjunto, la postal sea encantadora.
La playa de Altafulla se extiende desde el Castillo de Tamarit (al cual puedes llegar caminando fácilmente), hasta la cala de Canyadell, también conocida como Cala dels Capellans. Además, muy cerca de esta se encuentra la Villa Romana Els Munts, de la cual te hablaremos en breve.
Los servicios de playa incluyen alquiler de hamacas, duchas, tumbonas, además que cuenta con una variada oferta gastronómica tanto en el paseo marítimo como en los alrededores del barrio.
Por otro lado, en Altafulla podrás disfrutar de la vela y otros deportes acuáticos, puesto que aquí se encuentra el Club Náutico de Altafulla, el cual ofrece actividades como el kayak, windsurf, paddle surf o kitesurf.
Castillo de Tamarit
Si bien el Castillo de Tamarit no se puede visitar por dentro, vale la pena acercarse caminando desde la playa de Altafulla.
Si bien hoy se usa para bodas y otros eventos (como la del famoso futbolista Andrés Iniesta), el castillo de Tamarit nació en el siglo XI con una vocación puramente defensiva. Su misión era proteger la costa de los ataques de piratas y corsarios, así como salvaguardar el comercio del Mediterráneo. Este no es el único ejemplo que verás, puesto que durante la Reconquista se construyeron muchas fortalezas y torres de vigilancia a lo largo de la costa del Mediterráneo.
El Castillo de Tamarit fue erigido sobre una escarpada roca que custodia la playa y todo el panorama a su alrededor. Es precisamente esta posición lo que hace que llegar al lugar valga la pena.
Como te contamos al principio, la mejor forma de conocer el castillo es recorriendo la playa desde Altafulla. El paseo es de apenas un kilómetro, por lo que no hay excusas para no hacerlo. También tienes la opción de ir caminando desde el pueblo, aunque en este caso la distancia a recorrer es de 3,5 km.
Luego de tomar un par de fotografías al castillo y admirar su exterior, puedes hacer una parada en la pequeña cala que hay a sus pies.
Villa romana de Els Munts
Si deseas hacer un viaje en el tiempo y conocer cómo se vivía en Altafulla en la época de los romanos, tienes que ir entonces a la villa de Els Munts.
La misma perteneció a uno de los gobernadores de la antigua Tarraco Romana (una de las ciudades más importantes de la costa mediterránea), Caius Valerius Avitus. Junto con su mujer Faustina, construyeron esta mansión en el siglo I d.C. Para el siglo III d.C. la villa quedó deshabitada y envuelta en las llamas de un incendio. Afortunadamente, algunos de sus murales, mosaicos, columnas y estatuas lograron sobrevivir. Por eso mismo, la villa romana de Els Munts fue incluida en el año 2000 en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Gracias a esto, quienes visitan el lugar tienen la suerte de ver lo que fue una lujosa vivienda, dos estanques, un almacén y las termas más grandes de Cataluña. También se conservan murales en algunas de las habitaciones donde se dice que durmió Caius Valerius, así como un increíble mosaico en el pasillo de la casa.
La visita a la villa romana de Els Munts tiene un costo de 4 € y se puede hacer de martes a domingos. Los horarios varían según la temporada.
Senderismo por Altafulla y sus alrededores
Las propuestas de cosas para hacer en Altafulla no terminan acá. La villa posee varias rutas de senderismo que conjugan historia y paisaje. Un ejemplo de ello es la que va desde el paseo marítimo a la villa romana de Els Munts; o la ruta de los castillos, que incluye el de Tamarit que mencionamos antes.
Desde la Cala Jovera (la que se encuentra ubicada en la parte baja del castillo de Tamarit) inicia uno de los famosos Camí de Ronda. No tienes más que seguir las señales que conducen a Punta Creueta. En total, son 4,4 km de recorrido que se transitan en una hora aproximadamente. El paseo es sumamente pintoresco, como todos los Caminos de Ronda en general.
Otra opción es un paseo de 1,3 km que conduce a la Playa de la Mora, desde la cual parte una ruta de senderismo hasta la Punta de Miracle de Tarragona. En este caso hablamos de un sendero más exigente, de casi 11 km (de todos modos, alguien que esté acostumbrado a caminar lo puede hacer sin dificultad).
Otra ruta disponible es la que comienza en el passeig del Fortí (cerca de la villa romana) y lleva al faro de Torredembarra, regalando unas vistas espectaculares de los acantilados. Lo primero que verás es la pequeña cala de arenas doradas de Canyadell, donde podrás hacer una breve parada. Un poco más adelante te espera el acantilado de La Bramadora (a menos de 1 km de Altafulla) y, finalmente, el faro de Torredembarra y su puerto deportivo.
No dejes de disfrutar del paseo marítimo de Torredembarra, un lugar lleno de bares y restaurantes que invitan a recargar un poco las energías. O, por qué no, darte un chapuzón en su hermosa playa.
Si prefieres rutas más fáciles, otra buena alternativa es hacer el corto trayecto que lleva a la desembocadura del Río Gaiá. En este caso es un recorrido de menos de 1 km que se sortea en 10 minutos y conduce a un cuerpo de agua dulce usado por las aves migratorias como sitio de anidación.
¿Cómo llegar a Altafulla?
Altafulla es una localidad costera cercana a la ciudad de Tarragona, de hecho, se encuentra a tan solo 16 km de la capital provincial. Si viajas desde Barcelona, encontrarás este precioso pueblo unos 10 minutos antes de llegar a Tarragona. El trayecto desde la capital catalana se realiza cómodamente por la AP-7 y la C-31/32.
Si no dispones de un coche y piensas viajar en transporte público, hay varias opciones por las que puedes optar. Una de ellas es tomar un tren directo desde Barcelona hasta la estación Altafulla-Tamarit, recorrido que se sortea en una hora aproximadamente. Al mismo tiempo, la estación del AVE de Camp de Tarragona se encuentra a 20 minutos en coche de Altafulla. Otra alternativa es usar las líneas de autocar que conectan nuestro destino de hoy con Barcelona, Lleida, Tarragona y Zaragoza.
¿Qué comer en Altafulla?
Siempre insistimos en que a cada nuevo destino hay que conocerlo con todos los sentidos. Por eso, disfrutar de la gastronomía de Altafulla es un complemento perfecto de tu paseo por este destino tan especial.
Altafulla posee una completa y variada oferta de restaurantes. Como buena localidad costera, no faltan los platos clásicos marineros y las paellas. También es muy popular el arroz acompañado con piezas de pescado, otra de las comidas más preciadas de la villa.
Los productos del mar y los arroces no son los únicos presentes en la gastronomía de Altafulla. Las tierras a su alrededor son apropiadas para el cultivo de olivos, vides y frutos secos, a partir de los cuales se elaboran muchos productos regionales. En este sentido, los vinos de Altafulla merecen mención especial. Cada una de las comidas ofrecidas en la villa marida con alguno de ellos, destacando de manera especial el vino D.O. Tarragona y el vino D.O. Cataluña
Por otro lado, los restaurantes de Altafulla también ofrecen una amplia carta de platos típicos tarraconenses. De ese modo, preparaciones como las sardinas a la brasa, guisos de caracoles y los pescados o calçots con romesco están a la orden del día.
¿Qué ver en los alrededores de Altafulla?
Que tu visita a Altafulla no se limite a descubrir únicamente sus encantos. Aprovecha la ocasión para visitar otros pueblos de la provincia de Tarragona. Incluso, la cercanía a la capital ofrece una posibilidad inmejorable para conocer la ciudad. Si prefieres seguir recorriendo pueblos, los más cercanos a Altafulla son Roc de Sant Gaietà, Tamarit, Cambrils y Torredembarra, solo por mencionar algunos.
Torredembarra
A menos de 3 km de Altafulla se encuentra Torredembarra, a la cual es posible llegar caminando (como ya te contamos). Además de visitar su moderno faro, no dejes de dar un paseo por el pueblo e ir encontrando monumentos interesantes.
Uno de los más representativos de esta localidad costera es el Ayuntamiento situado en el solar del antiguo Castillo. Esta fortaleza del siglo XI fue transformada en palacio en 1565 y reformada en 1998. Un elemento a destacar es su fachada, al igual que el gran patio central y las cuatro torres. También, vale mencionar algunos fragmentos de la antigua muralla que rodeaba a la villa, así como dos portales de acceso que se mantienen en pie: las puertas de Bassa y Padrines.
Tampoco te pierdas la Torre de la Vila, una construcción del XII-XIII que formó parte de la primera fortaleza de la localidad. Su buen estado de conservación y su almenado medieval la convierte en un importante representante del patrimonio de la villa. Lo mismo sucede con la Villa del Moro, construida por los romanos en el siglo II a.C. Hoy en día, es posible visitar parte de sus estancias y las termas.
Puede que únicamente busques hacer un poco de playa. Estás en el lugar indicado, porque si por algo se distingue esta localidad de la Costa Dorada es por la calidad de sus arenales. Sus hermosas playas con buenos servicios invitan a tomarse un día de descanso, o bien, a disfrutar de una gran cantidad de deportes acuáticos.
Tamarit
Ya sabes que a Tamarit puedes llegar caminando tranquilamente desde la playa de Altafulla. También, sabes que su castillo es el elemento más destacado de la villa, aunque hay más por ver. Por eso, si tienes tiempo y ganas de explorar, te proponemos que dediques unas horas de tu día a descubrir los encantos de Tamarit.
Al igual que Altafulla, en Tamarit reina un ambiente propicio para desconectar y disfrutar de la naturaleza. Más allá de sus playas y calas llenas de encanto, alrededor de la villa se abren muchas rutas de senderismo para toda la familia. También hay puntos históricos por recorrer, como es el caso de la antigua cantera romana de El Mèdol que hay escondida en plena naturaleza. De ella los romanos extrajeron la piedra para construir los monumentos de la Tarraco Romana, de la cual te hablamos hace un rato.
La playa de Tamarit se caracteriza por su ambiente relajado, alejado del bullicio. Se sitúa junto a la desembocadura del río Gaià y también tiene certificación de Bandera Azul, por lo que encontrarás muchos servicios y aguas de gran calidad. Mención aparte merece la pequeña Cala Jovera, que regala unas vistas muy bonitas al Castillo de Tamarit. En este caso, hablamos de uno de los arenales más vírgenes de Tarragona, de manera que no encontrarás ningún servicio.
Roc de Sant Gaietà
A 12 km de Altafulla se encuentra una de las grandes sorpresas de Tarragona. Este pequeño destino de la Costa Dorada pertenece a la región de Roda de Berá, a unos 45 km de Cambrils. Una característica que le da un encanto especial es la gran variedad de estilos arquitectónicos que se aprecian en sus construcciones.
Este pueblo en sus inicios fue una comunidad de pescadores que siguió un diseño típico de casas andaluzas. Aunque, con el tiempo otros estilos fueron completando el trazado de la villa. Así, hoy en día encuentras muestras de arte árabe, gótico, románico y propias de otras zonas de España que hacen de Roc de Sant Gaietà un destino muy auténtico.
El pueblo es pequeño y se recorre tranquilamente en medio día, de allí que sea un gran complemento a tu paseo por Altafulla. Aunque, no es mala idea dedicar un par de días y poder disfrutar del encanto de estas localidades más a fondo. Si planeas hacer eso, pasar una noche aquí no es mala idea.
Como te contamos, lo que hace diferente al Roc de Sant Gaietà es el diseño y la arquitectura. A cada paso que des verás un detalle que te transportará a otro rincón de España, o del mundo incluso. Por ejemplo, la Puerta Mora que da acceso a la villa es de estilo mudéjar; algunas viviendas parecen ser réplicas de hórreos gallegos o asturianos; mientras que, los patios andaluces también están presentes.
Si a ello le sumamos el encanto de sus playas y calas, el lugar adquiere una belleza irresistible. Si prefieres seguir explorando la zona, el Camí de Ronda que une la Platja Llarga de Roda de Berà con el Roc de Sant Gaietà es una propuesta fantástica. El trayecto es sumamente agradable y regala en todo momento postales hermosas de la costa tarraconense.
Cambrils
Un poco más lejos de Altafulla, a 34 km, se encuentra Cambrils, otro destino que tiene un encanto especial. Ubicada en el Golfo de Sant Jordi, este precioso enclave comenzó siendo una villa de pescadores hasta convertirse en un destino turístico muy demandado de la Costa Dorada.
Su pintoresco puerto, las callejuelas de su casco antiguo y sus playas increíbles suman razones que ameritan hacer una escapada a Cambrils. Después de todo, te encuentras en plena Costa Dorada, por lo que no hay excusas para dejar de hacer el viaje.
Cambrils cuenta con 9 playas de arena que se reparten a lo largo de sus 7 km de litoral. Por su parte, el casco antiguo conserva muchos vestigios de la época romana, mientras que en su puerto aún se vive un animado ambiente pesquero. Para los más pequeños, existe un parque temático que ofrece una amplia variedad de atracciones y montañas rusas. Sin dudas, la oferta turística de Cambrils merece un artículo aparte. De todos modos, no queremos dejar de invitarte a conocerla. No te defraudará, de eso estamos seguros.
Si todavía dudas de si vale la pena, te contamos que son muchas las opciones de senderismo que se disfrutan desde esta localidad. Así que no lo pienses más y visita Cambrils.
¿Qué te ha parecido nuestra propuesta de viaje por Altafulla? Interesante, ¿no crees? Este pequeño enclave mediterráneo posee uno de los cascos medievales más bonitos de Tarragona, además de una hermosa playa donde veranea habitualmente la gente de la zona. Si buscas un lugar tranquilo donde conectar con la naturaleza y tus seres queridos, Altafulla es una gran opción. ¿Te apuntas a conocerlo?
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