Ruinas de Quilmes, Argentina

Tucumán es una pequeña provincia del norte argentino que esconde grandes tesoros. Uno de ellos son las Ruinas de Quilmes, un sitio arqueológico situado sobre la Ruta 40. Su posición estratégica (puesto que esta famosa carretera cruza Argentina de norte a sur y es recorrida por muchos viajeros), hace que sea un sitio muy visitado. La Ciudad Sagrada de Quilmes es un fiel testimonio de la cultura que habitó estas tierras. Acompáñanos a conocer este lugar cargado de historia e inmerso en la belleza de los Valles Calchaquíes.

Las Ruinas de los Quilmes corresponden a los restos de una ciudad habitada por los Quilmes, un pueblo originario que fue arrasado durante las Guerras Calchaquíes. Aunque cueste imaginarlo, hacia el 800 d.C los Quilmes ocuparon estas tierras y constituyeron uno de los asentamientos prehispánicos más importantes de los Valles Calchaquíes. Inmerso en un paisaje que enamora, este rincón de Tucumán es un imperdible, tanto si planeas un viaje por las provincias del norte de Argentina como si te encuentras recorriendo la mítica Ruta 40.

En las Ruinas de Quilmes los visitantes podrán recorrer el yacimiento de manera individual o con la compañía de un guía y conocer la historia que hay detrás. Quédate con nosotros, porque te contaremos todo sobre este antiguo pueblo, cómo hacer la visita y más.

¿Dónde se encuentran situadas las Ruinas de Quilmes?

Antes de meternos de lleno en la historia y en los atractivos de esta ciudad sagrada, queremos contarte bien dónde se encuentra situada. Concretamente, las Ruinas de Quilmes se encuentran a 20 km de la localidad de Amaicha del Valle, sobre la Ruta 40.

Situado a 1850 metros sobre el nivel del mar, este antiguo pueblo tuvo su asentamiento en el sector austral de los Valles Calchaquíes, en la falda oriental del Cerro Alto Rey, que forma parte de la Sierra de Quilmes.

La zona se encuentra atravesada por el río Santa María y está encajonada entre dos largas cadenas montañosas. Si miramos para el este, se aprecia un cordón montañoso que supera los 5.400 metros sobre el nivel del mar, conocido como las Cumbres de Santa Bárbara, las Cumbres Calchaquíes y los Nevados del Aconquija. Hacia el oeste, en cambio, encontramos la Sierra de Quilmes o del Cajón, cuyo pico máximo alcanza los 4.700 metros de altura.

Las localidades turísticas más cercanas a la Ciudad Sagrada de Quilmes son Amaicha del Valle, como ya te contamos; y la pintoresca localidad de Tafí del Valle (a 73 km). Ambas son paradas obligadas si te encuentras viajando por estas tierras, puesto que tienen interesantes atractivos. De hecho, muchos de los viajeros que llegan a las ruinas lo hacen tomando una excursión desde cualquiera de estos pueblos (aunque, desde Tafí del Valle hay más alternativas).

¿Quiénes fueron los Quilmes?

Los Valles Calchaquíes fueron habitados por pueblos originarios que construyeron sus asentamientos allí. A partir del siglo IX, se convirtió en uno de los lugares más densamente poblados de todo el Norte Argentino. La agricultura habría muchas posibilidades en la región, permitiendo que estos pueblos pudieran vivir del cultivo del maíz, el poroto, el zapallo y el ají. Por su parte, los pastizales en altura eran idóneos para la cría de llamas.

Los pueblos más relevantes fueron los Quilmes, Fuerte Quemado, Las Mojarras y Rincón Chico. Todos ellos se asentaron sobre la llanura fluvial del río Santa María y en las faldas de las montañas. Se caracterizaban por tener un alto grado de civilización y por el dominio del tejido, la cerámica y la metalurgia.

De todos estos pueblos originarios, el de los Quilmes fue el que mayor desarrollo social y económico alcanzó. Tan en así, que en el siglo XVII llegó a tener 3.000 habitantes en el área urbana y otros 10.000 en sus alrededores. Lamentablemente, la historia de este pueblo cambiaría drásticamente con la llegada de los españoles.

Las Guerras Calchaquíes son como se conoce a los enfrentamientos llevados a cabo entre los españoles y los habitantes de los valles. Las mismas tuvieron lugar en la zona por la cual hoy pasa la Ruta 40, en las provincias de Tucumán y Catamarca. A excepción de los Mapuches, en el sur de Chile, no hubo otro pueblo originario que opusiera tanta resistencia a los invasores europeos, como lo hicieron los Quilmes.

Entre 1560 y 1563 tuvo lugar la Primera Guerra Calchaquí y la segunda ocurrió entre 1630 a 1643, arrasando ambas con varios poblados. La Tercera Guerra (entre 1657 y 1666) fue la que llevó a la destrucción del pueblo nativo Quilmes. Los mismos quedaron desarticulados y su aldea completamente destruida.

La táctica de los conquistadores para derrotar a los Quilmes consistió en cercar su Ciudad Sagrada, impedirles el acceso a sus cultivos y envenenar los manantiales de las montañas que les proveían de agua potable. Los Quilmes se defendían con flechas, lanzas, hondas y hachas de piedra, mientras que los atacantes respondían con corazas y armas de fuego.

Las Ruinas de los Quilmes, junto con las de Shincal, del pucará de Hualfín y de Watungasta son testigos fieles de esta cruel batalla que privó a los nativos de sus tierras.

La Ciudad Sagrada de Quilmes fue destruida en 1665 por el Español Francisco Mercado y Villacorta (quien fue gobernador de Tucumán y de Buenos Aires). Este acontecimiento puso fin a las guerras, en el marco de una feroz campaña que tomó por sorpresa a los nativos. Los Quilmes se vieron forzados a trasladarse a pie hasta Buenos Aires, donde finalmente serían alojados. Muchos perecieron en el camino, mientras que unos pocos lograron huir de vuelta a sus tierras, aunque lamentablemente nunca pudieron repoblar la ciudad destruida.

La heroica resistencia que pusieron los Quilmes les dio cierta fama entre los pueblos nativos. Por eso mismo, y para que otros no quisieran imitarlos, fueron castigados severamente. Fueron desterrados a las costas del Río de la Plata, a poca distancia de Buenos Aires, a un sitio conocido como Reducción de Santa Cruz de los Quilmes. Hoy en día, se asienta allí la actual ciudad de Quilmes, dentro de la Provincia de Buenos Aires.

De ese modo, la Ciudad Sagrada de Quilmes quedó arrasada y cayó en el olvido (a excepción de la memoria de sus antiguos pobladores). En 1883 Samuel A. Lafone Quevedo describió el sitio, atrayendo el interés de varios estudiosos, aunque nunca se realizó un trabajo sistemático sobre las ruinas.

Recién en la década de 1970 la ciudad sufrió una reconstrucción parcial, con fines turísticos y científicos. Hoy en día, las Ruinas de Quilmes representan el mayor asentamiento prehispánico de Argentina. La Ciudad Sagrada ha sido convertida en yacimiento arqueológico y museo al aire libre. Gracias a eso, los visitantes pueden explorar lo que fue el área residencial, la fortaleza que custodiaba la ciudad desde lo alto, los fortines y otros rincones que rescatan la memoria de este pueblo originario.

Un detalle interesante es que la restauración del poblado se produjo en pleno Mundial de 1978, cuando Argentina atravesaba la cruel dictadura. Aparentemente, los trabajos no habrían respetado los protocolos arqueológicos. Al día de hoy, los descendientes de los Quilmes siguen reclamando por sus tierras ancestrales.

¿Qué ver en las Ruinas de Quilmes?

Visitar las Ruinas de Quilmes ofrece una doble experiencia: por un lado, disfrutar de la belleza paisajística de los Valles Calchaquíes, y por otro, conocer la historia de esta antigua ciudad sagrada.

La visita se divide en un paseo por el Centro de Interpretación de la Ciudad Sagrada y luego al yacimiento en sí mismo.

Centro de Interpretación de la Ciudad Sagrada de Quilmes

El Centro de Interpretación fue construido sobre la base de un edificio existente donde funcionaba un museo y mercado artesanal. El lugar fue remodelado completamente, de manera que se creó un interesante espacio que da a conocer la historia de este pueblo ancestral. Quienes visitan el sitio, pueden recorrer sus cuatro salas interpretativas en las que se cuenta, mediante recursos visuales, auditivos y táctiles, cómo era la vida de los Quilmes.

La primera sala ubica a los visitantes en el origen de los Quilmes y su asentamiento en el valle Calchaquí y el río Santa María. La segunda, recrea escenas de la vida cotidiana de sus habitantes, así como algunos puntos emblemáticos de esta antigua Ciudad Fortaleza. De ese modo, brinda información sobre aspectos como la organización familiar, las viviendas y otros. Una colección de réplicas de vestimentas, armas, herramientas de labranza, utensilios para la cosecha, elementos usados en prácticas religiosas o funerarias y más permiten acercarse a la vida y costumbres de la comunidad.

En la sala número tres hay un auditorio donde se proyecta material audiovisual que resume la historia y vida social del pueblo Quilmes. A su vez, se muestra el macizo precordillerano de las Cumbres Calchaquíes y el destierro de la comunidad. En la cuarta sala se exhibe el valioso legado patrimonial dejado por este pueblo, a través de objetos y diseños originales de la cultura Quilmes.

Finalmente, una singular línea del tiempo narra la historia de los Valles Calchaquíes y los Quilmes, desde la llegada del pueblo a estas tierras hasta su trágico final. Al final del recorrido, el visitante accede a un laboratorio donde se muestran piezas arqueológicas que aún están en proceso de estudio.

Sitio arqueológico Ruinas de Quilmes

Luego de visitar el Centro de Interpretación, puedes acceder a las ruinas de esta ciudad ancestral. Al ingresar al lugar, lo primero que notarás es un imponente cerro frente a tus ojos. Como ya sabes, las ruinas se encuentran al pie del Cerro Alto Rey, que pareciera ser un fiel custodio de ellas. De hecho, en lengua cacán la palabra kilmee significa “entre cerros”.

El mejor plan es comenzar a recorrer las ruinas por el camino que asciende por el costado del cerro. Lo positivo de la visita, es que no existen restricciones de dónde puedes ir, es decir, que salvo en algunos puntos por cuestiones de seguridad, es posible recorrer las ruinas a tu gusto.

Lo que verás a medida que comiences a recorrer la ciudad son los cimientos de las construcciones, caracterizados por sus formas rectangulares o circulares, que forman un complejo habitacional y defensivo. A pesar de ser reconstrucciones, las mismas se hicieron respetando la arquitectura original.

Las vistas desde el punto más alto del yacimiento ayuda a tomar dimensión de lo enorme que era esta ciudad. Y más si tienes en cuenta que hoy se aprecia únicamente el 10% de los que fue originalmente.

La Ciudad Sagrada de los Quilmes contaba con dos fortalezas defensivas construidas para defender a la población de las tribus enemigas vecinas y, más tarde, de los conquistadores españoles. Desde el cerro es posible observar estos andenes de hasta 75 metros de largo, los típicos cimientos circulares y rectangulares, como también los corrales en donde se criaban las llamas.

El recorrido por las Ruinas de Quilmes puede llevarte unas dos horas, aunque, si realmente deseas explorar cada centímetro del recinto y ascender a los miradores, tranquilamente puedes pasarte medio día. Si prefieres hacer esto, lo mejor es que visites el lugar por tu propia cuenta y no te ates a los horarios de una excursión. No obstante, el tour a las ruinas desde Tafí del Valle vale mucho la pena.

¿Qué ver cerca de las Ruinas de Quilmes?

La Ciudad Sagrada de Quilmes forma parte del Circuito Turístico de los Valles Calchaquíes, que representa la puerta de ingreso al norte argentino. El mismo conduce al turista a diferentes sitios de relevancia histórica, yacimientos arqueológicos, ruinas indígenas, viñedos y una paleta de paisajes realmente fascinante. Por eso, lo mejor es visitar las ruinas en el marco de un viaje por otros atractivos del norte de este país tan bello que es Argentina.

Amaicha del Valle

De los diferentes poblados que integran el circuito, hay dos que merecen especial atención. Hablamos de Amaicha del Valle y Tafí del Valle. La primera es una pintoresca localidad famosa por su Museo a la Pachamama, el cual se encuentra ubicado sobre la misma ruta, de manera que sí o sí lo verás.

La exposición del Museo de la Pachamama refleja las costumbres y tradiciones ancestrales de la Cultura Diaguita y Calchaquí. En sus cuatro salas encontrarás un montón de información sobre estas culturas, así como tapices, pinturas, esculturas y mucho más. Sin dudas, es un imperdible de Amaicha del Valle.

Amaicha del Valle se encuentra entre los principales destinos turísticos de Tucumán. Aquí reside la única comunidad indígena del norte argentino, la cual mantiene viva las tradiciones de la cultura diaguita. Sus pobladores son artesanos de tejidos y cerámica, productores de vino pateros, mistelas y aguardiente. A su vez, esta preciosa localidad celebra cada año la Fiesta Nacional de La Pachamama, la cual rinde culto a la Madre Tierra.

Amaicha del Valle es un lindo destino para pasar la noche, caminar por sus calles empedradas y tomar contacto con su gente. Aquí encontrarás sitios arqueológicos, bodegas, diques, ríos y muchas propuestas recreativas para toda la familia.

Desde Amaicha del Valle también se puede realizar una excursión en vehículo 4×4 al desierto de Tiu Punco, ubicado a 20 km. En este lugar se encuentran los restos de un bosque petrificado, así como muchas especies de flora autóctona.

Tafí del Valle

La otra gran protagonista del circuito es la bella localidad de Tafí del Valle. Situada en un paisaje de enorme belleza, esta pequeña ciudad es otro de los grandes protagonistas del turismo en Tucumán. Se encuentra ubicada en el centro oeste del territorio provincial y cautiva al viajero con su belleza paisajística y su variada propuesta cultural y de ecoturismo.

Tafí del Valle disfruta de un ambiente relajado, tranquilo y alegre. La Calle Los Faroles y la Ruta 325 atraviesan el pueblo y concentran la mayor cantidad de restaurantes, bares y tiendas. Durante las noches de verano, es normal que los establecimientos gastronómicos saquen sus mesas a la calle y se armen las tradicionales peñas, con música folclórica y baile.

Si te gusta caminar, podrás hacer una ruta de 3 km hasta la cumbre del Cerro de la Cruz (partiendo desde el centro). Una vez allí, tendrás una hermosa vista panorámica de Tafí del Valle y su entorno natural. El camino no es difícil (aunque sea en ascenso) y se encuentra relativamente bien delineado. Todo el esfuerzo por subir será gratamente recompensado al llegar a la cima, así que no dudes en hacerlo.

Tafí cuenta también con un puñado de propuestas culturales interesantes, como el Museo Jesuítico La Banda, por lo que también tendrás otras opciones más tranquilas. Además, desde aquí puedes seguir viaje a la bellísima localidad de Cafayate, en la provincia de Salta.

¿Cómo llegar a las Ruinas de Quilmes?

Llegar a la Ciudad Sagrada de Quilmes en vehículo particular es muy sencillo. Si partes desde Amaicha del Valle solo tienes que tomar la Ruta Provincial 307 y transitar por ella durante 15 km hasta empalmar con la Ruta Nacional 40. Desde allí restan pocos kilómetros en dirección norte hasta que veas las señales que conducen a las ruinas. El acceso al camino de tierra que lleva a ellas se encuentra bien señalizado. Este último tramo es de apenas 5 km, por lo que en breve habrás llegado a destino.

El transporte público no llega hasta las ruinas. Por eso, en caso de que no poseas vehículo propio, la opción es contratar un tour con una empresa privada desde la ciudad de San Miguel de Tucumán, Amaicha del Valle o Tafí del Valle.

Sin dudas que las Ruinas de Quilmes son un atractivo que no puedes perderte si planeas hacer una ruta por el norte argentino. Las mismas ofrecen un combo mágico de naturaleza, historia y cultura, por ende, es difícil no disfrutar de ellas. Esperamos que nuestra guía te inspire a conocer uno de los mayores yacimientos arqueológicos de Argentina y la historia detrás de él.