Recorrido por la Cueva de las Lechuzas

A pesar de su nombre, la Cueva de las Lechuzas es conocida por la colonia de guácharos que habita en su interior. Además, hay estalactitas, estalagmitas y murciélagos alrededor de la entrada de la cueva, pero los guácharos son sin duda la principal atracción.

Es probablemente la cueva de espectáculos más grande de Perú, y las visitas aquí son muy populares. La Cueva de Las Lechuzas se encuentra dentro del Parque Nacional Tingo María, uno de los parques nacionales más antiguos del Perú. Pocos turistas extranjeros llegan a esta parte del país, pero los que lo hacen pronto se enteran de la llamada cueva del búho y sus extraños habitantes

El Parque Nacional Tingo María, creado en 1965, es uno de los más antiguos y, con poco menos de 19 millas cuadradas, uno de los parques nacionales más pequeños del Perú. Abarca una cadena montañosa de piedra caliza, que lo convierte en un excelente sistema de cuevas. La tarifa de admisión también le da acceso a los lugares para bañarse que se encuentran en los alrededores, algunos en hermosas cascadas.

¿Te animas a adentrarte en el mundo oscuro de la Cueva de las Lechuzas? Te daremos toda la información necesaria para acceder a conocer este asombroso destino en Perú.

Qué ver en la Cueva de las Lechuzas

Es un nombre interesante porque no hay lechuzas o búhos en la cueva. En cambio, la cueva es el hogar del guácharo, un ave en el estado de conservación de “Preocupación menor” (hay muchos, y no están particularmente amenazados).

La cueva es en realidad el hogar de una colonia de unos 3,000 guácharos, que los residentes locales confundieron inicialmente con búhos. Aparte de su amor compartido por la noche, estas dos especies tienen poco en común.

Los guácharos son las únicas aves nocturnas voladoras y exclusivamente frugívoras del mundo. Y junto con los vencejos, los guácharos son las únicas aves conocidas que utilizan la ecolocalización. Es una forma bastante rudimentaria de ecolocalización, no tan avanzada como en murciélagos y delfines, pero les permite abrirse camino a través de las cuevas oscuras.

Otros habitantes de la Cueva de Las Lechuzas incluyen murciélagos, arañas enormes, pero (en su mayoría) inofensivas y muchos más insectos extraños. Los loros, las golondrinas y los colibríes también entran y salen de la entrada de la cueva.

Recorrido por la Cueva de las Lechuzas

El suelo de la cueva, como puedes imaginar, está lleno de excrementos de pájaros. Afortunadamente, una pasarela de madera conduce sobre el suelo, y casi hasta la parte trasera de la caverna. Pasarás numerosas estalagmitas y estalactitas mientras te diriges a la cueva. Una estalagmita, ubicada justo dentro de la entrada de la cueva, es conocida como “El Pensador” debido a su parecido, al menos desde algunos ángulos, con la famosa escultura de Auguste Rodin.

Como se encuentran dentro del Parque Nacional de Tingo María, una excelente opción es tomar una excursión desde Huánuco de las cataratas, hasta las cuevas y selvas del Parque Nacional de Tingo María.

Solo los espeleólogos deben ir mucho más allá del final de la pasarela. Desde 1972, varias expediciones, primero del Reino Unido y luego consecutivamente de Perú, España y Holanda, han inspeccionado la cueva.

Pero tal como están las cosas actualmente, y a pesar del consenso general de que el sistema es mucho más extenso, los espeleólogos solo han penetrado los primeros 400 metros (alrededor de 1,300 pies). Los lugareños también cuentan historias de otros grupos que se han aventurado en las profundidades de las cuevas, para no ser vistos nunca más.

La presencia del hongo Histoplasma capsulatum en el sistema de cuevas hace que la exploración prolongada sea riesgosa. Este hongo, que se encuentra en el suelo rico en excrementos del suelo de la cueva, libera esporas cuando se le molesta. Las esporas pueden asentarse en los pulmones causando histoplasmosis, también conocida como enfermedad de las cavernas. O, como la llaman los lugareños, fiebre de Tingo María.

Cómo llegar y visitar la cueva

La Cueva de las Lechuzas se encuentra en el Parque Nacional Tingo María. Hay una entrada de cinco soles. Se requiere un aumento de menos de un kilómetro a la escalera que lleva a la cueva, y luego hay que subir a un centenar de metros de la entrada.

La entrada a la cueva está justo dentro del Parque Nacional Tingo María, a unos pocos kilómetros de Tingo María. Es fácil llegar en mototaxi. Paga en la entrada del parque y camina la corta distancia hasta la cueva.

Las cuevas se encuentran unos 6 km más arriba de Tingo en la carretera de Monzón; los taxis pueden llevarte allí. Los guías te mostrarán los alrededores durante el día (6 a. m. a 6 p. m.). Los mejores momentos para visitar el parque son por la mañana, cuando la luz del sol brilla en la boca de la cueva, o al anochecer, cuando emergen los guácharos.

Si visitas la cueva al final de la tarde, quédate para ver el atardecer. Es posible que seas testigo de cómo toda la colonia de guácharos sale volando de la cueva al caer la noche. Una vista y un sonido espectacular. Vale la pena llevar una linterna a la cueva, pero debes mantenerla apuntando al suelo para no molestar a la colonia de guácharos. No uses la linterna para ver las aves, ya que esto perturba sus patrones de sueño y reproducción.

Dadas las características geológicas de la cordillera de Los Andes, los volcanes activos, su proximidad con el océano, alturas vertiginosas, y la roca caliza de América del Sur, no es de extrañar que el Perú es el hogar de una gran variedad de cuevas.