Una de las joyas arquitectónicas más apreciadas de Portugal es el Monasterio de Santa María Alcobaça. Situado en la Región Centro, cerca de Lisboa y muchos otros atractivos, este increíble monumento es uno de los mejores representantes de la arquitectura cisterciense en toda Europa y una maravilla que no puedes dejar de conocer. Lo mejor de todo, es que su visita se puede combinar con el Convento del Cristo de Tomar y el Monasterio de Batalha, entre otras cosas.

El día de hoy te traemos una guía completa para visitar el Monasterio de Alcobaça y alrededores. ¿Nos acompañas?

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La ubicación del monasterio es la que le da su nombre: en la confluencia de los ríos Alcoa y Baça, a unos 110 km de Lisboa. Junto a él se encuentra el pueblo con el mismo nombre, a unos 20 km el pueblo de Batalha y su monasterio y a menos de 65 km la ciudad de Tomar y su hermoso convento.

Juntos, estos tres monumentos forman parte de la “Red de los Monasterios Portugueses Patrimonio de la Humanidad”. La misma aúna un conjunto de monasterios, iglesias históricas y claustros medievales de enorme belleza arquitectónica y mucha importancia histórica. Otro integrante de la red es el Monasterio de los Jerónimos, en Lisboa, que también puedes aprovechar para visitar.

El Monasterio de Santa María Alcobaça fue durante siglos un centro religioso y un importante espacio para la realeza portuguesa. Hoy en día, es posible admirar su grandiosa arquitectura que consta de dos iglesias principales, capillas y otros edificios ricamente decorados con trabajos en piedra y tallas. A su vez, su interior resguarda valiosas obras de arte de diferentes épocas y algunas de las piezas más famosas de Portugal.

También es posible recorrer los jardines del recinto, conocer la pequeña ciudad de Alcobaça y explorar sus alrededores. En definitiva, es una visita que merece mucho la pena.

Historia del Monasterio de Alcobaça

Parte de la riqueza de este monumento radica en sus 900 años de historia, que han dejado huellas en los muros y en las dependencias medievales que se conservan al día de hoy.

Fue hacia la mitad del siglo XII cuando comienza a escribirse la historia de Alcobaça. En aquel entonces, Portugal nacía como un reino independiente. Su primer rey, D. Afonso Henriques, luego de firmar la paz con el reino de León, comenzó a conquistar los territorios ocupados por los musulmanes en el sur. Tras ganar la ciudad de Santarém decide erigir un monasterio para conmemorar su victoria.

Para tal fin, cedió los terrenos de la región de Alcobaça a la Orden del Císter, quienes levantaron la Abadía de Alcobaça. Las obras del monasterio comenzaron en el año 1178 y siguieron el modelo de la Abadía de Claraval, de allí que tiene un diseño similar al de otros monasterios cistercienses en Francia. El estilo elegido fue el gótico, el cual estaba empezando a desarrollarse en Europa, por lo que el monasterio se convirtió en la primera iglesia gótica de Portugal. Al día de hoy, sigue siendo el máximo representante de este estilo erigido en el país durante la Edad Media.

Los monjes ocuparon el monasterio recién en el año 1223, cuando ya se había convertido en uno de los más poderosos y ricos del país. Se estima que para aquella época vivieron casi 1.000 monjes que celebraban misas sin interrupción, organizándose por turnos.

Los monjes de la orden controlaron y evangelizaron un amplio territorio llamado el Coto de Alcobaça (que abarcaba Alcobaça, Porto de Mos, Nazaré, Caldas da Rainha y Marinha Grande). Además de edificios religiosos, construyeron escuelas públicas y otros espacios destinados a repoblar la zona. Fundaron también una escuela de agricultura, introduciendo nuevas técnicas y productos agrícolas. Dichas características han perdurado con el tiempo y han convertido a la región en uno de los productores de fruta más importantes de Portugal.

El monasterio alcanzó su máximo esplendor en el siglo XVII, pero a partir de ese momento comenzó su declive. Fue afectado por el Terremoto de Lisboa en 1755, por las inundaciones de 1772 y por las invasiones francesas en 1810. Finalmente, con la extinción de las órdenes religiosas en 1834 el Monasterio de Alcobaça cayó en abandono y fue vendido a diferentes instituciones.

Afortunadamente, en 1928 el Gobierno de Portugal comenzó una restauración del monasterio que finalizó en el 2002. En 1910 su importancia histórica le valió el título de Monumento Nacional, en 1989 fue declarado Patrimonio de la Humanidad y en el 2007 se convirtió en una de las Siete Maravillas de Portugal. Como ya sabes, junto con el Monasterio de Batalha y el Convento de Cristo en Tomar son tres protagonistas indiscutidos del patrimonio histórico y arquitectónico del centro del país.

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¿Qué ver en el Monasterio de Alcobaça?

El conjunto monumental del Monasterio de Alcobaça es un ejemplo destacado de arquitectura claustral. Está formado por una iglesia, varios claustros, salas en las cuales los monjes desempeñaban sus labores diarias y varios edificios más, incluidas las tumbas reales.

Su iglesia es el espacio religioso gótico más grande del país. A ellas se suman la Sala Capitular, el Refectorio y la cocina, todas de origen medieval; y el impresionante Claustro del Silencio, el claustro medieval más grande de Portugal, construido por D. Dinis. Otros elementos destacados del monasterio son la tumba del rey Pedro I y la reina Inés de Castro, dos personajes importantes de la historia portuguesa.

Estos son los mejores lugares para ver dentro del Monasterio de Alcobaça.

Claustro de D. Dinis (Claustro del Silencio)

También conocido como Claustro de D. Dinis, es uno de los claustros cistercienses medievales más grandes de Europa. Es el primero de los tres patios con los que cuenta el monasterio y está lleno de detalles, especialmente en sus columnas.

El claustro consta de dos pisos de arcos sostenidos por columnas bellamente decoradas con intrincados trabajos en piedra. La planta baja cuenta con cuatro capillas dedicadas a San Marcos, San Lucas, San Juan y San Mateo. Mientras que, en el nivel superior hay dos galerías abiertas que dan al patio central, desde las cuales se aprecia una estampa hermosa con las torres de la iglesia de fondo.

A su alrededor se organizan diferentes estancias monacales: la Sala Capitular, la cocina y el Refectorio. En la galería occidental, por su parte, se encuentra la Sala de los Reyes, del siglo XVIII.

Sus orígenes se remontan a principios del siglo XIV. Si bien el monasterio comenzó a construirse en el siglo XII, el claustro que había en sus primeros años de existencia se perdió, por lo que el rey D. Dinis decidió reconstruirlo. La segunda planta del claustro se añadió en la época del rey D. Manuel, allá por el siglo XVI.

Por cierto, su nombre (Claustro del Silencio) hace referencia al voto de silencio que debían respetar los monjes.

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Sala Capitular, cocina y Refectorio

Las estancias dispuestas alrededor del claustro son el sitio donde los monjes llevaban a cabo su vida diaria. La Sala Capitular (a la cual se accede a través de un triple arco), es donde tenían lugar las asambleas sobre los Cotos de Alcobaça.

Por su parte, el Refectorio, es el lugar donde comían los monjes. Se trata de una gran sala cubierta con bóveda ojival, adornada con columnas y ventanales y con una hermosa escalera esculpida dentro del interior de un muro que conduce al Púlpito del Lector. Desde este último un monje se encargaba de la lectura sagrada del día durante la comida.

Junto a esta sala se encuentra la cocina del monasterio, la cual fue construida a mediados del siglo XVIII. Lo que más llama la atención de esta habitación es la enorme chimenea de 18 metros de altura, sostenida por columnas de hierro que se eleva hasta el techo.

También se ven grandes mesas donde los más de 900 monjes que llegaron a vivir en el monasterio elaboraban sus alimentos y un sistema de canalización que recibe agua del río Alcoa. Tanto las paredes interiores como la chimenea se encuentran revestidas de azulejos.

Iglesia del Monasterio de Alcobaça

Iglesia del Monasterio de Alcobaça

La iglesia es sin dudas uno de los espacios más destacados del Monasterio de Alcobaça. Se trata del primer ejemplo del gótico portugués y de una construcción cuyas dimensiones (23 metros de ancho por 106 de largo) la convierten en uno de los templos cistercienses más grandes del mundo. De hecho, es uno de los mayores tesoros de la arquitectura Císter en toda Europa.

Su construcción comenzó en 1.178, aunque no se conoce con exactitud la fecha de su finalización. Posee forma de cruz latina (un símbolo del cristianismo) y se compone de una nave principal y el crucero donde se ubican las tumbas de D. Pedro y D. Inês de Castro. Su decoración es sencilla, en consonancia con los planteamientos de humildad de la Orden del Cis. Aún así, sus dimensiones y luminosidad la hacen única.

Casi toda la fachada fue modificada entre los siglos XVII y XVIII, a excepción del pórtico principal y el rosetón, quienes mantienen hasta el día de hoy su diseño original. La actual fachada barroca se encuentra tras una escalinata y está custodiada por las estatuas de San Bernardo y San Benito a ambos lados. Encima se ve el rosetón del templo gótico original y dos ventanas de arco de medio punto. El conjunto lo remata la imagen de Nuestra Señora de la Asunción flanqueada por dos torres campanario.

Tumbas de Don Pedro y Doña Inés

Si bien la iglesia no posee una decoración que llame mucho la atención, no puedes irte sin antes contemplar las tumbas del Rey Don Pedro I de Portugal y su amante, Doña Inés de Castro. Situadas en el crucero, son las joyas del Monasterio de Alcobaça. Fueron realizadas en el siglo XIV con piedra caliza blanca y en estilo gótico flamígero.

Detrás de estas tumbas hay una historia de amor que tiene como protagonistas al infante Pedro, a su esposa doña Constança Manuel y a Doña Inés, la dama de compañía de la primera. Tras la muerte de Doña Constanza en 1345, D. Pedro se casó en secreto con Inés, con quien venía manteniendo encuentros desde hacía un tiempo, y tuvieron tres hijos.

Esto no gustó al rey Alfonso IV de Portugal (padre de Pedro), quien en enero de 1355 dio la orden de asesinar a Inés, puesto que veía que si su hijo se casaba con ella, el reino debería integrarse nuevamente a Castilla (Inés era hija de un importante noble gallego). Tras subir al trono en 1357, D. Pedro inició una rebelión contra su padre y mató a los asesinos de su amada.

Luego de ello, D. Pedro la coronó como reina de Portugal y exigió juramento a la nobleza. De ese modo, Doña Inés se convertiría en la primera y única reina en ser coronada tras su muerte. Sus hijos, hasta ese entonces considerados ilegítimos, fueron finalmente reconocidos.

En 1361 D. Pedro trasladó el cuerpo de su reina desde Coimbra hasta el monasterio y mandó a construir dos magníficos sepulcros para poder descansar juntos, algo que sucedió cinco años más tarde. En su tumba se puede apreciar una rueda de la vida en la que plasmó su amor por Doña Inés.

Tumbas de Don Pedro y Doña Inés

Sala de los Reyes

Junto a la Iglesia se encuentra la Sala de los Reyes, en la cual están representados los diferentes reyes de Portugal en esculturas hechas por los mismos monjes del monasterio. Además, hay un mosaico de azulejos del siglo XVIII en el cual se narra la historia del lugar.

Panteón Real

Además de las tumbas de Don Pedro y Doña Inés, encontramos otros sepulcros en el interior del monasterio. Dentro del Panteón Real, una sala neogótica construida en el siglo XVIII que es la más antigua de este estilo en Portugal, descansan los restos de Doña Urraca de Castilla (esposa del rey Alfonso II) y Doña Beatriz de Castilla (esposa del rey Alfonso III). También están las tumbas de los infantes Vicente y Fernando, hijos de Alfonso III, y la infanta Sancha, hija de Alfonso III de Portugal.

Por su parte, en la Capilla de San Bernardo descansan los reyes Alfonso II y Alfonso III. Situada en el lado sur del crucero, en este bonito espacio se luce un conjunto escultórico que representa la “Muerte de São Bernardo”, considerada una de las obras más majestuosas realizadas por los monjes de Alcobaça en el siglo XVII.

Finalmente, en el Claustro del Silencio está enterrado Juan Alfonso, hijo bastardo del rey Alfonso II de Portugal.

¿Cómo visitar el Monasterio de Alcobaça? Las mejores excursiones

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El Monasterio de Alcobaça se encuentra situado en la pequeña localidad homónima, dentro del distrito de Leiria (Región Centro de Portugal). La misma está atravesada por los ríos Alcoa y Baça, quienes serían los responsables de su nombre. Muy cerca hay otros destinos turísticos importantes, por lo que lo ideal es incluir la visita al monasterio dentro de una ruta por la región o en una excursión desde las ciudades cercanas.

Si optas por esto último, aquí te dejamos algunas propuestas imperdibles de excursiones que combinan la visita a Alcobaça con otros atractivos de la zona. Existen tours de medio día o día completo y en algunos casos incluyen la entrada al monasterio dentro del precio final.

Estas son algunas de las opciones:

¿Cómo llegar a Alcobaça?

En caso que decidas explorar la zona por tu cuenta, puedes rentar un coche o hacer uso del transporte público. Tal como mencionamos antes, muy cerca encontramos otros destinos turísticos del centro de Portugal, como es el caso de Nazaré, Batalha y Óbidos, solo por mencionar algunos.

El viaje en coche desde Lisboa (a 120 km) o Leiria (a 35 km) a Alcobaça se realiza por la A8. Desde Coimbra, a 108 km, el viaje transcurre por la A1 y la A8.

La Rede Expressos, principal empresa de autobuses del país, permite llegar a Alcobaça en autobús desde Lisboa o Coimbra. Por su parte, la empresa Rodoviaria do Oeste comunica este pequeño destino con Nazaré, Batalha o Leiria. La estación de autobuses se encuentra en pleno centro de la ciudad, por lo que en pocos pasos ya estarás frente al monasterio.

El acceso al monasterio para turistas se realiza por un lateral del convento, a la izquierda de la entrada a la iglesia. Aquí se compran los tickets, aunque en caso que tengas la Lisboa Card no será necesario. También puedes adquirir la entrada combinada que incluye el Monasterio de Batalha y el Convento de Cristo en Tomar. Una vez adentro, verás que el recorrido está muy bien señalizado, por lo que no tienes más que seguir las indicaciones y disfrutar del paseo.

Horarios y precios de la visita al Monasterio de Alcobaça

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El Monasterio de Alcobaça abre prácticamente todos los días del año (excepto en fechas determinadas, como el 25 de diciembre), de 9 am a 6 pm (entre octubre y marzo) y hasta las 7 pm (desde abril a diciembre).

Recuerda que las entradas las puedes adquirir directamente en la taquillas del monasterio. El precio de la misma es de 6 EUR, mientras que la entrada combinada para los tres sitios Patrimonio de la Humanidad de la zona cuesta 15 EUR. Esta última tiene una validez de un año, contando desde el primer monumento visitado. La entrada para los niños de 6 a 12 años es gratuita y para estudiantes de 18 y 25 años cuesta 5,50 EUR.

Además, la entrada a Alcobaça y a los otros monumentos Patrimonio de la Humanidad está incluida en la Lisboa Card. Esta tarjeta turística de la capital portuguesa permite ahorrar dinero y visitar los principales sitios de interés de la ciudad y alrededores. Si piensas pasar unos días viajando por la zona, sin dudas que conviene adquirirla. Además, de ese modo te ahorras las colas de espera en las taquillas.

¿Qué más ver en Alcobaça?

Está claro que el atractivo por excelencia de Alcobaça es su monasterio. Fuera de ello, encontramos varios puntos de interés repartidos en el centro histórico. Por ende, antes o después de visitar el monasterio, puedes dedicar un par de horas a pasear por la ciudad. Tampoco te vayas sin probar alguno de sus dulces. No olvides que Portugal es un país especialmente atractivo para los golosos.

Frente a la fachada del monasterio está la calle principal de Alcobaça, a lo largo de la cual encontramos muchas terrazas y tiendas de recuerdos. Las vías aledañas también acogen comercios de diferentes rubros, por lo que te recomendamos caminar por ellas.

Otro de los espacios más bonitos de Alcobaça es el paseo paralelo al río Baça. Más adelante, se encuentra el parque llamado Jardín del Amor, que como podrás suponer, está dedicado a contar varias historias de amor.

Tampoco dejes de subir hasta las ruinas del Castillo de Alcobaça, situado en lo alto de una colina frente al monasterio. Si bien lleva abandonado hace unos 200 años, desde su posición regala una vista genial de la ciudad y el monasterio al pie de la colina, con la Serra dos Candeeiros en el horizonte.

Si eres amante del vino, entonces no puedes dejar de visitar el Museo del Vino de Alcobaça. Aquí se encuentra posiblemente una de las colecciones más completas del país en la temática, con una muestra de más de 10.000 objetos relacionados con la producción vitivinícola.

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Ruta del Patrimonio: Monasterio de Batalha y Convento de Cristo de Tomar

Como ya sabes, el Monasterio de Alcobaça, el Monasterio de Batalha y el Convento de Cristo de Tomar son tres tesoros del Patrimonio de la Humanidad que se pueden visitar en una misma excursión, puesto que se encuentran muy próximos entre sí. Cualquier amante de la historia, el arte y la arquitectura debería pasar por estas tres joyas monumentales. ¡Vale mucho la pena!

Monasterio de Batalha

El Monasterio de Batalha es otro de los monumentos más increíbles de Portugal. Se encuentra en la localidad homónima, a unos 20 km de Alcobaça.

Su nombre y ubicación no fueron puestos al azar, sino que están relacionadas a un acontecimiento histórico: la Batalla de Aljubarrota, en 1385. En esta contienda los portugueses derrotaron a los castellanos, afianzando de ese modo la construcción de su reino, y legitimaron su independencia de la corona de Castilla. Luego de ello, el rey Joao I cumplió la promesa que le había hecho a la Virgen de construir un monasterio si le ayudaba en la batalla.

De ese modo, en 1368 nació este impresionante monasterio de estilo gótico flamígero. Las obras duraron cerca de 200 años, aunque lo cierto es que no acabaron nunca, ya que parte de sus capillas quedaron a medio construir, de allí que se las conoce como “capillas imperfectas”.

En 1983 fue declarado Patrimonio de la Humanidad, lo cual da nota que se trata de uno de los edificios góticos más fascinantes de Europa. Además, fue seleccionado como una de las Siete Maravillas de Portugal y en 1910 se declaró Monumento Nacional. Si esto te parece poco, es también uno de los Panteones Nacionales, junto con el Monasterio de Santa Cruz en Coímbra, el Panteón Nacional y el Monasterio de los Jerónimos en Lisboa.

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¿Cómo visitar el Monasterio de Batalha?

Para poder apreciar este increíble edificio, no tienes más que viajar a Batalha o sumarte a alguna de las excursiones que mencionamos antes. El municipio está situado a 14 km al sur de Leiria y comunicado con esta ciudad por la carretera IC2. Para llegar desde la capital portuguesa puedes tomar la A8 y la A1 si viajas desde otras zonas del país. La zona alrededor del monasterio cuenta con algunos parking de pago, mientras que si te alejas un poco podrás aparcar de manera gratuita.

Una vez en Batalha, localizar el imponente monasterio no te llevará mucho tiempo. El ticket se puede adquirir a la izquierda de la puerta principal de la iglesia, donde se ubica la taquilla. El horario de visitas es de 9 am a 6 pm entre octubre y marzo y hasta las 6:30 pm de abril a septiembre.

La entrada tiene un costo de 6 EUR, aunque no olvides que es posible adquirir una entrada combinada para los monumentos Patrimonio de la Humanidad por 15 EUR. Si planeas visitar también el Convento de Cristo y el Monasterio de Alcobaça, seguro que te convendrá optar por esta opción.

Recorrido por el monasterio

En el Monasterio de Batalha es posible visitar la iglesia, la capilla del fundador, sus dos claustros, los panteones reales, las capillas imperfectas y algunas dependencias monacales. En cada una de ellas podrás apreciar diferentes estilos arquitectónicos e infinidad de detalles que hacen de este edificio un lugar único.

La entrada a la iglesia cuenta con una increíble portada que da la bienvenida al recinto. Además de la decoración, llaman mucho la atención las 78 estatuas que representan diferentes personajes del Antiguo Testamento.

Al igual que la de Alcobaça, la iglesia de Batalha carece de adornos, pero su sencillez, dimensiones y las vidrieras que le dan mucha luminosidad al interior la vuelven única.

A mano derecha se encuentra la Capilla del Fundador, una sala que no formaba parte de los planos originales del Monasterio de Batalha. La misma fue mandada construir por Juan I de Portugal como mausoleo para la familia real.

Lo más impresionante del recinto son sin duda los claustros. El Claustro Real está construido en estilo gótico y cuenta con detalles en estilo manuelino y cruces templarias. El lugar es realmente impresionante. Un poco más sencillo, pero también muy bonito, es el Claustro de D. Alfonso V. Adosado a él había otro claustro que se perdió en un incendio provocado por las tropas francesas en 1810.

En el exterior del edificio se encuentran las Capillas Imperfectas. La belleza de este conjunto de 7 capillas funerarias que nunca fueron concluidas es indiscutible. Las mismas fueron construidas en 1434 por encargo del hijo del rey Joao I, Don Duarte, en un marcado estilo gótico. Lo más espectacular de todo es el pórtico de acceso con sus columnas ricamente talladas. La misma es un perfecto ejemplo del gótico manuelino, ese estilo arquitectónico que impulsó el rey Manuel I de Portugal entre los siglos XV y XVI.

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Convento de Cristo, en Tomar

Tomar es una ciudad portuguesa con un rico pasado medieval y templario que en sus calles acoge otro monumento Patrimonio de la Humanidad: el Convento de Cristo. Los orígenes de dicha construcción se remontan al año 1.160, cuando un maestre de la Orden del Temple dio la orden de levantar un castillo que se convertiría en la sede de los Templarios en Portugal y de sus sucesores, la Orden de Cristo.

Dentro de las murallas de dicho castillo se levantó lo que actualmente se conoce como Convento de Cristo. Aunque, fueron los reyes portugueses quienes con el paso de los años le fueron dando a este conjunto arquitectónico una belleza indiscutible. Así, el convento se convirtió en un impresionante entramado de claustros, salas y una hermosa iglesia. Hoy en día, es Patrimonio de la Humanidad y otro sitio que indudablemente tienes que conocer.

El Convento de Cristo luce una increíble mezcla de estilos románico, gótico, manuelino y renacentista. Por ende, cualquier amante del arte quedará gratamente sorprendido durante la visita.

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¿Cómo visitar el Convento de Cristo?

El castillo se encuentra en la parte alta de Tomar. Para subir puedes usar la carretera que parte desde el centro y aparcar en sus inmediaciones o bien hacerlo caminando por la calzada de piedra que sale por la parte trasera del ayuntamiento.

La entrada general también tiene un costo de 6 EUR y está incluida en la Lisboa Card, al igual que los monumentos anteriores.

Recorrido por el convento

El Convento de Cristo cuenta con muchos espacios que son verdaderas joyas artísticas y arquitectónicas.

Lo primero que verás son los claustros do cemiterio y do lavagem, quienes marcan el comienzo del recorrido por el convento. Si bien son sencillos, sus paredes están decoradas con bonitos azulejos. Desde el segundo se aprecian las ruinas del castillo templario, mientras que en el primero están enterrados algunos caballeros o religiosos de la orden, como D. Diego de Gama, hermano de Vasco de Gama, el famoso navegante portugués.

La iglesia y su charola (oratorio de los Templarios) es la muestra más importante de la importancia y el estatus de esta orden religiosa. La misma tiene un diseño circular, está decorada con frescos del siglo XVI y fue el punto de partida desde el cual se construyó el convento. Alrededor de ella se fueron añadiendo estancias y claustros hasta convertirse en la gran obra que es hoy. Su riqueza arquitectónica y decorativa le valió el título de Monumento Nacional desde 1918 y Patrimonio de la Humanidad en 1983.

Al salir de la iglesia te encontrarás con el Claustro dos Felipes, el más importante del complejo. Su construcción se remonta al siglo XVI y su estilo es renacentista. Lleva este nombre porque fue el sitio donde Felipe II se coronó como rey de Portugal.

Otro detalle impresionante del complejo son unos marcos de ventanas construidos en 1513 en estilo manuelino. Su decoración inspirada en la naturaleza y el mar es exquisita. No dejes de contemplar su infinidad de detalles.

Hay mucho más por ver en el convento. Así que tómate el tiempo necesario para hacer el recorrido y déjate sorprender en todo momento.

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¿Qué más ver en los alrededores de Alcobaça?

Muy cerca de Alcobaça encontramos otros destinos interesantes que ayudan a complementar el viaje por estos sitios Patrimonio de la Humanidad. ¿Quieres seguir explorando los atractivos de la región? Aquí te dejamos algunas ideas más:

Monasterio de Santa María de Cós

Si quieres seguir descubriendo el patrimonio religioso y monumental de la región, entonces puedes sumar a tu ruta el Monasterio de Santa María de Cós. Se sitúa en la población de Cós, en el municipio de Alcobaça, y es otra obra arquitectónica a destacar.

El de Santa María de Cós es uno de los mayores monasterios femeninos construidos por la Orden de Cister en Portugal. Sus orígenes se remontan a 1558, momento en que comenzó a levantarse este monumental monasterio, aunque recién estuvo finalizado para el año 1670.

Lo más destacado del conjunto es su iglesia barroca recientemente restaurada. Si el exterior es llamativo, el interior lo es aún más. Allí verás una gran clausura en talla dorada completamente recubierta con azulejos setencentistas. Otros detalles interesantes son la puerta de estilo manuelino al fondo del coro, la sacristía revestida por azulejos azules y blancos y la exquisita decoración de los techos de la iglesia y la sacristía.

Nazaré

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A menos de 20 km de Alcobaça encontramos la pequeña ciudad de Nazaré, uno de los destinos turísticos favoritos de esta región de Portugal.

La localidad es famosa por sus gigantescas olas que atraen a amantes del surf de todas partes del mundo. Pero, más allá de eso, da gusto pasear por sus calles donde se ve la esencia de los pueblos pescadores, con casas blancas y calles estrechas e intrincadas.

La espectacular playa ubicada en el pueblo tiene una estampa especial gracias a los enormes acantilados que caen hacia un mar de color azul intenso. En esta zona se ubican la mayoría de los comercios, alojamientos, restaurantes y bares. Sería, en otras palabras, la cara más turística de Nazaré.

Una zona intermedia es la que se conoce como el Sitio de Nazaré. Situada en lo alto del risco, desde aquí se accede a la praia do Norte, que es donde se forman las inmensas olas que hacen famosa a la localidad. La cara más tradicional es la que corresponde al barrio de Pederneira, por lo que también tienes que recorrer sus calles.

Una buena idea es sumarse a esta visita guiada por Nazaré y conocer junto a un guía sus principales atractivos.

Óbidos

A 40 km de Alcobaça encontramos otra ciudad portuguesa que merece una visita: Óbidos. Conocida como la Villa de las Reinas, este destino de raíces medievales es el polo cultural de la Región Centro de Portugal y otro atractivo que complementa el viaje al Monasterio de Alcobaça.

Óbidos es uno de los pueblos más bonitos de Portugal, tal como descubrirás cuando recorras sus calles, su castillo y murallas. ¡Te harán retroceder en el tiempo! La muralla que rodea completamente la localidad es una de las más bonitas del país. Gracias a que han llegado casi intactas a nuestros días es posible caminar por ellas y disfrutar de hermosas vistas del pueblo y su entorno.

Dentro de la muralla se encuentra el castillo construido por los árabes. Las remodelaciones que sufrió a lo largo del tiempo hicieron que luzca estilos una interesante mezcla de estilos arquitectónicos, entre ellos el románico, el manuelino y el gótico. Junto al castillo se ubica la Iglesia de Santiago, uno de los muchos templos que hay en Óbidos. Lo más curioso es que ha sido convertida en una librería, por lo que no queda nada de su carácter religioso.

Hay mucho más por ver, por eso, nuestro consejo es que camines sin rumbo por las calles de su casco histórico o te sumes a esta visita guiada por Óbidos. Una vez fuera, puedes visitar los acueductos, una obra pensada y financiada por la reina Catalina de Austria.

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Leiria

La ciudad de Leiria, a 31 km de Alcobaça, es otro destino que puedes conocer. Si bien no es tan turística como Nazaré y Óbidos, te sorprenderá gratamente pasear por sus calles.

Lo más atractivo de Leiria es su castillo medieval que en época de la Reconquista jugó un importante papel defensivo. Poco después, el rey D. Dinis le dio su esplendor, puesto que lo convirtió en Palacio Real y levantó su hermosa Torre del Homenaje. Al día de hoy, la misma se conserva muy bien y ofrece una panorámica increíble de Leiria y su entorno.

Si te apetece caminar, podrás llegar al castillo a pie. De lo contrario, puedes tomar el ascensor situado al lado de la Catedral y de paso pasar debajo de la Torre Sineira, el campanario de la iglesia, que es el punto de acceso a la fortaleza.

Desde la catedral puedes iniciar también una ruta por el centro histórico de Leiria. Sus callejuelas que en el pasado fueron una judería acogen varios sitios interesantes. Por ejemplo, en la rua Barão Viamonte se encuentra el Centro Cívico de Leiria y la Casa de los Pintores.

Santuario de Fátima

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Terminamos esta ruta por los alrededores de Alcobaça en el Santuario de Fátima, a 40 km. Este importante centro de peregrinación nació a partir de las apariciones de la Virgen de Fátima, a principios del siglo XX. Hoy en día, no solo es uno de los centros de culto mariano más importantes de Portugal, sino del mundo entero.

Allí podrás visitar no solo el impresionante santuario, sino también la casa donde vivían los pastores a los que se les apareció la Virgen, en el pueblo de Aljustrel. Durante el recorrido por el recinto religioso conocerás las historias sobre sus famosas apariciones, espacios de oración y obras relacionadas con la Virgen.

Así seas o no devoto o creyente, el recorrido por el Santuario de Fátima es muy interesante, ya que hay elementos históricos y arquitectónicos que valen la pena ver. Conoce más sobre este increíble lugar de culto en el siguiente artículo: Qué ver en el Santuario de Fátima.

Mapa de Alcobaça y alrededores

Como puedes ver, la visita al Monasterio de Alcobaça es la excusa perfecta para explorar otros atractivos del centro de Portugal. Patrimonio religioso, arte, pueblos medievales y mucha historia te esperan para hacer de tu viaje una experiencia inolvidable.

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