Un destino peligroso e impensado para muchos, sin embargo en los últimos años se ha visto un crecimiento en turismo en esta zona. Tal vez curiosidad por conocer la historia de primera mano o incluso sentir las emociones vividas por quienes habitaron este lugar, es un lugar de impacto que requiere ser visitado con las medidas y respeto pertinentes.

Es cierto que la radiación actual no es la misma que hace 30 años. De igual manera se debe tomar las precauciones indicadas, las visitas a la zona afectada por la explosión de la central suelen ser de menos de un día, quien quiera visitar la zona debe estar atento a un medidor Geiger para conocer el nivel de radiación.

No es el destino más apetecible del mundo, ya que el visitante solo encontrará paisajes abandonados y desolación pero hay quienes encuentran este destino una experiencia enriquecedora y de reflexión, al estar presente en el lugar donde sucedió una tragedia que cambio la historia y vida de muchas personas.

Tiene una faceta histórica, otra cultural y otra abiertamente morbosa, denominado como turismo apocalíptico una subdivisión dentro del turismo, que explota los testimonios y vivencias históricas de desastres naturales, catástrofes humanas y genocidios.  Estos lugares albergan historias, emociones y sentimientos de gran cantidad de personas que atravesaron por esta situación generada por el hombre.

Pripyat, la ciudad que albergaba a los trabajadores vinculados con la central, es la principal atracción de la zona, al tratarse de una ciudad fantasma. Para comenzar el tour se debe tomar un autobús en Kiev que recorre los 120 km que separan la capital de Ucrania de Chernobyl. Las visitas incluyen excursiones a zonas no restringidas dentro de la propia central nuclear.

Recorrido y seguridad ante la radiación

Las empresas que gestionan los tours afirman que se trata de una visita segura, sin embargo prestan mascarillas y dosímetros para que puedas medir el nivel de radiación expuesto. 

Después de la explosión, la zona no era segura, gran cantidad de personas murieron por envenenamiento de radiación, otros sufrieron consecuencias como quemaduras y cáncer, así como el desplazamiento sometido al tener que abandonar sus hogares.

Sin embargo actualmente, Chernobyl está abierto a los turistas, desde el 2011 cuando las autoridades declararon que era seguro visitar el lugar y, según Justin Francis, CEO de Responsible Travel, el nivel de radiación al que te expones es similar al de un vuelo largo. Pero al ser una ciudad abandonada, las estructuras viejas suponen un peligro, por lo que hay que tomar las medidas que indican los guías.

Para visitar el lugar, es necesario contar con un guía experto, y cargador de radiación porque no es seguro quedarte en la zona por demasiado tiempo. El reactor está ahora protegido por una estructura de metal que contiene la radiación, pero eso no quiere decir que puedas quedarte todo el tiempo que quieras.

Las visitas a este lugar empiezan y terminan con un chequeo en un punto de control en el que miden la radiación, y hay otro chequeo a la mitad del recorrido, así que, si los niveles se elevan, los guías toman el control de la situación y sacan a los turistas.

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