Camprodón (provincia de Girona) es la capital del valle con el mismo nombre y un pueblecito lleno de encanto que vale la pena conocer. A pesar de ser pequeño (no tiene más de 2.000 habitantes) es uno de los municipios más extensos de la Comarca de Ripollés, gracias a que está anexado a los pequeños núcleos urbanos de Freixenet, Rocabruna y Beget. De todos modos, su pequeño tamaño no le quita encanto. Más bien, todo lo contrario.
Te contamos qué ver en Camprodón y el hermoso valle que lo acoge. Situado en el Pirineo Catalán y sobre la confluencia de los ríos Ter y Ritort, este enclave acogedor y tranquilo te encantará.
La Vall de Camprodón se compone de seis municipios. El principal se sitúa en la villa de Camprodón y el conjunto lo terminan de conformar los pintorescos pueblos de Setcases, Vilallonga del Ter, Llanars, Molló y Sant Pau de Segúries. Todos están inmersos en un territorio de montañas, enormes prados, bosques, ríos transparentes y riachuelos que crean un verdadero paraíso natural.
El pequeño pueblo de Camprodón le da la bienvenida a sus visitantes con su antiguo puente, casas típicas de piedra y su ambiente montañoso. También con su aroma a carnes y embutidos, que son la especialidad culinaria de la villa.
Si bien medio día es suficiente para conocer sus atractivos, Camprodón es un buen punto de partida para conocer otros pueblos de la Comarca de Ripollés. Por eso, creemos que es una escapada ideal para hacer desde Barcelona y vivir un fin de semana diferente.
¿Qué ver en Camprodón?
A pesar de que Camprodón es pequeño y se recorre relativamente rápido, hay un puñado de lugares con encanto que son visitas obligadas. Aquí tienes un listado con los principales atractivos del pueblo y más adelante te contamos qué ver en sus alrededores. De ese modo, tendrás un plan ideal para un fin de semana.
Pont Nou de Camprodon
Ni bien llegues a Camprodón lo primero que tendrás que hacer es dejar el coche en alguno de los parking situados fuera del casco antiguo. Luego, puedes dirigir tus pasos al Pont Nou o Puente Nuevo de Camprodón, el emblema arquitectónico de la villa y su lugar más fotografiado.
Este antiguo puente medieval levantado en el siglo XVI a orilla del río Ter fue declarado Monumento Histórico-Artístico. El elegante arco de piedra de doble pendiente es su principal sello distintivo y en la antigüedad se usaba para cruzar el río y llegar a la comarca de la Cerdanya.
Sus dimensiones son bastante llamativas, especialmente si tenemos en cuenta la época en la que se construyó. Concretamente, el Pont Nou de Camprodón se eleva 22 metros encima del río Ter y tiene 66 metros de longitud.
Calles medievales de Camprodón
Tras cruzar el puente comienza el casco histórico de Camprodón. Aquí es donde notarás que uno de sus principales atractivos es que conserva el encanto propio de la época medieval. Perderse en sus calles te hará retroceder a sus orígenes, allá por el siglo XII. Fue a partir del Monasterio de San Pere (Sant Pedro) y un antiguo mercado concedido en 1118 que comenzó a gestarse la villa.
La Calle Sant Roc es ideal para comenzar a saborear la gastronomía de Camprodón. Allí se encuentran algunas de las mejores panaderías y tiendas que venden los deliciosos embutidos que se elaboran en la villa. Para salir de compras te recomendamos especialmente la calle Valencia, la cual está repleta de tiendas de ropa y deportes de invierno.
Al final de la calle Valencia se encuentra uno de los templos religiosos más emblemáticos de Camprodón, la Iglesia de Santa María. Situado en la plaza con el mismo nombre, el origen de este edificio gótico se remonta al siglo XIV, aunque con el paso del tiempo se fue ampliando hasta adquirir su configuración actual.
Passeig Maristany
Dentro del casco histórico destaca también el Passeig Maristany, donde se asentaron las primeras familias pudientes de Barcelona en el siglo XX.
Este bonito paseo fue pensado en 1923 a semejanza al Paseo de Gracia de Barcelona por el arquitecto modernista Bernardí Martorell. Al igual que en aquel entonces, hoy sigue conservando algunos de los edificios más singulares del pueblo.
Monasterio de Sant Pere
El Monasterio actual de San Pedro está situado a pocos metros de la Iglesia de Santa María y es otra de sus construcciones religiosas más destacadas de Camprodón. Si bien en su momento llegaron a vivir hasta 25 monjes en su interior, lamentablemente lo único que se conserva de él es su antiguo cenobio.
El origen del Monasterio de Sant Pere se sitúa a mediados del siglo X, cuando el conde Guifré II de Besalú tomó la decisión de fundar una iglesia sobre los restos de un antiguo templo dedicado a San Pedro. Hoy en día, es el monumento románico más importante del Ripollés y uno de los mejores sitios que ver en Camprodón.
En torno al monasterio fue que comenzó a gestarse la actual villa de Camprodón. Incluso, en cierto momento se construyó el edificio románico de la Iglesia de Santa María para cubrir las necesidades religiosas de la población que vivía en los alrededores del monasterio.
De este bonito edificio de cruz latina destaca especialmente el campanario, que emerge por encima del resto de las construcciones a su alrededor.
¿Cómo llegar a Camprodón?
Como ya sabes, Camprodón está situada en la Comarca del Ripollès, provincia de Girona y en el corazón de los Pirineos Catalanes. Unos 25 km la separan de la pequeña ciudad de Ripoll, la capital de la comarca, con quien posee una buena conexión a través de la N-260 y la C-38.
Muchos turistas llegan a Camprodon desde Barcelona. En ese caso, el trayecto a recorrer es de 130 km por la transitada C-17. El viaje toma menos de 2 horas y es muy pintoresco. La ciudad de Girona, por su parte, se encuentra a 83 km y comunicada por la C-66. Cualquiera de estas dos urbes catalanas es perfecta para llegar a Camprodón
Comer en Camprodón
No hay mucho más por ver en Camprodón. De todos modos, parte del encanto de conocer este pueblo rodeado de montañas es poder disfrutar de su gastronomía. Sus productos artesanales tienen una gran reputación, especialmente los embutidos, quesos, la carne de ternera y el pollo. También son famosas las galletas Birba y las patatas que se cultivan en el valle.
Si hablamos del arte culinario de Camprodón, no podemos dejar de hacer mención de sus famosos embutidos. Los mismos se elaboran de manera artesanal y siguen un proceso de curado natural que, gracias a los tiempos correctos, la altitud, temperatura y humedad, hace que adquieran un sabor realmente destacable.
Los amantes de lo dulce también tienen un motivo para ir a Camprodón. La familia Birba lleva desde finales del siglo XIX abocados a la producción de galletas artesanales que se han convertido en todo un emblema de la villa. La fábrica se encuentra en la ya mencionada Avenida Maristany, por lo que durante tu paseo podrás hacer una parada técnica para recargar tu estómago con una dosis de dulzor.
Si quieres un consejo de dónde comer en Camprodón, toma nota del Restaurante Cal Marqués. Lo encontrarás en la plaza del Ayuntamiento, donde recibe a los comensales con una amplia carta de platos tradicionales catalanes. Delicias como el carpaccio de bacalao dulce, el tartar de ternera, arroces y carnes de la región cocidas a las brasas están dentro de sus especialidades.
¿Qué ver en sus alrededores?
Tal como te contamos al principio, el pueblo se encuentra en la Vall de Camprodón, el cual a su vez se compone de varios núcleos que conforman el término municipal.
Uno de ellos es Setcases, cuyas casas hechas en piedra son todo un encanto. Si visitas este pequeño enclave no dejes de conocer el interior de la Iglesia de Sant Miquel, donde un precioso altar dorado de estilo barroco repleto de figuras religiosas te dejará con la boca abierta. A su vez, Setcases cuenta con una playa sobre el río Ter que invita a disfrutar de una tarde de verano en un bonito entorno montañoso.
Otro de los pueblos que conforman el término municipal de Camprodón es Sant Pau de Segúries. Este tranquilo lugar destaca por el precioso Santuario del Remei. Construido en el siglo XIX, parece literalmente sacado de un cuento de hadas. ¡No dejes de visitarlo! Lo mismo sucede con Molló, otro pueblo de montaña y calles adoquinadas que acoge la iglesia románica de Santa Cecilia, cuyo interior es muy sobrio.
De todos los atractivos que hay cercanos al pueblo de Camprodón, el Monasterio de Ripoll es quizás uno de los más interesantes. Situado a apenas media hora en coche, este emblemático lugar es parte de la historia de Cataluña.
El Monasterio de Ripoll fue construido a finales del siglo IX (año 880) por el conde Guifré el Pelós y su esposa Guinedilda, con la finalidad de repoblar el valle de Ripoll. Bajo la protección de los condes el lugar prosperó rápidamente y se convirtió en uno de los centros culturales más importantes de la época medieval. Destacaba especialmente por la producción de manuscritos y por su impresionante biblioteca que custodiaba documentos de gran importancia. Lamentablemente, un saqueo e incendio en 1835 destruyó parte de este rico legado.
La bonita fachada del Monasterio de Ripoll consta de dos campanarios de diferente altura y es uno de los mejores ejemplos de arquitectura románica de Cataluña. Su interior también es a destacar, especialmente la portada esculpida a mediados del siglo XII conocida como la “Biblia de Piedra”, otra de las joyas del románico en España. La visita por el interior incluye el claustro, la cripta y los sarcófagos de Ramon Berenguer IV y del Conde Guifré el Pilós.
El mismo día que visites Camprodón puedes aprovechar para conocer el encantador pueblo de Beget. Situado en la parte más baja del valle, a 541 metros sobre el nivel del mar, esta pequeña villa encajonada en la montaña es remota e ideal para desconectar de la rutina. Beget se ubica casi tocando los Pirineos y a solo 20 km de la frontera con Francia y es otro sitio que te hará retroceder a la Edad Media.
El atractivo principal de Beget está en el entorno natural que rodea su casco medieval. Las casas de piedra de la villa fueron construidas en forma escalonada bajando junto al río. Este curso de agua separa sus tres barrios, quienes se conectan por dos puentes medievales.
El barrio norte-oeste es el más antiguo y allí se encuentra la Iglesia de Sant Cristófol, uno de los principales atractivos de Beget. Este templo de estilo románico data del siglo X y es lo primero que verás luego de pasar el arco que da la bienvenida al pueblo.
Al segundo barrio de Beget se llega atravesando el segundo puente. Allí encontrarás la plaza Mayor y la Torre del Reloj. El tercer barrio fue construido entre los siglos XVIII y XIX y el acceso se realiza por el pont petit. Es el más elevado de los tres y posee casas construidas con muros de mampostería de piedra.
Otro de los pueblos más cercanos a Camprodón es Rocabruna, una pequeña población de apenas 70 habitantes que se distingue por su castillo. Este pintoresco enclave desprende estilo románico en todos sus rincones, con la iglesia parroquial de Sant Feliu como principal exponente. Sobre una colina se alzan las ruinas del Castillo de Rocabruna, cuya ubicación privilegiada le otorga unas vistas del Pirineo y la Alta Garrotxa increíbles.
A 32 km de Camprodon encontramos Castellfollit de la Roca. Situado en lo alto de un risco volcánico, este pequeño pueblo es la puerta de entrada al Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, un área conformada por más de 40 volcanes y 20 coladas de lava.
Una ruta circular por el pueblo te llevará a conocer su casco antiguo hasta llegar a los miradores de la pared basáltica en donde se encuentra una antigua iglesia.
Mapa de Camprodón y alrededores
Como pudimos ver, si planeas explorar los alrededores de Camprodón ocuparás un fin de semana completo. Por eso, nuestro consejo es que te tomes un par de días de descanso y disfrutes del aire puro de los Pirineos Catalanes. Tanto Camprodón como el resto de los pueblos del valle y la comarca te darán esa dosis de relajación y disfrute que seguro estás necesitando.
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