El Parque Nacional La Malinche se encuentra ubicado entre los estados de Tlaxcala y Puebla, rodeado de paisajes maravillosos y bosques llenos de vegetación que configuran el contexto ideal para disfrutar de las actividades al aire libre. Dueño del sexto pico más alto de México y una variada y abundante biodiversidad, La Malinche se presenta como una alternativa más para seguir descubriendo este país increíble que sorprende en cada momento.
El Parque Nacional La Malinche fue declarado como tal el 6 de octubre de 1938. Su área protegida supera las 45.000 hectáreas por las que se mueven libremente más de 100 especies de mamíferos, reptiles y un buen número de aves (algunas endémicas). A su vez, gran parte de su territorio es ocupado por La Malinche, uno de los volcanes extintos más antiguos del país.
Prácticamente, toda la superficie del parque está cubierta por abundantes bosques de coníferas repletos de pinos, encinos y zacatonales alpinos. A su vez, hay alrededor de 120 plantas de flores que adornan los senderos del parque. Sus atractivos principales son la cima del volcán La Malinche, la barranca de San Juan y el antiguo cráter en donde se aprecian huellas pertenecientes al periodo glaciar.
¿Te gustaría conocer la oferta turística del Parque Nacional La Malinche? En la guía de hoy te lo contamos.
¿Cómo llegar al Parque Nacional La Malinche?
El Parque Nacional La Malinche se sitúa a 13 km al oeste del Pueblo Mágico de Huamantla, a 43 km de Tlaxcala, a 73 km de Puebla y 151 km de Ciudad de México.
Las vías de acceso habituales al parque son las ciudades de Apizaco y Huamantla. Para eso hay que tomar la carretera 136 y luego el desvío al poblado de Teacalco desde donde sale la carretera que lleva al parque.
Los turistas que viajen en avión deberán arribar al Aeropuerto Internacional Benito Juárez o al aeropuerto de Puebla, que está a 73 kilómetros. Desde Ciudad de México se puede llegar en transporte público a Apizaco, partiendo desde la terminal Oriente, y desde allí tomar un autobús hacia Teacalco. Si viajas en coche propio, conduce hasta Tlaxcala y luego toma la carretera 136 a Huamantla. Una vez que cojas el desvío a Teacalco solo resta seguir las indicaciones al Parque Nacional La Malinche.
Flora y fauna del Parque Nacional La Malinche
El Parque Nacional La Malinche es un área protegida, dada la enorme diversidad de fauna que vive en su territorio (alrededor de 937 especies, muchas de las cuales son endémicas). De hecho, esta enorme biodiversidad hace que La Malinche sea considerada como un auténtico museo de flora y fauna.
La flora del parque también es de lo más variada. Por ejemplo, en sus faldas abundan los bosques de encino y a medida que se va subiendo aparecen los pinos y oyamales. Más arriba, el bosque da lugar a extensos pastizales y ya en la cumbre la vegetación está totalmente ausente. La cumbre con frecuencia se cubre de nieve, de allí que sea considerada la zona más fría del estado de Tlaxcala.
En las zonas más elevadas de La Malinche abundan los terrenos quebrados y escarpados, cañadas profundas y vertiginosos barrancos. En cambio, las zonas bajas o menos quebradas permiten el desarrollo de actividades agrícolas, como también recorridos en bicicleta.
Las especies animales que podrás ver a lo largo de tu paseo por el parque son ardillas, zorrillos, venados, tejones, coyotes, serpientes, entre otras. Algunas de las especies endémicas que viven aquí son el Chupaflor canelo, el Zumbador mexicano, el Zorzal mexicano, el Murciélago mula, el Vencejo nuca blanca y el Mirlo pinto y muchas más.
¿Qué hacer en el Parque Nacional La Malinche?
El senderismo a la cima del volcán La Malinche es la actividad estrella para hacer dentro del parque. Disfrutar de la naturaleza y pasar un día al aire libre van de la mano con la caminata hasta el cráter de este volcán extinto. Por su parte, pasar un día de campo y por las noches montar una tienda y contemplar el show de estrellas es el complemento perfecto para un fin de semana a puro verde y aire puro.
El gran protagonista del Parque Nacional La Malinche es el impresionante volcán rodeado de pinos, plantas y coníferas. Su nombre en náhuatl (Malintzi) significa “Venerable Señora de Hierba o Venerable Señora de la Falda Verde” y, como podrás imaginar, hace referencia a sus faldas cubiertas de pinos y abetos.
El volcán La Malinche es dueño de tesoros naturales únicos que se aprecian tanto en su cima, el cráter y la barranca de San Juan. Cada año, turistas y montañistas recorren sus zonas boscosas buscando llegar a su cima y apreciar desde allí una panorámica espectacular de tres estados mexicanos, el Pico de Orizaba, y los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl.
Centro Vacacional Malintzi
En las faldas del volcán y rodeado de un bosque de coníferas se encuentra ubicado el Centro Vacacional Malintzi. Se trata de un sitio ideal para pasar un agradable momento en familia, en contacto pleno con la naturaleza y lejos del estrés de las ciudades. Sus paisajes son maravillosos y su clima acompaña de la mejor manera.
El centro ofrece servicio de hospedaje (46 cabañas bien equipadas), cuenta con una zona para acampar con capacidad para 150 tiendas de campaña, sanitarios, regaderas con agua caliente y un área de fogatas. También ofrece a los visitantes espacios recreativos con palapas y asadores, canchas de fútbol, básquetbol y mucho más; y otros destinados a la organización de eventos y convenciones.
Los senderistas que buscan dominar la cima del volcán frecuentemente acuden a este sitio, como también los interesados en el rappel y otros deportes extremos. Los paseos en bici, la tirolesa y caminatas por la zona son otras de las alternativas de ocio que se pueden hacer en este lugar.
Senderismo al Volcán La Malinche
La Malinche alcanza los 4420 metros sobre el nivel del mar, posicionándose como la sexta montaña más alta de México. Su cumbre muchas veces nevada inspira a miles de viajeros a conquistarla y atravesar los caminos empedrados y empinados que llevan a ella. Eso sí, quienes se lancen a la aventura deben hacerlo de la mano de un guía experimentado o una operadora turística.
La ruta de senderismo hasta la cima de La Malinche dura alrededor de 9 horas y es bastante exigente. Es decir, implica ir preparado para caminar varios kilómetros (11 en total) en diferentes tipos de terreno y soportar el cansancio. El punto de partida es el Centro Vacacional Malintzi, en donde podrás reservar una cabaña o un sitio para montar tu tienda de campaña al regreso. No olvides que el Parque Nacional La Malinche es perfecto también para tomar un respiro y descansar.
La travesía comienza a los 3.000 metros sobre el nivel del mar y culmina a los 4.400, por ende, el desnivel a sortear es de 1.400 metros de altura. La subida en pendiente te acompañará en todo el trayecto, con algunos tramos muy abruptos y pronunciados. Pero, como sucede siempre en estos casos, al llegar al punto más alto sentirás la satisfacción de haber logrado el objetivo y serás recompensado con unas vistas hermosas.
La primera parte del recorrido transcurre un bosque tupido muy fresco y con un agradable aroma a pino. Aprovecha esta primera parte para caminar tranquilo y dejar energías para lo que viene a continuación. Más adelante, el bosque irá quedando atrás y dará lugar a una zona de pastizales con muy poca vegetación. La altura aquí ya es más notable y el esfuerzo para avanzar será mayor. A su vez, a tu alrededor comenzarán a aparecer vistas de los cerros alrededor del volcán, que dan nota de que cada vez se gana mayor altura.
Tras unas horas de caminata, las faldas verdes y la punta nevada de La Malinche serán tu principal incentivo para no desistir de la caminata. Al mismo tiempo, anuncian que pronto el terreno será más empinado. Toma aire y sigue, lo mejor espera al llegar a la cima.
En una parte, el paisaje da lugar a un cañón moldeado por la erosión que conduce hasta la punta del volcán. En este tramo deberás tener especial cuidado porque el terreno es resbaloso y presenta bastante desnivel.
Ya en la cima, la piedra volcánica configura el paisaje y las panorámicas premian a quienes no se dejan vencer por el cansancio y logran llegar. Desde este punto se alcanza a ver el imponente Pico de Orizaba.
Sin embargo, la travesía no termina aquí. Quienes deseen pueden continuar subiendo hasta la punta más alta del volcán. Este último tramo es quizá el más exigente de todo el recorrido, en parte por el agotamiento físico, la altura y el terreno. Pero, una vez que llegues al punto más elevado y toques las nubes vendrá la recompensa máxima. Desde aquí no solo se aprecia el Pico de Orizaba, sino también los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl y una increíble panorámica.
Una vez finalizada la travesía, te esperan las cómodas cabañas del Parque Nacional La Malinche, donde podrás descansar, abrigarte del frío y reponer energías comiendo algo.
¿Qué se necesita para subir la Malinche?
En general, cualquier persona puede subir el Volcán La Malinche, sin embargo, se recomienda tener algo de preparación física para poder hacer la travesía sin sufrir demasiado. Una de las máximas dificultades, además de la subida constante, es la falta de oxígeno que se experimenta a medida que se gana altura. No olvides que el punto más alto alcanza los 4.400 metros, es decir, una altura mucho más elevada de lo que la mayoría está acostumbrada.
Otra cosa a tener en cuenta es que el senderismo al volcán se debe realizar sí o sí con guías especializados que conozcan las rutas. Los mismos acompañan al senderista durante todo el trayecto, le dan consejos útiles y le brindan información sobre el terreno, la flora y la fauna. Asimismo, brindan orientación sobre el tipo de ropa que se debe llevar y el calzado adecuado. Ten en cuenta que en la parte más alta el viento sopla con mucha fuerza y hace frío.
Algunas de las cosas indispensables para llevar son un botiquín de primeros auxilios, snacks energéticos (frutos secos, por ejemplo) y suficiente agua. A su vez, el equipamiento debería incluir una campera de abrigo, guantes y gorro. Igual de importante es llevar calzado adecuado para este tipo de terreno (preferentemente botas de montañismo con suela antiderrapante).
Otro aspecto a tener en cuenta es el horario en que comiences la travesía. Ten en cuenta que demanda unas 9 horas en total, por ende, es importante comenzar temprano por la mañana para contar con luz todo el camino.
¿Quiénes no pueden hacer esta actividad? Las embarazadas, las personas con hipertensión arterial o enfermedades cardíacas. Tampoco es recomendada para quienes sufren miedo extremo a las alturas.
Mejor época para visitar el Parque Nacional La Malinche
El clima del Parque Nacional La Malinche normalmente es semiárido, templado y con lluvias abundantes durante el verano. La mejor época para visitarlo es en primavera y otoño, momento en que las temperaturas no son demasiado bajas y las lluvias frecuentemente no se dan. En estas temporadas la temperatura media ronda los 16° C, por lo que es necesario llevar abrigo para la noche y para la cima.
El mes más frío es enero, con temperaturas máximas de 12° C y mínimas de 2, mientras que mayo es el más cálido.
¿Qué ver cerca del Parque Nacional La Malinche?
Si visitas este parque nacional, no puedes desaprovechar la oportunidad de conocer el Pueblo Mágico de Huamantla, un sitio donde la tradición está más presente que nunca.
Huamantla se encuentra a 45 minutos de la ciudad de Tlaxcala y protegido por el volcán La Malinche, quien se roba gran parte de su paisaje. De hecho, desde cualquier punto de este pequeño estado esta mole de más de 4000 metros se hace visible.
Como todo Pueblo Mágico, Huamantla es un sitio especial. Tanto por su colorida feria que se monta cada año para honrar a la Virgen de la Asunción, como su arquitectura de estilo francés, sus tapetes florales que adornan las calles durante las festividades, sus antiguas haciendas pulqueras y sus vivas tradiciones heredadas por el pueblo Otomí. Por todo eso y más, visitar Huamantla es un complemento ideal de tu paseo por el Parque Nacional La Malinche.
Aquí podrás hacer varias cosas, como visitar el Templo y Ex Convento de San Luis Obispo (patrono del pueblo), la parroquia de San Luis Obispo de Tolosa y algunas haciendas pulqueras. Además, en las calles del centro encontrarás muchos locales y puestos de artesanías elaboradas en papel amate, el cual se obtiene de la corteza de un árbol mediante técnicas heredadas de los otomíes. Además, los artesanos de este estado se destacan por sus destrezas en la alfarería, la elaboración de textiles o las máscaras de maderas que los huehues utilizan durante el carnaval, por lo que siempre encontrarás algo que llevarte a casa.
A medida que recorras las calles del pueblo verás que conservan su aspecto colonial. Las viviendas poseen fachadas sencillas y balcones, mientras que algunos edificios mantienen un delicado aire francés. La plaza principal es un lindo punto para conocer a los locales, ver sus costumbres y admirar el Templo de San Luis Obispo.
Si deseas seguir viajando, entonces puedes hacer una parada en la capital del estado: la pequeña, pero atractiva ciudad de Tlaxcala. En este destino encontrarás varios sitios interesantes para visitar.
Un ejemplo de ello es el Palacio del Gobierno que, si bien no tiene un exterior deslumbrante, sí es muy llamativo lo que hay detrás de sus paredes. Los amantes del arte se sorprenderán con los hermosos murales que cuentan la historia del estado, pintados por Desiderio Hernández, un artista tlaxcalteca. También vale la pena acercarse a la Plaza de Toros “El Ranchero”, que habla de la gran tradición taurina que posee este estado. La torre de la catedral le da un aire muy elegante y la posiciona como una de las plazas de este estilo más bellas de México.
Si te gusta la arquitectura y la historia, no dejes de visitar el ex convento franciscano de Nuestra Señora de la Asunción. La particularidad de este sitio es que fue uno de los primeros templos edificados en América, así que te imaginarás sus años de antigüedad. Además, posee un techo artesonado que lo convierte en uno de los templos más hermosos de México. Lo mismo sucede con su enorme campanario y, en general, todo el conjunto arquitectónico.
Para terminar de descubrir la grandeza de Tlaxcala puedes saborear algunos de sus platos típicos. En general, la gastronomía de este estado incorpora muchos elementos de su pasado prehispánico, como el maíz tostado. Uno de los platos más fuertes es la famosa sopa tlaxcalteca elaborada con caldo de frijoles, chile chipotle y acompañada con tortillas secas, queso panela, chicharrón y aguacate picado. Una delicia que tu paladar agradecerá.
Otras comidas típicas de Tlaxcala son las quesadillas de flor de calabaza, los escamoles, los gusanos de maguey que se acompañan con tortillas recién hechas y una salsa de chile y el atole de maíz, solo por mencionar algunos.
Como verás, no se necesita ser enorme para brillar. Tlaxcala es el estado más pequeño de México, pero no por eso deja de ser digno de recibir tu visita, más bien al contrario. En sus ciudades encontrarás ambientes amigables y podrás pasear con tranquilidad, mientras que, en el Parque Nacional La Malinche descubrirás lo mejor de la naturaleza tlaxcalteca. No olvides que este imponente volcán domina todo el paisaje de Tlaxcala. Así que esté o no en tus planes visitarlo, inevitablemente terminarás plantado frente a esta mole. Sus paisajes no te dejarán indiferente y, si te animas a subir a su cima, vivirás una experiencia asombrosa.
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