Pompeya es un destino que parece haber quedado atrapado en el tiempo. Pasear por lo que fue una de las ciudades romanas más importantes es una experiencia que cualquier viajero merece vivir. Muy cerca de Nápoles, Pompeya es visita obligada. Su impactante y dura historia, el Monte Vesubio y la grandeza de su conservación hacen de esta ciudad un lugar maravilloso. ¿Listo para descubrir Pompeya? Tenemos una guía muy completa que te servirá de inspiración a la hora de planificar tu viaje.

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Situada al sur de Italia, a 25 km de Nápoles, se encuentra Pompeya. Prácticamente, todos los turistas que pasean por esta zona de Italia hacen una excursión de un día o más para conocer este yacimiento que te hará retroceder 2.000 años en la historia.

Pompeya ofrece a los viajeros una de las experiencias arqueológicas más enriquecedoras y completas del mundo. Gran parte del valor de este yacimiento radica no únicamente en su trágica historia, sino en que quedó atrapada en fragmentos ardientes de piedra pómez que permitieron su conservación.

Visitar Pompeya es caminar por sus callejuelas adoquinadas, las mismas por las que pasaron los romanos hace tanto tiempo, a la vez que imaginas la ciudad dinámica, próspera y animada que fue en su época de máximo esplendor.

La mayor parte de los hallazgos recuperados se conservan en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, y una pequeña cantidad en el Antiquarium de Pompeya. Por su parte, el Parque Arqueológico de Pompeya es uno de los museos más visitados de toda Italia. Con el fin de preservar la integridad de las ruinas, en 1997 fue incluido, junto con los yacimientos de Herculano y Oplonti, en el Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Historia de Pompeya

La historia de Pompeya dio un giro drástico la mañana del 24 de agosto del año 79 d.C, cuando a las 8 am el Monte Vesubio hizo un ruido estremecedor. Acababa de entrar en erupción.

Pompeya fue una de las ciudades más prósperas, ricas y vanguardistas del mundo, al punto tal que creció a la sombra de Roma. Hoy en día, es la tercera atracción más visitada de toda Italia, por detrás del Coliseo y los Uffizi.

Volvamos a los hechos. Tras la feroz explosión, una espesa nube de cenizas de 20 km de altitud se alzó sobre el cráter del volcán. Los habitantes de Pompeya, totalmente desconcertados, se resguardaron en sus viviendas. La velocidad de la erupción fue aumentando conforme avanzaba el día. Para las 3 pm la columna eruptiva ya superaba los 35 km de altitud y los cielos se habían oscurecido. Los vientos hicieron lo suyo, arrastrando esta espesa nube procedente del cráter hacia Pompeya y sus proximidades. Una lluvia de cenizas, polvo y piedra comenzó a caer sobre la ciudad.

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Parque Arqueológico de Pompeya

Quienes pudieron, tomaron sus pertenencias e intentaron huir de Pompeya y Herculano, mientras que otros tuvieron que quedarse en sus hogares, esperando que la pesadilla pasara pronto. Sin embargo, el Vesubio dio su golpe final la madrugada del día 25, cuando una nube piroclástica de ceniza y polvo hirviente a 400 °C sepultó por completo ambas ciudades. Cualquier forma de vida quedó cubierta por las cenizas y escombros.

Curiosamente, este grueso manto de ceniza y piedra pómez es el responsable de que hoy Pompeya sea el mejor ejemplo de ciudad romana del siglo I que tiene la humanidad. Protegidos del viento, la lluvia y otros fenómenos erosivos, los restos de Pompeya lograron mantenerse intactos al paso del tiempo.

Durante siglos, Pompeya permaneció sepultada bajo la piedra y la ceniza volcánica. No fue hasta el año 1550 que se produjo el descubrimiento de las primeras ruinas. Sin embargo, tuvieron que pasar 150 años para que comenzaran las tareas de excavación. Un dato sorprendente es que todavía se siguen descubriendo edificios nuevos y frescos muy bien conservados. De hecho, se ha excavado un 60% del total de Pompeya.

Por eso, podemos decir que Pompeya es un libro abierto de la historia de Roma. Gracias a los frescos, objetos decorativos, edificios, anfiteatros y alimentos calcinados que se han encontrado, es posible imaginar cómo era la vida de los romanos por aquel entonces. Visitar Pompeya es meterse de lleno en una de las tragedias naturales más grandes de la humanidad. Tanto si amas la historia como si no, estamos seguros de que pasear por el yacimiento será una experiencia única.

¿Cómo visitar el Parque Arqueológico de Pompeya?

El parque arqueológico se sitúa muy cerca del centro de la actual ciudad de Pompeya. Existen 3 vías de acceso al recinto: la Puerta Marina (en la Via Villa dei Misteri), la Plaza Exedra (en la Piazza Porta) y la Plaza Anfiteatro (en la Piazza Inmaculada). La mayoría de los turistas optan por la primera opción, que es la más cercana a la parada del tren.

Las taquillas oficiales del parque se encuentran ubicadas únicamente dentro del área arqueológica, es decir, en las entradas de Porta Marina, Piazza Anfiteatro y Piazza Exedra. Por ende, si vas a comprar directamente tu ticket al llegar al lugar, procura hacerlo en alguna de estas taquillas.

Una vez que te acerques a las taquillas y adquieras tu entrada y la audioguía (esto último es opcional), te entregarán un mapa con los itinerarios, de manera que puedas planificar tu visita. Hay muchos tipos de rutas para hacer. Las más largas pueden llevar hasta 7 horas de duración. Aunque, la visita normal promedio se cumple en algo más de 4 horas.

Si vas a visitar Pompeya en temporada alta, lo mejor que puedes hacer es comprar tu entrada vía online y evitar las largas colas de espera. La entrada tiene un costo de 16 € e incluye el acceso a Villa Regina (Boscoreale).

El primer domingo de cada mes el ingreso al yacimiento es gratuito. Las cajas se cierran durante una hora al alcanzar los 15.000 visitantes a las 12 del mediodía. De esa manera, se evita una excesiva presencia simultánea de visitantes, haciendo que el paseo sea más ameno.

Otra forma de conocer el parque arqueológico es a través de un tour guiado, como esta propuesta de nuestros amigos de Civitatis: Visita guiada por Pompeya.

Sea cual sea el modo que elijas para visitar el recinto, te sugerimos llevar calzado cómodo, agua, protector solar y sombrero o gorra, especialmente si lo haces en verano. El agua la podrás ir llenando allí mismo, a la vez que encontrarás cafeterías que preparan comidas rápidas y refrescos.

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¿Qué ver en Pompeya?

Como te contamos en el punto anterior, el Parque Arqueológico de Pompeya es muy extenso. Allí podrás descubrir una gran cantidad de edificios en donde los ciudadanos hacían su vida diaria (el Foro, templos, la basílica, las termas, viviendas lujosas con frescos y mosaicos y más). ¡Hay más de 50 edificios que se pueden visitar en Pompeya! Así que lo mejor es que llegues temprano y dediques el día completo a recorrer este maravilloso museo.

A continuación, te contamos uno por uno cuáles son los edificios y monumentos más emblemáticos para ver en Pompeya.

Calles, comercios y viviendas de Pompeya

Las calles de Pompeya son uno de los museos más completos sobre la vida romana que verás en tu vida. Las mismas se encuentran llenas de restos arqueológicos, villas, viviendas y tiendas perfectamente conservadas. A medida que las recorras, podrás ir imaginando cómo era el vivir cotidiano de esta importante ciudad portuaria.

La principal arteria de Pompeya es la Vía de la Abundancia, una calle empedrada de más de 1 km de longitud. En ella se aprecian las ruinas de antiguas tiendas, casas de comida y tabernas. Las mismas recibían a los visitantes que llegaban a Pompeya en sus barcos. La venta de sedas y especias procedentes de India o China era una de las actividades comerciales más importantes y principal imán para quienes arribaban a la ciudad.

Pero, centrémonos en las viviendas, que son muchas. Es difícil que puedas visitarlas a todas en un solo día, por eso te contamos cuáles son algunas de las más destacadas. Un ejemplo es la Casa del Poeta Trágico, la cual pertenecía a un rico comerciante. Uno de sus detalles más llamativos es el mosaico que se descubrió en el acceso a la vivienda, en el que se ve un perro rechinando los dientes.

La Casa de los Vetti es otro de los ejemplos mejor conservados del recinto. Sus dueños fueron unos ricos mercaderes, por ende, es un claro ejemplo de la vida de las castas más poderosas de Pompeya en el siglo I d.C. Aquí también se descubrieron valiosos frescos y un suntuoso jardín.

La Casa del Menandro es otra de las moradas más bellas y mejor conservadas de Pompeya. Lo mismo la Casa della Fontana Piccola, una amplia vivienda con patios en los que se aprecia una fuente con una pequeña estatua de bronce.

Además de viviendas, en las calles de Pompeya te encontrarás con jardines, mosaicos y frescos que dan nota de la prosperidad de la ciudad. Asimismo, se observan antiguos graneros y bodegas que conservan utensilios de cerámica y tinajas que se empleaban para almacenar el vino y los cereales.

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Frescos y mosaicos de Pompeya

Una de las cosas más sorprendentes de Pompeya es la cantidad de frescos y mosaicos que lograron sobrevivir a los estragos del Vesubio. Uno de los más destacados del complejo es el fresco situado en la Villa de los Misterios. Este magnífico edificio fue uno de los menos afectados por la erupción del Vesubio, de allí que sea un imperdible de tu paseo por Pompeya.

El fresco de la Villa de los Misterios tiene, nada más y nada menos, que 2.000 años de antigüedad. No solo llama la atención su edad y estado de conservación, sino también su tamaño, puesto que cubre las tres paredes de la parte posterior del edificio. Se trata de una de las obras pictóricas más importantes del mundo y representa un rito de misterio que únicamente podían ver los devotos del culto e iniciados.

Mención aparte merece la reproducción del Mosaico de Issos (el original se encuentra en el Museo Arqueológico de Nápoles). Este tesoro de 7 toneladas y más de un millón de piezas fue hallado en la Casa del Fauno y representa la batalla de Alejandro Magno contra el rey de los persas. Data del año 333 a.C. y sus medidas son realmente descomunales.

Foro de Pompeya

Luego de flanquear las murallas de la ciudad, una de las primeras cosas que verás es el foro, el centro religioso, cultural y el corazón de la ciudad de Pompeya. Esta plaza de casi 150 metros de largo se encontraba rodeada de edificios importantes y era el epicentro de la vida pública, el comercio y la actividad religiosa y política de Pompeya.

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Al principio el Foro de Pompeya contaba únicamente con algunos negocios. Pero, durante el siglo II se amplió y modernizó. Se cambió el suelo, utilizando mármol travertino, se crearon zonas para protegerse de la lluvia y se construyeron muchos edificios públicos y templos.

Si bien es uno de los foros mejor conservados de la antigüedad, únicamente se mantienen algunas columnas a su alrededor. En el centro se encuentran las ruinas del Templo de Apolo, uno de los edificios de culto más históricos de Pompeya. También se ven las ruinas del Templo de Júpiter y el de Vespasiano, el Templo de los Lares Públicos, el edificio de Eumaquia, la basílica y otros.

Desde el Foro se aprecia la silueta del imponente Monte Vesubio. Con un poco de imaginación, podrás recrear cómo debió haberse visto este volcán cuya furia acabó con la vida de tantos pompeyanos.

Templo de Apolo

Uno de los edificios más importantes del foro es el Templo de Apolo. Esta construcción dedicada al dios del Sol data de los siglos VIII y VII a.C. y es una de las más antiguas de la ciudad. Hoy en día se puede ver la escalinata que accede a un podio, además de varias columnas. Las estatuas que se encontraron en el templo se exhiben en el Museo Arqueológico de Nápoles.

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Granero del foro

Si miras hacia el costado occidental del foro verás el granero. Aquí se exponen cientos de ánforas que fueron descubiertas durante los trabajos de excavación, así como calcos humanos fabricados en yeso.

Este último es uno de los detalles más estremecedores de la visita a Pompeya. Los mismos son víctimas de la tragedia, cuyos cuerpos quedaron atrapados en la roca volcánica. Cuando los arqueólogos realizaron las excavaciones notaron que a medida que los cuerpos se descomponían quedaban diversas cavidades que fueron rellenadas con yeso. De ese modo se crearon los moldes pompeyanos o calcos.

Si bien las posturas de los moldes resultan francamente escalofriantes, no deja de ser un testimonio más de la tragedia. Las posiciones de los cuerpos revelaron vínculos familiares y emocionales de aquellas personas que no pudieron huir de la erupción. Uno de los más impactantes es el de una esclava embarazada en cuyo cinturón se ve el nombre de su amo.

Hoy en día, el lugar es conocido como el Jardín de los Fugitivos. Además del granero, podrás ver otros moldes en el foro y el Museo Antiquario, situado próximo a la Porta Marina.

El Anfiteatro de Pompeya

Otro de los atractivos más impresionantes de Pompeya es el Anfiteatro. Esta construcción del año 70 a.C. es el edificio de piedra más antiguo que se conserva de la civilización romana, anterior incluso al famoso Coliseo. En este recinto tenían lugar las encarnizadas peleas entre los gladiadores y los animales traídos de África, frente a un público de 20.000 espectadores.

Desde el foro, tomando la Vía de la Abundancia, es posible llegar fácilmente a esta construcción que no pasa desapercibida. Una diferencia con otros anfiteatros romanos es que este no posee pasajes subterráneos.

Frente al Anfiteatro se encuentra la palestra, un sitio al cual acudían los pompeyanos a practicar deportes. Hoy en día, hay una exposición de utensilios domésticos y fragmentos de algunos frescos decorativos. Incluso, se exhiben restos de alimentos carbonizados hallados en las excavaciones.

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Villa de los Misterios

Ya algo te contamos de esta impresionante construcción situada en las afueras de la ciudad. La Villa de los Misterios es un edificio con 90 habitaciones e imponentes frescos, además de uno de los mejor conservados de todo el recinto. No en vano, se encuentra dentro de las visitas más interesantes que hacer en Pompeya.

La famosa pintura de esta vivienda, posicionada entre las mejor conservadas de la antigüedad, representa la iniciación de una novia en el culto a Dionisio, el dios del vino.

Casa del Fauno

Otro de los puntos más importantes de la visita a Pompeya es la Casa del Fauno. Construida en el siglo II a. C y excavada en 1830, es una de las viviendas romanas más grandes y lujosas del recinto, puesto que se encuentra decorada con todo tipo de obras de arte.

Si bien no se sabe quién fue el propietario, la estatua de bronce de un pequeño fauno se lleva todas las miradas, además que le da su nombre. Por cierto, el fauno es una divinidad romana de los bosques y de la naturaleza. Además, aquí se encuentra el famoso mosaico que representa la Batalla de Issos del cual ya te hablamos.

Ambas piezas son una reproducción, puesto que las originales se encuentran en el Museo Arqueológico. Como te habrás imaginado, visitar este atractivo de Nápoles es un gran complemento a tu paseo por Pompeya.

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El Lupanar

Seguimos recorriendo Pompeya y llegamos al prostíbulo más famoso de la ciudad: el Lupanar.

Este pequeño edificio descubierto en el XIX se abrió al público en el 2006 y desde ese entonces se ha convertido en uno de los puntos más visitados del recinto. Los frescos eróticos de las paredes y los grabados en las puertas, que mostraban el nombre de las mujeres y las especialidades que tenían, dan nota de que se trata del prostíbulo de la ciudad.

El Lupanar consta de 2 plantas. La inferior era ocupada por los clientes menos pudientes de la sociedad. Tenía 5 habitaciones, un baño y un pasillo. Por su parte, la planta superior era usada por los miembros de la aristocracia, por lo que era mucho más elegante y tenía una entrada independiente.

Por si no lo sabías, en la antigua Roma la prostitución era legal y estaba regulada por leyes. De allí que Pompeya contaba con alrededor de 30 prostíbulos, todos ubicados en los pisos superiores de las casas privadas y tabernas. En el caso de este edificio, estaba exclusivamente destinado a la actividad, por lo que se presume que era el más importante.

Teatro Grande y Pequeño

El ocio en la vida de los romanos era de vital importancia. A lo largo del año se celebraban distintas festividades de carácter religioso, espectáculos y obras de teatro. Por eso, no debe sorprender el hecho de que una ciudad como Pompeya haya contado con dos teatros, ambos ubicados al este del foro.

El Teatro Grande o Mayor fue construido en el siglo II a.C. en estilo griego y tenía una capacidad para 5.000 espectadores. Los mismos se distribuían en tres niveles en función a la clase social a la que pertenecían. Su principal diferencia con otros teatros romanos eran sus gradas, que en vez de ser semicirculares tenían forma de herradura

El Teatro Pequeño o Piccolo es de menor envergadura y estaba destinado a las audiciones musicales y a espectáculos mímicos (mientras que en el grande se realizaban importantes obras de comedia y tragedia). Su capacidad era para 1.000 espectadores y tenía mejor acústica que el mayor. Es uno de los puntos mejor conservados del recinto, por lo que no puedes dejar de visitarlo.

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Pequeño Teatro de Pompeya

Termas

Otro tipo de construcción que se ve en Pompeya son las termas. Las mismas hacen alusión a los baños públicos, que a su vez eran lugares de ocio y de encuentro.

Uno de los mejores ejemplos de esto son las Terme Sabiane construidas entre el siglo IV y el III a.C. Las mismas se encontraban divididas en una zona masculina y otra femenina y contaban con una serie de estancias con agua a diferente temperatura (fría, templada y caliente). En ellas también se aprecian los restos de un gimnasio rodeado de columnas, una bóveda, una piscina al aire libre y algunos objetos decorativos.

Estas termas son las mejor conservadas de Pompeya y un ejemplo más de lo vanguardista que fue la ciudad.

Visitar Herculano: un complemento al paseo por Pompeya

Ya sea en el mismo día o en otra jornada, visitar la ciudad de Herculano es un buen plan complementario al paseo por Pompeya. Tal como te contamos al principio, esta ciudad fue otra de las afectadas por la erupción del Vesubio, solo que no tiene la fama de Pompeya.

Herculano fue arrasada por una nube tóxica que la dejó cubierta por una colada de lava que llegó hasta el mar. Una vez que la misma se solidificó, generó una capa de piedra de casi 20 metros de espesor.

Los restos arqueológicos de Herculano fueron descubiertos en 1738, aunque poder acceder a ellos representó un reto mayor al de Pompeya, dada la dureza de los sedimentos que los cubrían. Para poder hacer las excavaciones se debieron construir túneles, galerías subterráneas y enfrentar el difícil reto de sacar la ciudad a la luz.

La visita a Herculano es más accesible y breve que a Pompeya. Por un lado, porque es más pequeña. Por otro, apenas un cuarto de su extensión total pudo sacarse a la luz. Sumado a las dificultades para poder excavar la ciudad, es difícil que en algún momento pueda verse más de ella. A pesar de eso, conocer Herculano merece la pena, ya que cuenta con atractivos diferentes y complementarios a los de Pompeya. Además, este yacimiento se encuentra muy cerca de la estación “Ercolano Scavi”, por lo que llegar en tren tanto desde Nápoles como Pompeya es muy sencillo.

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Uno de los puntos interesantes del recorrido por Herculano es la palestra, la cual se conserva en parte. Recordemos que este lugar era usado para la práctica del ejercicio físico. Por uno de sus laterales se accede a un estanque donde se ve una escultura en bronce de la Hidra de Lerna, uno de los monstruos a los que debió enfrentarse Hércules.

Mención aparte merece el santuario de los Augustales, cuyos magníficos frescos representan episodios de la vida de Hércules, el héroe fundador de la ciudad. También destacan la basílica, situada en una de las dos calles principales de la ciudad; las Termas del Foro, donde se aprecian elegantes mosaicos de temática marina; y las Termas Suburbanas, las cuales están sorprendentemente conservadas.

Hay más cosas para ver en Herculano, por eso, nuestro consejo es que también hagas una visita a este yacimiento. De ese modo, podrás conocer la historia de estas dos ciudades cuyo destino quedó marcado por la erupción del Monte Vesubio.

¿Cómo llegar a Pompeya?

La gran mayoría de los turistas que visitan Pompeya lo hacen desde la ciudad de Nápoles. Apenas 25 km separan estos dos importantes destinos turísticos y son muchas las maneras de sortear esta corta distancia.

Si viajas a Pompeya en tren desde Nápoles estarás optando por una de las mejores alternativas. La ciudad posee tres estaciones, dos de ellas pertenecientes al Circumvesuviana, un tren local independiente; y otra a Tren Italia, que es la red nacional.

Lo mejor es bajar en la Estación Pompei Scavi – Villa dei Misteri, la cual se encuentra a 250 metros de la entrada Porta Marina. La Circumvesuviana se puede tomar en la Piazza Garibaldi o Porta Nolana de Nápoles.

La opción más económica para llegar a Pompeya es en coche, ya sea propio o de alquiler. Tanto en la ciudad de Nápoles como en su aeropuerto encontrarás una gran cantidad de agencias donde podrás rentar un coche para moverte por la zona. Una vez que dispongas de ello, solo tienes que tomar la autopista A35 con dirección a Salerno hasta la salida “Pompei Ovest” y luego seguir las indicaciones de “Pompei Scavi”. El viaje en total no lleva más de 35 minutos.

Cerca de la entrada Porta Marina verás el aparcamiento del Camping Zeus, donde podrás dejar el coche abonando 2,50 € la hora. Lamentablemente, encontrar aparcamiento gratuito es muy difícil.

Pompeya es uno de esos destinos imprescindibles. No necesitas ser un aficionado de la historia ni de la arqueología para comprender el inmenso valor de este lugar. Por eso, esperamos que esta guía te motive a visitar uno de los yacimientos romanos más importantes de Italia.

Créditos fotográficos

- [Nombre de a foto según banco de imágenes] ([url de donde la encontramos]), por [Nombre del autor] / CC BY ([url de la licencia])

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